ENFERMEDADES FÚNGICAS

Transcripción

1 ENFERMEDADES FÚNGICAS CRÍA YESIFICADA INTRODUCCIÓN Esta enfermedad está difundida en las abejas melíferas en Europa y Norteamérica. La afección se reconoce fácilmente en las áreas de cría operculada donde las larvas infectadas ya muertas permanecen en celdas desoperculadas por las abejas nodrizas. Estas larvas se cubren inicialmente de un moho blanco y esponjoso que se hunde hasta llenar la celda. Las cabezas de las larvas suelen eludir la infección y sobresalir de la capa fungosa. Después las larvas infectadas se secan y se encogen y pueden tomar un color gris o negro a medida que se van formando esporocistos fungosos en su superficie. En casos graves se hallarán estas momias en el piso de la colmena e inmediatamente fuera de ella. Aún así, las larvas momificadas que advierta el apicultor representarán sólo una pequeña proporción de las infectadas. Momia parcialmente cubierta de cuerpos reproductivos del hongo (parte oscura). Larva sana junto a larva afectada por la micosis. Esta afección rara vez mata a la colmena, lo más frecuente es la pérdida de larvas que se traduce en un debilitamiento general de la colmena y, por ende, en una menor cosecha de miel. Sin embargo, muchas razas de abejas pierden cada primavera una proporción de su cría a causa de esta enfermedad, aunque logran superarla y hasta pueden producir una buena cosecha. El principal microorganismo que interviene en el desarrollo de esta enfermedad es el hongo Ascosphaera apis, cuyas esporas viscosas suelen estar presentes en las abejas adultas y en el interior de la colmena. Experimentalmente se ha comprobado que cuando las esporas son suministradas a larvas mantenidas en condiciones ideales, no acusan síntomas

2 de yesificación. La enfermedad se desarrolla sólo si la cría vive en un medio fisiológicamente de desequilibrio o situación de estrés. En tales condiciones las esporas germinan en el tracto digestivo de la larva o en la superficie larval, y el hongo crece a través de los tejidos del cuerpo, originando una masa de hifas fungosas que son las que dan el aspecto yesoso blanco a las larvas momificadas. La enfermedad es propagada por abejas errantes y por la práctica de la apicultura. Hasta el 20 % de las abejas jóvenes pueden equivocar su colmena durante sus primeros 4 días de vida adulta (deriva), sin embargo los zánganos son aceptados en la mayoría de las colmenas. Es probable que por medio del pillaje, haya esporas presentes en todas las colonias. Las esporas de la cría yesificada son longevas, y resisten temperaturas más altas que la temperatura de fundido de cera, también resisten la luz ultravioleta y productos químicos. Sin embargo las esporas se pueden destruir en panales en desuso exponiéndolas al vapor de ácido acético durante 24 horas. Se podrá aliviar la enfermedad eliminando los factores de stress, mejorando la relación cría - nodriza y evitando el déficit de polen. El comportamiento higiénico es un mecanismo de tolerancia a la enfermedad por lo tanto abejas con alto comportamiento higiénico son propensas a padecer menos esta afección. El recambio de reina contribuye al control de esta enfermedad. AGENTE CAUSAL El agente causal de la Cría Yesificada es el hongo Ascosphaera apis; pertenece a la familia de las Ascosphaeraceae y existen alrededor de veinte especies distintas CICLO BIOLÓGICO El hongo atraviesa desde el interior toda la superficie de la larva. La Ascosferiosis es una micosis (enfermedad generada por un hongo) invasiva que afecta a las larvas en desarrollo (3 o 4 días después de poner el huevo). Se trata de una especie que presenta sexos separados y posee una forma de resistencia (esporas) y una forma vegetativa (micelio). Las esporas tienen forma arriñonada, sus dimensiones son aproximadamente de 2,5 a 3,6 micras por 1,2 a 1,9 micras, son refractantes y cubiertas por una sustancia viscosa, que permite su adherencia al cuerpo de las abejas, favoreciendo la difusión. El micelio está formado por hifas (célula cilíndrica, muy larga y de membrana muy fina entrelazada con otras semejantes en el cuerpo de los hongos y líquenes) de color blanco. Estas son las que invaden los tejidos larvarios, provocando finalmente la muerte de la cría. Las esporas (formas infectantes) son ingeridas por las larvas en desarrollo, durante el período en que éstas son alimentadas por las obreras nodrizas. Una vez alojadas en el intestino necesitan que se den ciertas

3 condiciones para que se produzca su germinación: presencia de dióxido de carbono (presente en el tubo digestivo de las larvas), ph próximo a 5 ó 6 y una situación que pueda alterar el normal desarrollo de la larva. El ph es un obstáculo para la germinación de las esporas durante los tres primeros días de las larvas, durante este periodo reciben una alimentación en base a jalea real, de carácter ácido, provocando un ambiente intestinal con bajo ph (esta puede ser la causa por la que la enfermedad no afecte generalmente a las reinas, son alimentadas únicamente con jalea real). A partir del cuarto día y hasta la operculación, las larvas de obreras y zánganos son alimentadas con una mezcla de miel y polen que induce un aumento de ph, permitiendo la germinación de las esporas. El intestino de las larvas está cerrado por su extremo caudal hasta después de la operculación. Esto hace que todos los restos del alimento ingerido se encuentren acumulados en el intestino medio, donde se alojan también las esporas. En condiciones normales se produce la apertura y evacuación de los restos alimenticios después de la operculación y antes de la metamorfosis; eliminando así también el hongo que pudiera encontrarse entre estos restos, evitando que pueda invadir los tejidos larvarios: en este caso no habrá enfermedad. Por el contrario, cualquier situación anormal que impida o retrase la evacuación, dará oportunidad al hongo a que invada los tejidos, provocando la enfermedad. Si las circunstancias han favorecido al hongo, se habrá producido la germinación de las esporas, dando lugar al micelio, provocando la muerte de la larva. Por último, utilizando un doble mecanismo enzimático y por presión, las hifas atravesarán la cutícula, emergiendo sobre la superficie del cadáver, mostrando un aspecto algodonoso y color claro. Cuando en la larva afectada se encuentran hifas de un único signo, femeninas o masculinas, los restos permanecen con coloración clara, deshidratándose y dando lugar a una momia blanquecina, por el contrario, cuando en una misma larva encontramos hifas de ambos sexos, se forman estructuras reproductivas que generarán el intercambio de material genético entre hifas de los dos signos, originándose unas formas esféricas denominadas cuerpos fructificantes o ascocistos en cuyo interior se generarán las nuevas esporas, formando ascas (especie de aglomeraciones) de las que se irán desprendiendo a medida que maduren. Los ascocistos presentan una coloración definida, transformándose en parda a medida que se produce su maduración. La enorme cantidad de ascocistos formados en cada cadáver, transformarán la coloración dando lugar a las momias negras. Considerando que las formas infectantes sólo son las esporas, podemos deducir que son estas últimas momias (color negro), las únicas que pueden transmitir la enfermedad. Las esporas se diseminan en las colmenas con los restos del alimento o sobre las abejas, llegando muchas de ellas hasta el intestino de otras larvas, cerrando de esta forma el ciclo. Otras quedarán almacenadas con la miel o el polen o en los cuadros, diseminándose cuando estas reservas son movilizadas por parte de las abejas.

4 Estas esporas pueden perdurar durante varios años: en el caso del polen perdura un año y dos años en la miel. Además pueden desarrollarse óptimamente a temperaturas de hasta 30ºC / 35ºC SINTOMATOLOGÍA Disminución en la actividad general de las abejas; Panales con distribución desigual de la cría; Alteraciones en los opérculos, ya sean perforados o hundidos; Presencia de momias en distintas partes de la colmena: - plancha de vuelo, - sobre el piso de la colmena, - en los cuadros de cría, - en el suelo, alrededor del alza.

5 FORMAS DE PROPAGACIÓN La cría yesificada presenta características en cuanto a la variación en los niveles de infección: un apicultor puede hallar en su apiario colmenas poco afectadas y otras con gran mortalidad en su cría. Las razones residen en el estado general de las colmenas y la tolerancia intrínseca de cada colonia a la enfermedad (comportamiento higiénico). Los reservorios de ascosporas se pueden encontrar en las mismas abejas adultas, la cera, flores y fuentes de agua, distintos productos de la colmena y materiales usados por el apicultor. La aparición y evolución de la enfermedad es generada por distintas causas; no es suficiente con la ingestión de ascosporas por las larvas, sino que es necesario que actúen factores ambientales y de manejo sobre la cría. Son muchas y diversas las formas de producción de stress, y pueden variar de acuerdo a la zona geográfica en la que se desarrolle la actividad apícola, teniendo en cuenta la capacidad del hongo a adaptarse a diferentes situaciones. Entre las más conocidas se pueden citar: Enfriamiento de la cría: Si bien no se conoce en forma fehaciente el tiempo que necesita una colmena para restaurar su temperatura, se ha observado que no es necesaria una larga exposición de la cría a bajas temperaturas para que se desencadene la enfermedad. De forma práctica este enfriamiento se puede dar de manera natural en pleno otoño o invierno, cuando una fuerte o improvista bajada de las temperaturas alcanza colmenas aún con abundante cría o en la primavera, con las primeras floraciones, que estimulan una gran puesta por parte de la reina, y las abejas adultas encargadas de la cría no son suficientes para calentarla con la llegada de fríos típicos de esta época. También se pueden producir enfriamientos de la cría al dividir las colmenas, pudiendo quedar cría desamparada en algunos de los nuevos núcleos (por ejemplo por llevar pocas nodrizas y muchas pecoreadoras que puedan derivarse a la situación inicial de la colmena madre, etc.) Desequilibrios entre nodrizas y crías: En algunos aspectos, este factor está muy relacionado con el anterior (enfriamiento). Cuando la población de abejas no es la adecuada, la temperatura del nido de cría no alcanza a mantenerse en forma normal. Por otra parte, a esto se le suma el inconveniente producido por la imposibilidad de alimentar correctamente a las larvas, agravando el cuadro de situación. Elevada humedad: se observa presencia de ascosferiosis en colmenas situadas en zonas húmedas (vegetación cerrada, rincones especialmente húmedos) o en colmenas con gran humedad en su interior, por ejemplo en mitad de una gran floración primaveral, cuando la humedad precedente de la evaporación del néctar se condensa en la tapa. Para ambas situaciones existe una explicación alternativa sobre la base de la temperatura, pues las zonas sombrías y húmedas, suelen ser también frías, y las grandes floraciones primaverales suelen coincidir también con grandes cantidades de cría y la mencionada desproporción nodrizas/cría. Hemos podido comprobar que altos grados de humedad no han sido capaces de provocar la enfermedad por sí misma, pero han podido desequilibrar la situación cuando el stress térmico es una causa de desequilibrio

6 Deficiencia en la alimentación: Causada por un escaso aporte de polen y néctar. Podría deberse a la escasez de alimento por condiciones climáticas desfavorables o a la imposibilidad por parte de las abejas nodrizas, de brindarle atención a las larvas. Abuso en el uso de trampas de polen: El polen es la fuente de proteínas para la alimentación de las abejas y de la cría, por ello se considera que mantener la cosecha de polen durante largo tiempo sin descanso equivale a mermar la entrada de proteínas en la colmena, provocando un déficit en la alimentación de la cría que podría disminuir sus defensas (este planteamiento es lógico, pero aún no ha sido demostrado). Si observamos colmenas con las trampas de polen instaladas, veremos cómo las abejas logran introducir polen, formando bolitas más pequeñas o llevándolo en su cuerpo y amasando las bolas en el interior Manejo inadecuado y excesivo: En muchas ocasiones, es el mismo apicultor el que produce algún desorden, como puede ser el movimiento de panales entre colmenas sanas y enfermas, nucleado incorrecto, elementos mecánicos utilizados, etc. Padecimiento de otras enfermedades Varroa destructor: Esta debilita a la colonia y por ello facilita la aparición de la enfermedad. Por otra parte, está demostrada la importancia del ácaro Varroa destructor como vector de esporas de Ascosphaera apis. Abuso en el empleo de antibióticos: facilita la proliferación de hongos. El empleo continuo de antibiótico DIAGNÓSTICO El diagnóstico clínico a campo es suficiente para determinar la presencia de la enfermedad. Sin embargo hay posibilidades de realizar en laboratorio, un frotis húmedo para visualizar los quistes y las ascosistes de esporos. También pueden hacerse cultivos del material patógeno, en los que desarrollarán abundantes cuerpos fructíferos. Para ello utilizamos medios de cultivo específicos incubados en estufa a 30ºC. SUGERENCIAS PARA SU CONTROL Frente a esta enfermedad no se encuentra indicado un tratamiento farmacológico. Los productos químicos usados hasta ahora han resultado ser ineficaces; además de ser un gasto sin sentido puede dar graves problemas de resistencia y residuos. Es necesario plantear la lucha en base a la prevención y el manejo. Las medidas recomendadas para la prevención son:

7 Renovar periódicamente la cera. Esta medida permite disminuir la carga de esporas en las colmenas. Por otra parte, la reina prefiere la puesta en panales recientes frente a otros ya viejos, en que los restos de las mudas de las sucesivas generaciones de cría reducen el volumen disponible para la puesta. Limpiar el material antes de reutilizarlo. Esta operación se complementa si, además, hacemos un tratamiento de calor con un soplete o parafinamos el material. También puede utilizarse ácido acético glaciar con las medidas de precaución pertinentes. Evitar el intercambio de cuadros (panales vacíos, con restos de cría, miel o polen) entre colonias especialmente de colmenas débiles a fuertes. Evitar el uso de miel de colmenas enfermas, débiles o muertas para alimentar a otras (sustituirla por sacaros u otros edulcorantes). Lavar con frecuencia los utensilios (palanca). Esto es necesario después de manipular una colmena enferma. Renovar las reinas de forma periódica (máximo cada dos años). Si es posible por reinas seleccionadas por alto comportamiento higiénico. Básicamente existen dos puntos de ataque a la enfermedad: 1) Manejo. 2) Genética. 1) Manejo: Mediante el mismo, debemos propiciar que las abejas se encuentren fuertes y vigorosas. En casos severos reemplazar la reina por otra de una colmena libre de Cría yesificada para evitar la susceptibilidad de la reina a renovar. Debemos mantener las colonias bien pobladas y alimentadas. 2) Genética: Una manera de favorecer el control de Cría yesificada es a través de la genética. Existen abejas que presentan un comportamiento que permite detectar y remover la cría muerta o afectada. Esto limita la propagación del hongo y de otros agentes patogénicos como los que causan la Loque americana y europea. OTRAS MICOSIS DIFERENTES A LA ASCOSFERIOSIS A veces, otros hongos pueden atacar a larvas debilitadas. En este caso deberíamos considerarlos como consecuencia de otros desequilibrios en la colonia. Sobre las larvas que no reciben suficiente cuidado prospera el crecimiento de hongos que en condiciones normales están presentes en la colmena sin causar problemas.

8 En otras ocasiones, los hongos aprovechan un desequilibrio entre los panales con alimento y las abejas disponibles. En estos casos, los hongos no crecen en las larvas o las abejas adultas, sino sobre los panales, especialmente aquellos que contienen polen. La cría pétrea o aspergilosis es producida por hongos del género Aspergillus y entraría dentro del primer grupo, es decir, de los hongos que crecen sobre la cría. Así como la ascosferiosis puede aparecer en colmenas que no están débiles, la cría pétrea se manifiesta normalmente sólo en colonias muy atacadas por otras enfermedades. El proceso igualmente provoca que el cadáver de la larva conserve su forma pero quede desecado, con lo que aquí también aparecen momias de consistencia dura. La forma en que las esporas se dispersan y acumulan es similar a la de la ascosferiosis. Para diferenciar una momia de ascosferiosis de una de cría pétrea hay que observar la superficie del cadáver con una lupa potente. La aspergilosis no produce cuerpos esféricos llenos de esporas, sino que éstas se generan individualmente. La dispersión de las esporas en el interior de la colmena y entre colmenas sigue las mismas pautas que en la ascosferiosis. Lo mismo podemos decir del tratamiento y la prevención. Algunos hongos son problemáticos para el apicultor no porque invadan la cría, sino porque son capaces de prosperar sobre las reservas de polen si éstas no son convenientemente atendidas por las abejas. Este enmohecimiento se produce normalmente por Bettsia alvei. Se trata de un hongo bastante parecido al productor de la ascosferiosis, (de hecho, su primera denominación fue Ascospahera alvei) pero puede ser diferenciado del mismo por varias características. Los cuerpos fructificantes de Bettsia alvei son también esféricos, pero de un tamaño mucho menor. Las esporas no se encuentran agregadas dentro de ellos en masas esféricas, sino sueltas, siendo muy redondeadas (las de Ascospahera apis son alargadas). La diferencia más importante es el lugar donde aparece: únicamente crece sobre el polen, no es capaz de prosperar sobre las larvas. Este es el mejor dato para diferenciarlos ya que con Ascospahera apis ocurre lo contrario: sólo puede crecer sobre la larva, y no sobre el polen. Además de una escasez de abejas, el enmohecimiento de los panales se ve favorecido por una alta humedad en el interior de la colmena, algo que puede suceder temporalmente en climas incluso muy secos. Es el caso de la colmena que se llena de néctares muy diluidos y al abrirla, la tapa aparece con agua de condensación.