Norte-Kivu: tradición y conflicto armado, un freno en la seguridad de las mujeres

Transcripción

1 Llegan con sus bebés, algunas tras largos viajes por carretera desde sus comunidades. Todas trabajan con mujeres, sea en el seno de asociaciones, sea en la administración local. Rutshur u, Beni, Walikale, Lubero, Masisi, Goma, Nyragongo, todos los territorios de esta provincia montañosa, tropical, llena de volcanes, de grupos armados y de minerales codiciados, están representados. La Casa de la Mujer de Goma recibe durante dos días a estas 40 mujeres de toda la provincia de Norte Kivu. El objetivo es hablar de la seguridad: qué es para ellas seguridad, cuáles son las prioridades en cada territorio de la provincia, qué hacen las autoridades responsables y qué deberían hacer. Algunas de esas autoridades están presentes: el coronel de la Región militar 34 de Norte Kivu; la coronel de la policía provincial, Marie Balaget, responsable de la unidad de protección de mujeres y de la infancia; la ministra provincial de género, una jueza y la consejera de género del gobernador. Escuchan a las mujeres durante dos días. Seguridad física frente a los actores armados En el territorio de Rutshuru la inseguridad es cada día más amenazadora, dicen las mujeres. Los militares son una fuente constante de problemas: robos, saqueos, violaciones, violencia. Por qué voy a acusar al M23 o a otros grupos cuando lo grave es que nuestros propios 1 / 5

2 militares nos ataquen?. Las mujeres de Masisi acusan directamente a la policía nacional, PNC. Coronel Marie, Cómo puedes pedirnos que denunciemos la violencia en la comisaría cuando sabemos que son los policías los que asesinan y violan? En Beni los ataques armados y las masacres del grupo armado de origen ugandés ADF-NALU ocupa las portadas de la prensa nacional e internacional y la agenda de la sociedad civil. Ni el ejército ni la MONUSCO nos protegen frente a los ADF-NALU, dicen indignadas ante el coronel del ejército, la ministra y el responsable de género de la MONUSCO en la provincia. Nos estamos organizando entre nosotros para auto protegernos en los barrios, pero qué capacidad tenemos realmente de evitar un ataque de un grupo armado? La seguridad física frente a todos los actores armados es una prioridad clara para estas 40 mujeres que viven en una provincia en conflicto desde hace años, y en la que se cuentan más de 50 grupos armados, congoleños y no congoleños. Pero también frente al enorme número de armas en manos de los civiles. Los sudaneses de los ampos de refugiados tienen armas y comercian con ellas, dicen las mujeres de Butembo que trabajan con desplazadas. En Kishanga las casas están llenas de armas, dicen las de Masisi. Pero lo grave es también la falta de salarios en el ejército, que provoca que tanto los militares como sus mujeres establezcan barreras armadas en las carreteras cada cierto tiempo para cobrar. Ese es otro gran problema de nuestra seguridad: las barreras de los grupos armados, o de civiles que tienen armas y que aprovechan para robar. A quién? A las mujeres que vuelven del campo, del mercado; somos presas fáciles y siempre llevamos algo encima: cultivos, dinero de la venta, etc., afirman las de Lubero. Si analizamos el estado de las carreteras, no hay ni una segura en toda la provincia. Yo he tardado 48 horas en venir desde Butembo a Goma por las vueltas que hay que dar para evitar al máximo los problemas, dice una de las mujeres de Butembo. La ciudad de Goma no escapa a los problemas de seguridad física y es la misma coronel de la policía la que reafirma el enorme problema que supone la tenencia de armas por parte de civiles. Aquí en Goma, ayer, a las siete de la tarde, tres personas fueron asesinadas con un 2 / 5

3 tiro en la cabeza, dos de ellas en su propia casa. Y ni se habla de eso, como si esto fuera normal; hay una normalización de la violencia muy preocupante. Seguridad jurídica: entre la ley y la tradición El acceso de las mujeres a la justicia es otra gran preocupación de las mujeres de todos los territorios de Norte-Kivu. Cuando la jueza de primera instancia, Alice Kibangala, explica cuáles son las leyes y los artículos de la Constitución congoleña que reconocen los derechos de la mujer, todas al unísono afirman que en los territorios "eso no se sabe". Las mujeres no conocen sus derechos. No es cuestión de conocerlos, sino de apropiárselos, y de transmitirlos a los hijos e hijas. Ahí empieza la verdadera lucha por la igualdad y contra la tradición que discrimina, afirma Marie Balaget. Otros obstáculos para acceder a la justicia es la falta de medios económicos. En RD Congo existe justicia solamente para los que tienen dinero, afirma la ministra provincial de género, Adèle Bazizane. La representante de la justicia no está de acuerdo ni con las mujeres de los territorios ni con la ministra y ésta última le ofrece crear un espacio de debate en el que las mujeres de la sociedad civil puedan explicar casos de mujeres bloqueadas en los tribunales por falta de fondos y por corrupción del personal de los tribunales. El representante de la MONUSCO, Ernest Lucceus, animado por la idea afirma que la misión de la ONU apoyará si esa iniciativa ve la luz. La jueza responde a la defensiva advirtiendo que todo aquel que acuse de corrupción a la justicia sin pruebas, será juzgado y encarcelado. Toda la sala le señala que es a la ministra de género, un miembro del gobierno, a quién le dice eso, cuando lo que aquí se ofrece es un espacio de debate y no un tribunal popular. Brujería y justicia popular en Norte-Kivu 3 / 5

4 La justicia popular contra las mujeres es una discusión obligada. Las mujeres de Rutshuru hablan de las personas que se unieron al M23 y huyeron con el grupo armado el año pasado y que hoy vuelven a sus casas. La población no los quiere porque cuando el M23 reinaba, esos hombres y mujeres eran tiranos con sus vecinos: les robaban, los encarcelaban Algunas de sus casas fueron quemadas cuando huyeron con los rebeldes. Hay algunos que ahora vuelven a sus comunidades con los certificados de desarme y desmovilización y con el de amnistía pero no son aceptados. Anteanoche uno de ellos fue asesinado en su casa, afirma la administradora de Rutshuru. Normaaaaal., responde la sala. Pero son las mujeres lapidadas, degolladas, quemadas en sus comunidades porque un vecino o la propia familia la acusan de brujería, los casos más comunes de justicia popular contra las mujeres. El debate comienza: - Todas sabemos que la brujería existe, así que a mí me gustaría saber cómo hacer presión para que exista una ley que prohíba la brujería. Por qué el estado no reconoce que la brujería existe?, dice una de las mujeres, autoridad de Rutshuru. - Yo lo único que hago es aplicar la ley, responde la jueza Kibangala, y no existe una ley que limite o prohíba la brujería y que yo pueda aplicar. Y sí, la brujería existe Lo único que puedo decir es que la mejor manera de combatirla es la oración y la espiritualidad. Toda la sala asiente, incluido el discreto coronel del ejército, reverendo Kubuta. La existencia o no de la brujería no se cuestiona. Cuando una mujer es acusada de bujería la duda se instala, aunque nadie esté de acuerdo con aplicar la justicia popular. - La jueza tiene razón, afirma la coronel de la policía, solamente Dios puede combatir una fuerza oscura de la naturaleza. Eso está anclado en nuestras creencias y nadie lo va a poder destruir. El estado no puede hacer nada con la brujería, pero sí persigue a los que acusan a una mujer, por prejuicio y daños. Lo que se evita es que los hombres acusen. 4 / 5

5 La discusión continúa y la agenda de la seguridad de estas mujeres se perfila cada vez más. Violencia de los maridos, dice una. Uhhhhh.. grita en forma de asentimiento la sala. Para eso necesitamos otros tres días. Eso es lo peor, tener el enemigo en casa. 5 / 5