JUGANDO SE APRENDE Jugar no es estudiar ni trabajar, pero jugando el niño aprende, sobre todo, a conocer y comprender el mundo que le rodea. El juego es un factor espontáneo de educación y cabe un uso didáctico del mismo, siempre y cuando, la intervención no desvirtué su naturaleza y su estructura diferencial. 1.- El hombre además de todo juega Y por mucho que insista en encontrar los rasgos que lo colocan en un nivel superior al de la existencia animal, el juego vuelve a unificarlo a la especie que pertenece. Todos los rasgos esenciales del juego se encuentran presentes tanto en los animales como en los humanos; el juego no tiene una base de tipo racional, porque el hecho de fundarse en la razón lo limitaría al mundo de los hombres. Tampoco se conecta a etapas de la cultura ni a ninguna forma de concepción del mundo. Es algo independiente, peculiar y superfluo. Los animales juegan y son por lo tanto algo más que cosas mecánicas. Nosotros jugamos sabemos que jugamos y somos entonces algo mas que seres de razón puesto que el juego es irracional. El juego lo encontramos desde el comienzo de la historia humana en todas sus posibilidades, en los ritos religiosos, en los antiguos juegos deportivos, en la filosofía, en el arte y en el lenguaje. 1
2.-El juego, cosa de niños... Siempre pensamos que el juego se opone a lo serio, y en el lenguaje corriente lo serio está siempre unido a lo importante, recordamos esto: Estoy ocupado, no estoy jugando, No es algo serio, es solo un juego, etc. El juego no es productivo ni útil, no constituye un deber, ni una tarea; el hombre adulto juega en un tiempo de ocio: para él es una actividad superflua que puede abandonar en cualquier momento. Tenemos necesidad de jugar, surge un placer con el experimentamos. El niño y el animal juegan porque encuentran gusto en ello, no porque se lo ordene su instinto o porque el juego sirva para su desarrollo; y en esto consiste precisamente su libertad. El juego es entonces una actividad libre, y ello determina su valor creativo. Por lo tanto la creatividad es una de la facultad del juego, y el juego constituye uno de los medios más idóneos para ejercitar y desarrollar la creatividad. En el juego el niño y el adulto están en libertad de ser creadores. 3.- La creatividad como actitud hacia la realidad exterior Al hablar del juego no podemos olvidarnos de la creatividad; el individuo que no tiene hacia la vida una actitud creadora, presenta hacia la realidad una actitud de acatamiento, reconoce el mundo en el que vive solo como algo que es preciso encajar o que exige adaptación, y como consecuencia de ello piensa y vive con la idea de que nada importa y que la vida no merece la pena vivirla. La mayor parte del tiempo vive en forma no creadora, atrapados en la creatividad de otro, o de una máquina. Esta manera de vivir se conoce como enfermedad, vivir en forma creadora es un estado saludable. 2
Para ver donde tiene lugar la creatividad, es preciso separar la idea de creación, por un lado, y las obras de arte por otro. Una creación puede ser un cuadro, una casa, un jardín, un vestido, una melodía, una escultura, un peinado etc. La creatividad que aquí nos ocupa corresponde a la que se refiere al enfoque de la realidad exterior del individuo. Al estudiar el tema de la creatividad, muchas veces se perdió de vista el tema principal: el impulso creador mismo. Se estudio personalidades destacadas del mundo del arte. Pero este estudio de grandes hombres soslaya el tema que se encuentra dentro de la idea de la creatividad. Las personas viven en forma creadora y sienten que la vida es digna de ser vivida. El juego consiste en escaparse de la vida corriente, a una situación temporal de actividad que posee su tendencia propia. El individuo esta condenado a tener que diferenciar el mundo externo y el mundo interno, lo subjetivo y lo objetivo. El jugar permite soportar la realidad porque crea otra, esa realidad intermedia. Por otra parte el juego esta fuera del proceso de satisfacer necesidades y deseos, es un tiempo de recreo y para el recreo, acompañamiento, complemento, parte de la vida en general, adorna la vida y la complementa, es imprescindible para la persona, por su significación y por su valor expresivo y por la conexiones sociales que crea. 4.- La risa y el juego La risa no está vinculada al juego, los niños, los jugadores de ajedrez y los jugadores de fútbol juegan con la más absoluta seriedad y no sienten la menor inclinación a reír. ^Por otra parte la risa es exclusivo del hombre, pues los animales no ríen, pero como vimos anteriormente si juegan. 3
En sí el juego no es cómico, ni para el jugador ni para el espectador, no se debe a la acción lúdica que encierra, sino a su contenido intelectual. 5.- Las reglas del juego El juego es una actividad cerrada en si misma, se aparta de la vida corriente y se juega dentro de límites en un tiempo y espacio. Al mismo tiempo es transferible y puede ser repetido en cualquier momento. De manera material, idealmente o inventadas, el juego se desenvuelve dentro de su campo, marcado de antemano. El espacio del juego es sagrado, cercado, un lugar en el que se rigen determinadas reglas, un mundo imaginario dentro de un mundo habitual. Donde se ejecuta una acción y se termina. Dentro de este lugar existe un orden propio y absoluto. El individuo o el niño encuentran aquí la perfección que lo alejan por un espacio de tiempo de un mundo confuso. Aquel que no respeta las reglas del juego, no puede participar en él. En el juego las leyes y los usos de la vida no tienen validez alguna. Por un momento el mundo cotidiano no existe. 6.- El disfraz Una parte importante en el juego donde encuentra el misterio es el disfraz, que completa su carácter extraordinario. El niño juega a ser otro cuando se disfraza, representa, es otro ser. Puede vivir otro mundo otra fantasía. 4
7.-Educación y juego El juego tiende ha hacer del individuo protagonista de su propio aprendizaje y desarrollo cultural, pasando el eje de la actividad por el alumno/a. El impulso de jugar no facilita necesariamente la organización y dirección de los juegos, ni posibilita por sí la colaboración y cooperación. Es aquí donde se hace necesaria la función del educador, que no solo haya visto la labor del juego y reconocido el valor educativo del juego, y la creatividad compartida, sino que haya recuperado su propia capacidad de juego, para poder jugar y crear, para conocer los determinantes del premio o castigo final. A medida que el niño crece se pierde la riqueza del juego, no porque el niño crezca sino por los condicionamientos del medio, tapando y bloqueando su riqueza expresiva, pasando a memorizar y repetir en lugar de aprender en incorporar. El juego rescata lo sensorial y lo gestual, se opone a las pautas educativas, es una actividad integrada ya que entran en juego todas las capacidades a través de las cuales el hombre entra a formar parte del universo. 5