PALACIOS SUNTUOSOS, EXALTACIÓN ARTÍSTICA Y MUSICA SUBLIME EN UN REINADO DE ENSUEÑO. (Magnífico legado de la relación entre Luis II de Baviera y Richard Wagner ) PROFESORA: DÑA. NORMA STURNIOLO Podríamos comenzar a explicar el programa de este curso con la frase típica de los cuentos de hadas: Había una vez Porque trataremos de un reino del que sucesivos monarcas se ocuparon de embellecer y enriquecer estéticamente pero, sobre todo, uno de ellos sumó a las grandes aportaciones artísticas anteriores, la construcción de unos palacios fantásticos que parecen surgidos de los cuentos de hadas o de las maravillosas sagas medievales; por algo, entre los apelativos que recibió dicho monarca, se encuentra el de El Rey de los Cuentos de hadas. Nos referimos a Luis II de Baviera, cuyo apodo más conocido es el de: El Rey Loco. 1
También serán protagonistas del curso, la sociedad, la historia y, por supuesto, las obras de un músico genial: Richard Wagner, adorado por Luis II de Baviera desde que vio la ópera Lohengrin cuando era un adolescente. La memorable escena en que Lohengrin aparece en una nave tirada por un cisne, acompañado por la música celestial de Wagner, impresionó tanto al entonces príncipe, que el símbolo del cisne y los cisnes reales lo acompañaron a lo largo de su vida. Uno de los castillos más famosos que proyectó y mandó construir lo llamó precisamente, El nuevo cisne de piedra, o sea, Newschwainstein. Debido a esta afición también se apodó al rey como el caballero del cisne e incluso hay una caricatura presentándolo como Lohengrin. El castillo de Newschwainstein es fruto de la poderosa imaginación de un rey soñador, melancólico, solitario y extravagante; un rey que, durante la noche, imaginaba vivir heroicas aventuras y que, aunque admirador del rey Sol, era un apasionado del paisaje nocturno alumbrado por la luna. En la famosa caricatura donde se lo asocia a Lohengrin aparece la luna con la cara de Wagner. 2
Pero, a lo largo del curso también veremos cómo esas fantasías eran bastante comunes en el Romanticismo. Analizaremos la pasión del Romanticismo por el medievalismo, las antiguas sagas, por los caballeros defensores de la cristiandad, por las tradiciones, leyendas, cuentos populares, su amor por la naturaleza, lo nocturno, y lo teatral. El romanticismo es el gran siglo de la ópera hay dos genios operísticos, diferentes en su forma de entender el drama musical, que nacieron en el mismo año bajo el signo de lo romántico: Verdi y Wagner. Muchos teatros de ópera se construyeron en el siglo XIX. El castillo de Newshwainstein en lo alto de una colina buscando sintonizar su arquitectura con las montañas y lagos es un Templo de Amistad dedicado a Richard Wagner con continuas referencias a sus óperas, que también existen en otros palacios que el rey mandó construir. 3
Gracias al mecenazgo providencial del joven rey, Wagner pudo por primera vez dedicarse por completo a su obra y también consiguió llevar a cabo otro sueño: que se construyera en Bayreuth un teatro especial para sus obras, el Festspielhaus. En él estrenará la tetralogía completa de El anillo del nibelungo y Parsifal. Se analizarán obras de Wagner y ofreceremos ejemplos de las más bellas representaciones teatrales. Trataremos de los problemas que esa amistad causó al rey. Esa relación entre dos visionarios estuvo muy mal vista por personajes de la corte y buena parte de la sociedad bávara que desconfiaba de las intenciones del que consideraban un revolucionario y aprovechado sajón. Los periódicos que se encargaban de criticar a Wagner y burlarse de la relación entre él y el rey, recordaban al abuelo de Luis II, el rey Luis I que se enamoró perdidamente de la aventura e impostora bailarina Lola Montes y por eso, maliciosamente, llamaban a Wagner Lolus. 4
También veremos la difícil situación por la que tuvo que atravesar el rey que provenía de la dinastía Wittelsbach. Los Wittelsbach habían reinado desde 1805 y se habían resistido al movimiento nacionalista alemán, además de ser más próximos a Austria que a Prusia. Sin embargo, Luis II acabaría aceptando las imposiciones de Bismark. En 1871 se proclamaría el nuevo imperio alemán tal como quería el Canciller de Hierro. Luis no amaba la guerra, él amaba el arte y creía en su poder. 5
En una carta a Wagner le escribe: Mucho después de que hayamos pasado, nuestra obra servirá de modelo para iluminar a la tardía posteridad y para exaltar y admirar a los siglos y encender los corazones por el arte, hijo de los dioses. El presente nos ha demostrado la inmortalidad que ambos alcanzaron. La música de Wagner se sigue escuchando en todos los rincones del planeta, el rey bávaro ha pasado a ser un icono de la modernidad. Películas, series, libros, marchandasings y los viajes a los lugares en que ambos vivieron son una prueba de suinmortalidad. A lo largo del curso analizaremos todos los aspectos que rodearon a esas dos personalidades, incluida la sociedad que se debatía entre una industrialización pujante y un romanticismo exacerbado, entre fervientes localismos y un apasionado imperialismo. 6