LA ESPAÑA ISABELINA Etapa desde que muere Fernando VII hasta el gobierno de Isabel II (hasta 1868), incluyendo las regencias de María Cristina y Espartero. A) AMBIENTE IDEOLÓGICO Y PARTIDOS POLÍTICOS Si analizamos la ideología del s. XIX hay que resaltar la gran división entre los españoles. Esta división se hace patente a raíz de la Guerra de la Independencia y va aumentando a lo largo del s.xix. En un principio los españoles se van a alinear en realistas, o partidarios del Antiguo Régimen y del absolutismo, y en liberales que son los partidarios de la ideología que surge en la Revolución Francesa (los que luchan contra el absolutismo y quieren una mayor libertad de expresión y de participación ciudadana, afirman que el mejor gobierno es la democracia y son partidarios de la división de poderes). A partir de la muerte de Fernando VII esta división aumenta porque el campo liberal se diversifica y aparecen innumerables partidos políticos desde los liberales moderados hasta los republicanos federales. Y en la última etapa del s.xix aparecerían los partidos de ideología socialista. Esta diversidad de opiniones políticas será la principal causa de la debilidad interna de España. Al morir Fernando VII, en 1833, los liberales aceptarán la sucesión de su hija Isabel II, de 3 años de edad, con la regencia de su madre María Cristina. Los absolutistas proclaman como rey a Don Carlos, el hermano del rey difunto, recibiendo por ello el nombre de Carlistas. Para defender los derechos de su hija Isabel II, contra el hermano del rey, Don Carlos, la regente María Cristina se tiene que apoyar en los liberales moderados, lo cual trae la implantación en España del Régimen Liberal a partir de 1833 (antes estaba establecido el Absolutismo, que apoya al rey Don Carlos). Pero pronto habrá una clara diferencia entre liberales moderados y progresistas (con Fernando VII nada más que había un tipo general de liberales). - LIBERALES MODERADOS Burgueses de clase media/alta. Defiende la propiedad privada, niegan el derecho político a los trabajadores (no votación ni asociación), establecen el sufragio restringido. Reconocían el orden moral y los valores religiosos. Defienden la doble representación (la soberanía y el poder lo tenían las cortes y la corona y además le daba al rey un poder moderador). Eran partidarios de reformas administrativas y económicas, pero dentro de un orden tradicional. Este partido gobernó durante la mayoría de edad de Isabel II excepto con el Trienio Progresista y durante la regencia de María Cristina.
- LIBERALES PROGRESISTAS Clase media/baja: partidarios de la autonomía local y los medios desamortizadores y defendían a las clases humildes. Para ellos la soberanía estaba en las Cortes y no admiten el poder moderador del rey. Este partido gobernó muy poco, sólo durante la regencia de Espartero y en el Trienio Progresista. Para tener acceso al poder lo hicieron por la fuerza. Levantamiento de ciudades (revoluciones). En 1848 la partes más extremista del partido liberal progresista van a formar otro partido: los Demócratas, que admiten el sufragio universal. B) ETAPAS DEL GOBIERNO DE ISABEL II - 1º ETAPA: REGENCIA DE Mª CRISTINA (1833 1840) La regencia de María Cristina no era partidaria de las ideas liberales ya que su marido era rey absoluto, pero al ver que los absolutistas apoyaban a Don Carlos, ella para defender los derechos de su hija, Isabel II, se fue aproximando a los liberales. Martínez de la Rosa; Jefe del partido liberal moderado. Este partido fue el encargado de elaborar y promulgar un Estatuto Real de Martínez de la Rosa que era una especie de Constitución atenuada (más suavizada) que sólo gustó a liberales moderados, pero no a liberales progresistas que intentarían sustituirlo por otro sistema que diera más participación a los ciudadanos. El descontento de la oposición liberal se manifestó en brotes revolucionarios y en la creación de Juntas. Ante esta situación verdaderamente revolucionaria la regente María Cristina se vió obligada a apoyarse en el partido liberal progresista con su representante Mendizábal a la cabeza. El hecho más importante del gobierno de Mendizábal y su partido fue el decreto de Desamortización Religiosa. Los gobiernos liberales intentan introducir reformas políticas, sociales y económicas como la desamortización de las tierras que pertenecían a la Iglesia y a las comunidades religiosas, realizada por el ministro Mendizábal. Así se obtuvieron los fondos para costear la guerra contra los carlistas y se consiguió la adhesión de la burguesía que había adquirido las tierras vendidas en subasta. No se consiguió que el campesinado (pobre) accediera a la propiedad, el Papa se enfada porque se redistribuyen las tierras que pertenecían a la Iglesia, rompiendo la relación diplomática con España. Después, se hace un acuerdo entre el poder político y el Papa (concordato) que hacen Isabel II y el Papa para volver a las relaciones rotas con la regencia de María Cristina. DESAMORTIZACIÓN: Para contemplar la modernización del país, el Estado inició en el segundo tercio del s.xix el proceso de desamortización. Se conoce con este nombre al conjunto de leyes y decretos mediante los cuales el Estado declaraba en venta gran parte de los bienes que el propio Estado, la Iglesia y los ayuntamientos tenían por donación, herencia o adquisición desde hacía siglos. Estos bienes estaban en << manos muertas >>, es decir, no se podían vender ni comprar.
Se trataba de grandes extensiones de tierra que apenas producían ninguna riqueza: conventos, palacios, casas Con su venta el Estado liberal pretendía: - Crear una nueva clase media (propietarios campesinos y burgueses). - Se quería llenar las arruinadas arcas del Estado con el dinero obtenido por la subasta. Con este dinero se pagaban a los ejércitos. La desamortización era necesaria, pero no dio los frutos que se esperaban, ya que los campesinos no tenían dinero para acudir a las subastas de tierra, por lo que la mayor parte de ellas fueron a parar a manos de una burguesía que, en vez de trabajarlas, las transformó en grandes latifundios. La burguesía apoyó al Régimen Liberal, pero el campesinado sin tierras y sin apenas dinero no se sintió muy atraído por el liberalismo. En 1837 se promulgó una nueva Constitución intermedia entre la de 1812 y la del Estatuto Real. Complementa a esta Constitución la ley electoral de 1837 en la que se ampliaba la participación electoral fijada por el Estatuto Real. El problema principal de la regente fue la primera Guerra Civil o Guerra Carlista entre los partidarios de Isabel II y los de Don Carlos. En realidad se trataba de una lucha de ideas. En Navarra y las provincias del norte se temía que los liberales abolieran sus fueros, por ello fue allí donde Don Carlos halló sus partidarios. Desaminados por una lucha tan desigual acordaron en 1839 el Convenio de Vergara con el general Isabelino Espartero. Don Carlos y sus partidarios que no quisieron firmar el Convenio se refugiaron en Francia. Un año más tarde (1840) Cabrera, el jefe carlista de la zona levantísta tuvo también que abandonar la lucha.