Lo que pude escuchar de la sexta clase del seminario de Éric Laurent: Hablar lalengua del cuerpo

Transcripción

1 Lo que pude escuchar de la sexta clase del seminario de Éric Laurent: Hablar lalengua del cuerpo Sérgio Laia Psicoanalista; Analista Miembro de la Escuela (AME), porla Escuela Brasilera de Psicoanálisis (EBP); Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP) Al final de la sexta clase de Hablar lalengua del cuerpo, Éric Laurent arriba a dos preguntas relacionadas al tema que, creo, atraviesa en esta ocasión sus elaboraciones, más allá de impregnar otras clases de este seminario destinado a la preparación para el próximo Congreso de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (El cuerpo hablante: el inconsciente en el Siglo XXI).De esas dos preguntas, considero principal la siguiente: se puede hablar con el cuerpo sin hablar de castración?. Esa pregunta, guiada por lo que se procesa en la escritura enigmática de James Joyce, viene, de hecho, a continuación de otra. se puede ir más allá del goce fálico y de la castración?. Destaco estas dos preguntas porque esclarecen el motivo por el cual, en el comienzo de la sexta aula, refiriéndose al fort-da localizado por Freud en el juego de su nieto, y retomado por Jacques-Alain Miller enscilet, Éric Laurent tematiza ese juego como llenar el vacío de la libido con una satisfacción de orden simbólica y universalizable, como la reducción de la pulsión a un puro juego significante :...fort...da o...va...vuelve...en otros términos, en el vacío de la libido, se inmiscuye no sin satisfacción- el juego significante que yo situaría como una especie de metonimia del orden simbólico y, en ese sesgo, hablar con el cuerpo se articula a la castración y al goce fálico en la medida en que ambos son tributarios de lo que el significante impone al cuerpo hablante. 1

2 También en el inicio de esta clase presenta otra referencia al vacío: apoyándose en el Seminario 6 y en el texto freudiano Pegan a unniño, Éric Laurent sitúa el proprio sujeto como vacío en su forma pura. Considero fundamental aquí el adjetivo pura porque si, por un lado, el fort-da es efectivamente un juego significante (y que, por lo tanto se hace con palabras), verificamos, por otrolado, en los casos que permiten a Freud escribir Pegan a un niño, que la escena en la cual el niño es pegado es corporificada, por cada uno de los analizantes tomados por esa fantasía, silenciosamente, o sea, se trata de una escena sobre la cual nada dicen. Lo que hace aparecer la escena y pasarla efectivamente para el ámbito de la palabra es la construcción del analista. Así, el silencio que cae sobre esa escena de golpes toma la forma pura de un vacío porque el afectado (o sea cada analizante que no la incluye en sus rememoraciones) aparece literalmente sin palabras, sin que decir. Sin embargo, esa ausencia significante no deja de estar localizada con el significante porquetal escena está (también literalmente) intercalada por otras sobre las cuales los analizantes hablan, además de considerar quela construcción del analista no se hace sin el recurso a las palabras. En lo que concierne a este último aspecto, el sujeto pegadoque no tenía derecho a la palabra (términos de Éric Laurent) va a encontrar, en la construcción del analista, yo diría, una vía para la palabra y una especie de localización de su cuerpo: del vacío en su forma pura adviene un sujeto que tendrá que vérselas con el golpe que le toca el cuerpo. Incluso esa referencia al lugar vacío del sujeto en su forma pura implica aún, según la clase aquí comentada, la presentación del sujeto como cosa, cuerpo maltratado, objeto desecho que, sin la construcción del analista, tendería a eternizarse. Esa cosificación que reduce al sujeto pegado ($) a un desecho (a), presentada en el matema lacaniano del fantasma ($ <>a), es contaminada de un goce que el proprio Freud ya designaba como masoquista, en ese proceso, el sujeto pegado o, como también nos evoca Lacan, golpeado, alcanzado por el significante (literalmente $, sujeto barrado), puede ser aproximado a lo que, en esta clase de "Hablar con el cuerpo", es considerado su realización como sujeto del significante. A través de esa realización en la que él también se cosifica, diría que tal sujeto intenta vérselas consu cuerpo porque el 2

3 masoquismo no deja de ser,según Éric Laurent,una forma de resistencia delcuerpo al dolor en la medida en que se intenta encontrar en este último un placer. Pero, como el masoquismo en juego en el fantasma aún parece situar el hablar con su cuerpo apenas en los términos de la castración, del goce fálico y la cuestión es justamente si es posible hablar con su cuerpo más allá de este tipo de goce, Éric Laurent se interesará aún por otra escena de golpes. Se trata de aquella vivida por Joyce cuando era niño y de la cual diferente de lo que les pasaba a los pacientes de Freud- él se acuerda perfectamente, al punto inclusive de reescribirla en la paliza que toca el cuerpo de Stephen Dedalus para, inmediatamente después, hacer que la rabia provocada por los golpes se separe del cuerpo, como podemos leer en Retrato de un joven artista, tan fácilmente como una fruta es despojada de su piel madura y blanda 1 Explicitando la lectura que hace Lacan de esta escena en la última lección del Seminario 23, Éric Laurent destaca, en principio, que en ella no encontramos propiamente la desaparición del sujeto, (decisivo para lo que está en juego en el masoquismo), encontramossí la desaparición del cuerpo, del ego, y de un ego que es el reverso del estadio del espejo. Al final, continua Éric Laurent, el cuerpo o el ego despojado en la paliza Joyceana, como piel madura y blanda de una fruta, no es aquel de la asunción de la imagen, sino el que tiene que ver con la desaparición, el deslizamiento de la firmeza (tênue) del cuerpo, se trata, por lo tanto, de un cuerpo o de un ego separado de la imagen. En vez del masoquismo, lo que Joyce pone en escena es lo que en esta sexta clase E. Laurent sitúacomo desprendimiento del ego y, tematizando la solución joyceana de la epopeya del cuerpo, vamos a encontrar también en estas clases otras evocaciones que el escritor irlandés hace del masoquismo, pero en las cuales se resalta siempre el cuerpo que cae, que se desliza, que se vacía. Esas evocaciones son extraídas de cartas dirigidas 1JOYCE, J. A portrait of the artist as a young man (1914). The Viking Critical Library. Chester G. Anderson (Ed.). New York: Penguin Books, 1977, p. 82. Para a edição brasileira: JOYCE, J. Um retrato do artista quando jovem (1914). Trad. Bernardina Silveira Pinheiro. São Paulo: Siciliano, 1992, p

4 a Nora (pareja de Joyce durante toda su vida) y del episodio correspondiente, en la Odisea, al encuentro del héroe griego con la hechicera Circe y que es trasladado, en Ulises, a lo que le sucede a Leopold Bloom en un burdel de Dublin. Este recorrido por el masoquismo incluirá aún los desdoblamientos que hace Lacan de ese modo de satisfacción en los seminarios dedicados a " La ética del psicoanálisis y a La lógica del fantasma, así como la configuración, en el mundo contemporáneo, de un masoquismo de masas inicialmente más circunscripto al relieve que las prácticas S&M ( sadomasoquistas ) tuvieron en el barrio Castro en San Francisco, en los EEUU, y que es ahora más difundido y edulcorado, por ejemplo con el éxito de Cincuenta sombras de Grey. Para Éric Laurent, enel Seminario La ética del psicoanálisis, igualmente dándole al masoquismo un aspecto más marginal, o sea, no tan amplificado, Lacan anticipa allí el proceso de su democratización contemporánea al demostrar como el dolor masoquista participa de la economía del bien. A su vez, el seminario La lógica del fantasma presenta una novedad, según Éric Laurent, en relación a elaboraciones anteriores de Lacan: la concepción del cuerpo como lugar del Otro y en el cual, tomado por la satisfacción masoquista, el goce puede escribirse bajo la forma de escarificaciones, tatuajes, ataduras, etc. Por ese sesgo, según Laurent, el masoquismo, más que el lugar del dolor es la mostración de un lugar donde el goce se escribe más allá del falo y de la relación sexual y se articula al lugar vacío del sujeto Retomando así, las dos preguntas presentadas al final de la sexta clase de "Hablar con lalengua del cuerpo", como también la desmentida de la castración en juego en la perversión tanto en su perspectiva más estructural concerniente a un modo de satisfacción específico de ciertos sujetos, como en la dimensión más democrática que cada vez aparece más en nuestro tiempo, considero posible decir que el masoquismo se presenta como un intento de hablar con su cuerpo más allá del goce fálico y sin hablar de castración. Me parece entonces, que esta sexta clase comentada, nos auxilia en el esclarecimiento sobre la importancia que el fantasma igualmente si no lotomamos exclusivamente en el bies de su atravesamiento- tiene aún para la 4

5 experiencia analítica: sobretodo por su dimensión masoquista, que no deja de ser una especie de montaje, si bien bastante fijo y rígido, con el que se intenta hablar con el cuerpo haciendo cortocircuito al goce fálico y también a la castración. Más allá de esa fijeza y de esa rigidez, lo que inviabiliza el fantasma como una salida para la experiencia analítica es que inclusive en ese cortocircuito que opera- la castración y la falicización del goce terminan por imponerse chamuscando el cuerpo, o incluso puede ir hasta reducirlo a cenizas, tanto como en esa forma cada vez más masificada que Éric Laurent evoca en su mención a Cincuentas sombras de Grey como en lo que Jacques- Alain Miller ya había presentado como las terribles y no tan evidentes formas que toma el súper yo en la tendencia contemporánea de la feminización del mundo. El interés de Eric Laurent por la solución joyceana de la epopeya del cuerpo se esclarece, por lo tanto, a medida que, pasando por el masoquismo o evocándolo, esa solución da lugar a otro modo de lidiar con el cuerpo como extraño o extranjero, y un modo bien diferente de aquel del fantasma. Al final, la escritura de Ulises como esa epopeya responde (y al mismo tiempo intensifica) al desprendimiento, a la dimensión resbaladiza del cuerpo que, en la célebre escena de la paliza de Retrato del artista adolescente hace del cuerpo una especie de piel madura y blanda que se desprende de un fruto. En ese contexto, no es pura y simplemente el sujeto que se desvanece dando lugar al vacío concerniente a su falta en ser, sino es el cuerpo mismo sin cualquier asunción de la imagen- el que es descascarado, suelto, vaciado, para dar lugar a otro modo de satisfacción corporal. Según Éric Laurent, diferente de lo que ocurre en la perversión y en el fantasma perverso, lo que se procesa allí, está más allá de la referencia al padre y, por lo tanto, el vacío no es apenas el lugar del sujeto, sino el cuerpo mismo que Lacan, en el Seminario 23, comienza a designar, en el reverso del estadio del espejo y de la asunción de la imagen, como bolsa vacía. En el transcurso de esta clase se muestra, en cuanto a Joyce, como ese egovaciado, ese ego de goce realiza una operación de zurcido (raboutage) con relación a la carencia del Nombre del Padre del escritor. Gracias a este trayecto, yo diría que en Joyce, al vacío de ese significante fundamental en su 5

6 vida, responde, en su escritura, el vacío de su ego; en el caso de la experiencia analítica, considerando que la referencia al padre no es suficiente para el enfrentamiento de lo que Lacan, en el Seminario 23, designa como real sin ley, yo afirmaría que está en juego como los analizantes podrán realizar ese vaciamiento del ego, soportar el cuerpo en su extrañeza de bolsa vacía y, al mismo tiempo, hacerse afectar en un bies diferente del masoquismo- por la extrañeza del goce que les toma, no sin oscuridad, el cuerpo. En tanto la recta infinita a la cual Lacan hace mención en el Seminario sobre Joyce no deja de ser también un agujero 2 y, a mi ver, éste también da lugar al vacío, destaco el modo como Éric Laurent delinea la especificidad de ese escritor irlandés arreglándoselas con el agujero y el vacío : Joyce soporta la relación con tal recta mucho mejor que nosotros, comunes mortales, porque nosotros enganchamos (accrochons) en ella la imagen, lo imaginario, las adherencias narcisistas que nos sumergen en el sentido, en cuanto Joyce está más a voluntad, más cómodo en la relación de su cuerpo con la recta infinita, tal como lo verificamos en su relación con su escritura situada fuera de sentido. Lo que Lacan, en el Seminario 23, llama desabonado del inconsciente en Joyce, Éric Laurent lo asimila a la dimensión fuera de sentido de la obra del escritor. Aunque, aquí en esta sexta clase de "Hablar lalengua del cuerpo" también destaca cuando Lacan presenta el fuera de sentido de la escritura de Joyce como una pasión por el enigma, y enigma hace agujero en el lenguaje. Esa pasión, según Éric Laurent, lleva a Joyce a partir a la caza del sentido tal como si fuese el propio Snark del no menos enigmático poema de Lewis Carrol 2. En la cacería joyceana, el enigma termina alcanzando la propia función del ego porque, como el ego se hace al modelo de un agujero, su función es reparadora, ella corrige, como dice Lacan en el Seminario 23, el lapsus del nudo. Esa corrección es enigmática porque se procesa con el egocuerpo como bolsa vacía, o sea, por un sesgo muy diferente de la imagen de 2Ver, no Seminário 23 de Lacan, as aulas I (p ), II (p. 32 ), IV (p. 63), V (p ), VII (p ), VIII (p. 115), IX (p ) e X (p. 142, 145): 6

7 LACAN, J. O seminário. Livro 23: o sinthoma ( ), Rio de Janeiro: Zahar, 2007 sí, de la unidad corporal y, en vez de intentar escamotear la castración, le encuentra no sin goce- otro uso. En ese contexto, a la pregunta si es posible para el parletre, ser hablante, tomando como referencia lo que acontece en la escritura joyceana, hablar con su cuerpo sin hablar de castración, Éric Laurent, responde, por la tanto, con un decisivo sin duda, no. Valiéndose de la distinción elucidada por Jacques-Alain Miller que para el cuerpo hablante hay goce de la palabra que incluye el sentido y goce del sinthoma que excluye el sentido 3, la conclusión de la sexta clase de Hablar con lalengua del cuerpo sostiene que el goce de la palabra es identificado por Lacan con audacia y lógica al goce fálico, en la medida en que este último es desarmónico al cuerpo, pero que, en la escritura de Joyce se articula al goce del agujero, puro goce del sinthoma, mostrándonos cuanto, en ese contexto, el cuerpo hablante estaría unificado en cuanto a su goce. Esa posibilidad de articulación que a mi modo de ver, la experiencia analítica también intenta alcanzar, por un sesgo diferente del de Joyce, no anula la diferencia entre estos dos modos de goce que toman el cuerpo del parletre. Por consiguiente, Éric Laurent concluirá la sexta clase de su seminario afirmando que justamente, hay goce de la escritura fuera de sentido, que es escritura del objeto a, y hay goce de la palabra, fálico, permitiéndonos separar el cuerpo hablante que habla en términos de pulsión y la palabra que se sostiene de la castración y del goce fálico. Pero en la escritura de Joyce y, por otro sesgo, en la experiencia analítica, tenemos una castración reformulada como goce de la palabra gracias a una transformación que se opera en la sublimación y en la relación cuerpo-palabra-satisfacción que, tomando a Joyce como referencia, Lacan pasa a llamar escabel. Con esa transformación que Éric Laurent planea abordar en la séptima clase de su seminario- me parece posible afirmar que hablar lalengua del cuerpo es el modo como, en la experiencia analítica, el cuerpo hablante podrá encontrar una conjugación para los dos modos de goce que lo dividen incluso más allá de su propia mortificación significante, de su faceta de sujeto barrado ($) y de su 7

8 3MILLER, J.-A. O inconsciente e o corpofalante. Textodisponívelna internet (Acessoem 10 de setembrode2015): agina=4&intpublicacion=13&intedicion=9&intidiomapublicacion=9&intartic ulo=2742&intidiomaarticulo=9 objetalización masoquista como desecho.respetar no solo la división subjetiva, sino aún más esa división entre dos tipos de goce y, al mismo tiempo, conjugar la diferencia de esos dos modos de satisfacción es lo que se alcanza cuando un análisis gracias a una elucidación de la relación que cada parletre mantiene con el sinthoma que pulsa en el cuerpo- da lugar a otro modo de vivir aquello que lo satisface. Traducción: Silvina Rojas 8