Introducción Una de las cosas que más cuesta a la hora de escribir una tesis es precisamente sentarse a trabajar y conseguir estar concentrado. Para evitar convertir este proceso en algo semejante a tirarse sin más en una piscina de agua fría lo mejor es tener un pequeño ritual que te ayude a entrar en materia. Además, repetir siempre la misma operación predispone positivamente tu cerebro para el esfuerzo que tendrá que realizar. Lo que viene a continuación es el resultado de mi propia búsqueda y práctica. Como puedes imaginar, en ocho años he tenido tiempo para probar gran cantidad de rituales y ejercicios. Te voy a ahorrar todos los fracasos y voy a compartir contigo la fórmula ganadora que me funcionó y me ayudó a terminar. Primero te voy a dar las pautas para que te prepares para trabajar. Después voy a enseñarte un ejercicio muy sencillo que aumentará de forma drástica tus niveles de concentración y productividad. Sólo dura un minuto y podrás aplicarlo tantas veces como quieras en tu día a día y en tus sesiones de trabajo. Por último, te ofrezco unos cuantos consejos que te ayudarán a no caer en los mismos errores en los que caí yo.
Prolegómenos Seguramente ya estés haciendo algo similar a lo que vas a leer aquí. Lo más probable es que tengas tu propio ritual. Pero si te has descargado este PDF puede que no estés del todo convencido con lo que ya tienes. Yo te enseño el mío para que lo pruebes, o te apropies lo que más te gusta e inventes nuevos pasos que te ayuden a juntar fuerzas para trabajar. Esta es la preparación para la primera sesión del día. 1. Siéntate y respira hondo. 2. Pon en marcha la maquinaria: enciende el ordenador, abre los documentos en los que vayas a trabajar, etc. 3. Desconecta todos los dispositivos que puedan distraerte. 4. Respira hondo. 5. Párate unos segundos a escuchar tus pensamientos: qué sientes? Miedo, alegría, ganas de trabajar, ganas de salir corriendo? Sea lo que sea, simplemente siéntelo y sonríe. 6. Cierra los ojos y haz el ejercicio que te explico a continuación.
En qué consiste Tras mucho probar ejercicios de gimnasia mental y de concentración, voy a compartir contigo el que más me ha servido. No me lo he inventado yo. Es una adaptación del que hace Neil Fiore en uno de los mejores libros que existen sobre la postergación (Hazlo ahora: supera la procrastinación y saca provecho de tu tiempo). El objetivo es ayudarte a vivir el momento presente, dejando de lado todas las preocupaciones, para poder centrar toda tu atención en la tarea que te hayas propuesto. Lo puedes hacer tantas veces como quieras a lo largo de tu tiempo de trabajo. Por ejemplo, siempre que hagas un descanso y luego vuelvas al ataque, o cuando cambies de actividad (de lectura a escritura). No se tarda nada y ayuda mucho. Dura aproximadamente 1 minuto y consta de 12 respiraciones: 3 respiraciones para abandonar el pasado 3 respiraciones para abandonar el futuro 3 respiraciones para abrazar el presente Cada respiración consta de tres partes: 1. Inspirar hondo. 2. Retener la respiración unos segundos. 3. Expirar lentamente. ojos y Siéntate recto, con los pies apoyados en el suelo. Si quieres, cierra los Vamos allá!
Puesta en práctica Paso 1: abandona el pasado: Inspira profundamente. Expira dejando que fluyan las imágenes del pasado: lo que acabas de hacer antes de sentarte, las preocupaciones, el resentimiento, etc. Repítelo 2 veces. Paso 2: abandona el futuro Inspira profundamente. Expira liberando tus expectativas para el futuro: los planes para el resto del día, las obligaciones, el trabajo pendiente, etc. Repítelo 2 veces. Acabas de crear dos poderosos muros que te separan del pasado y el futuro y te permiten tener un santuario en el presente. Paso 3: abraza el presente: Inspira profundamente. Expira sintiendo cómo flotas en el momento presente. Repítelo 2 veces.. Paso 4: prepárate para empezar (cuenta atrás del 3 al 1) Visualiza el número 3 mientras inspiras. Expira despacio sintiéndote más alerta, con curiosidad y alegría por el trabajo que vas a hacer.
Visualiza el número 2 mientras inspiras profundamente. Expira y siente cómo cooperan tu mente y tu cuerpo, el consciente y el subconsciente, el hemisferio derecho y el izquierdo, listos para trabajar en armonía. Visualiza el número 1 mientras inspiras profundamente. Aguanta la respiración unos segúndos. Expira y siente el deseo de empezar a trabajar en algo que tú has elegido. Cuando termines de expulsar el aire ABRE LOS OJOS y EMPIEZA A TRABAJAR!
Ya está! Ahora qué? Te encuentras en lo que Neil Fiore llama «el santuario del presente», donde puedes estar centrado en una sola cosa, sintiéndote seguro y haciendo lo que has elegido, sin distracciones. Sin embargo, por propia experiencia sé que al principio este lugar puede resultar intimidante. Yo tenía miedo de no estar a la altura. Expresiones como «trabajo concentrado» me generaban mucha ansiedad. Para que eso no te pase puedes hacer varias cosas: Abraza tu miedo: si te sientes asustado y tienes ganas de salir corriendo simplemente quédate sentado viendo pasar las imágenes con las que tu yo postergador te bombardea Empieza con sesiones ridículamente cortas: entre 1 y 15 minutos, no más. Pensar que el tiempo de esfuerzo va a ser corto hace que rebajes tus expectativas y disminuye el miedo. Márcate objetivos claros pero flexibles: es importante evitar las grandes expectativas. Te pongo dos cambios que a mí me funcionan: o En vez de pensar: «quiero leer este artículo en media hora» es mejor que te propongas: «leer concentrada lo más posible en media hora». o En vez de querer: «escribir este epígrafe en una sesión» es mejor que te conformes con: «poner por escrito todo lo que te gustaría que tuviera este epígrafe, para tener material con el que trabajar en futuras sesiones». Recuerda: cada sesión es una gran victoria: independientemente de los resultados que obtengas. Por eso, celebra siempre! Persevera: cuanto más practiques, mejor lo harás. Si faltas un día, o una semana, o un mes: no te preocupes, lo importante es no abandonar! Vuelve a empezar con poco.
Algo más sobre Clara Mateo Sabadell Entusiasta del estudio y la vida productiva. Doctora en musicología, tetralingüe, licenciada en historia del arte, profesora de piano y violonchelo. Tras siete años estancada con mi tesis doctoral, conseguí terminarla en seis meses, trabajando cuatro horas diaras, cinco días a la semana. La clave fue descubrir que tenía que cuidar y desarrollar mi lado creativo. Desde entonces, he centrado mis esfuerzos en crear un método propio que aúne el rigor académico y la libertad creativa. Con él quiero ayudar a los estudiantes a obtener mejores resultados, escribir textos científicos, superar los bloqueos y sobre todo: disfrutar del proceso! Más info >>> Espero poder tener la suerte de colaborar contigo muy pronto!