PRÓLOGO (Drako) Por fin estábamos rumbo a nuestro destino. Aun así, mi jinete me tenía muy preocupado; desde que salvó a Liyac no había vuelto a ser el mismo. Yo como dragón quizás no podría llegar a entender el alma humana del todo, pero esa no era escusa para que David se hubiese ido a la Tierra después de lo que habíamos vivido juntos. Aquel abandono me llevaba a preguntarme si quizás, solo quizás, le había encontrado demasiado pronto. Él ya no era un niño y el hecho de que ya supiera de mi existencia y la de este mundo no parecía ser suficiente para él. Los acontecimientos han sido muy duros, pero lo último que le dije es que todo salió bien y eso es lo que importa, o no? David me dijo con gran pesar: «Drako, no sabes nada, desde que di la cura a Ocán siento un gran vacío en el estómago, es como si hubiera hecho algo malo». Después de aquellas horribles palabras, preparó sus cosas y se fue prácticamente sin despedirse. Antes de partir pidió a Jardany que dejara que Tante fuera con ellos. Quedé esperando que le dijera que no, pero aquel ingrato humano le dijo que sí, que no había problema, que merecían un descanso. «Un descanso! De qué, de mí?». Estaba muy preocupado, pero sobre todo furioso. Hablé con mis ancestros y a ninguno le había sucedió nada parecido a lo que nos había pasado. Ocán se acercó 13
y me dijo: «Sé que te duele ver como se marcha, pero confía en que pronto volverá. Ya lo verás!». Su tono era demasiado amable. No podía parar de negar con la cabeza. Alcé el vuelo y me fui haciendo mucho ruido para que David pudiera sentir mi dolor y de algún modo cambiara de opinión Aun así, se fue por el portal sin importarle nada. 14
CAPÍTULO 1 Negando las cosas (David) Después de despedir a todos los hombres que perdieron su vida luchando bajo mi mando, fue un duro golpe ver la pira funeraria con todos los restos que habían sido previamente liados en sábanas blancas. Ocán pidió a Drako que lanzara su fuego para así devolver sus almas a la madre naturaleza. Para ellos era algo muy importante volver a contar con el fuego purificador de un dragón. Ocán me dijo que pudo sentir un cambio en mí desde la traición de Barzal. Desde ese momento supe que tenía que irme de este mundo, no quería que Drako se volviera malo por mi culpa, había leído mucho sobre dragones que se habían vuelto malos por culpa de sus jinetes y Drako no merecía eso; ni él ni ninguna de estas personas. Pero no quería estar solo y no se lo podía contar a nadie de mi familia. Desde que Sofía se había convertido en mi hechicera era un poco pelmazo con eso del bien y del mal, quizás por ello pedí a Jardany que dejara que Tante viniera a la Tierra conmigo. Debió ver lo hecho polvo que estaba y dejó sin poner escusas que Tante viniera. A mis padres no les había preguntado, pero después de todo lo sucedido sabía que me dejarían y no me equivoqué en absoluto. Cuando Sofía se enteró se enfadó mucho, pues ella 15
también quería que Leisha viniera a casa, pero Amara dijo que no, que cuando pasara algo de tiempo. Aunque salvé a Liyac, Amara no volvió a mirarme como lo hacía antes. Desde que me despedí de ella para ir por la cura, en su mirada solo vi temor. «Quizás ya no era un buen jinete? Tal vez lo que hizo Barzal me cambió. O no?». Tante estaba muy entusiasmado con la idea de venir a mi mundo. No es para tanto, te lo aseguro, igual hasta te aburres. Además, si Jardany comprueba que no seguimos entrenando, no tardará en aparecer y cambiarnos el verano. Lo de entrenar me da igual. Es más, no concibo un día sin entrenamiento David, pero ver dónde te has criado y cómo te has vuelto, me intriga mucho. Pues mucho me temo que te voy a decepcionar. Eso sí, te enseñaré un par de juegos de guerra que tengo para la play3. No sé qué es, pero me apunto. A eso y a todas las ricas comidas de las que os he oído hablar me dijo Tante con una inmensa sonrisa. Cuando les di la noticia a mis padres, tal y como esperaba no les importó, aunque mi padre dijo: Es solo un fin de semana, verdad? Intenté mirarle a los ojos sin mucho éxito y le dije: La verdad es que no sé para cuánto tiempo. Le he pedido a Jardany un tiempo y me ha dicho que sí, que es bueno desconectar un poco después de todo lo sucedido. Mi padre puso cara de preocupación y me dijo: Estás bien? Por qué lo preguntas? Estoy fenomenal dije con la mejor voz que pude. Porque desde hace un año es la primera vez que pides no venir a Barsalí, y antes para que no vinieras casi te tenemos que amarrar en casa. 16
No quería mirar a mi padre a los ojos y mentirle, y como no podía decirle la verdad, me encogí de hombros y dije por lo bajini: A veces la gente cambia. Mi madre no tardó en ponerse a hacer planes. Cuando escuchó lo de que estaría un tiempo sin ir a Barsalí se puso muy contenta, quizás demasiado. Pellizcó una mejilla a Tante y le dijo: Te voy a mimar igual que si fueras uno de mis hijos. Ya verás qué bien te lo vas a pasar, porque aún sois niños y debéis disfrutar como tales. Tante me miró con cara de: socorro! Tranquilízate, mamá, solo será por un tiempo. A lo mejor en tres días vuelvo, o en diez. Quién sabe? Y si tuviéramos que volver antes a Barsalí, lo haríamos! Recuerda que tras descansar, volveré a pasar allí lo que quede de verano hasta que el nuevo curso comience dije, bastante despreocupado. Lo sé de sobra, pero durante unos días voy a dormir tranquila, sin guerras, ni monstruos, ni nada que mate o se coma a mis pequeños. Mientras lo decía mostraba una agradable sonrisa. Aunque sabía de sobra que mi madre estaba bromeando e intentando animarme, aquellas palabras se me clavaron como puñales. Y si algo malo pasaba a alguno de mis hermanos por mi culpa? Jamás me lo perdonaría. Al cruzar el portal, Tante quedó perplejo. Este es vuestro mundo? dijo, con cara de asombro. Cuando vio el coche, nos costó un buen rato convencerle de que aquello no era una criatura y podías montarte en él sin ningún problema. Al llegar al pueblo miraba con gran entusiasmo las casas, me recordó a mi primer día en Barsalí y lo mejor fue al llegar a nuestra casa. Pero qué sitio es este? Dónde están los muros que os protegen de las criaturas? dijo, sin dejar de mirar en todas direcciones. Le agarré por un hombro y le dije con sarcasmo: 17