Las toxicomanías y la ruptura del lazo al Otro Dra. Mabel Levato Profesora Titular UJFK Directora de la Maestría en psicoanálisis UJFK A lo largo de este trabajo se ha abordado desde distintos autores, la decisiva incidencia del semejante, del prójimo, del Otro, en la constitución subjetiva y las implicancias en la época que nos convoca. Es importante destacar, dentro de la constitución del aparato psíquico especialmente, la constitución de la representación cosa, como contenido del inconsciente ya que la misma representa a un sujeto, un semejante y está compuesta por un núcleo irreductible.
Esto significa que, en la misma representación cosa, se encuentran a manera de archivos las vivencias con el prójimo. Lo paradójico de esta consideración es que eso que viene del otro, termina siendo lo que nunca se podrá traducir, o sea representar, ni recordar y lo más propio del sujeto. Eso nos lleva a pensar que ya en el origen de la constitución del inconsciente el sujeto lleva inscripto el núcleo de la repetición, ya que eso que forma el contenido del inconsciente, nunca se hará consciente y se manifestará bajo la forma pulsional de la repetición a la manera del trauma. También es destacable la trascendencia fundante del Otro en la constitución de la representación palabra, que forma el contenido del preconsciente, en donde se hace necesario recorrertodos los tipos de pensamientos descriptos por Freud, entre ellos el pensar inconsciente, como modos de desplazamientos entre las representaciones, y la forma primera que ello ya posee, para aprender a discernir complejos perceptivos que vengan tanto de afuera como de adentro. A tales efectos hay que destacar tal como lo hizo Freud los juicios de atribución y de existencia para conocer el mundo interior y exterior. Estos juicios son también fundantes y constitutivos en la formación del psiquismo. Es decisivo destacar la importancia de mantener enlazadas las representaciones cosa como contenido del inconsciente, con la representación palabra, que trae el legado cultural, ya que dicho enlace genera una organización psíquica más elevada y permite relevos del proceso primario por el proceso secundario, lo que trae implicado la posibilidad del lazo social.
Freud entiende también que la palabra además es un intento del psiquismo por recuperar el objeto perdido. Nos dice que en este camino intentamos reconquistar el objeto perdido y el propósito es emprender el camino hacia el objeto pasando por sus componentes de palabra, y sostiene Freud finalmente en Lo inconsciente (1915, p.200): conformarse después con las palabras en lugar de las cosas. En El malestar en la cultura Freud también dice algo similar,cuando refiere que la escritura es el lenguaje del ausente (1930, p.90). Se hace necesario por lo anteriormente dicho trabajar la relación entre las representaciones en la formación de lo que Freud denominó fantasías,como un intento del psiquismo ya más elaborado y bajo otras lógicas, como lo es la analogía y causalidad con el propósito de tapar la pérdida del objeto. La condición inconsciente de la fantasía revela en el fondo la relación que mantiene con lo escindido. En su misma construcción se pone de relieve la relación con el das Ding, como resto escindido de la función del juicio, como resto no judicable, o sea irreductible a la representación. Además, la construcción de las fantasías constituyen un proceso de ligaduras y en tal sentido un proceso de pensar sobre las escenas, pero entiéndase que no se trata de cualquier escena, sino de aquellas no comprendidas. Eso no comprendido es en Freud la diferencia sexual, que implica el complejo de castración, las escenas de seducción y escena primaria. Este punto de irreductibilidad en la conjunción fantasmática es una noción que Freud conservó a lo largo de toda su obra, y constituye a mi entender uno de los antecedentes para promover el viraje operado a partir de 1920 con Más allá del principio de placer ya que el trauma es aquello que escapa a lo comprendido,
como excluido de la operación del juicio, constituye finalmente la condición del inconsciente, dado que el trauma forma el núcleo que preserva al inconsciente. Como se puede apreciar, las fantasías son un nuevo rodeo en el intento de dar repuesta al objeto perdido por estructura. Dado el lugar destacado que se le fue dando por este recorrido a la noción de objeto, es necesario a la estructura de este trabajo, abordar dicho concepto desde la obra freudiana tanto como lacaniana. Objeto que no se cesa de buscar y que va delimitando una hiancia entre lo que se busca y lo que se encuentra, signada por la repetición. Así entonces esta pérdida funda el deseo, como siempre insatisfecho por estructura. Y la nostalgia, el anhelo, la búsqueda del encuentro primero con ese Otro, eso perdido, hace al funcionamiento psíquico freudiano. Se deduce entonces que la huella o la representación es siempre solidaria a una pérdida. Lacan también sigue esta línea de pensamiento cuando refiere que en el psicoanálisis al objeto hay que caracterizarlo como falta de objeto. Ese es el nombre que le dio al objeto perdido freudiano. Lacan se refiere a tres faltas de objeto. Una de ellas se vincula al advenimiento del sujeto con relación al Otro, dado que el mismo nace alienado a los significantes del Otro. El sujeto depende del significante y éste se halla primero en el campo del Otro. Llama a esta falta simbólica, que a su vez nos remite a otra anterior, real, relacionada con el advenimiento del ser viviente, fundada en la reproducción sexuada. Según Lacan, esta falta real es lo que pierde el ser viviente por su reproducción sexuada, y por eso mismo queda remitido a su propia muerte, nace, se reproduce y muere. Esta
parte perdida de sí mismo constituye la búsqueda permanente del sujeto, o sea no se buscaría el complemento sexual, sino eso perdido que lo lleva a la inmortalidad. En este recorrido se va demostrando que la pulsión es circular, pero nunca recíproca, sino asimétrica. Se trata de un movimiento de reversión que partiendo del sujeto, regresa a él.es una dialéctica que nada tiene que ver con el lazo al Otro. Para profundizar esta teorización, he llevado a cabo un desarrollo desde la teoría de los conjuntos de las dos operaciones fundantes de la constitución subjetiva, según lo explica Lacan, la alienación y la separación. Lacan describe que del lado del Otro, no sólo tenemos los significantes, sino también se halla la falta, que él denomina significante de una falta en el Otro. Esto es muy interesante desdela perspectivade lo expuesto anteriormente, ya que a eso irreductible del otro en Freud, Lacan le dio este nombre, significante de una falta en el Otro. No hay significante que pueda taponar esa falta. Pero también, Lacan cuando explica las operaciones de alienación y separación, nos va demarcando la entrada del Otro en el sujeto con sus significantes, y por otro lado, lo que se va delimitando entre el sujeto y el Otro es el objeto a, que queda por fuera del significante y los efectos de sentido,estableciendo el objeto de goce del sujeto y una vez más su intento de restituir lo perdido. Esto en Lacan formará parte del fantasma, donde pone en juego el autor, al sujeto atravesado por la castración en relación a su objeto de goce. Un goce que llama goce del Uno. Finalmente, es mi interés destacar la incidencia de la época en tratar de tapar la división subjetiva al decir de Lacan, o de evitar la angustia que produce el
encuentro con el semejante que te remite a la angustia de castración y de qué manera el sujeto con este artilugio hace uso de la estructura psíquica. El objeto droga hace uso de la estructura pero lo hace para taponar esa falta entre el sujeto y el Otro, rompiendo de esta manera el lazo social, que eslo que nos trata de trasmitir Lacan al decir que el toxicómano rompe el casamiento del hace pipí, o sea rompe con el falo y eso implica a lo simbólico y al Otro. Por lo anteriormente explicitado se hace necesario desarrollar la función del tóxico y las implicancias de su uso. El ideal social de la época está regido por un imperativo superyoico de consumo. Es lo que podemos llamar adicción generalizada o fetichización de la existencia, ya que hay creencia en el objeto, pero a diferencia del fetichismo como perversión en donde el objeto es siempre el mismo y único, en las adicciones lo que más varía es el objeto. El mismo está sujeto a la demanda de la época y el lema es estar actualizado, porque justamente eso te lleva a consumir siempre algo nuevo. Todo esto trae implicancias en el lazo social, ya que las consecuencias de la sociedad globalizada es que no hay ningún elemento que posea un atributo que le esté asegurado por principio y para siempre. Esta globalización y el hiperconsumo están acompañados de individualidad, afecta al lazo social, que existe pero bajo la forma al modo de los ejemplos, juntos pero totalmente solos. El goce que rige esta época que toma el toxicómano es un goce autista. Diferencia fundamental al homo faber que describe en la reificación Hannah Arendt (1993), en donde la autora describe a un hombre que trabaja y produce, o sea lo contrario al sujeto autista de la época, sujeto solitario y sin lazo.
El ideal que nos comanda ha subido al cenit al decir de Lacan, es el objeto a que nos comanda desde dicho cenit. La identificación social ya no se hace por identificación sino por consumición. El comportamiento social ha pasado a ser adictivo (Miller, 2012). Esta es la época de la adicción generalizada, en la que se consumen objetos que otorga el mercado para paliar la insatisfacción estructural ya desarrollada. Por todo lo anteriormente expuesto, el goce es tóxico en sí mismo por estructura,y la droga es, entre otras cosas, justamente una respuesta a ese goce que falta, tratando de darle consistencia, en lugar de tolerar esa falta, pone allí el toxicómano un goce cínico que lo lleva a no poder salir de lo uno del goce autoerótico. El ideal de la época del hiperconsumo lleva justamente a tratar de recuperar la felicidad perdida, poniendo allí la creencia en un objeto que suture esa falta. Estos quitapenas son defensas ante el Otro con las implicancias que tiene las relaciones, encontrarse con lo que no se comprende, con lo que es diferente, con ese das Ding insoportable, pero estructural. Queda entoncesun interrogante y es si de lo que se defiende el adicto no es justamente del inconsciente, ya que el intento es no encontrarse con lo no comprendido, intento fallido ya que la caída de los efectos del objeto droga en cualquiera de sus formas, siempre es encontrarse con lo más temido, con lo que no se quiere saber.
La peculiaridad de este recorrido es hacer pasar lo inconsciente y el psicoanálisis a una problemática de grave alcance social como lo son las toxicomanías y adicciones de toda índole. Esto a su vez amerita una aclaración, que también lapodríamos formular a la inversa, de lo social a lo individual y de allí a lo social nuevamente, ya que es mi interés demostrar la incidencia del semejante, el prójimo, el Otro en la constitución del inconsciente y por ende, del sujeto. BIBLIOGRAFIA GENERAL Ardent, H. (1993). La condición humana. España: Paidós. Augé, M. (2009). Por qué vivimos? Barcelona: Gedisa. Augé, M. (2012). Futuro. Buenos Aires: Ed. AH. Breuer, J. & Freud, S. (1992). Estudios sobre la histeria. En Sigmund Freud Obras Completas (Vol. 2, 3ra reimp., Cap.4). Buenos Aires: Amorrortu Editores. (Texto original publicado en 1893). Freud, S. (1979). Pulsiones y destino de pulsión. En Sigmund Freud Obras Completas (Vol. 14). Buenos Aires: Amorrortu Ediciones.
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