Changó, el gran putas. Una apuesta por la memoria Escrito por Katherine Vargas Y siéntete libre, aunque te aten las cadenas. Descrita como la tierra del martirio y territorio de múltiples genocidios culturales desde la conquista, América es el escenario de la gran epopeya de Manuel Zapata Olivella. Una novela de 670 páginas en la que se rememoran cinco siglos de esclavitud, signados por el infortunio y el desgarramiento, de miles de negros traídos de África.
Dividida en cinco partes autónomas: Los orígenes, El muntu americano, La rebelión de los vodús, Las sangres encontradas y Los ancestros combatientes, esta obra publicada ahora por el Ministerio de Cultura en la colección de Literatura Afro colombiana da cuenta de todos los aspectos de la mitología y religión yoruba que fundamentan las creencias y costumbres de los africanos protagonistas del forzado éxodo, presentes hoy en algunas tradiciones, músicas y expresiones orales sincréticas de países como Puerto Rico, Cuba, Brasil, República dominicana y Haití. Desde inicios del siglo XX Zapata se desempeñó como médico, antropólogo, folclorista y escritor; prácticas desde las cuales alimentó la investigación para crear esta novela mítica prestando especial atención a las costumbres provenientes de África, sobrevivientes en las vivencias sociales de los negros de su región, así como en su memoria cultural. Con la calidad de un lenguaje estético propio y una manera poética de narrar la tradición de las negritudes, el autor explora la visión de mundo de los ancestros de su pueblo: héroes míticos, eventos sobrenaturales, personas reales, inventadas o históricas, que intervinieron en el proceso de esclavitud y en las luchas de los negros por su libertad y sus derechos.
A través de un tratamiento mítico de la realidad, caracterizado por el encuentro de la historia vívida de las negritudes y la inserción de su imaginería, las voces de los hijos terrenales de los orichas se encuentran con la cara de un devorador mundo tenaz, ansioso del maldito poder y la infamia de la propiedad. Un mundo nocivo para la vida digna, visto como un horizonte de expectativas emancipadoras sólo para quienes enfrentan valerosamente, después de tanta miseria y tristeza, su destino en América. Con una capacidad admirable para representar los personajes negros en compañía de sus dioses tutelares, este enfoque verosímil de la historia se proyecta en la riqueza y diversidad de las voces que se toman cada capítulo. Una fuerza poética y reveladora, nos arrastra inusitadamente al mundo de hace cinco siglos. Se descubre a través del lenguaje de la narración el encuentro con un nuevo continente por parte de ese hombre, mujer y niño negro en que se convierte quien traza su camino visual por las páginas de esta gran epopeya, en la que, con ojos asombrados y un llamado interno de la sangre, se siente el delirio, la angustia y las pocas certezas contenidas en los muchos barcos instrumento de una partida sin regreso. Todo lo que pasó con ellos, las perversas condiciones inhumanas a bordo, los eternos viajes, los incansables maltratos, las zozobras históricas por conservar la vida, la familia, su esperanza de recuperar la dignidad, cristalizan la imagen de su paso por el Atlántico. Rescatar en retrato ideológico el valor de una oralidad que no se aleja de su origen, reflejada tanto en el lenguaje de los personajes, como en la narración de hábitos propios de su folclor, es reconocer un ejemplo de resistencia y memoria. Las cinco novelas, sus diálogos y verdades, abrigan una concepción admirable de ser humano distinta, producto de la comprensión de la naturaleza como un todo absoluto, referida allí como muntu. A la manera de la profecía indígena americana, la maldición de Changó, dios de la fecundidad, la danza y la guerra en la mitología yoruba, impregna la condición de la diáspora africana. Es la visión de este oricha lo que lleva a Zapata Olivella a determinar a través de su investigación que el poder de la predestinación explicaría con creces la actitud de este pueblo frente a la maldición de un dios:
Pintadas con sangre he visto las quillas de los barcos, las quillas ensangrentadas he visto con sangre del Muntu. He visto los negros socavones de las minas iluminados con el resplandor de sus huesos, huesos de mis huesos, los hijos de mis hijos he oído el silencio de los pájaros asustados por el crujir de las cadenas en la madrugada, en la noche bajo el sol Insaciables mercaderes, traficantes de la vida, vendedores de la muerte tu raza tu pueblo tus dioses, tu lengua Destruirán!
Una mirada política a la historia de la negritud en América y a su actualización en el terreno del cada vez más globalizado destierro de los sin voz, configura el trabajo investigativo y literario de Zapata Olivella. Nos recuerda que somos también hijos de África; de Changó y los demás orichas; de las incansables luchas por la libertad a manos de negros, blancos e indios; de personajes contemporáneos como Bolívar, Morelos, Gerais, Malcolm X, Luther King y otros. Hijos de quienes, forzados por oscuros lotes marinos, poblaron la América Caribe e impregnaron la vida de estas tierras con sabores, colores, movimientos y creencias propias de una cultura buena y bella, la cultura negra.