I Jornada Psicología en la Escuela Infantil. La escuela, Un mundo afectivo: Atención a la diversidad de 0 a 3 años. La atención a la diversidad es algo más que pasar pruebas de desarrollo, detectar trastornos evolutivos o realizar diagnósticos. La atención a la diversidad es respetar a cada niño y a cada niña, es interesarse en conocer a fondo cada una de sus formas de expresión, de sus gestos; es escuchar y comprender todas y cada una de las emociones, todos y cada uno de los pensamientos, todos y cada uno de los movimientos, todos y cada uno de los lenguajes posibles La atención a la diversidad es algo más que realizar adaptaciones curriculares, es ofrecer oportunidades para el descubrimiento y la valoración de cada individualidad, con el horizonte de una vida social rica en la que cada uno sienta el valor de sí mismo, de cada uno de los demás y de la unión de todos. La atención a la diversidad es algo más que atender a las necesidades educativas especiales, es hacer sentir a cada uno de los niños y a cada una de las niñas de forma especial, porque todos y cada uno de ellos y ellas lo son. Porque un niño que comprende el mundo a través de sus manos, es tan niño y tan especial como el que lo comprende a través de la mirada; porque un niño que se fascina por el continuo girar de una rueda, es tan niño y tan especial como el que se encanta en sus juegos de fantasía; porque un niño que se hace entender a través de sus gestos es tan único y especial como el que lo hace a través de las palabras La atención a la diversidad debe ser una realidad porque se trata de un derecho, y porque hacerla realidad es algo muy sencillo, pues lo único que hace falta es una gran dosis de ilusión y de cariño de ilusión y cariño por nuestra profesión, de cariño y sensibilidad hacia todos y cada uno de los niños, y todas y cada una de las niñas. Grupo de Trabajo: Psicología en la Escuela Infantil Col legi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana 1
APORTACIONES DE LA PSICOLOGÍA PARA UNA ESCUELA INFANTIL DIVERSA Grupo de Trabajo Psicología en la Escuela Infantil Col legi Oficial de Psicòlegs de la Comunitat Valenciana Ponentes: Raquel Benedito Pérez Maribel Sanmatías Gómez REFLEXIONES PARA UN MODELO DE ESCUELA DIVERSA: UN MUNDO AFECTIVO. A través de nuestra exposición, mostramos el interés por contribuir a seguir desarrollando un modelo de escuela en la que los niños y las niñas, junto a sus familias, sean respetados y escuchados, acompañando a éstos últimos en el proceso de crecimiento de sus hijos e hijas, y colaborando con los profesionales implicados en dicho proceso. Lo que pretendemos es proponer algunas de las aportaciones que la psicología puede ofrecer para la proyección de un modelo de escuela infantil diversa, una escuela implícitamente diversa. Hemos considerado que previamente a abordar cuestiones como qué pruebas utilizar para la detección de necesidades educativas especiales, en qué consiste una adaptación curricular o qué técnicas concretas podríamos llevar a cabo en una intervención determinada, hay que entender la atención a la diversidad de un modo más global, inserto de forma implícita en el modelo de escuela. No por considerar menos importantes las primeras acciones mencionadas, sino por considerar las segundas un paso previo, una base de sustentación sólida para las anteriores. Y es desde este preciso momento, desde el momento en el que se crea o se reflexiona sobre un modelo de escuela, cuando los profesionales de la psicología junto con todos los profesionales implicados en la educación de los más pequeños y las más pequeñas, podemos empezar a dar nuestras aportaciones. Reflexionando sobre un modelo de escuela implícitamente diversa, no se nos ocurre entenderla de otra manera más que como un mundo afectivo tal y como hemos denominado esta primera jornada de Psicología en la Escuela Infantil. Un mundo afectivo, donde la acción educativa, donde la atención y la respuesta a la necesidad de todas y cada una de las individualidades, esté basada en la observación cuidadosa, en la escucha activa, en la empatía, en la comprensión, en el respeto, en el apoyo. Esté basada en una esmerada actitud, con una transmisión constante de afecto y cariño. 2
Iniciarse en la vida en buen contacto de apego, es cierta garantía de un desarrollo saludable. El bebé desde que nace se comunica con el adulto, nace abierto al mundo, se comunica a través del movimiento, los gestos, el llanto El adulto, atento a estas señales, las acepta, interpreta, da forma, responde y contribuye mediante sus atenciones y cuidados a crear un entorno seguro y cálido que permita al bebé crecer en armonía. Conscientes del impacto y de la importancia que las experiencias tempranas tienen en el desarrollo del ser humano, las experiencias que el bebé y el pequeño o la pequeña tienen en la escuela, lejos de quedar sujetas al azar, deben ser cuidadas en un clima de seguridad y confianza, dándoles tiempo para crecer, favoreciendo unas vivencias en un clima de respeto y apoyo, desde la atención a la diversidad, a las cien maneras de expresarse, proporcionando el bienestar emocional necesario para su crecimiento. Si la acción educativa no empieza por una disposición afectuosa hacia la infancia, las actuaciones concretas de atención a la diversidad, entendidas como acciones adaptadas a las necesidades específicas, serán meros parches sin ninguna funcionalidad. La atención a la diversidad empieza desde una actitud de escucha y también de apertura, mostrando respeto hacia las diferentes reacciones y/o manifestaciones del bebé, así como de las relaciones que se establecen entre bebés y progenitores. Empieza por una actitud comprensiva hacia las necesidades de la infancia, una actitud de escucha y comprensión. Sólo a partir de entonces, podremos estar preparados para adoptar las medidas más concretas y adaptadas que se requieran en situaciones más específicas. La atención a la diversidad se contempla desde el análisis de la realidad, comprendiendo que la escucha de la multiplicidad de lenguajes de todos y cada uno de los niños y todas y cada una de las niñas, la respuesta a estas maneras de expresarse, implica un repensar constante en el modelo de escuela, de las actitudes, de las formas, de la metodología ajustándolas al momento actual. Una persona en contacto con los niños y con las niñas, es una persona que tiene una relación vincular adecuada con los niños y con las niñas, basada sobre todo en la pedagogía de la escucha y con una capacidad optimista de confiar en la infancia y en sus posibilidades Alfredo Hoyuelos Los profesionales son personas que trabajan con emociones, con relaciones y que es fundamental su capacidad de intuir, de ponerse en el lugar del otro, de comprender, de aprender Las aportaciones de la Psicología y las funciones del psicólogo en los centros de educación infantil, implican esta reflexión en el día a día al servicio de niños y niñas y familias, así como del equipo educativo y demás personal del centro. Y para considerar un modelo de escuela diverso, un mundo afectivo, hemos pensado que tal y como hizo Francesco Tonucci para la jornada que organizó 3
la RED IRES y la Universidad de Sevilla en el año 2011 La escuela que queremos, deberíamos empezar por preguntar a los niños y a las niñas la escuela que querrían. Las cosas de los niños y para los niños se aprenden solo de los niños Loris Malaguzzi La aportación de la Psicología consiste aquí en ayudar a intentar comprender la mente del bebé y del niño y la niña pequeños, con el fin de ajustarnos a sus inquietudes y a sus necesidades. La psicología debe invertir sus esfuerzos en profundizar en el conocimiento de la mente de los y las pequeñas, con toda su riqueza y todas sus potencialidades, con el fin de adecuarnos y adaptarnos a ella. También en ir descubriendo los distintos matices que se dan en el establecimiento de la relaciones de las personas encargadas y responsables de su atención y cuidado, progenitores, educadores En el ámbito de la educación infantil, proponemos que la psicología esté al servicio del niño y de la niña, de forma que el modelo de escuela diversa, un mundo afectivo sea una escuela pensada por y para él y ella: Qué nos diría un bebé y un niño o una niña pequeña, si nos pudiera pedir la escuela que quieren? Quizás nos dirían: Un lugar donde me sienta comprendido, donde mis emociones no sean malinterpretadas, donde mis sentimientos sean tenidos en cuenta. Un lugar donde comprendan que necesito la cercanía de mis seres queridos, un lugar donde no escatimen en darme muestras de cariño por miedo a que me acostumbre a ellos, un lugar donde me acompañen a comprender mis propias reacciones y las reacciones de los demás, con la paciencia de saber que necesito mi tiempo para ello. Un lugar donde me respeten como criatura y también como persona única, donde la riqueza de mi pertenencia al grupo se una al realce de mi individualidad. Un lugar donde sienta bienestar en todos los sentidos, y donde me ayuden a cubrir todas mis necesidades. Un lugar donde el que yo me sienta a gusto esté por encima de cualquier otro interés, y donde, desde la comprensión de lo que puedo y debo hacer por mí mismo, entiendan que mi independencia se debe alentar y acompañar pero nunca se debe forzar. Un lugar donde se le dé el valor que se merece a mi necesidad de sueño, a la toma de mi biberón o al simple atar de los cordones de mis zapatillas. Un lugar donde se pongan en valor mis verdaderas capacidades, donde lo importante sea una mirada, un movimiento, un balbuceo, una primera palabra, un conseguir ponerme de pie o desplazarme gateando. Donde esparcirlo todo por el suelo sea tan valioso como el colocarlo en su lugar, más adelante. Y si en lugar de obstinarnos en que las criaturas resigan un grafismo o pinten adecuadamente dentro o fuera de una forma geométrica, nos dedicáramos a observar, y a compartir, la maravilla evolutiva que significa poder hacer la pinza con dos dedos de la mano, y todas las bienaventuranzas que esta competencia le abre a la criatura a todos los niveles? Carles Parelladas 4
Una escuela implícitamente diversa, un mundo afectivo, debería, en primer lugar, adaptarse a las necesidades educativas específicas de la primera infancia, para poder adaptarse también a la diversidad propia de esta etapa. Debería entender, respetar y ajustar como diversidad al niño que lleva chupete, a la niña que nunca lo ha llevado y al que toma pecho. A la niña que llega a la escuela en brazos de su madre y al que lo hace en el carrito, o a la que entra por su propio pie. Al niño que necesita una siesta matutina y a la niña que ya sólo duerme por la noche. Al que con dos dientes ya come de todo y a la que con toda la dentadura le cuesta masticar. Al niño que prefiere dar palmas, jugar al tito-tito o impregnarse de pintura a pintar con ceras duras, y a la niña que ya no quiere el pañal en diciembre considerando cada una de estas situaciones como parte de la diversidad y de la actividad educativa del centro. Es necesario que encontremos la flexibilidad suficiente para situaciones que en sí mismas son diversamente educativas, con una actitud de comprensión, y dando respuestas adecuadas. La misma respuesta, actitud y rigor son necesarias para enfrentarnos a diversidades que requieren acciones más específicas como un niño que "ve" a través de sus manos, una niña que se comunica por medio de gestos, o un niño que se fascina con el continuo girar de una rueda, en la que la profesionalidad y el buen hacer pasan tanto por adecuarse y establecer las medidas de adaptación adecuadas, como por la creación del clima de afecto, comprensión y respeto, sin cuya base sería difícil responder al niño y a la niña en su sentido más amplio. Para atender adecuadamente a la diversidad, deberíamos partir de la reflexión de si el modelo establecido desde la base y, sobre todo, de si su puesta en la práctica real es verdaderamente un modelo escuela infantil implícitamente diversa, es un mundo afectivo. Que la escuela sea bella y rica, no entiendo que tenga mucho dinero. Cuando pienso en una escuela bella pienso en nuestras casas Una escuela de la escucha, tiene que ser una escuela de los muchos lenguajes. La escuela para ser de todos debe ofrecer un abanico amplio de los lenguajes, de manera que cada uno elija el suyo. La clase rica es la clase donde hay diversidades La escuela de la diversidad, es la escuela de la creatividad. Francesco Tonucci 5
ALGUNAS DEL LAS FUNCIONES DEL PROFESIONAL DE LA PSICOLOGÍA EN UNA ESCUELA INFANTIL DIVERSA: EL CUIDADO DEL CLIMA AFECTIVO. Las necesidades de los niños y de las niñas y sus familias, el análisis de la realidad y del contexto, son las que perfilan las funciones del psicólogo, tomando mayor relevancia según las circunstancias, unas funciones u otras. Como denominador común, el profesional de la Psicología, conocedor de los procesos a través de los cuales se establecen las relaciones, favorecerá la comprensión de ellas, aproximándose al mundo interno del bebé y del niño o de la niña. Relaciones que se establecen entre educador-bebé-familiares, abriendo un espacio de comunicación y reflexión. Da aportaciones en la ayuda de la observación cuidadosa, contribuyendo en el fomento de actitudes de escucha y creación del clima de afecto, respeto y confianza, aspectos todos que impregnan las funciones de detección, prevención, intervención y evaluación, así como formación y asesoramiento. El trabajo repercutirá en el buen desarrollo tanto del funcionamiento interno como de los niños y de las niñas, y de sus familias. Desde la detección, posibilitando y estableciendo diferencias entre posibles conflictos en el proceso de desarrollo; a nivel preventivo, interviniendo antes que se desarrolle la problemática o, en su caso, atendiendo, en distintos niveles de asesoramiento, cuando ésta ya ha aparecido y /o se ha instaurado. Desde el foco de atención al niño o a la niña, la colaboración con la familia y los profesionales es fundamental para proporcionar al pequeño o a la pequeña el clima se seguridad, confianza y amor necesarios para el desarrollo de una vida saludable. En un mundo afectivo, en un modelo de escuela diverso, una de las principales funciones del profesional de la psicología es ayudar a crear un clima afectivo positivo. Es fundamental crear un clima afectivo positivo que envuelva a todos los miembros que forman parte de él: personal de dirección, el equipo educativo, el personal de cocina y limpieza, niños y niñas, familias y donde el papel del psicólogo o de la psicóloga sea ejercer un papel mediador en la función intencional de creación de relaciones interpersonales afectivamente cuidadas. El profesional de la psicología, junto al equipo de la escuela, tiene un importante papel afectivo en la relación con las familias. La relación entre la familia y la escuela, debe ser un continuo donde la coordinación, el entendimiento y relación armónica sean fundamentales. Cooperar con las familias, comprendiendo que más allá de las posibles diferencias, los bebés dependen de éstas y que para acompañarlos en su crecimiento necesitan una relación unida. El trabajo debiera ir dirigido a ayudar desde el respeto y la comprensión, favoreciendo el entendimiento a favor del 6
niño y de la niña, propiciando cambios en el funcionamiento que puedan parecer inadecuados sin invasiones y desde el apoyo. En este sentido, la escucha, la empatía, la sensibilidad, la comprensión y el respeto a la diversidad también son esenciales. La función de la escuela es la de acompañarles en su tarea de educar y de ser padres y madres, siempre desde la escucha y desde el respeto, y partiendo de la base de que no existen pautas generales, sino realidades únicas que requieren de una escucha activa e individualizada. Asimismo, el psicólogo o la psicóloga, puede ayudar al equipo a ayudarse entre sí, a establecer una relación armónica y a ser algo más que un equipo de trabajo, porque los niños y las niñas, necesitan algo más que eso, demostrando así, actitudes de escucha, respeto y armonía a los propios niños y niñas. El profesional de la psicología ayuda también en la observación de los pequeños y las pequeñas, en esa escucha atenta, para aportar el punto de vista objetivo que sólo un observador ajeno a una situación emocional intensa puede dar. Captando y compartiendo momentos, aprehendiendo situaciones, maravillándonos con las capacidades que cada niño y cada niña tienen y con cada paso que dan. Asimismo, desde la permanencia en este mismo lugar de objetividad, puede captar las semejanzas y diferencias en el establecimiento de relaciones bebés-familiares-profesionales. El psicólogo o la psicóloga acompaña a los profesionales en el desenvolvimiento de la sensibilidad y la empatía, en la comprensión e interpretación adecuada de peticiones o estados emocionales de los niños y de las niñas, y en el cuidado de reacciones emocionales de los profesionales. Asimismo, puede ayudar al equipo educativo en el acompañamiento de las interacciones emocionales entre infantes. También asesora respecto a aspectos organizativos ambientales y temporales y también humanos, con el fin de que estas condiciones sean las más favorecedoras para todos y todas, todo ello con el fin de que los profesionales se sientan lo más a gusto posible tanto por ellos y ellas mismas, como por el propio bienestar de los pequeños y las pequeñas. La felicidad de los niños y de la niñas debiera ser la principal finalidad de nuestra actividad, y no por lo que vayan a convertirse en el día de mañana, sino porque se la merecen en el día de hoy. si hay algo en el mundo en lo que todos podríamos coincidir es en un bien inequívoco, un valor moral absoluto y un fin en sí mismo: eso es la felicidad y el bienestar de los niños. Alison Gopnik El futuro de los niños es siempre hoy. Mañana será tarde. Gabriela Mistral 7
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