EL MALTRATO INFANTIL ENTRE IGUALES

Transcripción

1 EL MALTRATO INFANTIL ENTRE IGUALES Por Juana Mª Ariza Crespín 1.- INTRODUCCIÓN La violencia en los centros escolares es hoy un problema declarado de convivencia pública y preocupa a toda la sociedad. Cada día vemos en nuestros colegios y centros educativos cómo los problemas de disciplina y convivencia entre el alumnado generan violencia, y esta es una de las dificultades que más preocupan a nuestra sociedad y por supuesto al profesorado, que es quien tiene que lidiar para poder solventar esta problemática tan presente en nuestras aulas a día de hoy. Así, desde las Administraciones, deben de potenciarse los recursos para hacer frente con éxito, a la resolución de este tipo de hechos y actuaciones o comportamientos entre nuestros infantes y adolescentes, y sólo si el profesorado es consciente del problema, y asume que éste debe desaparecer podremos pensar que existe un camino para atajarlo. 2.- PERO, EN QUÉ CONSISTE EL MALTRATO? Según Olweus, decimos que un alumno/a está siendo intimidado cuando otro estudiante, o grupo de estudiantes, dice cosas desagradables o incómodas a él o ella. Es bullying, cuando un alumno/a es golpeado, pegado, amenazado o encerrado en una habitación entre otras cosas. Esto, suele ocurrir frecuentemente y es difícil para el alumno/a intimidado defenderse por sí mismo. También es bullying cuando un alumno/a es molestado repetidamente de forma negativa. Así, podemos decir que un alumno/a será intimidado cuando otro u otras les digan cosas mezquinas, desagradables, se burlen de él o ella, le llamen por nombres molestos, le ignoren, le excluyan del grupo les golpeen, pateen, empujen o amenacen, cuando levanten falsos testimonios sobre ellos/as, cuando les envíen notas hirientes Será bullyins según Smith, el daño intencional que un alumno/a cause a un compañero/a, ya sea este físico, psicológico y tome forma de golpe, insulto, robo, chisme. Pero Smith, añade una serie de requisitos que estas conductas deben de cumplir como: 1

2 Que la agresión no debe de haber sido provocada por la víctima. Los actos violentos se deben de producir repetidamente. El agresor se ve más fuerte y la víctima más débil y menos hábil. De acuerdo con esto, los tipos de violencia interpersonal más acuciantes en la escuela son: - Agresiones graves que constituya delitos castigados y perseguidos. - La indisciplina. - Falta de civismo, que son ataques a las buenas maneras como falta de respeto a un profesor/a o a un compañero/a. - La indiferencia hacia el profesor/a que se hace a veces y supone un malestar y un entorpecimiento de la marcha de la clase. 3.- LOCALIZACIÓN DE IMPLICADOS EN EL MALTRATO EN LAS AULAS Dentro de los casos de maltrato en las aulas, hay distintos papeles a interpretar entre ellos está el papel del alumno/a que es la víctima, el papel del alumno/a agresor y el papel de los alumnos/as que son observadores del maltrato. Así, las características principales que suelen apuntar o presentar las víctimas del maltrato son entre otras las siguientes: - Suelen ser alumnos/as poco hábiles socialmente, es decir, no saben actuar ante situaciones sociales. Este alumnado no ha aprendido habilidades sociales como para poder desenvolverse fuera de su casa. - También son alumnos/as con baja autoestima, con sentimientos de depresión, soledad, ansiedad, entre otros. Se puede detectar a una víctima de acoso escolar por presentar un constante aspecto contrariado, triste, deprimido o aflicto, por faltar frecuentemente y tener miedo a las clases, o por tener un bajo rendimiento escolar. Aparte de eso también atinge al plano físico presentando dificultad para conciliar el sueño, dolores en el estómago, el pecho, de cabeza, náuseas y vómitos, llanto constante, etc. Sin embargo, eso no quiere decir que todos los niños/as que presenten este cuadro estén sufriendo por un acoso escolar. Antes de dar un diagnóstico al problema, es necesario que primero se investigue y se observe más al niño/a. Los alumnos/as agresores, en cambio, aparecen como chicos/as que tienen una personalidad agresiva, también son agresivos con adultos, padres, y profesores/as. Se caracterizan por gran impulsividad y una necesidad de dominar a otros. Muestran poca empatía hacia las víctimas. Suelen presentar las siguientes características: - Suele ser un alumno/a reclamador de atención, les gusta ser el centro de atención. - Suelen ser alumnos/as limitados en sus capacidades intelectuales, ansiosos, inseguros. 2

3 - No suelen procesar la información social de forma adecuada y son incapaces de realizar juicios realistas sobre las intenciones de los demás. - Son alumnos/as con falta de empatía. Los alumnos/as agresores, pueden presentar un trastorno disocial, que consiste según el DSM-IV-TR, en presentar un patrón repetitivo y persistente de comportamiento en el que se violan los derechos básicos de otras personas o normas sociales importantes propias de la edad, manifestándose por la presencia de al menos tres criterios de los siguientes en un período de 12 meses, o un solo criterio en los últimos seis meses: Fanfarronea, amenaza o intimida a otros/as. Inicia peleas físicas. Ha utilizado un arma que puede causar daño físico grave a otras personas como por ejemplo un bate, un ladrillo, una botella rota, Ha manifestado crueldad física. Ha robado enfrentándose a la víctima. Ha forzado a alguien a una actividad sexual. Ha destruido deliberadamente propiedades de otras personas. Miente para obtener bienes o favores o para evitar obligaciones. Suele hacer novillos en la escuela, iniciando esta práctica antes de los 13 años. Presentará también deterioro de la actividad social y académica. Los alumnos/as que actúan como observadores del maltrato a otros, suelen ser alumnos/as que no participan directamente en las peleas y la violencia hacia el igual, pero que presencian los hechos. Estos alumnos/as se pueden clasificar en alumnos/as activos, si ayudan o apoyan al agresor; pasivos, si le refuerzan indirectamente como sonriendo; prosociales, si ayudan a la víctima; y espectadores si no hacen nada. Con todo esto, cabe resaltar que los alumnos de menor edad en las aulas son más vulnerables al maltrato ya que: Estos alumnos/as tienen más compañeros/as mayores que ellos en la escuela, que se sitúan como potenciales agresores. Estos alumnos aún no han sido socializados en la idea de que no se debe de intimidar a otros compañeros. Estos alumnos/as aún no han adquirido las habilidades sociales y asertivas para combatir con efectividad las agresiones de sus compañeros y evitar futuros episodios. 3

4 Estos alumnos tienen una definición diferente de qué son los problemas de agresión y malos tratos entre compañeros, definición que cambia a medida que crecen. 4.- CAUSAS DEL MALTRATO ESCOLAR La predisposición para manifestar una conducta violenta puede estar influida por numerosos factores que van desde la personalidad o educación recibida, pasando por las diversas influencias de la familia, hasta los factores demográficos como el estatus socioeconómico, el género, la edad, entre otros. Así, la conducta agresiva o violenta, se puede producir por la existencia de déficits de habilidades sociales, emocionales o cognitivas. También depende del grado de impulsividad de la persona, esto es una falta de control del impulso que lleva a actuar y decir cosas sin pensar. Otro factor importante es la empatía, que es una respuesta emocional que resulta del reconocimiento del estado emocional de otra persona y su condición, y consiste en sentir un estado emocional similar al percibido en la otra persona, y también influye el locus de control, así, el alumnado donde predomina el locus de control externo, suele presentar más conductas agresivas que el alumnado que manifiesta el locus de control interno. En cuanto al ambiente familiar, según las investigaciones, una exposición a violencia crónica en la familia origina también reacciones agresivas y antisociales en los adolescentes y jóvenes. De esta manera, una actitud emocional negativa de los padres hacia el niño/a durante los primeros años, caracterizada por falta de calor e implicación, incrementa el riesgo de que el niño/a pueda manifestarse agresivo u hostil con los iguales. También la permisividad y tolerancia hacia la conducta agresiva del niño/a, sin establecer límites claros que controlen esa conducta agresiva con los iguales, hermanos, y adultos, contribuye a que se incremente el nivel inicial de conducta agresiva. Y el uso de métodos de disciplina autoritarios, de ostentación de poder, puede estimular también la conducta agresiva del niño/a. 5.- CONSECUENCIAS DEL MALTRATO ESCOLAR Las consecuencias del bullying son incalculables para la víctima y para el agresor. El bullying no entiende de distinciones sociales o de sexo. El bullying hace su presencia en cualquier contexto. Las consecuencias del acoso o maltrato escolar para las víctimas son muchas y profundas. Para la víctima de acoso escolar, las consecuencias se hacen notar con una evidente baja autoestima, actitudes pasivas, trastornos emocionales, problemas psicosomáticos, depresión, ansiedad, pensamientos suicidas, etc. También se suman a eso, la pérdida de interés por las cuestiones relativas a los estudios, lo cual puede desencadenar una situación de fracaso escolar, así como la aparición de trastornos fóbicos de difícil resolución. Los vínculos con los padres han mostrado que inciden sobre la conducta de los niños en la escuela, especialmente sobre las conductas de agresión a otros niños/as. Se puede decir que la victimización se encuentra vinculada con relaciones negativas entre padre e hijo. 4

5 De este modo, existe la necesidad de trabajar un clima de confianza y seguridad tanto en el aula como con la familia, que favorezca compartir los sentimientos con los demás y aprender a pedir ayuda a otro igual o a una persona de confianza. 6.- PREVENCIÓN DEL MALTRATO EN LA FAMILIA Y EN LAS AULAS Tanto la familia como la escuela pueden establecer reglas para evitar el acoso escolar, ya que existen algunas pautas que pueden ayudar tanto a la familia como a los educadores y a la sociedad de un modo general, a prevenir que los niños/as no se conviertan en acosadores ni acosados. Luchar contra el bullying es una responsabilidad de todos y cada parte implicada debe cumplir su papel. El estado de la familia se construye y es considerado esencial para la socialización de los niños/as, a través de la transmisión de valores, normas, comportamientos, etc. La familia es la que tiene que establecer lo que es reprobable y lo que es aceptable, en casa y en las relaciones sociales. Pero, Qué puede hacer la familia? Existen cursos y reuniones de escuela de padres y madres que pueden orientar a los progenitores acerca de lo que puede hacer para mantener alejados a sus hijos/as del bullying. Se basan, normalmente, en reglas básicas como: 1- Preocuparse por sus hijos/as, hablando con ellos. Se aprende y se conoce mejor a los hijos/as oyéndoles. 2- Estar pendiente de los posibles síntomas como nerviosismo, falta de apetito, insomnio, bajo rendimiento escolar, fobia escolar, etc. 3- Controlar y supervisar las conductas de sus hijos, observando qué hace, a dónde va, con quién juega, cuáles son sus intereses, proyectos, etc. 4- Determinar los límites y las normas. Exigir el cumplimiento de las elementales. 5- Educar para controlar las emociones, para comportarse con los demás, para convivir con otros. 6- Observar los comportamientos, estados de ánimo, y los cambios en los hábitos de los niños/as. Pero, cuando tu hijo/a es el acosador, es muy difícil para los padres el reconocer algo negativo en la conducta de sus hijos/as, por eso es muy importante, cuando se detecta el caso, que ellos trabajen directamente con la escuela para resolver este problema, de una forma inmediata, ya que normalmente el problema de una mala conducta suele crecer. Lo que jamás deben hacer los padres del acosador es usar la violencia para reparar el problema. 5

6 Las familias que se encuentren ante el caso de tener un hijo/a acosador/a, deberían seguir algunos consejos como los siguientes: 1- Investigar el porqué su hijo/a es un acosador/a. 2- Hablar con el profesorado, pidiéndoles ayuda, y escuchando todas las críticas sobre nuestro hijo/a. 3- Acercarnos más a los amigos/as de nuestro hijo/a y observar qué actividades realizan. 4- Establecer un canal de comunicación y confianza con nuestro hijo/a. 5- Colaborar con el colegio dando seguimiento al caso y registrando las mejoras. 6- Canalizar la conducta agresiva de nuestro hijo/a por ejemplo hacia algún deporte. 7- Señalar a nuestro hijo/a que la conducta de acoso no es permitida por la familia. 8- Dejarle claro lo que ocurrirá si el acoso continúa. 9- Enseñarle a practicar buenas conductas. 10- No ignorar la situación. Mantener la calma y procurar saber cómo ayudar a nuestro hijo/a. 11- Ayudar a nuestro hijo/a a que manifieste sus insatisfacciones y frustraciones sin agresión. 12- Demostrar a nuestro hijo/a que lo queremos pero que desaprobamos su comportamiento. 13- Animamos a nuestro hijo/a a que reconozca su error y que pida perdón a la víctima. Elogiaremos sus buenas acciones. En cuanto a la escuela, debemos resaltar, que el tipo de disciplina que haya en el aula y en el centro es de fundamental importancia en la construcción de una buena conducta. La constante supervisión en las aulas y en el patio, así como en el comedor, también cuenta a la hora de detectar si está o no ocurriendo algún acoso escolar. Profesores y cuidadores deben estar presentes, siempre. Los centros educativos, no deben cerrar los ojos a la realidad, deben establecer reglas para evitar el bullying, mantener un buzón de sugerencias y de quejas siempre abierto, tratar el tema a través de cursos, conferencias o tutorías, poner a cuidadores o vigilantes en el comedor, en el recreo, y en otras zonas de riesgo, introducir y mantener asignaturas de educación en valores, e intervenir de una forma rápida, directa y contundente en el caso de que haya alguna sospecha de acoso escolar. En cuanto a las instituciones como la Administración, debe crear y mantener un teléfono público para los niños/as, esto es una forma de abrir una puerta a sus posibles conflictos. Las campañas anuales de sensibilización también pueden funcionar para prevenir el acoso escolar. 6

7 La sociedad en general debe prevenir y atajar posibles brotes de acoso. Es necesario estar atento y no dejar pasar nada o pensar que todo es normal o se trata de una broma. Cuando un niño/a se burla, amenaza o pega a otro niño/a, se debe intervenir para que eso no se repita. Las causas del bullying pueden residir en los modelos educativos a que son expuestos los niños/as. El bullying puede darse en cualquier tipo de colegio, público o privado, pero, cuanto más grande es el centro escolar más riesgo de que haya acoso escolar. A eso hay que añadir la falta de control físico y de vigilancia. El colegio no debe limitarse solo a enseñar, sino que debe funcionar como generador de comportamientos sociales. En resumen, las causas del bullying pueden residir en los modelos educativos a que son expuestos los niños/as, en la ausencia de valores, de límites, de reglas de convivencia; en recibir punición o castigo a través de violencia o intimidación y a aprender a resolver los problemas y las dificultades con la violencia. Cuando un niño/a está expuesto constantemente a esas situaciones, acaba por registrar automáticamente todo en su memoria, pasando a exteriorizarlo cuando lo vea oportuno. Para el niño/a que practica el bullying, la violencia es apenas un instrumento de intimidación. Para él, su actuación es correcta y por lo tanto, no se auto condena, lo que no quiere decir que no sufra por ello. 7.- CONCLUSIÓN Como conclusión ante un tema tan serio, actual y presente en nuestras aulas y en nuestra sociedad, me gustaría resaltar varios detalles como que según varios estudios, las victimas y los agresores victimizados, son los alumnos/as que más dicen no tener ningún amigo o un sólo amigo dentro del grupo de iguales. Que para mejorar la convivencia educativa y prevenir la violencia, es preciso enseñar a resolver conflictos (incluidos los relacionados con procedimientos de disciplina) de forma constructiva (pensando, dialogando, negociando, a través de la mediación, de la colaboración...); y creando contextos normalizados, como las asambleas de aula. Es también importante que los alumnos/as participen en la definición de las normas de clase, que estas se publiquen en carteles, que participen en la definición de sanciones ante su incumplimiento, que se trabaje siempre cooperativamente, es decir, con esto intentaremos mejorar el conocimiento interpersonal de los alumnos/as, que se analicen en tutorías por ejemplo, los problemas de convivencia que existan en el aula, mejorar el autoconcepto y la autoestima del alumnado estimulando para ello la percepción de las propias competencias sociales y emocionales, haciendo que el alumnado reflexione sobre sus capacidades y objetivos de vida, enseñándoles habilidades sociales tanto cognitivas como comportamentales, hacer dramatizaciones, donde proyecten sus temores y los resuelvan, que el alumnado reflexione sobre sí mismo, que se observe, se describa, se escenifique, que identifique los distintos estados emocionales y los analice Con todo ello, podemos llegar también a la conclusión de que para prevenir la violencia es necesario proporcionar recursos positivos y eficaces con los que poder dar respuesta a dichas funciones sin recurrir a la violencia. Y sobretodo, debemos transmitir e intentar instalar en cada uno de nuestros alumnos y alumnas y en cada uno de nosotros y nosotras, un sentimiento de rechazo 7

8 generalizado y un abandono del uso de la violencia fomentando uno de los valores indispensables para la convivencia, EL RESPETO. 8.- BIBLIOGRAFÍA Bisquerra Alzina, R. y Álvarez González, M. (1996). Manual de Orientación y Tutoría. CISS Praxis. Madrid. Coll, Palacios y Marchesi. (1992). Desarrollo Psicológico y Educación. Editorial Alianza. DÍAZ-AGUADO, M.J. (Dir) (1992) Educación y desarrollo de la tolerancia. Cuatro volúmenes y un vídeo. Madrid: Ministerio de Educación y Ciencia. DIAZ-AGUADO,M.J. (Dir. (1996) Programas de educación para la tolerancia y prevención de la violencia en los jóvenes. Cuatro volúmenes y dos vídeos. Madrid: Instituto de la Juventud, Ministerio DSM-IV-TR. Manual de Criterios Diagnósticos. (2002). Barcelona. Editorial MASSON. Jiménez Hernández, M. (1997). Tratamiento psicológico de problemas infantiles. Archidona. Málaga. Ediciones Aljibe. Ortega Ruiz, R., y Mora-Merchán, J.A. (2000). Violencia escolar. Mito o realidad. Ediciones Mergablu. Sevilla. Trianes Torres, Mª V. (2000). La violencia en contextos escolares. Ediciones Aljibe. Archidona, Málaga. 8