Introducción al Nuevo Testamento Rev. Oscar Toledo Nov TEMA 6: Literatura del Nuevo Testamento

Transcripción

1 TEMA 6: Literatura del Nuevo Testamento A. El NT como Evangelio, Historia, Cartas y Profecía El Nuevo Testamento al ser un material escrito se constituye obligatoriamente en una obra literaria. Pero debemos recordar que el N.T. es una colección de 27 libros individuales, que aunque forman una unidad por su mensaje central, conforman individualidades por su estilo y propósito al ser escritos. De esta manera nos encontramos con cuatro estilos literarios dentro del N.T., a saber: Evangelios, Historia, Epístolas y Profecía. Cada uno tiene sus particularidades y muchas veces deben ser tomados en cuenta para una correcta interpretación y estudio del N.T. B. Los Evangelios y sus características Los Evangelios son un tipo de literatura única. Parecen biografía e historia pero no lo son del todo. Se entremezcla un orden cronológico con un orden temático, donde finalmente no hay estrictamente ni lo uno ni lo otro. Lo que domina es el testimonio del Evangelio, el EVANGELIO DE JESUCRISTO, EL HIJO DE DIOS. No trata de las implicaciones del EVANGELIO, de lo cual se ocuparán los apóstoles en explicar, sino de la manifestación del EVANGELIO. Hablamos de una mezcla de contenidos que hacen indefinible a los Evangelios como literatura particular. Es así que simplemente se les cataloga como la literatura de los Evangelios. Al mirar los cuatro Evangelios cualquiera notará que hay tres de estilo semejante y uno de estilo diferente. Se habla así de los Evangelios Sinópticos (visión conjunta) y el Evangelio de Juan. Este último es mucho más retórico al punto de ser catalogado como el evangelio teológico o el evangelio pneumatico (espiritual) como lo llamaría Clemente de Alejandría. Los sinópticos, por su parte, presentan un desarrollo mucho más paralelo donde abundan las coincidencias pero sorprenden las diferencias dentro de esas coincidencias. Esto último es lo que se ha denominado el problema sinóptico. La explicación más popular para resolver el problema sinóptico es pensar que el primer Evangelio en ser escrito fue Marcos. No siendo Marcos un discípulo directo de Jesús se confía en que fue Pedro su guía para la escritura de su evangelio. Posteriormente Lucas y Mateo escriben sus evangelios usando como guía el Evangelio de Marcos (lo cual explica las coincidencias de los tres evangelios) pero paralelamente también usarían una amplia fuente llamada Q (lo cual explicaría las coincidencias entre Mateo y Lucas como también las diferencias entre los tres). La tabulación porcentual hecha por Westcott de los materiales de todos los Evangelios es útil para darnos una vista panorámica de la situación. (Harrison, Introducción, 137) Peculiaridades Coincidencias San Marcos 7 93 San Mateo San Lucas San Juan 92 8

2 Recordamos que la crítica ha puesto muchísimo sus ojos sobre este tema y sobre los Evangelios en general, así que es mucho lo que se puede leer y estudiar al respecto. Finalmente, antes de avanzar, no se debe olvidar que una característica ya mencionada de los Evangelios es que el contexto de los mismos es el Antiguo Testamento y ello es importante a la hora de la interpretación de ellos. MARCOS (60 a 70) Autor: Marcos, el identificado con Juan Marcos de Hechos 12:12, primo de Bernabé (Col. 4:10) y asociado con el apóstol Pedro en 1 Pe. 5:13. También se le relaciona con el muchacho que corrió desnudo en Marcos 14: El haber servido a Pablo, Bernabé y Pedro le dieron la autoridad para que su Evangelio fuese considerado apostólico, y por ende, legítimo. Propósito y destinatarios: No se ve un propósito claro. No obstante, su introducción sugiere su propósito, testificar acerca del Evangelio. Muchos aprueban que fue escrito para la iglesia en Roma, por lo que su propósito sería catequético y evangelístico. Comentarios: Marcos es el evangelio del Secreto Mesiánico. Por otra parte, parece que la trama de la persecución contra Jesús persigue el desarrollo de su evangelio (3:2). MATEO (d. 70) Autor: La tradición señala al discípulo del Señor Jesús, pero la critica duda profundamente de ello. Una de las razones mencionadas es por qué si Mateo era discípulo del Señor su evangelio depende tanto de Marcos. Otra es que los críticos no ven un escritor dando los matices esperados de un testigo presencial Destinatarios: Su contenido es muy judáico por lo que se sospecha estaba dirigido a la iglesia judía en Antioquia de Siria. Comentarios: Se cree en la crítica que el Evangelio de Mateo fue escrito originalmente en el idioma materno de Jesús, arameo. Esta posibilidad, de la que no hay evidencia manuscrita, la abre el historiador Eusebio de Cesaréa al citar a Orígenes como quien aseveró un Evangelio originalmente escrito en arameo por Mateo. Un énfasis de Mateo es el tema del reino de los cielos, y una característica única es mostrar matices eclesiológicos. LUCAS (60 a 65) Autor: En la tradición cristiana tenemos a Ireneo quien escribió que Lucas como compañero de Pablo había registrado el evangelio que este había predicado. La crítica no ha sido tan severa pero no ve evidencia definitiva hacia Lucas, por lo que simplemente afirman que quien lo escribiera fue un pagano cristiano de formación helenista que quiso exponer a Jesús y a la iglesia al mundo helenístico (Lohse, Introduccion al N.T., 161). La tradición señala a Lucas como nativo de la ciudad de Antioquía de Siria, y Pablo es quien nos indica en Colosenses 4:14 el hecho de que Lucas sea médico. La relación de colaboración de Lucas con Pablo es evidente en su segunda obra, Hechos, cuando en repetidas oportunidades, relatando el ministerio del apóstol, usa la primera persona del plural nosotros (16, 20, 21, 27, 28). Por tanto, es esta relación apostólica la que da autoridad al evangelio de Lucas en la tradición canónica.

3 Propósito y destinatarios: El destinatario de la obra de Lucas escrita en dos tomos, el Evangelio y los Hechos, está claramente especificado en las introducciones de sus obras: el excelentísimo Teófilo. El uso del término excelentísimo hace sospechar que se trataba de algún magistrado romano, como Félix y Festo (23:26; 24:3; 26:25). Posiblemente por sus funciones gubernamentales Lucas se tomo el tiempo de informarle detalladamente y bajo una rigurosa investigación acerca del cristianismo en general. Tenemos entonces un evangelio dirigido a un gentil, lo cual es atestiguado en cuanto a la falta de hebraísmos en el texto lucano y a las no pocas explicaciones de aspectos conocidos al judío corriente. Algunos sugieren la apologética como motivo central de Lucas en sus obras. Comentarios: Lucas muestra más interés en la pneumatología y en la angelología en comparación a los otros evangelios. Relaciona la historia secular con la historia sagrada. JUAN (70 a 90) Autor: Es el único Evangelio donde esta dato es menos oscuro. El se identifica como el discípulo que Jesús amaba (21:20-24) y al hacer comparaciones internas (13:23; 19:26; 20:2; 21:7) descubrimos que se trata del apóstol Juan, el hermano de Santiago e hijo de Zebedeo (Mc. 1:19-20). Propósito y destinatarios: La tradición patrística señala que el apóstol Juan se radicó y murió en Éfeso. El Apocalípsis confirma en cierto grado esta realidad por la primacía en orden de la iglesia de Éfeso (1:11 y 2:1). De tal manera que no sería ilógico suponer que el cuarto evangelio fue redactado y destinado primeramente a la iglesia en Éfeso pero también al conjunto de las siete iglesias en Asia. Hay quienes sugieren que por el peso filosófico del evangelio sus destinatarios eran personas con estas inclinaciones que buscaban respuestas a ese nivel (Tenney). Otros señalan al propósito sencillo escrito por el mismo autor al decir que Jesús hizo muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas cosas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre (20:30-31), es decir, un propósito evangelístico. También hay quien piensa que este evangelio fue una apologética con el fin de fortalecer a las comunidades cristianas en sus enfrentamientos con el judaísmo y sus enfrentamientos contra la gnosis (Lohse, 191). Comentarios: Es un evangelio donde las fiestas nacionales son importantes. Hace referencia a tres pascuas, lo que implica tres años (2:23; 6:4; 13:1), la fiesta de los tabernáculos (7:2), la fiesta de la dedicación (10:22) y una fiesta sin identificar (5:1). Es un evangelio de mayor intimidad pues no predominan las multitudes como en los otros evangelios. Una lamentable realidad es que a pesar de la belleza espiritual del evangelio de Juan, no obstante, ha sido el evangelio más polémico y divisorio del cristianismo. Lo tal ha sido verdad en las interpretaciones literales o simbólicas hechas en ciertos pasajes de donde han derivado las discusiones más divisorias de cristianismo. Hablamos de temas tan centrales como el bautismo en agua, el bautismo en el Espíritu, la Cena de Señor, y la preeminencia de Pedro.

4 C. La historia del crecimiento: Hechos HECHOS (62 a 66) Este libro es la continuación del primer tomo de Lucas conocido como su Evangelio y de lo cual el mismo Lucas da testimonio al principio (Hch. 1:1-5). Estilo y redacción son evidencias internas para asegurar que ambos libros provienen de la misma mano. Pero este segundo tomo no gira en torno a la vida de Jesús sino en cómo el Evangelio de Jesús originó y desarrolló a la comunidad cristiana conocida como la Iglesia. El titulo de la tradición es controvertido porque llamándose los Hechos de los Apóstoles de lo menos que trata es de los apóstoles. Apenas se mencionan a todos al principio pero el resto del libro girará en torno a Pedro, Juan y Jacobo hasta que a mitad de obra sólo será Pablo el apóstol protagonista. Con los tres primeros observaremos el desarrollo de la iglesia en Jerusalén (1-7) y en Judea-Samaria (8-12), y ya con Pablo observaremos el desarrollo de la iglesia en el resto del mundo (13-28), entre los gentiles. Este asunto es importante a la hora de interpretar Hechos, ya que por una parte hablamos de dos o tres contextos religiosos diferentes, y después de un libro cuyo carácter es histórico y no catequético. Los críticos que difieren en que Lucas sea el autor del Evangelio y de Hechos dicen que una de las razones es la ausencia de teología paulina en dichos escritos. Por su parte, Marcion, en el 144 d.c., hizo su canon con 10 epístolas paulinas y el evangelio de Lucas (y Hechos?) porque estaba plenamente seguro de la autoría lucana del Evangelio y su relación con Pablo. Se ha sugerido que un nombre más apropiado para este libro es Los Hechos de Cristo a través del Espíritu Santo para la Expansión de la Iglesia. Tal titulo resumiría lo que realmente se puede leer en el contenido del mismo. Recuérdese que Lucas esta relatando a un funcionario gubernamental como se ha llegado a constituir la iglesia cristiana de la cual poco a poco los judíos se estaban deslindando y la señalaban como un movimiento ajeno al judaísmo. Esto era una dificultad para la iglesia ya que por sus orígenes las autoridades romanas simplemente la creían como una secta más del judaísmo, pero si llegaba a no ser otra secta judáica los riesgos supuestos serían tremendos. D. Las cartas o epístolas: De los 27 libros del Nuevo Testamento 21 son cartas o epístolas. De ellas 13 son de Pablo, 3 de Juan, 2 de Pedro, 1 de Santiago, 1 de Judas, y 1 de autor desconocido, Hebreos. Todas las que no corresponden a Pablo son agrupadas bajo la denominación de Católicas o Universales. Generalmente las cartas cristianas de la época tenían un formato, no muy distinto de las seculares, muy característico y que se describe de la siguiente manera: La Salutación: Autor, Destinatario, Saludo La Acción de Gracias El Contenido o cuerpo teológico La Exhortación teológica Conclusión: Saludo de despedida, Doxología, Bendición

5 Sin embargo, debe tenerse en cuenta que no siempre el orden se guarda de manera rígida, y siendo las cartas en muchas ocasiones un instrumento de intimidad comunicacional no siempre se mantiene la formalidad del formato. Debemos evitar entonces la tentación de enmarcar cada epístola del N.T. en el formato citado anteriormente para no caer en dificultades innecesarias. Mantengamos siempre presente los factores circunstancia e intimidad o confianza como el marco fundamental en dichas cartas. 1. Epistolas Paulinas El Corpus Paulinus es uno de los más importantes del Nuevo Testamento ya que, queriendo o no, se constituye en el principal fundamento teológico de la Iglesia. Cuando se confiesa creer en una iglesia apostólica la implicación es el reconocimiento del trabajo apostólico para su expansión y luego para su adoctrinamiento, de tal modo que los Evangelios relatan el acontecimiento histórico del EVANGELIO mientras los apóstoles nos explican y aplican las implicaciones del evento histórico del EVANGELIO, todo ello guiados por el Espíritu Santo y no por capricho humano, o interpretación privada. A Pablo se atribuyen 13 epístolas: Romanos, 1 y 2 de Corintios, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, 1 y 2 de Tesalonicenses, Tito, 1 y 2 de Timoteo, y Filemón. Su orden en la Biblia parece responder a la extensión, primero por iglesias (Roma hasta Tesalónica) y luego por individualidades (Timoteo hasta Filemón). Harrison nos informa que estos escritos paulinos han sido divididos cronológicamente en cuatro grupos: las escatológicas correspondientes al segundo viaje misionero (1 y 2 Tesalonicenses); las soteriológicas redactadas durante el tercer viaje misionero (Gálatas, 1 y 2 Corintios, Romanos); las eclesiologicas y/o de la prisión que fueron escritas durante su primera prisión en Roma (Efesios, Colosenses, Filemón y Filipenses); y las pastorales (1 Timoteo y Tito durante un tiempo de libertad y 2 Timoteo durante la segunda prisión en Roma). La tradición eclesiástica había atribuido a Pablo 14 epístolas (incluye a Hebreos) pero la critica cuestionó a tantas cartas que la llamada escuela de Tubinga solo reconocía como paulinas las cartas doctrinales (Gálatas, 1 y 2 Corintios y Romanos). Tiempo más tarde, en la época del crítico Baur le devolvieron 6 cartas a la autoría de Pablo. Pero hasta hoy las cartas pastorales son discutidas por muchos. No obstante, Colosenses y Filipenses no han dejado de ser cuestionadas en algunos medios (Harrison, 255). Es imposible hablar de doctrina sin hablar de Pablo. Con no poca frecuencia existen cristianos que se sienten incómodo con la preeminencia de Pablo en la iglesia cristiana. Algunos quisieran solo necesitar los Evangelios y prescindir del resto del N.T. No obstante, le ha placido a Dios verter a través de este hombre un altísimo porcentaje del contenido de la fe cristiana. Los Evangelios nos hundirían en una visión legalista de la fe que en nada sería el verdadero sentido y propósito del Evangelio. Ese sentido y propósito es exactamente el que, principalmente Pablo, nos aclara a través de la sabiduría dada por el Señor a su persona. Pero tampoco caigamos en el pecado de menospreciar el resto de los escritos porque en definitiva, y como en el cuerpo de Cristo, cada uno cumple una función vital para la fe cristiana.

6 2. Epístolas Católicas o Universales: Petrinas, Juaninas, Jacobina, Judaina El título de católicas, empleado por primera vez hacia fines del siglo II por el apologeta Apolonio para designar una carta (Eusebio, H. E. V, 18, 5), significa que ese tipo de carta va dirigido a la iglesia universal. (Lohse, 203). No obstante, esta universalidad es relativa ya que 2 y 3 Juan tienen destinatarios específicos; por su lado 1 Juan, 1 Pedro y Hebreos parecen limitadas a grupos específicos de creyentes. Finalmente, serian 2 Pedro, Santiago y Judas quienes por sus introducciones se ven con un carácter mucho más universal o católico y que serían las apropiadas para este calificativo. Epístolas Petrinas Dos son las cartas atribuidas al apóstol Pedro. La crítica ha tenido sus dudas en cuanto la autoría de Pedro en la segunda carta. Algunos argumentos son la mínima mención del ministerio de Jesús, la afinidad con Judas, la sospecha de que las herejías combatidas son marcionitas, etc. A esto se añade la cantidad de literatura que circuló con el pseudónimo de Pedro: Evangelio de P., Los Hechos de P., El Apocalipsis de P., etc. La primera carta es motivada por el sufrimiento al que estaban expuestos los cristianos a causa de su fe y que no parecía desaparecer de manera inmediata. La segunda carta es motivada por las falsas enseñanzas y falsos maestros, un evento histórico y repetitivo, que pretendían desvirtuar la fe de los santos. Se catalogan de libertinismo y antinomianismo el sentido de estos males. En esta segunda carta hay un sabor más apocalíptico al tocar con aspectos ligados a la segunda venida de Cristo. Aunque sus cartas son breves su contenido teológico es profundo y hermoso. Epístolas Joaninas La primera carta del apóstol Juan tiene como dos de sus temas centrales el atacar la negación de la encarnación del Mesías (antecedentes del docetismo), y combatir algunas perspectivas gnósticas, que sin importar el esfuerzo apostólico, se consolidarían unas décadas más tarde dentro de algunos grupos cristianos. Juan afirma dos ideas importantes Dios es Amor y Dios es luz. Su segunda carta respira el mismo sentir de la primera solo que de manera bien resumida (v. 7), y su tercera epístola trata con un caso muy particular, más administrativo que doctrinal, donde Juan responde a las inquietudes de un líder de la iglesia en relación a la actuación errónea de otro líder de la misma. Finalmente, la crítica en ocasiones ha sostenido la posibilidad de que el Anciano no sea el mismo Apóstol Juan, pero ello ha sido una teoría que no ha prosperado aunque no ha faltado quien la sostenga. Epístola Jacobina Este es el nombre correcto de la llamada Santiago (Ἰάκωβος θεου καὶ κυρίου Ἰησου Χριστου δου λος una traducción literal es Jacobo, de Dios y del Señor Jesucristo siervo ), y así nos lo confirma Mateo 13:55 y Marcos 6:3 cuando aceptamos que se trata de Jacobo el hermano del Señor Jesús. Esta epístola siempre ha tenido sus dificultades dentro del cristianismo. Primero por su poca mención al nombre de Jesús y a elementos fundamentales de la fe cristiana. Solo dos veces nombra a Jesucristo (1:1 y 2:1) y si fuesen borradas esas dos menciones se tendría una carta netamente judía (Lohse, 212). Esta fue la experiencia de Lutero, incomodándolo de tal

7 modo que llegó a llamarla una epístola sosa o de paja. La crítica también posee quienes dudan que el autor sea el hermano del Señor Jesús porque afirman que el griego de la carta es muy educado y los aramaísmos están ausentes. Sin embargo, estos argumentos no son realmente contundentes para dudar de la autoría de Jacobo. El contenido de la epístola se califica de muy sapiencial, lo que deja entrever la influencia judía al respecto. Por otra parte, no persigue un propósito doctrinal sino práctico. Se trata de una epístola exhortando a la práctica de la vida cristiana. Se dice que dentro de sus 108 versículos 54 poseen voz imperativa. Finalmente, Jacobo debe ser comprendido a la luz de su origen judío, su vida judía y su ministerio entre los cristianos judíos. En otras palabras Jacobo pertenece a la primera generación de creyentes que fueron básicamente judíos convertidos y no sintieron necesidad de hacer deslinde de su fe y tradición judía de una manera radical. Recuérdese a este fin el relato de Hechos 15. Por tanto, la manera de Jacobo mirar la fe esta ceñida por su comprensión judáica del hombre: se hace lo que se es, en otras palabras, el obrar es consecuencia del ser. No así razona el mundo gentil, occidental, donde hasta hoy, y por la influencia griega, se ha hecho un divorcio entre el ser y el hacer. Esta es la razón por la que Pablo enfatiza el ser por encima del hacer en su evangelización, mientras Jacobo no es que hace lo contrario sino que reflexiona desde la cosmovisión judía. Epístola de los Hebreos Algunos la han defendido como paulina pero no hay argumentos contundentes. En una parte de la tradición patrística tenemos a Tertuliano quien dijo que Bernabé era el autor, tal vez por su trasfondo levítico mencionado en Hechos 4:36. En otra parte de la tradición patrística tenemos a Orígenes quien afirma que los antiguos la reconocieron como paulina, entre ellos Clemente de Alejandría. (Harrison, 372) El estilo de Hebreos, al igual que Santiago, parece el de un sermón más que de una carta, y cuyo propósito ha sido exhortar a los hermanos (13:22). Pero esta exhortación se ha dado bajo la figura de un tratado cristológico. (Harrison, 367) En cuanto a la crítica y sus estudios modernos estos sugieren una cantidad de autores y destinatarios tan inmensa que simplemente oscurecen el estudio de la información del libro. No obstante, por el contenido de la epístola es indudable que se trata de una comunidad judeo-cristiana, y a la cual debemos una mejor comprensión del Antiguo Testamento en el Evangelio, y viceversa. E. La profecía neotestamentaria: Apocalipsis Apocalipsis es el libro con el que se cierra el canon del Nuevo Testamento. Fue el único libro apocalíptico que fue aceptado dentro del canon. Su contenido es profético, pero fue desarrollado tras el contexto de la literatura apocalíptica. Esta fue un tipo de literatura profética que se desarrollo durante una parte del periodo intertestamentario (165 a.c. hasta 90 d.c.) y cuyo principal recurso era la simbología entre otros. La apocalíptica era un revivir de la profecía del A.T.

8 El autor y los destinatarios de Apocalipsis son revelados desde el principio: Juan y las siete iglesias en Asia. Usualmente se acepta que este Juan es el apóstol. En ocasiones se ha sugerido que el autor es alguien diferente, incluso diferente al autor de las epístolas y del evangelio. Su contenido profético no es para satisfacer alguna curiosidad por el futuro sino para fortalecer a unas iglesias cuya persecución estaba siendo profundamente agresiva y creciente. En este sentido la iglesia es advertida de los eventos futuros y del drama a esperarse, pero a la vez les muestra la seguridad de que la victoria será finalmente del Cordero de Dios, el Rey de reyes y Señor de señores, y de todos los inscritos en el libro de la vida. Dos fechas principales han sido sugeridas para esta profecía: (1) La época de César Nerón, alrededor del año 70 d.c.; y (2) la época de Domiciano (81-96 d.c.). Una de las opiniones que sostiene que estos eventos ocurrieron en torno al gobierno de César Nerón se basa en que cuando se usa la gematría con las letras hebreas para su nombre se obtiene el valor numérico de la bestia: 666. (Harrison, 470) La interpretación de Apocalipsis es un hecho altamente divisorio. Desde lo simbólico hasta lo literal van las interpretaciones, desde su cumplimiento consumado hasta su expectación futura son visiones acerca del libro. Así, en lo que respecta al Apocalipsis se tienen cuatro líneas de interpretación principales: 1. Preterista: Sostiene que todo lo profetizado en Apocalipsis fue cumplido en su momento por lo que nada de ello tiene un valor presente. El único problema de esta postura es que los últimos eventos del libro nunca se han cumplido.. 2. Historicista: Esta perspectiva sostiene que el Apocalipsis posee un contenido profético que abarca toda la existencia de la iglesia, desde los apóstoles hasta la segunda venida de Cristo. Bajo esta escuela hay quienes interpretan en cada una de las siete iglesias una etapa de la historia total de la iglesia. El problema es que al tratar de determinar los eventos históricos con las profecías los propios seguidores terminan en desacuerdos. 3. Futurista: Aquí se enseña que después del capítulo 3 todo el contenido de Apocalipsis se refiere a los últimos tiempos. Algunos contemplan una doble programación, a saber, la de la iglesia y la de Israel. Aquí también hay desacuerdos entre sus seguidores, pero lo más importante es que entonces Apocalipsis carecería de significado para la iglesia apostólica después del capítulo Idealista: Este grupo ve el contenido de Apocalipsis como de carácter intemporal. Las visiones no expresan acontecimientos históricos concretos, sino principios y verdades indicativos del modo de actuar de Dios en el escenario histórico.... Esta interpretación convierte la obra de Dios en un simple poema teológico, carente de elementos realmente predictivos tanto a la brevedad como al largo plazo. (José Martínez, Hermenéutica Bíblica, 529) Agréguese a todo lo anterior otro sistema interpretativo que divide a los cristianos y es el referido al capítulo 21 con el tema del milenio. Así son conocidos los modelos pre-milenialista (el milenio ocurre después del rapto y antes de la 2da. Venida), post-milenialista (el milenio inicia después de la 2da. Venida), y a-milenialista (el milenio es simbólico, comenzó con la Iglesia y concluirá con la 2da. Venida). Tanto pre como post consideran que los mil años son literales y que Cristo vendrá a reinar sobre la tierra.