SALMOS. PROGRAMA No Salmo 51

Transcripción

1 PROGRAMA No SALMOS Salmo 51 Vamos a considerar hoy lo que dice el Salmo 51. Y debemos destacar al principio que la nota que encabeza este Salmo no es algo que fue agregado más tarde por alguna otra persona; éstas son parte del texto original, y este Salmo tiene una inscripción a manera de título, como algunos otros la tienen también. Se explica a sí misma, y creemos que es importante para el entendimiento de este Salmo. Permítame leerla; dice: Al músico principal. Salmo de David, cuando después que se llegó a Betsabé, vino a él Natán el profeta. Ahora, no sólo pensamos que eso se explica por sí mismo, sino que es bien claro, y es una referencia a la gran mancha en la vida de David. No es nuestra intención en el día de hoy entrar en los detalles del pecado de David. Creemos que es suficiente decir que él quebrantó dos de los diez mandamientos: el séptimo mandamiento que dice: no cometerás adulterio. El hizo eso con Betsabé, la esposa de Urías heteo. Y luego, él también quebrantó el sexto mandamiento que dice: no matarás. Aunque él no mató personalmente a Urías, fue él quien lo hizo poner al frente de la batalla para que fuera muerto. Esa fue una acción muy cobarde por cierto, de parte de David. Luego, después de este terrible incidente, David no hace ninguna cosa, no dijo nada. Y aquellos que sabían lo que había pasado, estamos seguros que había muchos que se habían dado cuenta de lo ocurrido, hicieron lo mismo que él. Ellos se mantuvieron callados, y TTB 4630 Página 1 de Programa No. 0664

2 realmente esto no era nada extraño; esto era lo que ocurría en todas partes: en Egipto o en Babilonia, o en Edom o en Moab, y más adelante en los reinos del mundo, y aún en las grandes capitales de nuestras naciones. Se nos dice que esto ocurre en todas partes, sin embargo, esto era algo diferente en el día de David. Él era el hombre de Dios, y el hombre de Dios no puede salirse con la suya en cosas como ésta. Pero cuando uno coloca a David con los demás, él no aparece tan malo como algunas personas opinan, porque eso era bastante común en aquel día. Era un pecado, y en el día de hoy también lo es, por supuesto. Usted ya se habrá dado cuenta que si usted ata juntas un manojo de varas que están un poco torcidas, ellas mismas se ayudan unas a otras a hacerse más derechas. Y cuando uno coloca a David junto con los demás, él no parece tan malo; pero ya que él era el hombre de Dios, lo que él hizo era tan negro como la misma tinta, y es algo tan feo como el mismo infierno, lo que él realizó. Y tememos que aún en los círculos cristianos del presente, lo único que sucede es el mirarse el uno al otro y nada más. Pero esto es un pecado a los ojos de Dios. Y parecería que David se habría salido con la suya, pero él nos dice que no fue así. Ya hemos leído el Salmo 32, el cual no era un Salmo penitencial como lo es éste. Este era un Salmo de instrucción en el cual David saca una lección de lo que había ocurrido, y nos presenta su experiencia. Y dice en el Salmo 32, versículos 3 y 4: Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. David se había quedado callado y parecería que nada le iba a suceder. Pero no fue así. Debemos decirle, que su conciencia le estaba remordiendo de una manera tremenda, amigo oyente. Él estaba perdiendo peso; él había perdido todo su gozo; él ya no era el rey feliz que había sido antes. Así es que, Dios le envía a Natán ante David. Era un asunto de suma urgencia, y creemos que Natán solicitó una audiencia ante David y quizá no había mucho que hacer en ese día en la corte, de manera que Natán llegó a la presencia del rey. De todos modos, Natán le contó a David una pequeña parábola. Un hombre rico y un TTB 4630 Página 2 de Programa No. 0664

3 hombre pobre en cierta ciudad, y se había dado por entendido que esta era una historia verdadera, él le contó que este hombre pobre tenía un pequeño corderito, y que el hombre rico en cambio, tenía toda una manda de ovejas, en realidad él tenía miles de ellas. Y este hombre rico, cuando unos visitantes llegaron a su casa, él fue y tomó la única ovejita del hombre pobre y la mató. Bien, David había sido un pastor cuando era joven; él sabía lo que era sentir afecto por un corderito; y él se podía dar cuenta de que esto estaba muy mal hecho y por tanto se enoja en gran manera. Parecía que era fácil para David enojarse. Parece que él se puso de pie delante de su trono y dijo: Quiero saber quién es ese hombre. Quiero tratar con él personalmente. Y creemos que Natán tiene que haber sido el hombre más valiente de la Biblia. El señala con su dedo al propio David y le dice: Tú eres ese hombre. Ahora, había tres opciones que David podía tomar en un caso como este. La primera alternativa era que él podía negar la acusación; lo cual gran cantidad de personas hacen. Esto lo hemos podido comprobar con muchos hombres en la vida pública que fueron acusados de algo similar y ellos negaron todo, ellos no habían cometido ese adulterio. Y luego, David podía haber hecho otra cosa: él simplemente podía haber señalado a Natán con su cetro, y sus soldados lo habrían sacado de ese lugar y ejecutado. Él podría haber hecho eso, y créanos amigo oyente, que eso hubiera cerrado muchas bocas, como si tuvieran candado. Estas personas ni siquiera tratarían de hablar, a no ser que estuvieran solos en un lugar apartado, sin que nadie más les escuchara. Ahora, la tercera alternativa que David podía tomar era la de admitir la acusación. Así es que él sigue este último paso; él confesó su pecado. Él no pudo salirse con la suya. Escuche lo que dice allá en el Segundo libro de Samuel, capítulo 12, versículo 13: Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Más por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá. Y bien, eso sucedió. Pero, el escándalo y la tragedia llegaron a la casa de David desde aquel día, y permaneció allí hasta el día TTB 4630 Página 3 de Programa No. 0664

4 de su muerte. Uno quisiera decirle al Señor: Quita el látigo de su espalda. Pero Dios nunca hizo eso, ni David tampoco le pidió a Dios que lo hiciera. Tal vez nunca lo hizo porque él quería tener comunión con Dios, y su corazón era como el Salmo que dice: como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Ante nosotros pues, tenemos un Salmo penitencial, y aquí tenemos el clamor de David, y en los primeros tres versículos encontramos un clamor de su conciencia y de su convicción de pecado: el clamor de David. Creemos que sería conveniente aquí presentar un pequeño bosquejo de lo que tenemos en este Salmo. Usted tiene en la segunda división principal un clamor de confesión de pecado; y la clemencia y la compasión de Dios; eso lo podemos ver en los versículos 4 al 8; y luego a partir del versículo 9 hasta el final del Salmo, usted puede encontrar un clamor solicitando clemencia y comunión con Dios. Miremos en primer lugar el clamor de su conciencia y la convicción de su pecado. Escuche lo que dice este hombre aquí en el versículo 1, de este Salmo 51: 1 Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. (Sal. 51:1) Este es un gran Salmo y se necesita un gran hombre para hacer la clase de confesión que él hizo. Aquí tenemos la oportunidad de ver cuando un rey dice que él ha hecho algo malo. Bien, David utiliza la palabra rebeliones, borra mis rebeliones. También llama a lo que hizo iniquidad o maldad, también lo llama pecado, y también lo llama malo. Ahora, Cuál es la diferencia? Bueno, las rebeliones quiere decir el cruzar los límites que han sido puestos por Dios. David había quebrantado los Diez Mandamientos, es decir, él quebrantó dos de ellos. Y luego, maldad quiere decir aquello que es malo de sí mismo y en sí mismo. Quién dice eso? Dios lo dice. Y si Dios dice que una cosa es maldad, entonces, eso es lo que es. Luego, Él lo llama pecado, y pecar es errar al blanco, el no poder alcanzar los niveles o normas de Dios. Ninguno de nosotros puede alcanzar la gloria de Dios. Luego, Él lo llama malo, y eso se refiere a aquello que es de modo innato malo o equivocado, y que se lleva a cabo de esa manera. TTB 4630 Página 4 de Programa No. 0664

5 Creemos que esa es la diferencia que existe en estas palabras. Y usted tiene aquí algo que creemos es de mucha importancia. Hemos intentado demostrar la relación que tienen estos Salmos con la nación de Israel. Creemos que nosotros perdemos mucho del verdadero significado de esto. Y también hay un aspecto dispensacional en este Salmo, que uno no puede comprimir en una dispensación a la experiencia de un hombre que está bajo una profunda convicción de pecado, porque esto es algo que puede llegarle a un hombre en cualquier ocasión. Usted y yo, amigo oyente, no podemos llegar a comprender el horror de la culpa de David. Lo que él había hecho era algo repugnante en realidad. Él se odiaba a sí mismo. Él se sentía con esta gran carga y su conciencia estaba atribulada. Uno haabla del complejo de culpabilidad, y él tenía ese complejo de culpabilidad, y allí también estaba la angustia de su alma. Su conciencia estaba señalándolo con el dedo acusador, y aquí nosotros tenemos el clamor de la conciencia. Ahora, qué es lo que hace el clamor de la conciencia? En realidad, la función de la conciencia no es el decirnos lo que está bien o está mal. Hay muchas personas que dicen: Deja que tu conciencia sea quien te guíe. Usted va a tener problemas si hace esto, pero debemos agregar a esto que después que usted ha hecho algo malo, su conciencia le dirá a usted que está bien, y también le dirá que está mal, y creemos que ese es el verdadero propósito de la conciencia. Creemos que el Nuevo Testamento puede corroborar lo que estamos diciendo. Veamos lo que dice el apóstol Pablo en su Primera Epístola a los Corintios, capítulo 10, versículos 25 y 26; escuche usted: De todo lo que se vende en la carnicería, comed sin preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud. En alguna ocasión se podría presentar la duda ante un hombre, cuando estando de visita en el hogar de otra persona, a él se le presentaba algo de comer que él pensaba no debería comer. Ahora, él se preguntaba: Debo comer esto?. Bien, en lo que a comer se refiere, no habría ninguna diferencia porque del Señor es la tierra y su plenitud. Y si usted amigo oyente, quiere comerse una serpiente cascabel, TTB 4630 Página 5 de Programa No. 0664

6 bueno, eso está bien, pero no me invite a mí a comerla porque me parece que yo no podría aguantar eso. Pero por motivos de conciencia, Pablo dice: comed. Ahora, no es que le esté diciendo que está bien o que está mal, pero le molestaría a usted si usted ofende a su anfitrión, y de eso es lo que nosotros debemos tener cuidado. Escuchemos ahora el clamor del salmista en una condición de pecado, y la clemencia y la compasión de Dios. Escuche lo que dicen los versículos 2 y 3, de este Salmo 51: 2 Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado. 3 Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí. (Sal. 51:2-3) Ha notado usted en cuántas formas diferentes se refiere a esto el salmista? Rebelión, pecado, maldad, lo malo; David parece que hizo una lista y señaló cada una de estas cosas. Y ahora llegamos a su clamor de confesión; leamos 4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio. (Sal. 51:4) David ha sido criticado por haber dicho esto, pues los críticos afirman que ese pecado era contra Betsabé, era contra su propia familia, contra la sociedad, contra la nación, pero no era contra Dios. Bien, también hay aquellos que dicen que David no escribió esto porque su pecado no era un pecado contra Dios. Pero, amigo oyente, todo pecado es contra Dios, y en realidad eso es lo que exactamente tenemos aquí en el pecado de David, y creemos que probablemente deberíamos mencionar algo que estábamos tratando de hacer. Permítanos regresar una vez más allá al Segundo libro de Samuel, capítulo 12 y ver lo que dicen los versículos 10 y 12; escuche usted: Por lo cual no se apartará jamás de tu casa la espada, por cuanto me menospreciaste, y tomaste la mujer de Urías heteo para que fuese tu mujer. Porque tú lo hiciste en secreto; mas TTB 4630 Página 6 de Programa No. 0664

7 yo haré esto delante de todo Israel y a pleno sol. Eso era lo que Dios estaba diciendo a David. Cómo fue que él menospreció a Dios? Dios había dado los Diez Mandamientos, y Dios había dicho: No cometerás adulterio; y amigo oyente, no interesa quien sea usted, si usted es creyente o no lo es. Cuando usted quebranta ese mandamiento, usted está menospreciando a Dios. Eso es lo que Él dice, y no importa qué clase de persona sea usted, usted menosprecia a Dios, amigo oyente. El pecado siempre es contra Dios; no interesa qué clase de pecado sea, siempre es contra Él. Ahora, en el versículo 5, de este Salmo 51, leemos: 5 He aquí, en maldad he sido formado, Y en pecado me concibió mi madre. (Sal. 51:5) David decía que tenía una naturaleza pecaminosa, ésta es la raíz del pecado. Cada uno de nosotros tiene una naturaleza pecaminosa. Samuel Johnson, ese gran literato del Siglo XVII dijo: Todo hombre conoce algo acerca de sí mismo que no se arriesga a comunicar ni a su mejor amigo. Y el apóstol Pablo dice: Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre. Por qué? Porque usted puede hacer la misma cosa, ya que usted tiene la misma naturaleza. Y Pablo podía decir: Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien. Se nos dice que cuando uno está viajando por lugares donde hay mucha nieve y el frío es intenso, que uno debe moverse continuamente porque uno puede llegar a perder toda clase de sensibilidad en cuanto al frío, y uno puede simplemente morir al dormirse. Y hay muchas personas que están sentadas así en las Iglesias en estos días, que están congelados hasta la muerte en pecados. Ellos están diciendo: Todo está bien. Pero no todo está bien, amigo oyente. Este es un Salmo maravilloso! Leamos ahora, los versículos 6 y 7, de este Salmo 51: 6 He aquí, tú amas la verdad en lo íntimo, Y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría. TTB 4630 Página 7 de Programa No. 0664

8 7 Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve. (Sal. 51:6-7) Hay personas que dicen que David fue perdonado porque él confesó. Bien, eso es sólo parte de la historia. Él confesó, sí, pero eso no es ni la mitad de todo lo que tenía que haber hecho, y nosotros leemos allá en el Segundo libro de Samuel, capítulos 12 y 13: Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Nos preguntamos entonces, cómo quita el pecado Dios? Bien, aquí tenemos que Él perdona la maldad, eso lo leemos en el capítulo 14 del libro de Números, versículo 18; dice allí: Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable. Cómo es que lo hace entonces? Lo hace, amigo oyente, porque Él dio a su Hijo para que muriera por nosotros. Esa es la única manera en que Dios puede perdonar el pecado. Bien, la palabra hisopo se había utilizado tres veces en las Escrituras, en sacrificios de purificación. En Éxodo, capítulo 12, versículo 22, se menciona el hisopo para untar con la sangre el dintel y los dos postes de la puerta, y eso era durante la pascua. En Levítico, capítulo 14, versículo 6, se utiliza en la purificación de un leproso; y en Números, capítulo 19, versículo 6, en el sacrificio de una vaca alazana. El hisopo es algo interesante. Es en un hisopo, por ejemplo, donde crece la penicilina, es interesante. El pecador por medio de la fe aplica la sangre de Cristo, y esto purifica; y esto se utilizaba para untar o aplicar la sangre en el Antiguo Testamento. Nos habla de la cruz. Jesús podía decir sobre la cruz: Dios mío, Dios mío, por qué me has desamparado? Y la razón por la cual Él dijo eso, era para que Dios pudiera perdonar su pecado y el mío, amigo oyente. Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él. Él fue entregado por nuestras ofensas y resucitado para nuestra justificación. El apóstol Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 1, versículo 7, dice: en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. Ahora, en el resto de este Salmo 51, tenemos la purificación y la comunión, y eso es algo maravilloso. Leamos los versículos 9 y 10, de este Salmo 51: TTB 4630 Página 8 de Programa No. 0664

9 9 Esconde tu rostro de mis pecados, Y borra todas mis maldades. 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. (Sal. 51:9-10) Esto me gusta mucho. Dios quiere crear un corazón limpio. Y lo que David está pidiendo aquí es un trasplante de corazón. Y eso de crear quiere decir, crear de la nada; en otras palabras quiere decir, que no hay nada en nosotros que Dios pueda utilizar. A veces hemos utilizado la siguiente expresión: entregue a Dios su corazón. Bien, Él quiere darle a usted un nuevo corazón. El no quiere ese corazón viejo, sucio, inmundo, que nosotros tenemos. Él quiere darnos un nuevo corazón. Y nosotros somos Su creación, creados en Cristo Jesús, y eso es muy importante para las buenas obras. Leamos una vez más el versículo 10 y también el versículo 11, que dicen: 10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí. 11 No me eches de delante de ti, Y no quites de mí tu santo Espíritu. (Sal. 51:10-11) David había contristado al Espíritu Santo, y en algo así, el Espíritu Santo podría ser quitado; pero se nos dice: no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. Eso lo dice el apóstol Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 4, versículo 30. Un hijo de Dios nunca pierde el Espíritu Santo, pero uno lo puede contristar. Y eso es lo que David había hecho, y en aquel día el Espíritu de Dios podía ser quitado. Luego, en el versículo 12 del Salmo 51, dice: 12 Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente. (Sal. 51:12) TTB 4630 Página 9 de Programa No. 0664

10 David perdió el gozo de la salvación, él quería estar nuevamente en la voluntad de Dios. Y leemos en el versículo 13: 13 Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti. (Sal. 51:13) Creemos que muchos han llegado a Dios a causa de este maravilloso, hermoso Salmo. David dice luego en el versículo 14: 14 Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. (Sal. 51:14) David había perdido el gozo, pero él no había perdido su salvación. Él quería ser capaz de poder alabar a Dios. Y leemos luego en el versículo 15: 15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza. (Sal. 51:15) 51: Él quería agradar a Dios. Notemos ahora el versículo 19, el versículo final de este Salmo 19 Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, El holocausto u ofrenda del todo quemada; Entonces ofrecerán becerros sobre tu altar. (Sal. 51:19) Usted debe notar aquí que es posible asistir a la Iglesia sin confesar los pecados. Usted puede ser miembro de la Iglesia por años, pero ha llorado usted alguna vez, amigo oyente, por sus pecados? Siente usted que ha pecado contra Dios alguna vez? Si usted se siente de esa TTB 4630 Página 10 de Programa No. 0664

11 manera, amigo oyente, entonces Él le podrá purificar. La Palabra de Dios nos dice que: Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. Qué glorioso, amigo oyente, este es un Salmo tremendo! Y aquí nos detenemos por hoy, pero Dios mediante, retornaremos en nuestro próximo programa en la continuación de este estudio. Hasta entonces, pues, amigo oyente, que la realidad del perdón de sus pecados, sea su más gloriosa experiencia ahora y siempre, es nuestra fiel oración a Dios! TTB 4630 Página 11 de Programa No. 0664