Los Pueblos Indígenas en el Plan Puebla Panamá* Marcos Matías Alonso**

Transcripción

1 Los Pueblos Indígenas en el Plan Puebla Panamá* Marcos Matías Alonso** La situación de los pueblos indígenas en el mundo En el orbe hay en promedio 500 millones de habitantes que son considerados indígenas. Existen por lo menos 5 mil pueblos indígenas, localizados en 74 países del mundo. La mayoría habita en áreas remotas del planeta, muy frecuentemente ricas en minerales y recursos naturales. En América Latina y el Caribe se estima la existencia de 40 millones de habitantes indígenas asentados en 400 pueblos originarios, con idiomas, cosmovisión y costumbres sociales diversos, diferentes formas de organización económica y estilos de producción adaptados a los ecosistemas en que habitan. En cinco países: Perú, México, Guatemala, Bolivia y Ecuador, vive casi el 90% de los indígenas de la región y la mayor proporción de dicho porcentaje se encuentra en México y en Perú. En Mesoamérica, área geográfica que incluye México y Centroamérica, hay una población total de 60 millones de habitantes, de los cuáles, 10 millones son considerados ciudadanos indígenas. Estamos hablando de un 16 % de pueblos y comunidades de extirpe mesoamericana. Un alto porcentaje del millón de kilómetros cuadrados que cruza el área de influencia del PPP, está bajo la jurisdicción de las tierras y territorios de los pueblos indígenas mesoamericanos. La región mesoamericana está ubicada en un espacio estratégico, con buenas condiciones climáticas: el trópico húmedo, la diversidad de recursos biológicos y agrícolas, cuerpos de agua dulce, reservas de hidrocarburos, sitios históricos, zonas arqueológicas, áreas ecológicas y su mayor riqueza: la diversidad del mosaico cultural de los pueblos indígenas. * Ponencia presentada en la V Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla. En el Foro Aspectos sociales y ambientales en el Plan Puebla Panamá, Mérida, Yucatán, 28 junio del ** Experto del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de la ONU, Presidente del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe e Investigador del CIESAS. marcos104@hotmail.com

2 Muchos de los pueblos indígenas de Mesoamérica, América Latina y del mundo, viven situaciones de vulnerabilidad, resultado de la presión sobres sus tierras, territorios y recursos naturales; por la exploración petrolera, intrusión de empresas mineras y de explotación forestal, la ampliación de la frontera agropecuaria, las disputas fronterizas y situaciones de postconflicto por motivos de guerra, guerrillas, rebeliones y rutas de narcotráfico que amenazan la estabilidad de los pueblos. Esta es parte de la dramática situación de los pueblos indígenas en el mundo y de la radiografía Mesoamericana. Una trágica realidad que no debemos omitir en los planes de desarrollo regional. El diálogo político global y la consulta local con los pueblos Desde 1989, año en que fue adoptado el Convenio N 169 de la Organización Internacional del Trabajo, sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, la OIT se convirtió en una de las primeras agencias especializadas del sistema de las Naciones Unidas que consagra el derecho de los pueblos indígenas a decidir sobre sus instituciones, su desarrollo económico, la conservación de su identidad, lengua y religión. Introduce dos principios fundamentales: el de la consulta y el de la participación en la toma de decisiones a nivel local y global. De acuerdo al Convenio, corresponde a los pueblos indígenas decidir cuáles son sus prioridades en materia de desarrollo y participar directamente en los planes y programas nacionales y regionales que les afecten. Algunas de las disposiciones más importantes se refieren a la protección de los derechos sobre tierras y territorios en las regiones indígenas del mundo. A mediados de los 90, la Unión Europea y sus Estados miembros, el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo, el Banco Interamericano de Desarrollo y algunas agencias especializadas del sistema de las Naciones Unidas, empezaron a fortalecer los procesos de consulta, participación y diálogo político con los pueblos indígenas del mundo. La cooperación multilateral y bilateral, elaboraron directrices operativas para garantizar la inclusión de los pueblos indígenas en sus programas de desarrollo a los países pobres. Ambas instancias de cooperación internacional tuvieron como fuente de inspiración los preceptos postulados en el Convenio N 169 de la OIT. En América Latina en general y Mesoamérica en particular, la experiencia en los procesos de consulta, diálogo y participación en temas de interés entre los pueblos indígenas y los Estados nacionales ha sido limitada e insuficiente. Prevalece la desconfianza, incredulidad y nula comunicación entre las partes. El Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, organismo que presido, ha dado pasos importantes para reconstruir esta frágil relación. Estamos convencidos de la necesidad de crear un espacio y ambiente político para superar enconos y diferencias. Debemos hacer esfuerzos adicionales para construir el diálogo político entre las agencias de

3 cooperación internacional, los Estados Nacionales y los Pueblos Indígenas. La enorme demanda de iniciativas para el desarrollo de dichos pueblos exige la colaboración recíproca. Debemos aprender a caminar y actuar juntos, de manera concertada y coordinada. En el contexto del diálogo, consulta y participación de los pueblos indígenas, conviene mencionar que en fecha reciente, el Banco Mundial ha sometido a un proceso de revisión su directriz operativa sobre desarrollo y pueblos indígenas. Por su parte, el Consejo Indígena de Centroamérica, en colaboración con el BID, impulsaron el Seminario sobre la participación de los pueblos indígenas en el Plan Puebla Panamá (Belice,5-6/VI/02), al cual seguirá una ronda de consultas en Nicaragua, Guatemala, El Salvador, Honduras y en Panamá. Este proceso tiene, como objetivo central, construir confianza, credibilidad, respeto y establecer la comunicación transparente entre las partes. No debemos esperar hasta que las voces indígenas se escuchen en la Unión Europea o en el sistema de las Naciones Unidas para abrir las puertas al diálogo y la interlocución política en nuestros países. O, en el peor escenario, hasta que las confrontaciones se agudicen por no escuchar oportunamente los justos reclamos y planteamientos de los pueblos indígenas mesoamericanos. La visión indígena del desarrollo La base fundamental para el desarrollo de los pueblos indígenas son la tierra y el territorio. Este es uno de los temas cruciales sobre el cual gira la visión indígena del desarrollo. La tierra y el territorio son la principal fuente de sustento espiritual y material para las generaciones presentes y futuras. Sin la garantía territorial no puede haber desarrollo indígena. El futuro económico de los pueblos indígenas continúa estrechamente vinculado de su acceso seguro a la tierra, bosques, animales, agua y recursos del subsuelo; en un territorio suficiente para realizar las actividades de subsistencia y las orientadas al mercado. Una política de desarrollo debe enraizarse en la red de la vida social de la comunidad y en la profunda identidad cultural de cada pueblo indígena. Las sociedades indígenas son sistemas globales que integran todos los componentes de la vida social en un todo único. El autodesarrollo de los pueblos indígenas es un proceso integral que se define en términos sociales, económicos, ambientales, espirituales, políticos y culturales. Muchos fracasos y desastres en los programas de desarrollo se deben a un reconocimiento insuficiente de las complejidades del mundo indígena. El derecho al desarrollo de los pueblos indígenas, tiene que ver con los siguientes aspectos fundamentales: El control y el manejo de las tierras, territorios y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.

4 Iniciativas indígenas basados en las necesidades primordiales: educación intercultural bilingüe, salud indígena, sistemas de producción de alimentos, comercialización agropecuaria, capacitación de liderazgo indígena e infraestructura comunitaria. Participación, autogestión y autodesarrollo de los pueblos indígenas basado en su propia cosmovisión, en el fundamento de la propia cultura y en la identidad étnica. El componente del derecho al desarrollo de los pueblos indígenas, debe ser la base fundamental para el diseño del Capítulo Indígena del Plan Puebla Panamá. En la última década, el Fondo Indígena ha recibido mas de un centenar de proyectos de los pueblos y organizaciones indígenas de la región. Específicamente para Centroamérica, estamos en proceso de gestión institucional para impulsar las siguientes iniciativas: Investigación, capacitación, revitalización y comercio de las artes indígenas tradicionales de la región. Consulta Indígena y diseño del proyecto: programa cultural y socioambiental del Corredor Biológico Mesoamericano. Programa de Capacitación y Formación de Liderazgo Indígena. Anteproyecto para la creación de la Universidad Indígena de América. En caso de haber interés por algún gobierno de la región, entidad financiera o empresarial, estamos en la mejor disposición de ampliar la información de los proyectos en referencia. Para finalizar, comparto con ustedes la siguiente reflexión: En la iniciativa del Plan Puebla Panamá, con frecuencia se escucha a los actores económicos e inversionistas que requieren de una seguridad jurídica, con reglas claras para efectuar actividades económicas y proyectar inversiones en áreas de influencia habitada por pueblos indígenas. Sin un presente seguro es difícil pensar en el futuro. Los pueblos indígenas insisten básicamente en lo mismo: demandan contar con seguridad jurídica territorial para la protección de sus derechos en caso de ser afectados por proyectos de inversión externa. Este puede ser uno de los principales puntos de ruptura que puede dificultar un buen marco de entendimiento. Para ello, será necesario establecer mecanismos de acuerdo, consenso y negociación justa y digna entre las partes. Por estas y otras razones, es urgente establecer los espacios de diálogo y concertación entre los pueblos indígenas y los gobiernos para superar antagonismos, romper la exclusión económica, facilitar la participación de los pueblos indígenas en los procesos de definición de políticas y estrategias de desarrollo en el contexto del Plan Puebla Panamá. Hacerlo sin y contra de los pueblos indígenas, es como construir sobre arenas movedizas. Sin diálogo intercultural y respeto mutuo no puede existir buena cooperación para el desarrollo.

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