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Transcripción

1 Los pueblos indígenas en El Salvador Los geógrafos y cartógrafos designaron a una región comprendida entre el sur de México, Guatemala, centro y norte de El Salvador, más el norte de Honduras, con el nombre de Mesoamérica, región donde más floreció la civilización aborígen desde hace alrededor de 1500 años. Estimaron que para la llegada del hombre europeo en el Siglo XV, Mesoamérica tenía cerca de 15 millones de habitantes, y desde hacía alrededor de 15 mil años antes de Cristo, Mesoamérica había albergado y dado origen a civilizaciones de vanguardia que florecieron hasta la llegada y conquista de los españoles. Se confiere a la civilización Olmeca en ser la primera en florecer hacia los años 1200 antes de Cristo. Pero otras siguieron su ejemplo y entre estas civilizaciones se destacó la civilización maya. El florecimiento de la civilización y cultura maya se ha dividido en clásica y post-clásica. La clásica duró entre los años 200 y 600 de nuestra era. En este período, los Mayas fundaron un vasto y rico imperio, cuya médula se establecía en Tikal, en las selvas de Petén, en Guatemala. Esta era una ciudad en medio de la selva con una población de habitantes. Allí vivió una de las civilizaciones más avanzadas de la región. Otras importantes ciudades del imperio Clásico eran Copán en Honduras, Uxmal y Chichén en el norte, Palenque y Yaxchilán en México. Todas funcionaban como ciudades-estados, gobernadas por su propio monarca. La economía estaba basada en trueques y eran civilizaciones básicamente agrícolas, donde el maíz, el cacao, el tabaco, el algodón, el frijol, eran sus cultivos principales, y su lenguaje era el náhuatl, siendo también sumamente avanzados en las ciencias matemáticas y astronómicas. Los mayas clásicos fueron prósperos, y con la caída de Teotihuacan en 650 de nuestra era, los Mayas quedaron como el principal poder regional pero entonces inexplicablemente desaparecieron. Una por una, las ciudades Mayas fueron abandonadas. La fecha exacta permanece vaga, pero se estima que ocurrió por el siglo IX de nuestra era. Así pues, para el siglo X, todas las ciudades Mayas quedaron a la merced del follaje de la selva tropical que las rodeaba. La causa? Nadie sabe por cierto, y no existen evidencias que clarifiquen el suceso. Una nueva civilización Maya apareció en Chichen Itzá a finales del siglo X, y principios del XI, en la península de Yucatán, descubierta por los españoles Juan Díaz de Solís y Vicente Yáñez Pinzón en Pero estos Mayas ya estaban más mezclados, debilitados y minimizados. A esta reciente civilización Maya se le conoce como Post-Clásica. Llegó a florecer hasta la llegada de los españoles y sus linajes se extendían casi dentro de los límites de su predecesora Clásica, pero su centro medular era Chichén Itza, en la península de Yucatán. En Cuzcatlán mesoamericana, a la llegada del conquistador español, vivían pequeñas tribus mayas post-clásicas migratorias y principalmente Los Pipiles. Estos eran descendientes de emigrantes tribus Aztecas, y dominaban la región que se extendía desde el Río Paz, hasta el Río Lempa; o sea, lo que hoy es centro y norte de El Salvador. A la caída de Totihuacan y de Tula, varias migraciones náhuas toltecas y principalmente sus descendientes Aztecas llegaron a El Salvador; una leyenda cuenta como Topiltzín Axitl lideró la primera gran emigración tolteca,llegando a formar la nación Pipil de Cuzcatlán, donde el Señorío de Cuzcatlán era el centro de sus dominios Entonces llegaron los españoles.

2 1-Ruinas mayas en El Salvador Actualmente se encuentran en El Salvador impresionantes vestigios del mundo Maya, como en Joya de Cerén, declarada patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se trata de una enigmática aldea distante de 30 km. al noroeste de San Salvador. Otros importantes escenarios del asentamiento maya fueron Tazumal, San Andrés y Cihuatán. Joya de Cerén: A sólo 35 k. al occidente de San Salvador, en San Juan Opico, departamento de La Libertad se encuentran estas ruinas, descubiertas por casualidad en 1976 y declaradas en 1993 Patrimonio de la Humanidad. A las Ruinas de Joya de Cerén también se le conocen como la Pompeya del Nuevo Mundo, ya que fue sepultada por casi 5 metros de ceniza de una erupción volcánica ocurrida hace unos años, cuando hizo erupción el volcán Laguna Caldera en el año 600 D.C. Mientras los jeroglíficos nos cuentan de los grandes regidores del mundo maya, Joya de Cerén nos enseña la vida de sus habitantes más humildes, del pueblo, cómo vivían, qué comían y cómo coexistían. Los restos mayas encontrados en el sitio del hallazgo corresponden al período clásico. El museo donde se resguardan ahora las piezas encontradas está en Zapotitlán, a una hora de camino de San Salvador. La arena volcánica preservó los restos de los techos de las construcciones, que son de nuevo visibles. Según el Dr. Sheets, el sitio se divide en cuatro zonas: la de residencias privadas, edificios públicos, áreas de agricultura y áreas religiosas. Uno de los más importantes descubrimientos en Joya de Cerén fue el buen nivel de vida que gozaban sus habitantes. Cada una de las cuatro viviendas encontradas eran habitadas por gente que se dedicaba a cierto negocio o arte, tal como una fábrica de piedras de molienda, cuerdas de maguey, etc. Se encontró también abundancia de comidas, mucha de ella resguardada bajo los techos.lo que se encontró sugiere que los habitantes recién habían terminado de cenar cuando ocurrió la erupción. Ni siquiera se muestra que los utensilios estuvieran limpios, o los lugares para dormir preparados. Los arqueólogos estiman que sucedió hacia las 6 ó 7 de la noche Los antiguos han comido ya su cena y se preparan para dormir mientras el crepúsculo de la tarde baña de colores rosados los patios donde los niños aun juegan entre los maizales fuera de sus chozas. Así era el mundo maya en El Salvador. Las mujeres acarreaban agua del río o comían tortillas, mientras el fuego iluminaba el interior de sus casas, y las risas se oían entre las charlas del día. Poco sospechaban que aquella tarde sería recordada como una de las más trágicas en la historia. Un volcán hizo erupción anunciando su furia con un temblor, mientras los habitantes corrían dejando todo atrás y las rocas ígneas y la ceniza incineraban toda la villa. Lo que ocurrió con esta gente puede que jamás se sepa. Y lo que quedó en el pueblo no fue excavado por mil años. Y no se hubiera sabido de la existencia de este lugar si no hubiese sido excavado por accidente por un tractor en 1976 luego de años de la desafortunada explosión volcánica. La excavación mostró un plantío de maíz y dos estructuras pequeñas sepultadas bajo roca y arena volcánica. Esto atrajo la atención del arqueólogo Payson Sheets, que estudiaba el impacto de los volcanes en las culturas prehispánicas del Salvador.

3 Usando radares que penetraban el sub-suelo, y otras técnicas para determinare lo que había soterrado, fueron descubiertas más estructuras y comenzaron a ser excavadas en Igual que Pompeya, Joya de Cerén fue víctima de una explosión volcánica, pero aparentemente los ciudadanos de este pueblo de adobe tuvieron mejor suerte; los arqueólogos no encontraron restos humanos en sus excavaciones, lo cual indicaría que la población tuvo tiempo de escapar la catástrofe. Pero las pertenencias que dejaron al huir brindan al visitante de hoy una ventana a la vida cotidiana de ayer. Joya de Cerén ostenta un centro comunitario y hasta un baño sauna, lo que indica que los residents disfrutaron de un nivel de vida bastante alto. Los hallazgos incluyen taburetes, restos de plantaciones de maíz, utensilios de cocina y platos con sobra de frijoles. Ruinas de Tazumal Esta zona arqueológica - a sólo 15 km de Santa Ana, en el municipio de Chalchuapa, y a 76 km al noroeste de san Salvador- presenta los restos de una villa cuyos principios datan de años antes de Cristo. En sus 10 km2, se encuentra una pirámide de unos 23 metros de altura, parcialmente restaurada. Tazumal en la lengua quiche significa pirámide donde las víctimas son quemadas. En su museo se encuentran artefactos de la cultura pipil, los creadors de Tazumal, además de óleos que representa la vida precolombian en El Salvador. Los hallazgos de este asentamiento Maya incluían sofisticados sistemas de drenaje de aguas, tumbas, pirámides, palacios y otros objetos, que la jungla ha contribuído a preservar, conservando templos y ciudades bajo capas de ceniza y de vegetación. Se han descubierto 14 fases distintas de construcción, que se suceden ininterrumpidamente hasta el año 900 de nuestra era. San Andrés Muy cerca de Joya de Cerén se encuentran las ruinas de San Andrés, restos de lo que parece haber sido la capital de un vasto territorio prehispánico que se extendía hasta lo que hoy es San Salvador. Otras 350 ruinas han sido descubiertas en el sitio. San Andrés representa el período de máximo esplendor de la civilización maya, conocida como la época clásica, que data de comienzos del siglo X. Fue en esos años cuando alcanzaron su punto culminante la arquitectura, el arte y la ciencia, y en ella vivieron los más altos dignatarios mayas. Se han descubierto centros ceremoniales, patios y pirámides construidos entre los años 300 a C. y 600 d.c. Cihuatán Cihuatán se construyó en una loma bja en la parte central del valle del río Acelhuate, y posiblemente se seleccionó el sitio para la defensa: el Centro Ceremonial Poniente se cercó por un muro, el cual probablemente sostuvo un palenque de madera. El nombre de Cihuatán significa lugar de la mujer, nombre dado por creerse ver la silueta de una mujer ( cihua en la lengua Pipil) acostada a lo largo de la loma del volcán de Guazapa a corta distancia al sur de la ciudad. En el centro de la ciudad se encuentran los centros ceremoniales con sus pirámides, juegos de pelota, palacios y otros edificios tanto cívicos como religiosos. Las casas antiguas de Cihuatán eran de bajareque (barro sobre una armazón de palos y ramillas) y fueron erigidas sobre una plataforma baja, formadas por un rectángulo de cantos rodados llenados con una mezcla de barro y piedras más pequeñas. El piso de la plataforma y la casa se formó de un nivel de piedras pequeñas cubiertas con una capa de barro duro, lo que asemeja la construcción de los pisos de las casas humildes del presente. Aunque las casas eran similares en su modo de construcción, algunas diferencias se observaron en la ubicación de los edificios, por ejemplo, algunas de las casas se colocaron

4 alrededor de un patio central a la manera Maya, y otras casas se encuentran ubicadas a lo largo de una terraza como se ve en lsa aldeas Lencas o Xincas. Cihuatán era una ciudad poderosa y próspera, pero un día en el siglo 10 d.c., no más de un siglo después de su fundación, se destruyó totalmente; es evidente que la tragedia ocurrió durante los meses de sequía, probablemente enero o febrero, y cuando son comunes los vientos fuertes. La ciudad se quemó totalmente y con tal rapidez que la gente dejó todas sus posesiones en los pisos de sus casas y patios. Tras el abandono de Cihuatán la selva regresó para tragar los restos de la ciudad. 2-Señorío de Cuzcatlán El Imperio de los Niños La palabra Pipil en lengua náhuatl significa niño. Esto deriva del hecho que Los Pipiles usaban mucho la letra t en su náhuatl, lo cual sonaba demasiado blanda y dócil para las tribus migrantes toltecas pre-mayas que llegaron a la región. Las civilizaciones del centro de México en su náhuatl usaban tl, dándole más sonora y fuerte expresión a las frases en náhuatl de allí que se llamó Pipiles, o niños, a la cultura predominante en el precolombino señorío de Cuzcatlán. La palabra náhuatl Cuzcatlán significa tierra de dicha y se compone de dos palabras= cozcatl: collar, símbolo de la riqueza, y de la palabra tlan= abundancia. Originalmente Cuzcatlán se llamó Nequepio, dado por tribus Olmecas y Quiché que habitaban la región antes de las masivas emigraciones del norte a Mesoamérica. Los Pipiles rebautizaron la región como Cuzcatlán debido a la asombrosa fertilidad de las tierras de Nequepio. El origen de la población indígena de El Salvador es indistinguible. El historiador salvadoreño Santiago Ignacio Barberena dice que en la etapa precolombina había una pluralidad que reunía Amerindas (indios americanos) o autóctonos de la región, Maya-Quiché (descendientes directos de los Olmecas), Nahoa con sus descendientes directos los Toltecas o Yaquis, y los Aztecas; de éstos últimos ascendía directamente la tribu dominante del señorío cuzcatleco: los pipiles. Lo anterior hace a los salvadoreños más ancestralmente hermanos con el pueblo de México que con Honduras que es más Maya y Lenca. Población y lenguas: La población que encontraron los conquistadores españoles ya no era autóctona original del país cuzcatleco, sino producto de estas tribus migratorias de más avanzada cultura. Se especula que todas ellas descendían de un tronco común. Y como había variedad, se hablaban varias lenguas, entre ellas hay seis principales para la época de la conquista: Pupuluca, Pipil,Pokomán,Chontal,Patón y Taulepalua. En muchas de ellas, el náhuatl era la rama común, como el indoeuropeo es a la mayoría de lenguas del mundo. Los pipiles, antepasados de todos los salvadoreños, hablaban el nahoa o náhuatl ligeramente diferente del náhuatl que hablaban sus antepasados Aztecas en la inmensa Tenochtitlán. Pero había otras lenguas y razas tanto Maya-Quiché, como Lencas esparcidas en lo que hoy comprende el actual territorio salvadoreño. Estaban los Chontales de San Miguel, como los Lencas en Morazán, los Chortíes en Tejutla, los Sinca en Izalco y los Pokomanes de Chalchuapa. Los Pipiles eran principalmente agricultores, pero también guerreros. Su territorio abarcaba de este a oeste el río Paz y el río Lempa, de norte a sur desde parte de Chalatenango hasta el océano Pacífico. Trabajaban la arcilla y eran buenos alfareros pero sus conocimientos de la metalurgia eran rudimentarios, el único oro que poseían era el recogido de los ríos. Además es sabido que el oro siempre ha sido escaso en Cuzcatlán; sin embargo, sabían fundir el cobre sin usar hornos, y su bronce era bastante resistente. Poseían su propio calendario y sistema de

5 numeración, pero solo conocían rudimentos de las ciencias astronómicas y adolecían de conocimientos artísticos, como la pintura y las artes. Cuzcatlán pasó a ser el nombre de toda la nación Pipil; aún hoy el vocablo inviste su nombre a toda la República de El Salvador. Pero la ciudad de Coxcatlán, en aquellos días, estaba ubicada en lo que hoy es Antiguo Cuzcatlán, a ocho kilómetros al sur-occidente de la moderna San Salvador. Esta urbe indígena dinámica, próspera, floreciente, fue fundada en 1054 por el último de los soberanos de Tula del Anihuac: el rey Topilzin Acxitl o Quetzalcóhuat II, llamado también Co-Acatl (I-Cal-aa) y Moconetzin ( el niño de Maguey ),en el espléndido valle que se dilata entre dichas colinas, el volcán de Quezaltepec y el río Acelhuate. Durante cinco siglos, Cuzcatlán reafirmó su categoría de gran ciudad y fue el centro motor de la civilización pipil, hasta la llegada de los españoles. Copyritght: El mundo maya salvadoreño, Terra, com. Yahoo, viajes, El Salvador