CERVANTES Y PIERRE MENARD, AUTORES DEL QUIJOTE

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1 CERVANTES Y PIERRE MENARD, AUTORES DEL QUIJOTE Span /4/2012 Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al Quijote le pareció menos arduo -por consiguiente, menos interesante- que seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard. Jorge Luis Borges Jorge Luis Borges y Miguel de Cervantes fueron separados por un océano y tres siglos pero ambos alcanzaron fama mundial por sus obras literarias. A pesar de esa gran separación, una conexión importante existe entre ellos: la relación entre autor, texto, y lector, un tema discutido en las obras por ambos autores. Normalmente, cuando pensamos en una obra literaria, pensamos solamente en el texto y en el autor, pero nos olvidamos de otro elemento esencial a la obra, el lector. En realidad, una obra literaria es un diálogo dinámico entre el autor y el lector; cada uno de ellos impone en el texto su propia experiencia del mundo (Grandis 13). Aún más, se puede decir que el lector es el que realmente da sentido al texto y crea la obra. Hugo Bello Maldonado en su ensayo Pierre Menard, autor del Quijote, estrategias de afirmación y negación en un proyecto literario propone que es el lector...quien finalmente concluye los mundos propuestos aportando su particular punto de vista y su historia perfilada por todas las experiencias y los universos simbólicos de su cultura y la totalidad de categorías producidas a partir de su peculiar competencia lectora (22). Para examinar más a fondo el papel del autor y del lector en la fórmula de una obra literaria y ver si Maldonado tiene razón en dar tanta importancia al lector, examinaremos la relación lector-autor entre Borges y Cervantes presentado en las obras borgeanas: el ensayo Mi entrañable señor Cervantes y el cuento Pierre Menard, autor del Quijote, en las cuales Borges presenta dos lecturas distintas del Quijote. 1

2 Antes de comenzar nuestro análisis hay que considerar el contexto, o sea, la admiración que tenía Borges por Cervantes y su obra maestra el Quijote y también desarrollar los aspectos integrales al estudio de un texto ficticio. La fascinación que sintió por Cervantes comenzó durante su niñez, cuando leyó el Quijote por primera vez, y continuó hasta su muerte. En el ensayo Borges y Cervantes. Don Quijote y Alonso Quijano, Carlos Nállim propone una razón de esta admiración: el uso impresionante de la lengua viva y auténtica por Cervantes. Borges fue más atraído por esta lengua viva que por la curiosidad de saber si su lengua se adecuaba a ciertos cánones filológicos (1047). Para Borges, Cervantes era un poeta y un escritor magistral que no necesitaba usar un lenguaje presumido o, mejor dicho, fanfarrón, que solían usar sus contemporáneos y predecesores españoles que escribían sobre la caballería, el mundo pastoril y el género de la novela sentimental. Otra razón por la cual Borges admiró tanto a Cervantes surgió de la manera experta en que Cervantes jugaba con la realidad y la ficción, un dispositivo usado con frecuencia por Borges mismo en sus propias ficciones. Aún Mario Vargas Llosa en su ensayo Una novela para el siglo XXI subraya cómo el tema de la ficción entretejida en la realidad en el Quijote influyó a Borges. Vargas Llosa declara que lo que parece a muchos lectores modernos el tema borgeano por autonomasia...es, en verdad, un tema cervantino que, siglos después, Borges resucitó, imprimiéndole un sello personal (xv). Por ello, todos los lectores borgeanos pueden agradecer a Cervantes por haber inspirado a Borges a explorar y avanzar este dispositivo que añade a sus obras tanta complejidad y profundidad. A fin de entender la interpretación de Borges e interpretar el cuento Pierre Menard, autor del Quijote, debemos reflexionar sobre los aspectos esenciales de una obra de ficción. Rita de 2

3 Grandis en su ensayo Pierre Menard, autor del Quijote : a Phenomenological Approach presenta un esquema útil para la interpretación de un trabajo de ficción basado en dos ensayos escritos por Mario Valdés y Paul Ricoeur. El esquema incluye cuatro puntos que deben ser considerados al estudiar una obra ficcional: el texto narrativo, el autor, el lector y el crítico. Primero, el texto narrativo es considerado como el resultado de un proceso dialéctico entre leer y escribir y, fundamentalmente, es una manera de comunicarse. Entonces, hay un proceso dinámico entre el autor y el lector que es en realidad lo que compone el texto (11-12). Segundo, el concepto del autor es concebido en una dialéctica creativa en que el mundo y el autor dialogan y se afectan el uno al otro (12). Tercero, el lector juega un papel clave debido a que un texto se constituye a través de una experiencia lectora. Cuando un lector lee un texto, él se convierte en la realización del público tácito o imaginado por el autor al haber creado su obra (12). Cuarto, el crítico analiza un texto para que la experiencia de leerlo se comprenda mejor, o sea, una crítica es un comentario de la lectura con el objetivo de ayudar a aquellos que hayan leído el mismo texto (12). Se puede decir que la crítica es un puente entre el lector y el texto. Por lo tanto, cada uno de estos aspectos es relacionado e intercalado íntimamente con los otros y para ello veremos el papel o, más bien, papeles de Borges en sus obras en relación con el Quijote. En el ensayo Mi entrañable señor Cervantes, Borges toma a la vez el rol principal del lector y del crítico, enfocándose en dos temas importantes del Quijote: los protagonistas y el juego entre la ficción y la realidad. Como ya se ha escrito una cantidad inmensa de comentarios sobre el Quijote, bibliotecas aún más abundantes que la que fue incendiada por el piadoso celo del sacristán y el barbero, Borges justifica su discusión de la obra cervantina expresando su sentimiento amistoso hacia Don Quijote. La amistad que Cervantes crea entre el lector y su 3

4 protagonista es una hazaña impresionante, lograda en muy pocas obras de ficción, obras que Borges considera las más prestigiosas (221). Si el hecho de crear una amistad entre personaje ficticio y lector es verdaderamente un milagro como afirma Borges, es necesario definir lo que es un personaje. Según Borges, un personaje es mucho más que una ristra de palabras ya que podríamos proponer que nuestros amigos de la vida están también hechos de ristras de palabras y de representaciones visuales. Con el Quijote, el lector no conoce al protagonista por una descripción detallada de su psicología o de cómo llegó a ser un lococuerdo, sino que comienza a conocer a Don Quijote, su personalidad y su carácter, a través de sus aventuras. Entonces, de alguna manera las aventuras de Don Quijote funcionan como adjetivos. Un verdadero personaje existe más allá que el mundo que lo creó, es decir, cuando conocemos como lectores a un personaje, sabemos que éste no está limitado a lo que leemos en la obra, sino que tiene otras experiencias y otros aspectos de su personalidad que no están necesariamente documentados en la historia (222). Vemos esto en la novela cuando el lector trata de comprender completamente a Don Quijote, pero el narrador no le cuenta todo. A pesar que el narrador ofrece de él una vista limitada, se sabe que Don Quijote es un personaje más complejo que el caballero andante cómico presentado por el autor, y, además, esta ambigüedad da una oportunidad al lector de imaginar y crear su propia imagen del protagonista. Curiosamente, Borges no siente el mismo nivel de amistad con Sancho Panza, un personaje generalmente considerado como el más normal o realista de los dos protagonistas. La opinión que tiene Borges de Sancho viene de su falta de creencia en Sancho. Para Borges, los otros personajes como Sancho, Sansón Carrasco, el cura, y el barbero, existen únicamente para 4

5 legitimar el personaje de Don Quijote. Por ejemplo, Sancho es, según Borges, un mero contraste de Don Quijote, una frase que al principio parece una simplificación injusta pero que con más consideración parece válida, ya que sin Don Quijote Sancho Panza no existiría (227). El único personaje que puede seguir sin otros personajes es nuestro protagonista. Cervantes incluye a los demás para darnos la representación de Don Quijote más completa posible. Cada personaje tiene un papel distinto y subraya diferentes aspectos de la personalidad de Don Quijote; por ejemplo, un aspecto de Don Quijote que nos muestra Sancho es la educación y el conocimiento vasto que tiene su amo de la literatura, especialmente de la literatura de la caballería. Otra cara de Don Quijote que se manifiesta a través de su interacción con Sancho es su valor y coraje, aunque sea contra enemigos ficticios o imaginados. Mientras que Sancho teme recibir palos y se esconde frente al peligro, Don Quijote busca la aventura en cada oportunidad que tenga y nunca se repliega de un enfrentimiento, como en el episodio de los galeotes. Continuando con el tema de las aventuras de Don Quijote, no se puede evitar la pregunta sobre el conflicto entre la realidad y los sueños, o la ficción. Borges, como lector, influye las definiciones de la realidad y la ficción que Cervantes presenta; según Borges, la frontera que las separa es borrosa, declarando que no hay causa para que consideremos que un sueño es menos real que el contenido del diario de hoy o los acontecimientos registrados en ella (224). Además, el escritor argentino propone que la realidad del Quijote no es verdaderamente el ambiente mundano en que vivía Cervantes, sino una realidad creada por Cervantes; la historia, por lo tanto, se hace una mezcla compleja de ficción y realidad que no aparece solamente en las aventuras o los disparates de Don Quijote. 5

6 Para ilustrar esta mezcla de realidad y ficción del Quijote, Borges subraya varios momentos y episodios de la historia en que Cervantes complica la percepción de la realidad por el lector. En la primera parte del Quijote, el conflicto entre realidad y ficción es más evidente y enfocado en los disparates de Don Quijote, pero hay otros momentos en que es menos obvio. El primer episodio que Borges menciona ocurre cuando el barbero y el cura están revisando la biblioteca de Don Quijote para ver cuales libros deben quemar y cuales pueden dejar; en ese instante se encuentran con un libro escrito por el mismo Cervantes. Según Borges, después de este momento, el lector se siente como el barbero y el cura que pueden en cualquier momento encontrarse con un volumen del mismo libro que estamos leyendo (224). Otro ejemplo de Cervantes interponiéndose en la historia pasa en uno de las narraciones intercaladas en el Quijote, la historia del cautivo. Mientras que el cautivo nos cuenta su experiencia en la cárcel, el lector empieza a pensar que Cervantes mismo está contando historias de su propia vida (224). Pasando a la segunda parte del Quijote, vemos a los personajes leyendo la primera parte de la historia como si fueran lectores como nosotros. Insertándolos en la novela de manera explícita como en la biblioteca e implícita como en la historia del cautivo, Cervantes pone los personajes al mismo nivel del lector y del autor, o sea, mezcla las realidades de los dos mundos, la del libro y la del lector y del autor hasta que finalmente sentimos que no sólo nuestra lectura sino también nuestra vida puede ser un sueño (225). Según Borges, la falta de frontera entre la ficción y la realidad no es un concepto limitado al Quijote, sino que también existe en la vida. Para Borges y el Cervantes borgeano, la realidad y la ficción consisten de la misma materia y todos los hombres lo sienten en algún momento de su vida (225). Este uso del juego entre realidad y ficción sirvió a ambos escritores como un tipo 6

7 de entretenimiento y también como una manera de iniciar la participación del lector en el texto; el lector se hace parte de la historia en la misma manera que Cervantes se ubica dentro de su obra. Entonces no es sorpresa que el momento más triste del Quijote llegue cuando Don Quijote, el valiente caballero, vuelve a ser el humilde hidalgo Alonso Quijano. Borges, el lector, se pone en el lugar de Cervantes, el autor, reflexionando en lo que sentía Cervantes mientras que estaba escribiendo el final: Cervantes debe haber sentido que se estaba despidiendo de un viejo y querido amigo (229). Como Borges no estaba al lado de Cervantes en ese momento, y debido a la amistad que sentía Borges por Don Quijote, Borges imagina lo que él hubiera sufrido si hubiera sido Cervantes escribiendo el final de la obra. De alguna manera, Borges se está convirtiendo en el autor del Quijote ya que, basado en su propia vida y su contexto histórico, él está poniendo su propia interpretación en la historia. Por lo siguiente, para ver más claramente como un lector puede ubicarse en el puesto del autor, analizaremos a una obra borgeana, Pierre Menard, autor del Quijote, historia ficticia escrita más como ensayo o crítica que como cuento. La obra comienza con una introducción al autor ficticio, Pierre Menard, un poeta francés que había fallecido recientemente. La obra continúa con un comentario sobre un catálogo de las obras escritas por Menard hecho por Madame Henri Bachelier que, según el narrador, no es completo. Entonces Borges incluye una lista o una ennumeración de las obras visibles de Menard ordenadas cronológicamente; pero la parte más interesante y significativa viene después de esta lista, cuando Borges se enfoca en las obras subterráneas que sobre todo incluyen la reescritura de los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte del Quijote y de un fragmento del capítulo veintidós. Pero la manera en que Menard reescribió el Quijote es distinta de las otras reescrituras del Quijote que 7

8 insertaban a Don Quijote en otras situaciones. En cambio, Menard declaraba que no quería componer otro Quijote -lo cual es fácil- sino el Quijote, pues él no intentó hacer una transcripción de la obra original y tampoco deseó simplemente copiarla, sino que su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran -palabra por palabra y línea por línea- con las de Miguel de Cervantes. Al principio de su trabajo Menard tenía un método en mente para llegar a escribir la obra: ser Cervantes mismo, pero se dió cuenta de que eso era imposible y menos interesante que escribir el Quijote a través de su propia experiencia. Aunque la obra de Menard es igual verbalmente a la obra de Cervantes, Borges declara que el Quijote de Menard es infinitamente más rico y un poco más ambiguo que el original, señalando algunas diferencias debajo de la superficie del texto. En un ejemplo Borges explica que el estilo español arcaico de Menard es más elaborado y parece extranjero, mientras que el estilo del lenguaje cervantino parece ser más natural ya que era el lenguaje corriente de su época; desde la perspectiva de un lector, esta distinción parece imposible de percibirse ya que las palabras de cada obra son idénticas. Sin embargo, Borges comenta que sería imposible inferir las huellas de Menard que le llevaron hacia su versión del Quijote sin tener a Menard mismo presente paara exhumar y resucitar esas Troyas. Al final, Borges concluye mencionando que el trabajo de Menard ha servido para avanzar y enriquecer el arte y la técnica de leer, una pista clave que sirve para la interpretación de este cuento borgeano. Después de una primera lectura, Pierre Menard, autor del Quijote parece ser solamente una crítica de una obra ficcional, pero al estudiarla más detalladamente, vemos que es un comentario sobre los componentes necesarios de una obra: el texto y el lector. Hay que notar que 8

9 el autor queda excluido de esta fórmula y eso se debe a la inversión de los papeles del autor y del lector. La inversión empieza con Cervantes en el capítulo nueve de su obra original en el cual el autor se convierte en lector. En el capítulo nueve del Quijote Cervantes introduce la complejidad de los distintos niveles de los narradores. El lector se entera de que el primer narrador era un historiador turco, Cide Hamete Benengeli, que escribió el manuscrito original en arábigo; entonces, el segundo narrador, el que nos cuenta la historia del Quijote, era un lector de la versión traducida al castellano de la obra original arábiga. Según Mario Rodríguez Fernández en su ensayo Pierre Menard, autor del Quijote. Biografía de un lector el sistema narrativo de Cervantes se completa con un autor devenido lector, que para seguir leyendo necesita de un traductor (105). Por lo tanto, Cervantes logra poner al lector, al traductor, y al autor en el mismo plano. En la versión moderna del Quijote de Pierre Menard, Borges usa el mismo sistema narrativo pero al revés: el lector se hace autor. Aunque no anunciamos que vamos a reescribir el Quijote, nosotros somos como Menard en que, cada vez que leemos un texto, le añadimos nuestra experiencia y le cambiamos el significado original dado por el escritor. Borges presenta esta idea cuando nos dice que las palabras de la obra de Menard son idénticas a la de Cervantes pero cada una encarna conceptos y significados distintos. Expandiendo esta idea, Rodríguez Fernández propone que Borges declara la muerte de la autoría porque si cada lector de un texto crea una nueva interpretación de ese texto, existen entonces la misma cantidad de textos que lectores, o, más bien, cada época escribe su propia versión del texto (106). Si es verdad que el autor no es esencial a una obra, un texto se hace eterno porque se lo puede leer en cualquier contexto y no depende solamente del contexto histórico del autor. Por ejemplo, Menard 9

10 consideró su lectura o reescritura del Quijote a través de su propia experiencia infinitamente más interesante que intentar leerlo or reescribirlo de la perspectiva de un contemporáneo cervantino. Por lo tanto, para lectores del siglo XXI, el Quijote puede ser todavía relevante a nuestro contexto histórico. Valores que de alguna manera eran importantes en la época de Cervantes pueden todavía tener importancia en tiempos modernos, aunque con otro sentido o significancia. Tomemos el ejemplo de la definición de caballero. En los días de Cervantes, un caballero era como Don Quijote se imaginaba ser, un hombre de la clase alta que venía de sangre noble, que protegía a las doncellas, a las viudas y a los huérfanos, que luchaba por la libertad y tenía un carácter heróico; pero hoy en día un caballero se define como un hombre que tiene modales, respeta a las mujeres y es honesto, pero la clasificación no depende de la clase socioeconómica. Además, un texto no puede ser considerado como una obra sin un lector que le de significado y relevancia. Debido a que el acto de leer es esencial a una obra, podemos concluir que todos nosotros como lectores de la gran obra del Quijote somos también autores de nuevas versiones de ella. Borges demostró esta idea en su crítica del Quijote, en la cual se pone en el mismo puesto de Cervantes, imaginándose como amigo de Don Quijote, casi como su propia invención. Además, en su cuento sobre Pierre Menard, Borges presenta más obviamente el intercambio de autor y lector y subraya la importancia del lector en la composición de una obra. En un sentido, Borges impone una gran responsabilidad en el lector, ya que ahora nosotros también somos autores y además hace varias preguntas porvocativas, entre ellas: cómo debemos alterar nuestra actitud cuando leemos un texto? y cómo cambia el papel del autor, si la autoría no tiene más importancia? 10

11 Obras Citadas Barrenechea, Ana María. Cervantes y Borges. (2006). Biblioteca virtual. Biblioteca Virtual de Argentina. Web. 16 Feb Borges, Jorge Luis. Mi entrañable señor Cervantes. Revista de Artes y Humanidades UNICA Año 6 No. 12 (Enero-Abril 2005): Universidad Católica Cecilio Acosta. JSTOR. Web. 16 Feb Borges, Jorge Luis. Pierre Menard, autor del Quijote. Ficciones. España: Alianza Editorial, Prensa. Grandis, Rita de. Pierre Menard, autor del Quijote : a Phenomenological Approach. Revista Canadiense de Estudios Hispánicos, Vol 13, num. 1 (otoño 1988), p JSTOR. Web. 7 Marzo Maldonado, Hugo Bello. Pierre Menard, autor del Quijote, estrategias de afirmación y negación en un proyecto literario. Discursos/prácticas No. 2 [Sem. 1] (2008): Pontificia Universidad Católica de Chile. Nállim, Carlos Orlando. Borges y Cervantes. Don Quijote y Alonso Quijano. Nueva Revista de Filología Hispánica T. 40 No. 2 (1992): El Colegio de México. JSTOR. Web. 16 Feb Rabell, Carmen R. Cervantes y Borges. Relaciones intertextuales en Pierre Menard, autor del Quijote. Revista Chilena de Literatura No. 42 (Agosto 1993): JSTOR. Web. 7 Marzo Rodríguez Fernández, Mario. Pierre Menard, autor del Quijote. Biografía de un lector. Revista Chilena de Literatura No. 67 (Nov 2005): Universidad de Chile. JSTOR. Web. 14 Marzo Vargas Llosa, Mario. Una novela para el siglo XXI. Don Quijote de la Mancha. Por Miguel de Cervantes. Madrid: Real Academia Española, Prensa. pp. xiii-xxviii. 11