Actividades sobre el film de R. Rossellini Sócrates (1970) 1ª [Contexto: tras conocer las acusaciones de que es objeto Sócrates, Lisias, que está dispuesto a todo para salvar a su maestro, mantienen con él la siguiente conversación]. L. Quiero tu bien, Sócrates, no el de los jueces. S. Serías capaz entonces de hacerles mal a ellos para hacerme bien a mí? L. Claro que sí. S. Y cómo podrías hacerme bien a mí si les haces mal a ellos? No crees sin duda que la vida es el mayor bien? L. Sí. S. Una vida en la verdad o una vida en la mentira? L. La vida en la verdad!
S. Pero si respondes a las mentiras de mis acusadores con otras mentiras, si los persuades con halagos, la vida que ganase gracias a tu elocuencia, no quedaría manchada por este ardid? No Lisias, la vida sólo merece ser conservada con alegría, y la única alegría para el hombre consiste en buscar sin rodeos la verdad. La verdad, como las estrellas, es muy difícil de alcanzar. Tanto desde la llanura como desde lo más alto de las montañas se ven las estrellas, sin por ello tener la sensación de acercarnos más a ellas. Pasa lo mismo con la verdad: no es necesario estar más cerca para verla. CUESTIONES 1ª) Mill dice que «es mejor ser un Sócrates insatisfecho que un cerdo satisfecho», qué piensas al respecto?, acaso es lo mismo la felicidad que el bienestar? 2ª) Preferirías que Lisias salvara a Sócrates con algún ardid? Justifica tu respuesta. 3ª) Qué relación puede tener el texto anterior con el «intelectualismo moral socrático»? 4ª) En esas mismas circunstancias, qué crees que harían otros personajes históricos como Aristóteles y Platón?
2ª [Contexto: La acción transcurre en la Caverna prisión. la muerte de Sócrates parece inminente. Tras calmar a su mujer, Jantipa, algunos de sus discípulos como Cebes (personaje del Fedón) se preguntan cómo puede estar tan tranquilo sabiendo que la hora de su muerte se aproxima]. S. Por más que pienso, la idea de separarme de mi cuerpo no me asusta; al contrario, me regocija. C. Debería entonces el sabio adelantar la hora de su muerte? S. No, es preciso respetar la voluntad de los dioses. Cebes murmura algo al de al lado mientras Sócrates pasea entre ellos. S. [Volviéndose]: Por qué habláis en voz baja? Por qué no decís en alto lo que os preocupa? C. Ahora que la desgracia se cierne sobre ti Sócrates, no nos atrevemos a hablarte de nuestras preocupaciones. S. Es difícil convencerlos de esa verdad: para mí la muerte no es ninguna desgracia. Hablar pues. C. Me temo Sócrates que el alma, una vez abandonada por el cuerpo, pierda también ella la vida. S. Dime Cebes, Quién da la vida al cuerpo? C. El alma. S. Y esto siempre es así? C. Sin duda! S. El alma que da vida al cuerpo es siempre portadora de vida? C. Sí! S. Y la vida tiene un contrario o nada es contrario a la vida? C. La vida tiene un contrario que es la muerte.
S. Así pues, el alma no puede recibir la muerte, que es precisamente el contrario de una vida cuya fuente es la misma alma. Y cómo llamas a los seres que escapan a la muerte? C. Se llaman inmortales. S. El alma, no pudiendo recibir la muerte es, así pues, inmortal. No es entonces insensato sostener que esta alma es inmortal; y si lo es, es preciso cuidar de ella durante toda la vida. Otra idea: si la muerte fuera el fin de todas las cosas, esto sería un gran bien para todos los malvados, pues su maldad desaparecería con ellos. Frente a las desgracias, las injusticias y las bajezas de la vida recordar ese pasaje de la Odisea donde Homero dice que Ulises, golpeándose el pecho, animó su corazón con estas palabras: Sopórtalo corazón mío, tú que ya has soportado cosas mucho más angustiosas. CUESTIONES 1ª) Qué es la mayéutica? En qué momentos del diálogo anterior se ejemplifica mejor? 2ª) Establece las relaciones pertinentes entre el texto y la antropología platónica. 3ª) Qué diferencias encuentras entre esta concepción del alma y la mantenida por Aristóteles?
3ª [Contexto: Sócrates, acompañado de Apolodoro, se dirige al palacio del Arconte para leer las acusaciones que sobre él ha realizado Meleto. Por el camino, se encuentran con Hipias, el sofista]. S. Oh, mira!, el gran Hipias! Hacía mucho que no te veíamos por la ciudad. A dónde vas tan bien pertrechado? H. Al gimnasio, a pronunciar un discurso sobre la genealogía de los héroes. Te gustaría oírlo? S. Tengo cosas que hacer y lamentablemente no puedo acompañarte. H. Es un discurso que ya he hecho y que todos me han dicho que es muy bello. Sería un placer contar también con tu opinión. S. Has dicho que es muy bello? Sabes entonces en qué consiste la belleza? H. Ciertamente! S. Y serías capaz de explicármelo? H. Muy fácil!... Una bella virgen; ahí tienes Sócrates algo bello. S. Una buena respuesta! Pero dime Hipias, se puede decir que una mula es bella? H. Sí, en mi tierra hay mulas de gran belleza. S. Y una olla Hipias, se puede decir también que es algo bello?
H. No comprendo, querido Sócrates, por qué te sirves de objetos tan vulgares para hablar de cosas tan elevadas. S. Qué quieres, soy tan rudo ; en cualquier caso debes de admitir que una olla puede ser bella. H. Sí, puede ser; no obstante, la más bella de las ollas comparada con una bella virgen es fea. S. Como fea será la más bella de las vírgenes si la comparamos con un Dios. No es esto lo que quieres decir? H. Exactamente eso. S. No obstante, antes dijiste que una bella virgen era algo bello, y después que si se compara con un Dios es fea; pero algo no puede ser feo y bello a la vez. Lo ves?, sigues sin decirme todavíz en qué consiste la belleza! H. [Confuso, se justifica apresuradamente]: Te lo explico otro día, cuando tú quieras. Te saludo.