ANÁLISIS DEL FUTURO DE LA REUNIFICACIÓN COREANA (Conferencia pronunciada en el Congreso del Consejo para la Unificación Democrática y Pacífica de Corea. Madrid, 13 de marzo de 2004). ALFONSO OJEDA. Universidad Complutense de Madrid. Director. Centro Español de Investigaciones Coreanas (CEIC). Agradezco sinceramente la invitación para dirigirme a un público tan distinguido y poder comentar algunas reflexiones sobre el futuro de la reunificación coreana. Pero antes de empezar, me gustaría señalar que cada vez interesa más la realidad coreana en España, especialmente la historia, la economía y el mundo empresarial, las manifestaciones culturales, el desarrollo político o los deportes coreanos. Yo dirijo un grupo de estudios integrado actualmente por profesores universitarios, periodistas, estudiantes de doctorado e intelectuales. Todos nosotros aspiramos a conocer mejor la realidad coreana. Ya hemos publicado varios libros y damos a conocer nuestras actividades a través de una web site (www.ceic.ws). En definitiva, estamos abiertos a cualquier cooperación, sea coreana o española. Centrándome ya en el tema de la reunificación, hay que partir de una realidad dolorosa que todos nosotros compartimos: la división de Corea fue ejecutada al finalizar la II Guerra Mundial sin consultar a la propia población coreana. Este dato histórico reviste gran importancia, porque ningún coreano es responsable de la separación, aunque los propios coreanos son conscientes de que van a convertirse en los verdaderos protagonistas de la futura reunificación. No se va a permitir, pues, interferencias extranjeras en el proceso de unificación entre el Norte y el Sur. De manera paralela, también los europeos nos encontramos embarcados en un proceso de construcción cuyo final será la unificación europea, es decir, la creación de los Estados Unidos de Europa. Sin embargo, nosotros tenemos una historia nacional distinta y a veces antagónica. Los diferentes 1
países europeos mantienen lenguas diferentes y han forjado culturas y manifestaciones artísticas diferentes. Todos estos problemas que los europeos consideran más bien una riqueza cultural no aparecen en la península coreana. Allí se comparten afinidades étnicas, lingüísticas, históricas y culturales. Existen, en consecuencia, numerosos lazos comunes y de fraternidad entre ellos. Las discrepancias aparecen más bien en los ámbitos de la política y economía. Pese a ello, hay que ser optimista respecto al proceso de reunificación coreana, si bien conviene armarse de prudencia y no aventurar una fecha exacta para ejecutar la esperada reunificación nacional. A través de qué fórmula o procedimiento puede realizarse la reunificación? Se ha debatido mucho sobre este pregunta, ya que parece importante buscar un método reunificador que sea positivo, viable, eficaz y, en la medida de lo posible, moderado en sus costes políticos y económicos. Los propios coreanos han previsto distintos proyectos. El primer dirigente norcoreano, Kim Il Sung, propuso crear la llamada República Confederal de Koryo. El sistema político (comunista al Norte, capitalista al Sur) no sufriría alteración alguna. Para el dirigente Kim, el nuevo gobierno resultante de la unificación estaría compuesto por un número igual de delegados norcoreanos y surcoreanos. Posteriormente, hablaría de la futura Corea como una nación, un Estado con sistemas y dos gobiernos. Frente a esta fórmula reunificadora, que será o no compartida, todos los coreanos rechazan el uso de la fuerza armada como instrumento de unificación. Los coreanos conocen el doloroso capítulo de la guerra fratricida desde 1950 a 1953 y nadie desea repetir la tragedia porque supondría la destrucción de la propia península. Resulta positivo que hasta la Constitución de la República Popular Democrática de Corea acepta la reunificación por medios pacíficos. También los políticos surcoreanos han introducido en este debate fórmulas reunificadoras, que merecen ser objeto de estudio. No pocos presidentes surcoreanos han contribuido con sus aportaciones personales en la búsqueda de fórmulas o métodos para alcanzar la unidad. Personalmente, estimo que la República de Corea debería adoptar, mediante consenso nacional, una única fórmula que se mantenga a lo largo del tiempo y con independencia del criterio personal de cada presidente. Así se ofrecería más fuerza y duración a las demandas surcoreanas. En cualquier caso, conviene recordar algunas aportaciones. El presidente Chun Doo Hwan ejecutó su política sobre la base del reconocimiento mutuo y la no interferencia en asuntos internos, Posteriormente, el presidente Roh Tae 2
Woo habló de una especie de Commonwealth o Comunidad Nacional Coreana. Conviene detenerse ahora en la fórmula del presidente Kim Dae Jung, porque aporta algunas dosis de realismo y pragmatismo. Kim rechazará la reunificación instantánea, es decir, la reunificación mediante absorción del Norte en beneficio del Sur. Corea del Norte debe tranquilizarse al pensar que va a existir cierta equidad y reciprocidad en el proceso hacia la unidad. A pesar de todo, no hay que descartar la unificación mediante rápida absorción si el régimen norcoreano se derrumba y cae inerme al regazo de Seúl. En tal caso, Seúl tendrá que ejecutar una reunificación acelerada, que resultará muy problemática, pues el contribuyente surcoreano tendrá que pagar básicamente los costes del proceso y se crearán grandes focos de inmigración descontrolada hacia el Sur. En resumen, la política reunificadora deberá beneficiar a ambas partes. Se trataría de negociar lo que los anglosajones llaman una win-win policy. Algo similar persigue la política de compromiso o sunshine policy, que ha logrado aumentar las relaciones económicas bilaterales, reducir las tensiones intercoreanas y dedicarse a aspectos humanitarios. La valoración de esta política debe ser positiva. Pero los ciudadanos surcoreanos se sienten un tanto engañados. Después de ofrecer tanta colaboración económica a Pyongyang, el régimen comunista ha desarrollado un programa nuclear secreto que en buena medida se enfrenta a la estabilidad de toda la región asiática. La política del presidente Roh Moo Hyun ha modificado ligereramente esta política, introduciendo nuevos elementos de reciprocidad, equivalencia y mayor dosis de realismo. Cuál será el modelo más adecuado de reunificación? Se trata de una cuestión difícil de responder, ya que resulta difícil encontrar algún tipo de acuerdo entre Pyongyang y Seúl. Ahora bien, es evidente que no sirven los modelos extranjeros de reunificación nacional. La reunificación alemana resultó excesivamente costosa, fue mal ejecutada y, además, recibió una ayuda financiera suplementaria de la Unión Europea. Las dos Alemanias estaban económicamente mejor situadas que las dos Coreas. Por lo demás, no lucharon entre sí. Ellos no combatieron en una guerra civil como, por desgracia, sucedió en suelo coreano. En realidad, la guerra coreana ha originado, junto al clima de guerra fría, un sentimiento de tensión y hostilidad a ambos lados del paralelo 38 que va a resultar arduo de superar. Por otro lado, antes de consumarse la unidad germana han existido muchos años de cooperación entre estos vecinos. 3
Gracias a ello se ha facilitado también el acercamiento definitivo entre los propios alemanes. Dejando al margen el precedente de la reunificación vietnamita, que se ejecutó a través de la conquista militar, tampoco resulta recomendable seguir el ejemplo de la reunificación entre China y Hong Kong. El planteamiento chino de un país, dos sistemas puede interesar a Pyongyang, pero nunca a Seúl. En Hong Kong se permite desarrollar la economía libre de mercado y un gobierno más o menos democrático, pero las fuerzas armadas y la gestión de las relaciones exteriores corresponden exclusivamente a Beijing. No conviene, pues, trasplantar el sistema chino porque Hong Kong es un pequeño territorio, sin peso en la política internacional, y su historia está vinculada durante largos años al colonialismo británico. De seguir el ejemplo chino Qué parte de Corea va a renunciar a su ejército?, Cómo es posible que dos sistemas económicos contrapuestos pueden coexistir sin dificultades en toda Corea? Ni siquiera Taiwán desea seguir la experiencia unificadora entre China y Hong Kong o Macao. Pese a tanta incertidumbre, algunas cuestiones parecen evidentes. En primer lugar, Seúl y Pyongyang renuncian a la unidad por medios de la fuerza o violencia armada. En segundo lugar, previamente a cualquier negociación deberá intensificarse la cooperación económica para reducir las diferencias de rentas. También resultará oportuno intensificar los contactos entre la población civil en los ámbitos social, cultural, educativo, deportivo o sanitario. Tarde o temprano las dos diplomacias intentarán coordinarse a la hora de presentar proyectos comunes ante ciertos organismos internacionales. Así se dará una mejor imagen de cohesión, unidad y espíritu de equipo. En tercer lugar, hasta que se alcance un único Estado bajo una bandera común, se permitirán períodos de transición a través de modelos políticos de convivencia provisional, como puede ser la Confederación o una débil Federación. Por último, hay que preparar psicológicamente al contribuyente surcoreano, puesto que en él recaerá buena parte del coste económico que origine el proceso. Es de confiar que algunas organizaciones internacionales, como el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo o la Unión Europea 4
muestren sus sentimientos de solidaridad aportando recursos financieros para que los costes de la construcción nacional puedan repartirse de forma más equilibrada. Ha llegado el momento de finalizar nuestras reflexiones. Me gustaría concluir con lo que en Ciencia Política se denomina planteamiento funcionalista. Dado que es conveniente evitar una rápida reunificación, ahora es el momento de avanzar desde unos compromisos fáciles de aceptar hacia metas más complejas y ambiciosas. La primera meta consiste en alcanzar la reconciliación nacional. A continuación hay que mantener la paz, la seguridad y la desnuclearización de la península coreana. A partir de ese momento se hace más fácil incrementar la cooperación económica a través del comercio intercoreano, del aumento de las inversiones y de la ayuda humanitaria a Corea del Norte. Una vez logrado esos objetivos hay que seguir avanzando a través de los mecanismos de integración económica que se aplican en la actualidad. Me refiero a la creación de una Zona de Libre Cambio o Libre Comercio ( Free Trade Area). Así se romperán las barreras internas al comercio intercoreano. Posteriormente, se podrá pactar una Unión Aduanera o Arancelaria (Customs Union) entre el Norte y el Sur, estableciendo un arancel exterior común. El siguiente paso será la creación de un Mercado Común (Common Market) que garantice las llamadas libertades de circulación (mercancías, capitales, servicios y trabajadores). Cuando funcionen a la perfección estos mecanismos de integración económica, que deberá perfeccionarse con la creación de una unión económica y monetaria (Economic and Monetary Union), será más fácil aspirar a la fase final de la Unión política. Todo este proceso de convergencia económica, que culminará con la unidad política, deberá efectuarse a través de fases o etapas. El éxito en cada una de esas etapas previas proporcionará una mayor dosis de optimismo hasta alcanzar el objetivo final de la reunificación. No seamos ingenuos al pensar que el proceso estará libre de problemas y complejidades. Parece muy complicado desarrollar un marco económico bajo la coexistencia del comunismo y capitalismo. Ni Corea del Norte quiere renunciar al comunismo, ni Corea del Sur abandonará el capitalismo. Es probable que Pyongyang siga ampliando las zonas donde se permiten más libertades económicas. 5
Pese a tantas dificultades, personalmente creo que algún día veremos el mapa coreano sin esa ominosa línea divisoria en el paralelo 38. Tal vez sea yo un soñador. Pero estoy seguro que no soy el único. Muchas gracias por su atención 6