CONTRIBUCIÓN DE FÉLIX VARELA AL DESARROLLO DE LA FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN CUBANA. Lic. Marisel Pedroso Paula marisel@vrect.upr.edu.cu Resumen: Desde finales del siglo XVIII, la repercusión del Iluminismo y la necesidad de adquirir nuevos conocimientos científicos, hacen impostergable la sustitución de la enseñanza escolástica, por los paradigmas del pensamiento teórico y científico del mundo moderno. En esta época, se desempeña el Padre Varela, como profesor de la Cátedra de Filosofía del Seminario de San Carlos. Introduce reformas radicales en la enseñanza, aplicando sus modernos conceptos filosóficos a las necesidades científicas, sociales y políticas de Cuba. Se le considera un precursor de la reforma universitaria en nuestro país, que comenzada en el siglo XX, se extiende hacia nuestros días Palabras clave: Escolástica Educación Filosofía Varela Introducción Aunque la Filosofía de la Educación surge como ciencia independiente y específica a inicios del siglo XX, desde la antigüedad han evolucionado diversas teorías sobre la educación, en correspondencia con las características de cada época histórica. Se destacan en la Antigüedad las ideas de Platón, que consideraba la educación como aquella que da al cuerpo y al alma toda la belleza y perfección de que es susceptible; la de los griegos clásicos, que concebían la educación para formar hombres de acuerdo con un ideal de humanidad. Ya en la época medieval, donde la educación era eminentemente religiosa, bajo el dominio absoluto de la Iglesia cristiana, se destaca la Escolástica; los conocimientos estaban subordinados a la fe católica y a sus dogmas, partiendo de verdades absolutas e irrefutables.
A finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, se produce una revolución en el mundo en el campo de la Pedagogía, con el surgimiento del Iluminismo europeo, que rompe con los conceptos de la escuela medieval. En Cuba, colonia de España en ese entonces, donde también regían las ideas medievales, también encuentran eco los nuevos conceptos pedagógicos, en educadores prominentes de la época, tales como el Padre José Agustín Caballero y sin dudas su más destacado discípulo, el Padre Félix Varela. Desarrollo Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la enseñanza en Cuba tenía como base de su sistema de ideas, el pensamiento medieval de los teólogos españoles, sustentado en la escolástica clásica. A finales del siglo XVIII, se produce una intensa remoción de las bases socioeconómicas del país. La apremiante necesidad de adquirir conocimientos científicos y técnicos, capaces de colocar la industria azucarera en las mejores condiciones competitivas en el mundo, junto a la adopción de las ideas de la Ilustración, provenientes de Europa originan la urgencia de sustituir la enseñanza escolástica, que constituía un obstáculo para el desarrollo económico de Cuba, por los paradigmas del pensamiento teórico y científico del mundo moderno. Es en esta época, en que se está gestando el mundo contemporáneo, caracterizada por el liberalismo católico, político y económico, que nace, al decir de Emilio Roig de Leuchsenring, nuestro primer intelectual revolucionario, Félix Francisco José María de la Concepción Varela y Morales. En 1801, a los trece años, ingresa en el Real Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, continuando posteriormente sus estudios en la Real Pontificia Universidad de San Jerónimo, donde obtiene, siendo ya un sacerdote, el grado de Licenciado en Filosofía, después de lo cual continúa otros estudios indistintamente en estos dos centros docentes. En su desarrollo y maduración intelectual, tuvieron una influencia decisiva dos destacadas figuras de la época, cuyas formas de pensar y actuar respondían a las ideas más modernas de entonces: el Padre José Agustín Caballero y Rodríguez de la Barrera y el Obispo Juan José Díaz de Espada y Fernández de Landa.
El primero, su maestro durante toda su época de estudiante, que sembró en él sus ideas avanzadas, también influyó fuertemente en su decisión de dedicarse el sacerdocio Criollo paradigmático de la modernidad incipiente, que como profesor y periodista se presentó siempre como un reformador del pensamiento, de la sociedad y particularmente de la educación (1). Fue calificado por Martí posteriormente como padre de los pobres y de nuestra Filosofía. El Obispo Juan José de Espada, conocido popularmente como el Obispo Espada, llega a La Habana en 1802, designado para tomar posesión de La Catedral de La Habana. Como el Padre Caballero, perteneció a la corriente ilustrada y humanista del catolicismo español. Con sus acciones como gobernante pastoral del La Habana se hace acreedor de gran prestigio social y arraigo popular. Introdujo notables mejoras en el Seminario de San Carlos, a partir de las nuevas ideas de la ilustración y el neoclasicismo, con un sistema de estudios no escolástico, introduciendo la Física Experimental en los estudios de Filosofía y equiparando la Matemática a la Teología. Tempranamente supo apreciar el genio del joven Varela, acompañándolo durante todos sus estudios e introduciéndolo posteriormente en el claustro de profesores del Colegio Seminario, orientando su vida hacia el magisterio con un cauce renovador, a la vez que con su autoridad lo protege de los ataques de los portadores de las viejas ideas. Heredero y enriquecedor de las ideas de sus principales mentores, con sólo 24 años, el Padre Varela se inicia el la docencia, desde la Cátedra de Filosofía del Seminario, acometiendo una reforma revolucionaria en la enseñanza. Desecha por completo la decadente y retrógrada especulación escolástica, eliminando gradual, pero rápidamente el latín de la enseñanza y crea una filosofía ecléctica o electiva, con una característica utilitarista, en el sentido de que propugna barrer las cuestiones inútiles de la enseñanza, promoviendo en sus cursos el interés de los jóvenes por el estudio y la investigación experimental, introduciendo instrumentos de experimentación en sus clases, que en algunos casos eran elaborados por él mismo, enfatizando en los estudios científicos y técnicos a través de la experimentación para llegar al conocimiento de la naturaleza y la sociedad. Logra un sincretismo entre la lógica Aristotélica y las teorías empíricas de la época, para formar hombres capaces de reflexionar con
pensamiento veraz, bien estructurado y rectamente dirigido, creador de nuevos conocimientos, en contraposición con las verdades absolutas de la Escolástica. Con su metodología de la enseñanza logra una colaboración activa de los estudiantes en el proceso de aprendizaje, que no solo se limita a las aulas del Seminario. Los estudiantes siguen hasta su habitación al profesor exigente y severo, a la vez que amigo afectuoso y benévolo. El Padre Varela, con sus reformas radicales, en la enseñanza, inaugura una nueva época de la enseñanza en Cuba, que deja de utilizar los métodos para el aprendizaje utilizados por la metrópoli española, para convertirla en una novedosa enseñanza esencialmente cubana. Con su pensamiento dialéctico despertó en sus contemporáneos la noción de la necesidad de cambios, no sólo en el campo gnoseológico, sino también en el campo social. En sus obras El Elenco de 1812 y 1816 se expresan claramente sus ideas, donde se revela la Lógica como teoría del conocimiento, cuyos cimientos descansan en el análisis de la naturaleza y la sociedad. Aquí estriba el conocimiento en el plano gnoseológico del quehacer filosófico de Varela. Toda su filosofía en esta dirección tiene como objetivo desarrollar un método válido para las ciencias que permita sentar las bases de un movimiento científico en el país. No le interesa la especulación por la especulación, sino crear un método de conocimiento que en la realidad cubana permita penetrar y descifrar los secretos de la naturaleza. En este sentido, Félix Varela es el precursor del desarrollo científico en Cuba. (4 ) Varela posee el gran mérito de aplicar sus modernos conceptos filosóficos a las necesidades científicas, sociales y políticas de Cuba. En su obra filosófica se ponen de manifiesto sus dos objetivos supremos: encontrar el método para el conocimiento humano y hallar respuesta adecuada a la problemática social cubana. Estos dos objetivos están estrechamente interrelacionados. En su obra Lecciones de Filosofía, se pone de manifiesto su intencionalidad de entregar a sus discípulos, a través de su teoría del conocimiento, un arma verdadera para desarrollar un verdadero proceso cognoscitivo de la realidad, preparando hombres conscientes capaces de transformarla de forma revolucionaria. Y no sólo hombres capaces de crear ciencia acorde a las exigencias sociales,
formando conciencia de los deberes del hombre para con la sociedad y con su patria. Es el primero que introduce en la enseñanza lecciones dedicadas al patriotismo. En su obra Miscelánea Filosófica incluye el capítulo Patriotismo, donde se trata de la ética cubana, no desvinculada de la ética universal, pero pensada para el hombre cubano, con sus características peculiares y para los problemas reales que el mismo debe encarar, una ética iluminadora del comportamiento humano en la Isla. (1) En su discurso para ingresar en La Real Sociedad Económica Amigos del País, sienta las pautas para la creación de una nueva Pedagogía Cubana, que tenga por base la ideología creada a partir de la experiencia cubana, creando un sistema educacional verdaderamente útil. El Padre Varela trasciende las ideas de la Ilustración llegada de Europa con su carácter elitista, pues su argumentación es profundamente popular, con una concepción revolucionaria en pro del interés nacional, que se expande hacia todos los problemas sociales. El matiz político inicial de las ideas de Varela se expresan posteriormente en toda su magnitud. Félix Varela creó una Escuela Pedagógica Cubana en el siglo XIX, que surgida en el Seminario de San Carlos, encuentra eco más tarde en la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo de La Habana, considerada hasta entonces un bastión del pensamiento medieval. Acercando más la influencia de Varela a nuestros tiempos, se le considera un precursor de la reforma universitaria en nuestro país, que comenzada en el siglo XX, se extiende hacia nuestros días con una plena vigencia de sus ideas fundamentales, de la búsqueda incesante de la verdad, el patriotismo y el humanismo. Y no sólo en la enseñanza universitaria influyen la obra y el pensamiento de Varela, sino en todos los niveles de la enseñanza cubana. En la Filosofía de la Educación Cubana actual, que responde a las necesidades y características de nuestra sociedad y del mundo, se aprecian muchos de los preceptos de la Filosofía vareliana. Se encuentran entre sus discípulos, hombre brillantes de aquellos tiempos, que consolidaron nuestra identidad cultural, entre los que podemos citar a Felipe Poey, Nicolás Manuel de Escobedo, José María Casal, maestros como José Antonio Saco, José de la Luz y Caballero y Rafael María de Mendive, continuadores del pensamiento de Varela, que alcanzó su máxima expresión
en las doctrinas del Maestro, José Martí, guía fundamental en la educación de las nuevas generaciones de nuestra sociedad. Conclusiones El Padre Félix Varela con sus ideas renovadoras en la enseñanza, las cuales llevó lleva a la práctica, creó una nueva escuela pedagógica esencialmente cubana con el objetivo supremo de preparar los hombres para dar respuesta a las necesidades de su país. A través de las diferentes épocas, estas ideas fueron continuadas y enriquecidas por eminentes figuras de nuestro magisterio, hasta llegar a los días actuales. En nuestro criterio el Padre Varela, desde su época, sentó algunas de las bases más importantes de la Filosofía de la Educación Cubana actual. BIBLIOGRAFÍA 1. De Armas, R.; Torres-Cuevas E.; Cairo A. (1984) Historia de la Universidad de La Habana. 1728-1929. Vol. I. Editorial Ciencias Sociales. La Habana. 2. De Céspedes, Mons. Carlos (2003). Manuel de Céspedes. Señal en la Noche. Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 3. G. Santana, J. (1982). Félix Varela. Editorial Unión. 4. Torres-Cuevas, (2002). E. Félix Varela. Editorial Ciencias Sociales. 3ra. Edición. La Habana.