Movilidad habitual y espacios de vida en España. Una aproximación a partir del censo de 2001 Centre d Estudis Demogràfics (Universitat Autònoma de Barcelona) Dirección de la investigación: Marc Ajenjo i Cosp Resto de autores: Joan Alberich González y Antonio José Medina Cruz
Introducción: Objetivos, objeto de estudio y metodología La sociedad actual se caracteriza por una movilidad creciente: para llevar a cabo las actividades cotidianas como trabajar o estudiar, ir de compras, practicar actividades deportivas o de ocio o disponer de una segunda residencia, se realizan cada vez más un mayor número de desplazamientos y a una mayor distancia. Ello supone que la adscripción de las personas según su lugar de residencia pierda valor explicativo de su comportamiento residencial: si antes la casa era el núcleo central de la vida cotidiana, en tanto que en su entorno se realizaban numerosas actividades, actualmente, a través de su movilidad, las personas entran en contacto con nuevos territorios, más alejados y diferentes. Se configura así lo que la bibliografía coincide a denominar espacio de vida, entendido como la parte del territorio donde las personas realizan sus actividades cotidianas, concepto sobre el que trata el presente estudio. El objetivo del trabajo es determinar, precisamente, cuál es el espacio de vida de la población española de acuerdo con el Censo de Población y Viviendas de 2001. Dicha fuente aporta información, entre otras, de cuatro espacios diferentes: el lugar de residencia, el lugar de trabajo, el de estudio y el de segunda residencia. La confrontación del lugar de residencia con cada una de las otras localizaciones ofrece una idea de la dimensión y la dispersión territorial del espacio de vida de las personas. Así, se describe, en primer lugar, la movilidad generada por cada una de las tres actividades citadas el trabajo, el estudio y la segunda residencia y el espacio de vida que conlleva; y, en segundo lugar, el espacio de vida tipo de la población española según sus características demográficas, territoriales, económicas y sociales. En concreto, el análisis se desarrolla desde los dos puntos de vista con los que es posible estudiar la relación entre la población y el territorio: en primer lugar, desde el punto de vista del territorio, a partir del concepto de población vinculada el total de la población que, aunque no resida en un territorio, hace uso de él a través de su movilidad cotidiana ; y, en segundo lugar, desde el punto de vista de las personas, a partir del concepto de espacio de vida, esto es, el territorio que los individuos frecuentan cuando realizan sus actividades cotidianas. Resumen del trabajo: el espacio de vida generado en cada una de las movilidades Movilidad en el lugar de trabajo. Hasta un 37,5% de los ocupados amplían su espacio de vida desplazándose a trabajar a un municipio diferente al de residencia. La mayoría de desplazamientos son relativamente cercanos, a la misma provincia de residencia, y de promedio les suponen poco más de media hora 31,4 minutos, siendo el transporte privado, concretamente el vehículo propio, el modo empleado para desplazarse. Las características territoriales, y no tanto las socio-demográficas, son las que más inciden en que un trabajador tenga que desplazarse o no para trabajar: se produce mayor diferencia entre territorios que
entre individuos de un territorio. Pese a ello, y desde una perspectiva socio-demográfica, se observan algunas diferencias. En primer lugar, que los hombres se mueven más que las mujeres, y que lo hacen en prácticamente todas las edades, también entre los más jóvenes. Sin embargo, no se puede obviar la innegable tendencia hacia una mayor igualdad entre sexos, ya que para las generaciones más antiguas las diferencias son mucho más significativas. En segundo lugar, que los jóvenes se mueven mucho más que la gente mayor, aunque ello no sólo puede interpretarse en términos de edad, sino sobre todo de generación. Y, por último, que los españoles tienen una mayor movilidad que los extranjeros; o que haber llegado hace pocos años a un municipio también tiene incidencia positiva en la movilidad. Movilidad al lugar de estudios. Si entre la población trabajadora la movilidad era de un 37,5%, entre los estudiantes toma un valor ligeramente superior, un 40,4%. 1 De hecho, es la única característica que es similar, en tanto que el promedio de tiempo de desplazamiento es seis minutos superior 37,4 minutos, debido, precisamente, a que el medio de transporte mayoritario es el transporte público, que tiene una incidencia aproximada del 70%, casi 50 puntos más elevada que en la movilidad por trabajo. Las características de los estudios explican la mayoría de las diferencias entre la movilidad intermunicipal y la intramunicipal: hay que tener en cuenta que se trata, mayoritariamente, de estudiantes de bachillerato post-obligatorio o de universitarios, de manera que los residentes en municipios pequeños donde exista un instituto de secundaria, o, incluso, los residentes en municipios más grandes pero no lo suficiente como para disponer de universidad, son los que más se mueven. Al margen de estos resultados más evidentes, también se han obtenido otros. En primer lugar, que la diferencia entre hombres y mujeres es prácticamente nula. Aunque son algo más relevantes, tampoco son muy importantes las diferencias entre españoles y extranjeros, aunque los primeros tienen mayor movilidad que los segundos. Por otra parte, el estatus socio-económico sí que es importante, y de forma más clara que con la movilidad por motivos laborales: tanto si se mide a partir de la condición socio-económica del padre, del nivel máximo de estudios de la madre, como a partir de la superficie de la vivienda, igual que el resto de variables las posiciones más bien situadas suponen una mayor movilidad. Movilidad a la segunda residencia. Aproximadamente un 15% de los hogares amplían su espacio de vida gracias a disponer de una segunda residencia. 2 Los análisis destacan que disponer de una segunda residencia tiene un fuerte componente socioeconómico: el disfrute de una segunda vivienda está muy condicionado por factores relacionados con las características del individuo, del hogar del que forma parte y de su entorno residencial. Así, se ha 1 En el caso de la movilidad por estudios tan sólo se han considerado los mayores de 15 años, de modo que todos los resultados se refieren a este colectivo. 2 Debemos advertir que la información sobre la segunda residencia no es individual, sino que recoge para el conjunto del hogar.
confirmado el rol que tienen variables como la edad, la tipología familiar, el entorno del ámbito residencial, la categoría socio-económica o el régimen de tenencia en el establecimiento de un posible régimen multirresidencial, al mismo tiempo que se ha constatado la importancia de la trayectoria migratoria en la localización de la segunda residencia, y, en consecuencia, en el ensanchamiento del espacio de vida de las personas. Sin embargo, la segunda residencia no es un fenómeno que pueda ser estudiado en su conjunto, sino que hay que distinguir, y tener muy en cuenta, el lugar donde está localizada con relación al lugar de residencia, que condiciona las características de sus usuarios y las condiciones de uso. En efecto, y a modo de conclusión, hay que destacar que cuando se produce cierta proximidad entre la residencia principal y la secundaria, la segunda residencia supone un ensanchamiento del espacio de vida, del lugar donde los individuos desarrollan sus principales actividades, y más teniendo en cuenta que precisamente esta proximidad facilita un uso temporal mayor: supone un ensanchamiento menor del espacio de vida pero con una intensidad mucho mayor. En cambio, cuando la distancia es grande, como sucede en la mayoría de las situadas fuera de la provincia de residencia, hay que distinguir entre dos tipos de segundas residencias: las que se utilizan propiamente como segundas residencias, y otras que, en cambio, más que en términos de ensanchamiento de vida deben interpretarse en términos de mantenimiento de unas raíces, de un vínculo con el pasado, de una vinculación directa con el lugar de origen. A modo de conclusión: el espacio de vida en su conjunto Un 32,5% de la población mayor de 15 años utiliza más de un municipio para sus actividades cotidianas; un cifra que se reduce significativamente si se tiene en cuenta a escala provincial, de manera que sólo un 10,3% utiliza más de una provincia. La primera característica a subrayar, entonces, es que el espacio de vida tiene un claro componente de proximidad, de manera que la gran mayoría de individuos que se desplazan habitualmente a otro municipio lo hacen a la misma provincia, mientras que, en caso contrario, suele ser a una provincia vecina o cercana. Se trata de una lógica gravitatoria, en tanto que las relaciones entre municipios disminuyen rápidamente al incrementar la distancia entre ellos. Aunque a simple vista no se observa una distribución territorial vinculada con aspectos como el tamaño del municipio, el detalle municipal sí que ofrece resultados interesantes. Una de las variables que más diferencias genera es la situación del municipio en la relación litoral-interior. Y es que el espacio de vida de los residentes en un municipio situado en el litoral tiene un alcance mucho menor que para los residentes en un municipio interior. Puede afirmarse que para los residentes en el litoral el lugar de residencia cubre un espectro más amplio de necesidades, sobre todo las relacionadas con el ocio. Siguiendo esta línea, el litoral se muestra como un punto de atracción muy importante, también para las capitales de provincias interiores pero relativamente cercanas a la costa. Así, en prácticamente todas ellas suele existir una provincia costera donde el número de desplazamientos es muy habitual, incluso
más que la propia provincia. Pese a que la intensidad de la relación con el litoral disminuye cuando se incrementa su distancia, sigue siendo importante en las provincias lejanas; una relación que, por otra parte, es mucho más clara con la costa mediterránea que con el resto. Además de este componente, hay que destacar también otras diferencias. Una simple tipología de municipios en tres categorías, capitales provinciales, sus coronas y el resto de municipios de la provincia, puede ser ordenada claramente según su movilidad. De los tres ámbitos, la capital provincial es aquel municipio donde un menor número de individuos dispone de más de un espacio; ahora bien, los individuos que disponen de más de uno son los que tienen un espacio de vida más amplio. Y es que para los residentes de una gran ciudad el ensanchamiento del espacio de vida se hace mediante una segunda residencia, no a través de un lugar de trabajo o estudio, necesidades que la ciudad ya abastece. Por su parte, las coronas metropolitanas son las que tienen un mayor número de individuos que ensanchan su espacio de vida, mucho mayor que las respectivas ciudades centrales, aunque como contrapartida el ensanchamiento es, desde un punto de vista territorial, de un alcance muy inferior. De hecho, se sitúan en una posición intermedia, en tanto que todavía es menor en el resto de municipios de la provincia, sobre todo si son pequeños. Un retrato robot de quiénes son los que disponen de un espacio de vida mayor significa destacar que son hombres, jóvenes, de nacionalidad española, que se han desplazado recientemente al municipio donde residen ahora, y que desde el punto de vista del estatus socio-económico su posición es buena. Veamos estas características por separado, así como los componentes de su espacio de vida. En primer lugar, hay que decir que la edad mantiene una relación inversa con la amplitud del espacio de vida; y que los hombres, sobre todo debido a su mayor ocupación, pero también a una mayor movilidad, tienen un espacio de vida mayor que las mujeres; y lo mismo sucede en el caso de los españoles frente a los extranjeros. La estabilidad, en el sentido de no haber migrado nunca, de no haberse movido del municipio de nacimiento, está estrechamente asociada a un menor espacio de vida. En el extremo opuesto, los que han migrado recientemente, son los que tienen un espacio de vida mayor, y es que existe una fuerte tendencia a conservar algún tipo de relación con el lugar de procedencia. La relación entre las variables socio-económicas y el espacio de vida es claramente directa, de modo que los más bien situados son los que disponen de un espacio de vida mayor; los más jóvenes lo consiguen a través de su movilidad por estudios, y, los de mayor edad, a partir de la movilidad a una segunda residencia, en tanto que las diferencias de lugar de trabajo son irrelevantes.