El principio de la Proporcionalidad y de los daños colaterales desde un punto de vista práctico



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Transcripción:

El principio de la Proporcionalidad y de los daños colaterales desde un punto de vista práctico Javier Guisández Gómez 28/11/2011

Índice de Contenidos Pag. 1. GENERALIDADES 4 2. LA PROPORCIONALIDAD SEGÚN LA NORMATIVA 4 2.1. LA PROPORCIONALIDAD DURANTE TIEMPO DE GUERRA 5 2.2. LA PROPORCIONALIDAD DURANTE TIEMPO DE PAZ 6 2.3. COMPARACIÓN DE LOS ÍNDICES DE PROPORCIONALIDAD 7 3. LOS PILARES BÁSICOS DE LA PROPORCIONALIDAD 8 3.1. LOS PARÁMETROS VERSUS LOS DAÑOS 9 3.1.1 Estudio de la misión a desempeñar 10 3.1.1.1. Cubre la misión encomendada el objetivo que se va a batir? 10 3.1.1.2 Admite la misión la designación de un objetivo alternativo? 11 3.1.1.3 Admite la misión flexibilidad para establecer la hora del ataque?11 11 3.1.2. Examen del Objetivo a neutralizar 12 3.1.2.1. Qué valor tiene la información disponible sobre el objetivo? 12 3.1.2.1.1. La actualización de los datos sobre el objetivo. 12 3.1.2.1.2. La veracidad de la fuente de información sobre el objetivo. 13 3.1.2.2. Cumple el objetivo los requisitos para ser un objetivo militar? 13 3.1.2.2.1. Naturaleza o esencia del objetivo 14 3.1.2.2.2. Ubicación o localización del objetivo 14 3.1.2.2.3. Utilización o acción del objetivo 14 3.1.2.2.4. Finalidad o propósito del objetivo 15 3.1.2.3. En qué grado cumple los requisitos de objetivo y por qué? 16 3.1.2.4. Existen objetivos alternativos al encomendado en la misión? 16 3.1.2.5. Cuál de los objetivos es más rentable e implica un menor riego? 17 3.1.3. Las Fuerzas Propias a dirigir 18 3.1.3.1. Qué bajas se esperan encajar a lo largo de la acción? 18 3.1.3.2. Hay procedimientos para reducir el número o gravedad de bajas? 18 3.1.3.3. Cómo y cuándo voy a atender a mis propias bajas? 18 2

3.1.4. Los resultados a alcanzar 19 3.1.5 El armamento a utilizar 20 3.1.6 Los plazos a conseguir 20 Índice de Contenidos (continuación) 3.2. LA DISCIPLINA DE LOS SUBORDINADOS 21 3.3. EL CONTROL DE LAS ÓRDENES 22 3.4. LA BUENA FE DEL COMANDANTE 22 3.4.1. Análisis de la Decisión 23 3.4.2. Análisis del Ataque 24 4. LA NECESIDAD MILITAR (NM) 24 5. LA VENTAJA MILITAR (VM) 25 5.1. LA VENTAJA MILITAR DIRECTA 26 5.1.1 La Ventaja Militar Directa Mediata 26 5.1.2. La Ventaja Militar Directa Inmediata 26 5.2 LA VENTAJA MILITAR INDIRECTA 27 5.2.1. La Ventaja Militar Indirecta Mediata 27 5.2.2. La Ventaja Militar Indirecta Inmediata 27 5.3. LA VENTAJA MILITAR INDEFINIDA 28 5.4. LOS PARÁMETROS DE LA VENTAJA MILITAR 28 5.4.1. Importancia del objetivo para el enemigo. 29 5.4.2. Importancia del objetivo para el atacante. 32 5.4.3. Capacidad de Amortiguamiento 32 5.4.4. Demora en la materialización de los efectos 33 5.4.5. Reservas existentes de la misma naturaleza 34 5.4.6. Vulnerabilidad que presenta el objetivo 35 5.4.7. Dispersión de los elementos del objetivo 35 5.4.8. Distancia al objetivo desde el punto inicial 36 5.4.9. Facilidad para su Identificación 36 5.5. EVALUCIÓN Y VALORACIÓN DEL OBJETIVO 37 5.5.1. Valoración con respecto a su Naturaleza. 38 5.5.2. Valoración con respecto a su Ubicación 38 3

6. CHECK LIST PREVIA A LA DECISIÓN 39 7. LA ORDEN DE OPERACIONES A LA LUZ DEL DICA 40 4

1. GENERALIDADES A pesar de que el Derecho de la Guerra (DG) nació en y para la guerra, es precisamente cuando se hace uso de él, de una manera práctica, es decir, durante la planificación y la conducción de las hostilidades, cuando aparece su verdadero talón de Aquiles que no es otro sino la interpretación y aplicación del Principio de la Proporcionalidad (PP). Este problema surge no sólo antes del ataque, periodo en el que hay que estimar los daños probables colaterales que se van a generar y la ventaja militar deseable que se espera obtener, sino también después del mismo, al constatar el acierto de nuestras previsiones, o al aceptar los errores cometidos. Tal vez sea el principio más comentado y exhibido como la solución a los reproches que puede sufrir un combatiente, y de todos es conocido su significado, al menos desde un punto de vista conceptual. Por otro lado, al hablar de este tema, debemos aceptar que con mucha frecuencia nos mantenemos exclusivamente entre un plano filosófico y otro testimonial, conformándonos con enunciados, definiciones y marcos generales que, la mayor parte de las veces, resultan confusos desde un punto de vista jurídico y, sin duda, insuficientes desde un punto de vista operacional y táctico. El objeto de este enfoque, basado en la propia experiencia, es el de proponer un procedimiento sistemático que permita seguir el proceso de planeamiento por el Estado Mayor y la Toma de Decisiones por el Comandante, de manera que sean considerados todos aquellos hitos que podrían ser definitorios a la hora de enjuiciar los daños incidentales generados como consecuencia de un ataque. 2. LA PROPORCIONALIDAD SEGÚN LA NORMATIVA La íntima relación entre los campos de aplicación del Derecho Internacional 5

Humanitario (DIH) y del Derecho Internacional de los Derechos Humanos (DIDH), puede generar una situación de complacencia que no plantee inquietudes sobre la valoración del PP, ni sobre su evaluación cuantitativa, cuando realmente tanto su significado como los criterios para su interpretación dependen drásticamente según la luz de la normativa internacional que se utilice. Un elemento clave a la hora de interpretar el PP es sin duda alguna el escenario en el que se desarrollen los hechos, pues a pesar de la intrínseca correspondencia y, en ocasiones, del amplio solape entre el DIDH y el DIH, el hecho de que el escenario sea de paz o de conflicto armado es definitorio para su interpretación y, por lo tanto, para sus consecuencias. 2.1 LA PROPORCIONALIDAD DURANTE TIEMPO DE GUERRA A la luz del Derecho Internacional de los Conflictos Armados (DICA), el Índice de Proporcionalidad (IP) se definiría como una proporción (cociente) entre la Ventaja Militar (VM) alcanzada, o cuando menos la que se espera alcanzar, y los daños generados a las personas y bienes protegidos, también calificados de manera genérica como Daños Incidentales o Colaterales (DC); es decir, utilizando una notación matemática, diríamos que el IP = VM/DC. Aprovechando el lenguaje matemático y haciendo exclusión de otro tipo de consideraciones, podemos decir que, si la VM, es decir el numerador, valiera infinito, admitiría como denominador (DC) cualquier valor finito. Trasladando esta aseveración al terreno operacional, esta situación sólo se daría en el caso de que el objetivo a batir fuera de tal magnitud, que su neutralización, destrucción u ocupación implicara el fin de las hostilidades. De igual manera, cuanto menor sea el denominador (DC), menor podría llegar a ser la VM pretendida, por lo que la aplicación de la fuerza contra un objetivo, siempre que cumpliera los requisitos para recibir la calificación como tal, no necesitaría de cálculos y valoraciones muy complicados. Sin embargo, a la luz del DIDH el Índice de Proporcionalidad (IP) se definiría como la proporción o cociente entre la Ventaja Militar (VM) alcanzada, o cuando menos que se esperaba alcanzar, y los daños que han sufrido las fuerzas propias durante el desarrollo de la acción u operación militar. 6

Aprovechamos este concepto para recordar algo que debe ser obvio, y es que la responsabilidad de proteger los DDHH de las fuerzas propias es exclusiva de su Comandante. Dicho con otras palabras, cuanto menor VM proporcione la neutralización del objetivo, menores bajas propias son aceptables. Por el contrario, una operación en la que los daños sufridos hayan sido nulos, admitiría cualquier valor no nulo en el numerador, por pequeño que éste fuera, es decir, podrimos emplear nuestra fuerza contra un objetivo inútil, que si bien sería un descrédito operacional para el Comandante como tal, no se le podría acusar de haber infringido el PI, a la luz del DIDH. Es curioso que el supuesto que acabamos de mencionar, es decir el de relacionar las bajas propias con la VM es mucho mejor comprendido, que cuando nos referimos a los Daños Colaterales, ya que el Comandante de una Unidad tiene muy clara la idea de que el responsable de los Derechos Humanos de sus hombres es él mismo, y que si un centenar de madres han depositado a sus hijos en él para que les conduzca militarmente, cuando regrese de la misión, el número de efectivos debe ser lo más cercano posible a 100, y en caso contrario, debería tener argumentos fundados, sólidos y concretos que justificasen tal pérdida. Por otra parte, cuando se habla de Daños Colaterales, como los sujetos que los han sufrido se encontraban, durante el ataque, en las proximidades del adversario, se les ve con frecuencia lejanos y, lo que pudiera ser aún peor, proclives al enemigo, lo que no deja de ser una peligroso error de interpretación, y una postura que puede generar graves o incluso criminales consecuencias. Una vez más aprovechamos para recordar que la palabra civil nunca puede ir acompañada del adjetivo enemigo, ya que ambos conceptos son incompatibles. Es decir, si es civil no es enemigo, y si es enemigo ha dejado de ser civil. De la única manera que podríamos aproximar dichos términos, sería diciendo que una persona es un civil del país enemigo, o un civil que simpatiza con el enemigo, que obviamente es radicalmente distinto, ya que los civiles no tienen adjetivos calificativos de los que se pudieran deducir tratamientos distintos. Por otra lado, en este tipo de escenarios, es decir en el caso de conflicto 7

armado, con independencia de la naturaleza del mismo (internacional o no internacional), las Fuerzas Armadas desarrollan un papel predominante, mientras que las Fuerzas de Seguridad del Estado, se dedican principalmente al mantenimiento de la ley y el orden, algo que se va a invertir durante el tiempo de paz o incluso de violencia interna, durante los cuales será la Policía o las Fuerzas de Seguridad del Estado quienes lleven el protagonismo, y las Fuerzas Armadas quienes les apoyen o permanezcan en stand by. 2.2 LA PROPORCIONALIDAD DURANTE TIEMPO DE PAZ El tratamiento de este principio, cuando el escenario no es de guerra, es mucho más restrictivo, ya que a la luz del DICA, toda la normativa nacida y elaborada para ser aplicada, como indica de manera expresa su título, durante un Conflicto Armado, permanecerá, en el mejor de los casos dispuesta, pero siempre en el cajón. Dicho con otras palabras, en este escenario, no habrá operaciones militares, sino operativos y acciones policiales; no habrá objetivos militares sobre los que aplicar la fuerza, sino tan sólo la búsqueda del imperio de la ley y el orden; no habrá posible Ventaja Militar para alcanzar, al no existir enemigo; no habrá operaciones ofensivas sino exclusivamente defensivas, ya que el hecho de ejecutar una operación ofensiva equivaldría a cometer una agresión sin justificación alguna, y en consecuencia, ningún uso de la fuerza por las Fuerzas Armadas, como tal, tendría justificación legal. Es decir, nos encontramos con una fracción matemática en la que el numerador, es decir la VM tendría un valor nulo, por lo que cualquier valor por pequeño que fuera del denominador, es decir el guarismo que representara a los DC, haría que el IP alcanzara el valor de infinito y, en consecuencia, sería inaceptable, jurídica y operacionalmente. Jurídicamente porque el daño sería desproporcionado y, en consecuencia, reprobable, y operacionalmente porque el uso de tiempo, armamento y esfuerzo de las unidades, así como el riesgo arrostrado, para no conseguir ninguna VM no tendría sentido alguno. Por otra parte, las Fuerzas de Seguridad del Estado, como ya se ha mencionado, desarrollarán el papel más importante, ya que el máximo nivel de violencia existente sería el de disturbios, tensiones, motines, etc.; mientras que 8

las Fuerzas Armadas se ocuparían tan sólo de apoyar a las anteriores, o en el caso más desfavorable, de actuar en misiones policiales. En este caso, a la luz del DIDH, el Índice de Proporcionalidad (IP) se definiría como la proporción o cociente entre la Agresión u Ofensa recibida y la Reacción o Defensa que realicemos en respuesta a aquella. Dicho con otras palabras, sería necesaria una acción previa del agresor para que hubiese una reacción, y ésta tendría que ser proporcional a aquella. Obviamente, con el planteamiento que acabamos de hacer, se podría calificar de desproporcionado el hecho de responder, por ejemplo, a un ataque llevado a cabo con un arma tipo MK-47 o similar, con el fuego efectuado desde un helicóptero o desde un avión de combate. 2.3 COMPARACIÓN DE LOS ÍNDICES DE PROPORCIONALIDAD Una manera de aglutinar lo que hemos dicho hasta ahora y de comparar las diferencias, en ocasiones muy sensibles, sería a través de la comparación de dos variables; a saber: la situación en la que se están desarrollando las operaciones, y el punto de referencia utilizado para medir el índice de proporcionalidad. Con respecto a la situación, aún a sabiendas de que puede haber matices, como los que se presentan anejos a la violencia o a los disturbios internos, se pueden establecer dos escenarios básicos: tiempo de paz y tiempo de conflicto armado. Con respecto a los puntos de referencia serían dos las normativas internacionales; a saber: la de los Derechos Humanos y la del Derecho Humanitario, que si bien están íntimamente relacionadas entre sí, sus implicaciones en lo que se refiere al principio de la proporcionalidad, son diametralmente distintas. Índice de Proporcionalidad (IP) Escenario Paz Conflicto Armado Derecho Internacional de los Conflictos Armados VM DC = 0 DC = 0 = IP VM DC = IP 9

Derecho Internacional de los Derechos Humanos Ofensa Defensa = IP VM Bajas Propias = IP 3. LOS PILARES BÁSICOS DE LA PROPORCIONALIDAD Antes de profundizar en lo que podríamos denominar los procedimientos o el check list de la Proporcionalidad, es imprescindible construir un ambiente propicio que elimine posibles errores de interpretación, por aquellos jueces o peritos que van a tener la oportunidad de juzgar el caso en sí, la decisión que se tomó y las consecuencias que provocaron. Porque no debemos olvidar que los encargados de juzgarnos, no tendrán necesidad de hacerlo en tiempo real, como se ve obligado a decidir el Comandante, ni bajo la tensión que genera el fuego enemigo, ni ante la obcecación que pueda producir la visión de bajas propias, quizás destrozadas o criminalmente generadas, ni con la incomodidad que supone el estar oculto y vistiendo uniforme de camuflaje, ni con el riesgo que implican los efectos de los mosquitos o de la leishmaniasis. Por el contrario, aquellos que nos van a analizar y a juzgar, van a disponer de todas las herramientas necesarias, de todo el tiempo requerido y de todos los colaboradores que les permitan detectar cualquier error criminal o inconscientemente cometido por nosotros o por nuestros subordinados, tanto por acciones realizadas (comisión), como por posiciones pasivas adoptadas (omisión). Durante la planificación y el desarrollo de las operaciones siempre van a aparecer incógnitas que unas veces podrán ser superadas utilizando hipótesis razonables y, a partir de ellas, elaborando planes alternativos, y otras deberán ser enfrentadas como tales incógnitas, aplicando el llamado proceso de la decisión en situación de incertidumbre, que se fundamenta en tomar más márgenes de maniobra en aquellos puntos en los que la aplicación de la fuerza, como consecuencia de las lagunas y del desconocimiento de datos, pueda generar valores de daños indeseables por su magnitud y por los resultados alcanzados. 10

En cualquier caso, si queremos reducir riesgos innecesarios y evitar escenarios de alto riesgo, no tendremos otra opción razonable que basarnos en lo que podrían ser los cuatro pilares básicos de la Proporcionalidad. A saber: el estudio de los parámetros, la disciplina de los subordinados, el control de las órdenes y la rectitud o buena fe del comandante. Los pilares básicos de la Proporcionalidad Estudio de los parámetros relacionados con los daños La disciplina de la fuerza que va a llevar a cabo el ataque La capacidad para controlar las órdenes emitidas El grado de rectitud o buena fe que ha mostrado el Comandante 3.1. LOS PARÁMETROS VERSUS LOS DAÑOS Este campo cubre la misión que tiene desempeñar la unidad, el objetivo u objetivos que deben neutralizar, las fuerzas propias dispuestas y adiestradas para ser dirigidas, los resultados impuestos para ser alcanzados, el armamento asignado para ser utilizado, y los plazos exigidos para ser cumplidos. Los parámetros del ataque La misión a desempeñar El Objetivo a neutralizar Las Fuerzas propias a dirigir Los resultados a alcanzar El armamento a utilizar Los plazos a conseguir Aunque todos los elementos están íntimamente relacionados entre sí, los tres primeros; es decir: misión, objetivo y fuerzas propias, constituyen la base esencial para analizar la necesidad militar, que constituye el elemento indispensable para que el taque reciba la calificación de legítimo. Por su parte, los tres últimos forman el núcleo básico en el proceso de la decisión, ya que a partir de él, el Comandante debe evaluar si las Reglas de Enfrentamiento que le han asignado son o no suficientes, son o no adecuadas a las exigencias que le han incluido en la misión 11

3.1.1. Estudio de la Misión a desempeñar Del estudio de la misión se van a poder deducir las posibilidades que tiene el Comandante, así como el margen de maniobra disponible para interpretar y deducir posibles lagunas en la misma. El análisis de la misión es de capital importancia, no sólo por las conclusiones que de él se deducen, sino que, como luego veremos, al estar íntimamente ligado con la Necesidad Militar, la relación de la misma con los objetivos puede llegar a ser definitoria, bien para excluir determinados objetivos o bien para solicitar una ampliación de la misión, de manera que admita una mayor gama de objetivos. El procedimiento más práctico para analizar la misión a la luz del DICA, siempre con el propósito de poder justificar posteriormente nuestra acción sobre el objetivo y, en consecuencia, los posibles daños que, con toda probabilidad, va a generar el hecho de aplicar nuestra fuerza sobre el mismo, pasa por el estudio y repuesta de una serie de cuestiones, cuya enumeración podría ser la que se trata a continuación. Estudio de la Misión a desempeñar Cubre la misión encomendada el objetivo que se va a batir? Admite la misión la designación de un objetivo alternativo? Admite la misión flexibilidad para establecer la hora del ataque? 3.1.1.1. Cubre la misión encomendada el objetivo que se va a batir? A pesar de ser una yes/not question, es decir una pregunta que sólo admite como respuesta un si o un no, es tan importante o, expresado con más propiedad, es tan importante la respuesta que obtengamos de ella, que podremos conocer inmediatamente si el ataque o la ocupación del objetivo, desde el punto de vista militar, será o no necesario. Por otro lado, su respuesta está contestando también si el uso de la fuerza que pretendo emplear con mi unidad sobre el objetivo, durante el desarrollo de la misión encomendada, va a ser legítimo o ilegítimo. 12

El principio de Necesidad Militar nos dice que no se pueden atacar a todos los perros que nos ladran por el camino, y esto es así por dos razones: desde un punto de vista táctico porque cada unidad debe tener perfectamente definidos sus objetivos, y desde un punto de vista legal, porque si el objetivo no estuviera incluido en nuestra misión, no existiría justificación alguna, para generar efectos sobre el mismo, y mucho menos daños sobre sus inmediaciones. 3.1.1.2. Admite la misión la designación de un objetivo alternativo? El hecho de que un Comandante haya sido investido, entre sus atribuciones habituales, para poder encontrar un objetivo alternativo al primario que le fue asignado, obliga a un mayor análisis del ataque, de sus posibles consecuencias, y de las otras posibles opciones. Con lo que la responsabilidad sobre estas elecciones también recaerá sobre ese Comandante al que le han incrementado el campo de decisión. Por el contrario, cuando el Comandante no puede optar por un objetivo alternativo, su responsabilidad se circunscribe exclusivamente a tres aspectos: la decisión que tome sobre el hecho de atacar el objetivo o abstenerse de hacerlo; la eficacia de los resultados o efectos obtenidos sobre el objetivo, y la gravedad de los daños generados, como consecuencia del ataque, en las personas o bienes protegidos. Tipos de efectos a conseguir sobre los objetivos Planeado Deseado Tipo de ataque Correctos SI NO DIRECTO Temerarios SI NO INDIRECTO Negligentes NO NO DIRECTO Imprudentes NO NO INDIRECTO 3.1.1.3. Admite la misión flexibilidad para establecer la hora del ataque? Habitualmente nuestras acciones no son independientes, por el contrario forman parte de una operación más compleja y, en consecuencia, los resultados que obtengamos estarán interrelacionados con los de otras 13

unidades de similar rango, y con el propósito o finalidad propia que tenga asignado la unidad superior de la que formamos parte. Todo ello, sin duda, no permite ningún tipo de flexibilidad y, por consiguiente el hecho de que la hora escogida para el ataque no fuera la más oportuna, en relación con los daños generados o que se pudieran generar, no responsabiliza directamente al ejecutante, sino al que ordenó la acción. En el caso de que el Comandante directo pudiera elegir el momento del ataque, la responsabilidad de escoger aquel periodo de tiempo en el que por costumbre del área, por su específica situación o por su especial circunstancia, se prevé que el número de civiles (personas que no participan directamente de las hostilidades) próximos al objetivo sea menor, añade una responsabilidad más al Comandante, toda vez que su misión no se limita a batir el objetivo, con el grado de neutralización establecido, sino también tiene que minimizar los daños colaterales, haciendo uso de la herramienta que le han proporcionado, que no es otra, sino la de escoger el momento más oportuno para efectuar el ataque. 3.1.2. Examen del Objetivo a neutralizar Al igual que en el caso anterior con la misión, aquí también conviene establecer un protocolo específico, constituido por preguntas concretas, cuyas respuestas no deben serlo menos. En efecto, las contestaciones a las mismas tiene que estar alejadas de toda ambigüedad, ser claras y, siempre que sea posible, numéricas, al objeto de que puedan ser utilizadas como argumentos de peso, en la justificación de los daños generados. Se deben evitar todo tipo de consideraciones filosóficas, que aunque tuvieran un valor moral o general, serían difícilmente comparables con los las cifras siempre duras e indeseables de los daños generados. El protocolo tiene que intentar dar cumplida respuesta a una serie de cuestiones básicas, cuyo objeto es el de obtener valores sobre los aspectos que beneficien el análisis del ataque (los efectos) y las consecuencias indeseables (los daños), y cuya enumeración podría ser la que se trata a continuación. 14

Examen del Objetivo a neutralizar Qué valor tiene la información disponible sobre el objetivo? Cumple el objetivo los requisitos para ser un objetivo militar? En qué grado cumple los requisitos de objetivo y por qué? Existen objetivos alternativos al encomendado en la misión? Cuál de los objetivos es más rentable e implica un menor riego? 3.1.2.1. Qué valor tiene la información disponible sobre el objetivo? Antes de ordenar un ataque, es necesario contar con información no sólo sobre el objetivo, sino también de sus zonas aledañas, hasta el punto que su ausencia podría aconsejar posponer o incluso abortar el ataque. En todo caso, el hecho de contar con información no es suficiente, pues para que sea válida, la misma tendría que cumplir los Criterios de Empleo del Reconocimiento, es decir: veracidad, oportunidad, secreto y actualización. Si se prescinde, por no ser objeto de este trabajo, del secreto y de la oportunidad, cuya mayor relevancia es táctica y operacional, debemos centrar nuestro estudio en la actualización y la fiabilidad. 3.1.2.1.1 La actualización de los datos sobre el objetivo. Dos son los elementos en los que se basa la actualización, la fecha en que dicha información ha sido obtenida y los cambios posibles que hayan podido acaecer desde entonces, y que por su especial significado pudieran afectar a la decisión. Tanto la fecha de la obtención, como las variaciones surgidas después de haber finalizado el informe de inteligencia, son dos consideraciones totalmente concretas. La primera al ser un guarismo se conoce o no, y la segunda, aunque implica un juicio de valor, se puede y se tiene que concretar en una valoración que vaya desde la denominación con cambios significativos, a sin cambios dignos de mención. En ambos casos, la firma del Oficial de Inteligencia debe refrendar y validar los 15

datos o las apreciaciones por él efectuadas, de manera que puedan constituir un argumento sólido a la hora del análisis de los resultados por el superior o por una autoridad judicial. 3.1.2.1.2. La veracidad de la fuente de información sobre el objetivo. El Comandante debe disponer de datos concretos que reflejen una de dos: bien que la información ha sido procesada por testigos directos, o bien que los agentes que la han explotado gozan de un prestigio avalado por transmisiones previas. Todo esto, permitirá al Comandante conocer a priori hasta que punto puede confiar en la fuente, y hasta que punto puede arriesgar su fuerza y el prestigio de su unidad en la decisión por él adoptada. De cualquier modo, el Comandante realizará una estimación previa de daños de acuerdo con la información y datos disponibles, así como con las valoraciones de su equipo. Es por esto por lo que, si bien no sería responsable de haberse equivocado en sus estimaciones, si ha basado sus cálculos en datos erróneos, sí podría llegar a serlo subsidiariamente por el hecho de haber aceptado dicha información, como válida, en el caso de que dispusiera de herramientas que le permitiesen conocer la falta de actualidad o de veracidad de los datos. 3.1.2.2. Cumple el objetivo los requisitos para ser un objetivo militar? La verdad es que cuando empleamos el término objetivo militar, dentro del marco del DICA, hacemos una redundancia, ya que estamos utilizando un adjetivo calificativo, el de militar, que no aporta ninguna característica nueva al sustantivo objetivo. En cualquier caso, antes del ataque, de la ocupación o de la captura, el Comandante verificará la existencia de alguno de los requisitos, que se van a analizar a continuación, cuya presencia en el elemento a neutralizar, le incluiría dentro de la categoría de objetivo militar. La no existencia de ninguno de los requisitos anteriormente citados invalidaría la acción violenta sobre el mismo, y descalificaría, en consecuencia, todos los daños que como consecuencia de su ataque se pudieran generar. 16

Requisitos jurídicos de los objetivos Naturaleza o esencia Qué es? Quién es? Ubicación o Dónde está? localización Utilización o acción Qué hace? Finalidad o propósito Qué puede hacer? 3.1.2.2.1. Naturaleza o esencia del objetivo Este requisito, tanto para personas como para elementos materiales, aparece cuando su propia esencia presupone una ayuda directa al esfuerzo militar enemigo, que se traducirá en un aumento de su capacidad militar. Es decir un objetivo se puede atacar por lo que es. Obviamente un carro de combate, una pieza de artillería, una unidad de paracaidistas descendiendo, una avión de caza, un polvorín, etc., pueden crear disuasión o causar daño, por lo que su destrucción, neutralización u ocupación es seguro que proporcionarán una ventaja militar. 3.1.2.2.2. Ubicación o localización del objetivo Se da este requisito cuando el elemento se encuentra dentro o en los aledaños de un claro objetivo militar. Es decir un objetivo se puede atacar por el lugar en el que se encuentra. En realidad, esta circunstancia se tendría en cuenta únicamente cuando no estuviera clara su naturaleza, porque es suficiente la sola existencia de un aspecto para que el objetivo sea considerado como tal. Ejemplos de este caso serían: buques civiles escoltados por navíos de guerra, vehículos civiles dentro de una base aérea o en las proximidades del área de carga o descarga de los aviones de transporte, camiones de transporte que se dirigen hacia la vanguardia de las fuerzas enemigas, etc. En todas estas circunstancias es fácilmente presumible que esos elementos proporcionan una ventaja militar al adversario, ya que en caso contrario, el mismo enemigo deberá haber velado para evitar esta proximidad tan arriesgada. 17

3.1.2.2.3. Utilización o acción del objetivo Este requisito se deduce por las actividades y usos que está realizando el elemento en cuestión. Un objetivo se puede atacar por lo que hace o ha hecho; es decir, por la función que desempeña o desempeñaba (salvo las aeronaves sanitarias, que por no ser de utilización exclusiva, pueden cambiar su cometido, obviamente perdiendo su condición de sanitarias). Es importante destacar el tiempo gramatical del verbo, porque de otra manera estaríamos entrando dentro del ámbito delicado, prohibido y condenado de la seguridad preventiva. Dicho con otras palabras, no se puede atacar un elemento del enemigo por lo que pudiera llegar a hacer. Sin duda las emisoras de radioaficionados pueden ser utilizadas para desarrollar funciones de mando y control, pero no se dará el mismo tratamiento contra las que lo están realizando, que contra las que lo pueden realizar. En el primer caso podría estar aceptada no sólo su neutralización, sino incluso su destrucción, mientras que en el segundo, tan sólo debería ser admitida una neutralización incruenta o una ocupación. Por ejemplo, ante la imposibilidad de controlar a una emisora, el uso contra ella, como medida precautoria, de medios que impidiesen o perturbasen el espectro electromagnético no tendría por qué ser condenable, excepto en el caso de que estuviese siendo utilizada para asistencia sanitaria, protección civil, ayuda humanitaria o servicios similares. Otro tanto se podría decir de vehículos, aviones y barcos civiles, armerías de caza, explosivos utilizados en minería de superficie o subterránea, determinadas industrias de doble uso, etc. 3.1.2.2.4. Finalidad o propósito del objetivo Este requisito aparece al analizar un elemento desde el punto de vista de los usos que le permiten su diseño. Es decir, un objetivo se puede atacar según para lo que ha sido diseñado. Esto sucede cuando a instancias estatales algo ha sido desarrollado con una idea ofensiva o defensiva, pues ya desde tiempo 18

de paz estos elementos se han diseñado y construido, para que proporcionen una ventaja militar en caso de conflicto armado o de necesidad. Ejemplos típicos de lo que estamos hablando podrían ser los satélites de información, los aviones comerciales diseñados para utilización rápida en fines militares (con morro basculante y suelo deslizante), los buques roll on, roll off, los tramos de autopistas rectos y reforzado el firme para que, en una situación crítica, puedan operar aviones militares, etc. Nos encontramos en el punto más débil de la definición de objetivo militar, pues la presunción de que un elemento haya sido diseñado, desde tiempo de paz, para que sirva también al esfuerzo militar, obliga a ser más preciso al escoger el momento del ataque y los medios que se van a emplear para el mismo. Sería inconcebible intentar justificar el ataque a un tramo de autopista, susceptible de ser utilizado militarmente, en un momento en el que están circulando vehículos civiles; otro tanto sucedería al pretender justificar las bajas civiles generadas al derribar un avión comercial, que pudiera ser utilizado en otro momento para transporte militar. 3.1.2.3. En qué grado cumple los requisitos de objetivo y por qué? En este caso no se trata de concluir exclusivamente en aseveraciones filosóficas, políticas, estratégicas, ni incluso tácticas. Sería conveniente emplear términos tales como: Total, cuando el elemento que se está considerando cumple un requisito o la suma de los cuatro en un valor que oscila entre el 75 y el 100%. Elevado, cuando los valores, ya mencionados en el apartado anterior, oscilan entre el 50 y el 75% Medio, cuando la identificación con el concepto de objetivo está entre el 25 y el 50% Escaso, cuando la suma de los valores obtenidos al valorar los cuatro requisitos se encuentra en la faja del 0 al 25% No cabe duda que las dos últimas calificaciones nos introducen netamente entre los elementos o bienes de doble uso, en cuyo caso y dada la trascendencia que podrían tener no sólo los daños incidentales generados sino 19

incluso los efectos conseguidos, su análisis deben ser mucho más meticulosos y el proceso de la decisión más cauto que en los dos primeros casos. Esta nomenclatura, u otra similar, debería estar estandarizada, al objeto de que pudiera ser usada a todos los niveles, con independencia del rango de la unidad o el tipo de fuerza militar que la utilizara y, en consecuencia, su interpretación y valoración serían idénticas, evitándose errores posibles de interpretación. Grado de cumplimiento Total 75% / 100% Elevado 50% / 75% Medio 25% / 50% Escaso 0% / 25% Por otra parte, no basta con que la calificación esté definida, es necesario que el Comandante o su Estado Mayor justifique el por qué se ha llegado a ella, y que utilice para ello términos tácticos u operacionales, lo más concretos posible. Obviamente cuanto mayor sea el grado y cuanto más convincente sea su justificación, mayor serán los daños incidentales aceptados. 3.1.2.4. Existen objetivos alternativos al encomendado en la misión? No es la primera vez que aparece el término de objetivo alternativo, que no debe confundirse con el de objetivo secundario, ya que un objetivo se considera alternativo de otro, cuando con su neutralización se consiguen efectos similares a los que pudieran obtenerse neutralizando el otro. Así por ejemplo, si lo que se pretende es cortar una vía de comunicación, es probable que existan varios puntos de la misma, cualquiera de los cuales al ser afectado, repercute en el flujo logístico de la mencionada vía. Por otra parte, un objetivo secundario está relacionado con el primario por la proximidad entre ambos, con lo cual se convierte en objetivo alternativo obligatorio, cuando por cualquier razón no se ha podido identificar o no se ha podido batir el objetivo primario. La existencia de objetivos alternativos al encomendado en la misión, exige del Comandante un mayor estudio previo, ya que por ser alternativo, se debería 20