HA, HAY, HACE TEMPORALES EN EL SIGLO DE ORO



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HA, HAY, HACE TEMPORALES EN EL SIGLO DE ORO EL,ISEo DÍEZ ITZA Universidad de Oviedo La descripción y la explicación de los cambios en el sistema de «haber», teniendo en cuenta tanto sus usos personales (tener), como los impersonales (existencia, meteorología y cronología) y auxiliares, así como los sucesivos ajustes de los mismos hasta la lengua moderna, ha sido y continúa siendo, sin duda, una piedra de toque importante en los estudios de morfosintaxis histórica del español.en este sentido, la cuestión que vamos a exponer aquí resulta de una magnitud que excede con creces no sólo los limites que el marco actual nos impone, sino las propias capacidades analíticas del que les habla.me atreveré, no obstante, a esbozar distintos aspectos, a modo de notas, que se pueden tener en cuenta en el estudio de ciertas construcciones con «haber» y que hemos ido reuniendo a partir de una sugerencia del profesor Malkiel 1, que posteriormente nos ha ayudado a precisar la profesora Pensado 2. En los testimonios de la lengua literaria de los Siglos de Oro, la expresión impersonal del transcurso del tiempo se actualiza a través de sintagmas cuyo núcleo es el verbo «haber»: otros que no ha dos horas que no tenían de este mundo otra parte que servir en él de número que acrecentase el de las gentes (El coloquio de los perros, 287) ha días que su despensa espera el domingo de casi ración (El diablo cojuelo, 50) ha más de treinta años que no comí carne (Diálogo de Mercurio y Carón, 116) ha más de cuatro meses que no se da ración en esta casa (Vida de Marcos de Obregón, 1, 128) veinte y más años ha que nos conoçemosy andamos por el mundo juntos (Viaje de Turquía, 100) Comunicación personal durante el XIX Congreso Internacional de Lingüísticay Filología Románicas, Universidad de Santiago de Compostela, 1989. 2 Comunicación personal, Universidad de Salamanca, 1989.

374 EL.ISEO DIEZ ITZA Llegó un mohatero tres días ha (Los sueños, t, 69) me lo osaras dezir of ha diez días (Diálogo de Mercurio y Carón, 75) Nótese que «ha» ya aparecía entonces como núcleo de oraciones tanto principales como transpuestas y en una variedad de combinaciones estructurales similar, si exceptuamos la anteposición del.implemento, al de las actuales construcciones temporales con «hace» ; es decir, con adyacentes de mayor o menor determinación cuantitativa e introducido por un que-2 3 o por las preposiciones «desde» y «hasta», como hitos referenciales de la mencionada cuantificación temporal. Sin embargo, el propio resultado actual de la evolución histórica de estas construcciones, revela que se han producido en el curso de la misma cambios significativos que afectan incluso al núcleo verbal que es ahora «hacer» : Luisito me escribe hace días extrañas cartas (Pepita Jiménez, 198) hace un siglo Juan Bautista Lamarck ponía el siguiente ejemplo (La voluntad, 81) comprar un megret para el tren, (Tiempo de silencio, 228) hace tiempo que no leo policíacas Es difícil mantener la explicación sintáctica de estas oraciones dentro de los límites ciertamente estrechos de la descripción sincrónica 4. He aquí el motivo que nos ha inducido, desde lo que podría considerarse un enfoque histórico funcional s, a tratar de introducirnos en la corriente incesante de la lengua por 3 E, ALARCOS LLORACH, Estudios de gramática funcional del español, Madrid, Gredos, 1978, págs. 192-206. 4 No creemos que un análisis sincrónico, ni siquiera metodológicamente, deba eludir la perspectiva histórica de los fenómenos sintácticos, sino que parece necesario que recurra a los datos de la historia lingüística, del mismo modo que no podemos entender los cambios históricos sin atender a su evolución final. De un modo más o menos directo esta postura se revela en autores como el propio Saussure, Jakobson, Martinet, Von Wartburg, Manczak, Gauger, Mparsky, y, entre nosotros, Alarcos. La negación de la distinción real entre sincronía y diacronía encuentra una formulación más tajante en E. COSERIU, Sincronía, diacronía e historia, Madrid, Gredos, 1973, y más recientemente en F. MARCOS MARíN, Curso de gramática española, Madrid, Cincel, 1980, o en A. NARBONA, Sintaxis española: Nuevos y viejos enfoques, Barcelona, Ariel, 1989. 5 Este apellido compuesto que con el tiempo ha llegado a resultar paradójico, subyace en distintas aproximaciones metodológicas a la lingüística histórica, desde Martinet a Weinreich. Durante el XIV Simposio de la SEL (Madrid, Fundación J. March, 1984), sobre Lingüís tica diacrónica, Móndejar, en un análisis crítico de la metodología de los estudios romanísticos, aboga por un comparatismo historiconfuncional basado en los principios metodológicas del funcionalismo lingüístico; su ponencia se recoge en J. MONDÉJAR, «Sintaxis histórica y sintaxis de una sincronía histórica», RSEL, 15, 1, 1985, págs. 1-23 ; E. RIDRUEJO, «El cambio sintáctico a la luz del funcionalismo europeo», en el mismo Simposio, defiende urea explicación funcional de los cambios sintácticos en la que caben factores pragmáticos. Recientemente, en el Simposio Internacional sobre el español de España y el español de América,

HA, HAY, HACE TEMPORALES EN EL SIGLO DE ORO 375 un recodo, el de los Siglos de Oro, desde el que se divisa mejor el curso entero del fenómeno que estamos estudiando : la referencia impersonal al tiempo cronológico por medio de un verbo irriplementado (haber/hacer). Es decir, se trata de buscar el momento o los momentos históricos más adecuados para abordar la explicación de un determinado fenómeno, los hechos evolutivos de mayor significación, y ello no como un fin en sí mismo, sino como un medio, un método, de investigación sintáctica. Del mismo modo, se puede recurrir al lenguaje coloquial, al lenguaje infantil, a los errores del habla o a los trastornos afásicos, y muchos lingüistas no han dudado en hacerlo. Si nos asomamos a los orígenes de estas expresiones temporales, para lo cual hay que remontarse al latín, y aunque no podemos detenernos mucho en este punto, aparentemente no hallaremos datos que arrojen luz sobre la cues tión que nos ocupa 6. Las explicaciones más plausibles respecto al origen que, en cualquier caso, permanece sin aclarar, pasan por la progresiva asunción por parte de «habeo», de ciertos usos y valores de «sum», frecuente en las construcciones temporales latinas'. Independientemente de cómo se hayan producido los cambios, nos encontramos, al estudiar este fenómeno concreto, cuestiones de gran alcance histórico, como son las relaciones tempranas de «haber» y «ser» o los orígenes de los usos impersonales de estos verbos. Nosotros sólo vamos a llamar la atención sobre una explicación de Cuervo a a este propósito, donde aparece prefigurado el posterior uso de «hay» : Quantos que y son (Cid, 3100) Quantos que allí ha (Cid, 1215) Es decir, lo poco que sabemos al respecto, apunta a que «hay» estuvo ligado o sirvió de puente inicialmente para la expresión temporal impersonal 9. Cáceres, 1989, hemos podido escuchar también a A. NARBONA, «Gramática estructural, gramática histórica, gramática coloquial» (resumen de la ponencia), Boletín de la Asociación de Historia de la Lengua Española, 2, 1989, págs. 3-4, plantear de nuevo este enfoque, cfr. Hacia una gramática histórico-funcional, op. cit., págs. 31-70. 6 M. BASSOLS DE CLIMENT, Sintaxis histórica de la lengua latina, Barcelona, CSIC, II, pág. 207 ; Sintaxis latina, Madrid, CSIC, 1960, I, pág. 149, y II, pág. 403 ; A. ERNOUT y F. THOMAS, Syntaxe latirse, París, Klincksieck, 1953, pág. 210 ; O, RIEMANN, Syntaxte latirse daprès les príncipes de la grammaire historique, París, 1942, pág..69 ; E. VALENTf FIOL, Sintaxis latina, Barcelona, Bosch, 1981, págs. 77-78. M. BASSOLS DE CLIMENT, «Origen de la construcción impersonal del verbo habbee», Revista de estudios clásicos, Universidad de Cuyo, Mendoza, II, 1948, págs. 215-225 ; R. J. CUERVO, Notas a la Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos de A. Bello, Caracas, Ministerio de Educación, 1972 ; S. GiLi GAYA, Curso superior de sintaxis española, Barcelona, Spes y Vox, 1981 ; F. HANSSEN, Gramática histórica de la lengua castellana, Buenos Aires, El Ateneo, 1945 ; J. LuQuF. MORENO, «En torno al sintagma haber impersonal+sustantivo y sus orígenes latinos», RSEL, 8, 1, 1978, págs. 125-147; W. T. STARR, «Impersonal haber in Old Spanish», PMLA, 62, 1947, págs. 9-31. a Nota 104, op. cit., págs. 173-175. 9 STARR, art. cit., pág. 31, destaca la aparente necesidad del elemento adverbial con «ha» en el siglo xil, tendencia cuya fuerza decreció rápidamente en los dos siglos siguientes. Siguiente

376 ELISEO DÍEZ ITZÁ Los ejemplos medievales que hemos encontrado, nada dejan traslucir de esta posibilidad y presentan ya la forma «ha» tal y como se empleó hasta el siglo XIX 1 : también ha un año e más que él e la reina mantienen castidat (El caballero Zilar, 174) Hace falta esperar hasta la época áurea para hallar algunos datos, aún fragmentarios, indicadores de que algo se estaba moviendo en el sistema de la referencia temporal impersonal y hace falta continuar estudiando el desarro llo de estos fenómenos, para considerar que tales datos, aunque excepcionales y limitados a la literatura barroca, sugieren que el Siglo de Oro marca el punto de inflexión más importante para los fenómenos que estudiamos, si bien quedarían por explicar las causas de su generalización tardía en la lengua escrita a principios del siglo xix. Los ejemplos a que nos estamos refiriendo, son aquellos en los que en lugar de la forma «ha» < habet, aparecen la forma aglutinada «hay», impersonal con sentido existencial y único resto fidedigno del antiguo «y» < hic, ibi, y formas impersonales del verbo «hacer» < facere. La relación entre la aparición de «hay» y la de «hace» en el Siglo de Oro como referentes temporales, la hemos encontrado posteriormente, formulada por Rasmussen 11 ; sin embargo, creemos que faltan aún datos para una explicación sistemática de lo que parece una compleja encrucijada de procesos sintácticos, resultando excesivamente simple su argumento y contradictorio con la persistencia de «ha» hasta la actualidad, aunque admite que «sigue siendo un enigma por qué esa nueva forma verbal, hay, no penetró en las expresiones temporales más que esporádicamente» (pág. 18). Corominas y Pascual 12, en el DCECH (s.v. haber), indican que «alguna vez invade hay el terreno del temporal ha», y citan un ejemplo cervantino: Si es el Duque, como vos decís, no hay una hora que le dejé bueno, sano y salvo (La señora Cornelia, 166) Otro ejemplo que hemos hallado lo documenta Pérez Toral 13 en Vélez de Guevara : Vuesa merced me conozca por su servidor; que hay muchos días que le deseaba conocer (El diablo cojuelo, 24) 1 W. T. STARR, art. cit.,pág. 17, cita un ejemplo del Auto de los Reyes Magos (96) y dos más del Libro de Buen Amor (188b, 715d); el ejemplo del Auto lo recoge también P. RASMussF-N, El verbo hacer en expresiones temporales, Copenhague, Revue Romane, número especial, 22, 1981, pág. 16, y señala que «una construcción con haber+y, parecida a la francesa de hoy existió esporádicamente durante algunos siglos. 11 Op. cit., págs. 12-18. 12 J. COROMINAS y J. A. PASCUAL, Diccionario Crítico Etimológico Castellano e Hispánico, Madrid, Gredos, 1980. 13 M. PÉREZ TORAL, Sintaxis histórica de las oraciones impersonales con el verbo «hacer», Oviedo, servicio de publicaciones de la Universidad de Oviedo, 1988.

HA, HAY, HACE TEMPORALES EN EL SIGLO DE ORO 377 Aunque autores como Corominas o Bello 14, señalan que este uso es relativamente frecuente en los Siglos de Oro ; lo cierto es que, al menos en el caso de lo que Pérez Toral' 5 llama construcciones temporales referidas al «tiempo cronológico», su empleo parece más escaso, ya que no hemos podido documentar directa ni indirectamente, más ejemplos de este uso en los Siglos de Oro, lo cual, a nuestro modo de ver, no les resta significación histórica. El otro caso al que hacemos referencia es el de los ejemplos donde aparece ya «hace», en lugar de «ha» I6: Hace hoy un año, un mes, cinco días y nueve horas que me entregásteis a vuestra querida hija por legítima mujer mía (El celoso extremeño, 173) Hoy hacen, señor, según mi cuenta, quince años, un mes y cuatro días que llegó a esta posada una señora en hábito de peregrina (La ilustre fregona, 199) Si nos ahorcan, que es el finibus terrae, tal día hizo un año (Los sueños, 148) A saber, que un día del mes pasado de mayo, que este de hoy hace un año, tres días y cinco horas, Leonisa y sus padres se iban a solazar con toda su parentela (El amante liberal, 55) Estos primeros indicios del cambio de «haber» por «hacer», han recibido diversas explicaciones a partir de algunas consideraciones de Cuervo 1 7 sobre el sentido de «completar» que en algunas oraciones tiene «hacer». Porto Dapena 18, apoyándose en varios ejemplos de Santa Teresa, y en lo apuntado por Cuervo, sugiere que la aparición de «hace» está ligada a la presencia de un término «ad quem» ; por su parte, Pérez Toral I9 interpreta la presencia de dicho término como un resultado y no una causa del empleo de «hacer» y justifica este apoyándose en el sentido que «hacer» también tenía de «sumar», de expresar el resultado de una cuenta o sumatorio. De acuerdo con esto, «hacer» tendría un origen semánticamente motivado en la búsqueda de una referencia temporal más precisa. 14 COROMINAS Y PASCUAL, Op. cit., t. G-MA, pág. 295 ; A. BELLO, Gramática de la lengua casiellana..., págs. 223-227. '5 M. PÉREZ TORAL, «Usos impersonales del verbo hacer», Contextos, III/6, 1985, págs. 97-114. 16 La primera ocurrencia la documenta H. KENISTON, The syntax of castilian prose, Chicago, University of Chícago Press, 1937, en la Correspondencia, de BERNARDINO DE MENDOZA datada en el año 1579, aunque le merece la siguiente opinión : «the reading of the text is almost certainly an error of the editor, for no other example of the use of hacer to indicate time, either in the present or the imperfect, has been found in sixteenth century prose> (pág.433). " Gp. cit., págs. 173-175. le A. PORTO DAPENA, «Sobre la expresión hace tiempo (que)», Seria Philologica E Lázaro Carreter, i, Madrid, Cátedra, 1983, págs. 485-504. iv Sintaxis histórica..., pág. 76 y sigs.

378 ELISEO DÍEZ ITZÁ La progresiva gramaticalización de «haber» y la correlativa desemantización 20, que había provocado previamente ya la pérdida del valor personal (tener), alcanzaba así a la impersonal temporal en una época de evolución muy activa, de selección y fijación de usos en la lengua literaria, de ajuste de una conjugación con muchas irregularidades y de la manifestación de fenómenos largamente incubados que salen de un estado latente z1, características todas pertinentes en relación con los fenómenos que nos ocupan. No es de extrañar que, en este contexto, se dé una cierta confusión en cuanto a los usos de «haber», y el existencial «hay» recupere su arcaico santido temporal (no sería, por tanto, una invasión), probablemente mantenido en el ámbito vulgar y dialectal; de hecho, todavía hoy pervive en las hablas asturianas el uso de «hay» con sentido temporal. Por otra parte, y según el tip de implemento, entre «hay» y «hace» también se producen relaciones de superposición como en : Hay viento/hace viento. Otro elemento de confusión se da en oraciones como la citada arriba de El diablo cojuelo. Ha días que su despensa espera el domingo de casi ración donde «ha» puede ser sustituido por «hay» : hay días que... Cabría aducir también los casos en los que el adverbio «y» se omite zz, prestándose a confusión el «a» entre distintos usos de «haber» e incluso con la preposición : a dos días de camino; Corominas 23 cita un ejemplo medieval : en essas sanctas aguas a otra mejor costumbre (Libro de Alexandre, 13066) y el Diccionario de Autoridadesz4 advierte bajo la preposición A : «por la misma razón también es equivocación o error decir que la A significa trato de tiempo, como en este ejemplo, A un año que viene a la Corte, respecto de que en esta y semejantes locuciones no es A sola, sino há sincopado, tiempo presente del verbo Hacer, y vale lo mismo que hace un año que vine, etc.», donde de paso se revela que poco más de cien años después hace ya era generalmente aceptado. Todos estos problemas fueron solucionándose : el adverbio «y» de los usos impersonales existenciales desaparece en todos los tiempos excepto en el presente donde podía existir confusión. Fijada la forma «hay» impersonal de existencia, la impersonalidad cronológica se traslada a «hacer», con lo que «haber» se reduce a los empleos auxiliares, en una evolución en la que los romances hispánicos se apartan de los demás que conservan el empleo principal de «habeo» y en algunos casos el impersonal temporal «hay» (fr. il y a) y el auxiliar. 2 RAE, Esbozo de una nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa-Calpe, 1973. 21 R. LAPESA, Historia de la lengua española, Madrid, Gredos, 1986. 22 Para un estudio pormenorizado, cfr. STARR, art. cit. ; también E. B. PLACE, «Causes of the failure of Old Spanish y and en to survive», Romanic Review, xxi, 1930, pág. 223 y sigs. 23 COROMINAS Y PASCUAL, op. cit., pág. 295. 24 Diccionario de Autoridades, Madrid, Gredos, 1963.

HA, HAY, HACE TEMPORALES EN EL SIGLO DE ORO 379 La profundidad y el sentido de los cambios morfosintácticos que provoca la gramaticalización extrema de «haber», van sin embargo mucho más allá de la mera aparición de «hay» o «hace», que tiene, ante todo, un valor sintomático de tales cambios. La lengua reacciona ante una necesidad funcional de la comunidad de hablantes, como es la de la expresión cada vez más precisa del transcurso del tiempo, por medio de una variedad de recursos sintácticos. Así, se constata en esta época la multiplicación de posibilidades estructurales por encima incluso de las que finalmente hemos dado en emplear. La oposición entre las posiciones del implemento, antepuesta o pospuesta, con los sentidos respectivos de mayor o menor indeterminación, ligándose a «haber» la primera y a «hacer» la segunda. La introducción de cuantificadores diversos. Y, sobre todo, la diferenciación entre la oración principal que adquiere más matices de indeterminación y la transpuesta que se prefiere para la referencia más precisa y, por lo tanto, se consolida a través de esta función. La evolución posterior y el análisis sincrónico de estas estructuras, no se entienden sin dichos cambios, sobre todo habida cuenta la rápida gramaticalización del nuevo «hacer» temporal y su incorporación a los esquemas sintácticos de «ha ber» que luego persistió como núcleo de estas construcciones, poniendo de relieve que «hay» y «hace» temporales venían más bien a expresar la dinámica planteada, en un momento de inflexión, entre soluciones morfosintácticas antiguas y modernas (dicho sólo desde el sentido que luego ha tomado la evolución). Ambas formas resultan en el Siglo de Oro anacrónicas frente a «ha», pudiendo interpretarse «hay» como el vestigio de los orígenes existenciales del «haber» temporal que emerge en unos momentos de cambio y vacilación que afectan precisamente al paradigma de «haber» zs; y pudiendo interpretarse «hace» como «señal protohistórica» (en términos de la historia de estas construcciones), que bien podría reflejar los cambios internos que se estaban produciendo en el sistema de la lengua hablada, o responder a influencias externas 2e, a un prurito de precisión en los escritores o a un factor pragmático incontestable como la exigencia, en una sociedad que progresa con rapidez y donde el tiempo cada vez se valora más, de expresar mejor su transcurso. TEXTOS CITADOS A. AZORIN, La voluntad (ed. de E. Inman Fox), Madrid, «Clásicos Castalia», Castalia, 1982. M. DE CERVANTES, «El casamiento engañoso y Coloquio de los perros» (ed. de A. Valbuena Prat), en Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1980, págs. 253-295. 25 Resta estudiar la posible relación con otras soluciones románicas y dialectales, como las gallegas o las asturianas ya citadas. 2" El sistema sería entonces más permeable a variantes diversas y a factores situacionales, entendiendo éstos en un sentido menos reduccionista de lo que lo hace la sociolingüística americana ; cfr. E. DIEZ ITZA, «Hacia una definición de las variables pragmáticas en psicología del lenguaje: I. Algunos determinantes sítuacionales de la actividad lingüística», Contextos, VI/ 11, 1988, págs. 91-108 ; U. WEINREICH; W. LABOV y M. I. HERZOG, «Empirical Foundations of Theory of Language Change», ed. por W. P. LEHMANN y Y. MALKIEL, Directions for Historical Linguistics, Austin, University of Texas Press, 1968.

380 ELISEO DÍEZ ITZA - La ilustre fregona, ibid, págs. 177-207. - El celoso extremeño, ibid., págs. 155-175. ---- El amante liberal; ibid, págs. 51-57. - La señora Cornelia, ibid, págs. 231-255. V. ESPINEL, Vida de Marcos de Obregón (ed. de S. Gil Gaya, Z vols.), Madrid, «Clásicos Castellanos», Espasa-Calpe, 1969. Libro del Caballero Zifar (ed, de F. González Muela), Madrid, «Clásicos Castália», Castalia, 1982. L. MARTIN SANTOS, Tiempo de silencio, Barcelona, Seix Barral, 1985. F. DE QUEVEDO, Los sueños (ed. de J. Cejador y Frauca), Madrid, «Clásicos Castellanos», Espasa- Calpe, 1972. A. DE VALDËs, Diálogo de Mercurio y Carón (ed. de J. F. Montesinos), Madrid, «Clásicos Castellanos», Espasa-Calpe, 1971- J. VALERA, Pepita Jiménez (ed. de M. Azaña), Madrid, «Clásicos Castellanos», Espasa-Calpe, 1971. L. VÉLEZ DE GUEVARA, El diablo cojuelo (ed. de F. Rodríguez Marín), Madrid, «Clásicas Castellanos», Espasa-Calpe, 1969. Viaje de Turquía (ed. de F. García Sal nero), Madrid, Cátedra, 1980. Anterior Inicio