Seminario de valores en lo común
1 Sesión No. 4 Nombre: Qué es un valor? Contextualización La sinceridad es la cualidad de la persona que reconoce la verdad y actúa conforme a ella, sin manipularla ni ignorarla para justificar sus acciones. Quien es sincero hace de la verdad el centro de su vida y se esfuerza por ser objetivo y realista todo el tiempo. La vida es la posibilidad de ser, de existir. Nadie puede disponer ni tratar la vida como un simple objeto. Pocas cosas son tan naturales al ser humano como la búsqueda de la verdad, sobre todo durante la juventud, esa etapa en la que la realidad nos ofrece un abanico de posibilidades en todos los aspectos y sentimos que no queremos desperdiciarlas. Nuestra vida es una constante búsqueda de identificación con algo o con alguien, y una vez que hemos decidido qué tipo de personas queremos ser, buscamos ser auténticos y fieles a ello. Pero una cosa es querer encontrar el ideal y otra muy distinta tener la disciplina y el hábito que se requieren para conseguirlo y vivirlo.
2 Introducción al Tema La verdad es un valor que siempre estamos buscando. Es indiscutible que deseemos que todo lo bueno sea verdadero, porque de no ser así no será de gran diferencia. Existen muchos momentos y circunstancias que constantemente ponen en peligro la honestidad, tantos que a veces ni siquiera nos damos cuenta. La sinceridad es una cualidad de la persona que reconoce la verdad y actúa conforme a ella, sin manipularla ni ignorarla para justificar sus acciones. Quien es sincero hace de la verdad el centro de su vida y se esfuerza por ser objetivo y realista todo el tiempo. El hombre se caracteriza por caminar hacia la verdad pues se alimenta de ésta, pero al mismo tiempo vive rodeado de una constante mentira con la que debe romper para encontrar el camino. La mentira es una transgresión de la propia identidad del ser humano. Mentir es ir en contra de la naturaleza humana, puesto que los ojos fueron hechos para ver, los oídos para escuchar y la inteligencia humana siempre tiende a descubrir la verdad. Cuando la persona miente, confronta su propia naturaleza pues el ser humano no puede mentirse: todo su ser apunta a la verdad. Aquel que miente en cualquier asunto es como si pusiera en circulación una moneda falsa.
3 Explicación II.1 Sinceridad Es difícil encontrar una personalidad sin dobleces. Con frecuencia, las personas somos difíciles y complejas precisamente porque no aceptamos con facilidad nuestras propias limitaciones y defectos. Sin embargo, la sinceridad significa, por un lado, humildad para reconocer exactamente quiénes somos y en qué fallamos, y por el otro, fidelidad ante la verdad que hemos encontrado y que nos exige ser respetada. Actitudes en contra de la sinceridad Fanfarronear con los amigos y compañeros de trabajo. A veces nos dejamos ganar por la imaginación y nos habituamos a exagerar o a confundir lo que realmente logramos o hicimos con lo que hubiéramos deseado. Copiar en los exámenes, falsificar documentos, mentir sobre nuestra identidad, evadir impuestos. Al engañarnos estamos falseando todo nuestro proyecto de vida porque al resolver sin sinceridad los problemas, tarde o temprano terminaremos decepcionados. Así como no podemos engañarnos a nosotros mismos, tampoco debemos permitirnos engañar ni ser engañados en las relaciones sentimentales. Manipular la verdad frente a los demás. Es bien sabido que la personalidad nunca termina de enriquecerse y en ese intento, algunos buscan círculos de amigos, estímulos o comportamientos que les hagan salir de la rutina de casa. La mala relación con los demás es una de las principales causas por las que una persona se siente decepcionada y sola. Mentir respecto al poder adquisitivo o el nivel socioeconómico que se tiene. Ésta es una conducta típica en una sociedad de consumismo y hedonismo como la nuestra. Con esta actitud sólo hacen evidente su falta de autoestima y seguridad en sí mismos, lo que a la larga terminará por alejar más a aquellos supuestos amigos.
4 Fingir empatía sólo para ser aceptado por un grupo. En la búsqueda de reconocimiento y aceptación, es muy común que seamos capaces de sacrificarnos con tal de compartir actividades que nos ayuden a socializar y relacionarnos con un mayor número de personas II.2 Dignidad La dignidad es el merecimiento que tenemos por ser hombres. La dignidad humana es grande pues poseemos dos facultades superiores que nos distinguen de otras especies: la inteligencia y la voluntad. Entendemos por facultades aquellas capacidades humanas que provienen del espíritu. La inteligencia es la capacidad superior que nos guía a la verdad, por la que pensamos, razonamos y reflexionamos. La voluntad es la capacidad superior que nos lleva al bien, el motor que nos mueve a hacer algo. Sin embargo, además de tener dignidad por el simple hecho de ser humanos, ésta se ennoblece cuando mejoramos como personas; sólo entonces nos convertimos en hombres y mujeres dignos. Una actitud de respeto a las personas demuestra el reconocimiento de su dignidad. Todas las personas tenemos dignidad por el solo hecho de existir. Nuestra dignidad reside en el ser, no en el poder o en el tener. Todos los seres humanos tienen un alto valor y merecen respeto porque tienen una gran dignidad como personas, pero debemos trabajar para ennoblecer nuestra dignidad por medio de pensamientos, palabras y acciones que nos hagan mejores seres humanos. Esto podemos lograrlo si vivimos de una manera acorde a nuestra naturaleza, es decir, el ser humano tiene capacidades que no tienen las plantas ni los animales: podemos pensar, amar y tomar decisiones libres; mover nuestra voluntad y actuar de una u otra manera para ser mejores personas cada día y poner lo mejor que tenemos al servicio de los demás. Todos los seres humanos tenemos la misma dignidad, pero hay hombres que, al no respetar la dignidad de los demás ni la suya propia, se hacen indignos y no
5 son confiables. Cuando alguien no se respeta o no respeta a los demás, en realidad está atentando contra su propia dignidad. No debemos olvidar que todos los hombres merecen nuestro respeto, aun aquellos que no se respeten a sí mismos. Tal vez con nuestro trabajo y buen ejemplo podamos lograr que respeten su dignidad y trabajen para ser cada día mejores. El respeto a la dignidad de los demás se manifiesta en el respeto a sus ideas, costumbres y creencias por mucho que difieran de las nuestras. Ésta es una forma de reconocer que también los otros son libres y que sabemos lo mucho que valen. Esta actitud implica dejar a un lado el egoísmo que nos hace pensar sólo en nosotros, en nuestros gustos y en nuestras necesidades, y reflexionar sobre las necesidades de los demás. Existen derechos que no dependen de lo que el hombre hace o de sus méritos pues proceden de la dignidad de ser persona, pero se debe tener muy presente que también hay derechos que se adquieren por el trabajo propio, por el esfuerzo por conseguir una meta y por la manera en que la persona se comporta frente a los individuos. Al esforzarnos por ser mejores personas estamos utilizando la inteligencia para descubrir lo que es bueno para el ser humano, estamos haciendo uso de la libertad para elegir aquello que consideramos bueno y estamos empleando nuestra voluntad para llevarlo a cabo. Cuando descubrimos la propia dignidad somos capaces de salir de nosotros mismos y ver a los demás con respeto y aceptación, independientemente de su estado o posición o del grado de simpatía que podamos sentir por ellos. Cuando descubrimos nuestra dignidad, comenzamos a descubrir la de los demás y, por ende, aprendemos a respetar a los otros y a nosotros mismos. En la actualidad se han acrecentado los atentados en contra de la vida humana: los homicidios, los genocidios, las guerras y el suicidio. Pero también hemos visto cómo incrementan aquellas conductas y actos que violan la integridad y la dignidad de la persona humana, como los intentos de coacción psicológica, la corrupción, las condiciones infrahumanas de vida, la miseria, la desnutrición, el hambre o la criminal distribución de la droga. A todo
6 ello se suman los encarcelamientos arbitrarios, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución y la trata de personas. Se observan condiciones penosas de trabajo en las que los obreros son tratados como mero instrumento de lucro y no como personas libres y responsables. Un relativismo particular según el cual la moral depende de cada situación ha confundido a la conciencia humana y se traduce en inestabilidad en el sentir, en el valorar y en la toma de decisiones. Como consecuencia de ello, el auténtico concepto de la dignidad humana se nos presenta desdibujado y cada vez más perdido. Sin embargo, la dignidad humana es indestructible. No es posible arrebatársela a nadie. Ninguna acción que venga de fuera puede privar al ser humano de ella, pues es valiosa por sí misma.
7 Conclusión Todas estas situaciones y otras semejantes constituyen una degradación que corrompe la civilización humana, deshonra tanto a quienes la practican como a quienes la padecen y es totalmente contraria a la dignidad humana. Con estas bases al término de la sesión el alumno valorará la libertad como el eje rector de su propia identidad y así descubrirá el valor de la dignidad de la vida humana. La autoestima es el valor que nos hace tener plena seguridad de nuestras capacidades para superar los momentos difíciles de nuestra vida. Encontrar un equilibrio en la vida y no dejarse llevar por el placer significa regirnos a nosotros mismos y a nuestra vida de acuerdo a la inteligencia y a la voluntad. Estos temas los ampliaremos en la siguiente sesión.
8 Actividad de Aprendizaje El alumno debe elaborar un resumen en Word, con una extensión de 1 cuartilla sobre los temas tratados en esta sesión, evita copiar lo expuesto en el material presentado, trata de redactarlo con tus propias palabras, tomando en cuenta que se evaluarán los siguientes puntos: Bibliografía. Ortografía y redacción. Introducción (presentar de manera clara y precisa las ideas principales del texto). Contenido (presentar de manera breve y objetiva el texto). Al finalizar el desarrollo de éste tendrás que subirlo a la plataforma.
9 Referencias Bennet, W. J. (1998). Honestidad. Buenos Aires: Vergara. Llanos Cifuentes, R. (1986). Vidas sinceras. México: Minos.