Administración de Infraestructura de red

Transcripción

1 Administración de Infraestructura de red Lo que no se ve El ordenador, la red informática, no deja de ser una herramienta puesta a disposición de los usuarios para que su trabajo sea más fácil y productivo. Además de procesadores de texto, hojas de cálculo y otras herramientas ofimáticas, existe otro software que contribuye de manera invisible a la consecución de ese objetivo y hacen más fácil el trabajo del personal técnico: Los servicios de infraestructura de red. Un software de labor callada pero imprescindible ya en cualquier red. En Windows no pasa desapercibida su importancia y de serie incluye un amplio surtido de estos servicios La gestión de la red informática no queda circunscrita a dar altas, bajas o modificaciones en las cuentas de usuario. Estas tareas así como otras, qué duda cabe, son importantes para el buen uso de los recursos de la red. Sin embargo estas labores que podrían considerarse burocráticas, poca influencia tienen en un aspecto crucial de la forma en la que el usuario percibe su informática y que no es otro que el rendimiento. Conseguir que sea rápida la respuesta que el usuario obtiene de los programas y servicios que utiliza, no es una cuestión que se resuelva únicamente adquiriendo potentes servidores, inflando de memoria RAM y procesador a los equipos de sobremesa. Conseguir unos buenos rendimientos en la red, pasa por disponer de equipos apropiados, sin duda, pero también necesita de la instalación y adecuada configuración de otros servicios cuyo propósito es que todos los ordenadores implicados en la red se entiendan mejor y más rápidamente. Unos servicios que, además, permiten simplificar la administración y reducir el esfuerzo que hay que dedicar en su mantenimiento. Servicios que no hay que desmerecer, puesto que con ellos, de una u otra manera, todos salen ganando. En los comienzos de las redes informáticas, prevalecía, sobre cualquier otra consideración, conseguir la conexión de los ordenadores, que normalmente se realizaba en número y ámbito reducido. Conectar ordenadores entre si, significaba un verdadero triunfo para los técnicos y una maravilla para los usuarios. Sin embargo, el avance de las comunicaciones, su abaratamiento y la consolidación de las conexiones que supuesto el desarrollo vertiginoso de Internet, dejó en evidencia que interesa no sólo poder conectar. Importa llegar más lejos, más rápido y con seguridad. El actual usuario corporativo, no se conforma con poder trabajar en red. Quiere obtener los mismos servicios, con la misma velocidad de respuesta que puede obtener desde su casa, para lo cual no necesita ser un genio de la informática. Con esta perspectiva, cualquier técnico de sistema, no puede conformarse y aspirar que la red simplemente funcione. Bien al contrario, está obligado a ir un paso por delante de sus usuarios y Además de la popularización de la informática, Internet también ha dejado su impronta en el modelo de red adoptado mundialmente, desde los sistemas minúsculos a las grandes redes de multinacionales. No en vano, Internet es la red de redes, el concepto que agrupa a todas las redes a escala mundial. 16/04/2006 Valor añadido Danysoft Página 1.5

2 Direcciones IP: una preocupación menos. La adopción de TCP/IP como modelo de red para cualquier red, ha supuesto que deba utilizarse. Una de estos elementos es la manida dirección IP y la máscara de subred. Unos parámetros de configuración que deben ser exclusivos de cada ordenador que participe en la red. La asignación manual de la dirección IP y la subsiguiente máscara es un proceso que se realiza configurando las propiedades del protocolo TCP/IP, dentro de las propiedades del entorno de red de Windows. Una operación carente de dificultad y asequible para cualquier operador. En una red pequeña, esta configuración no tiene porque suponer un trabajo esforzado. Pero no ocurre lo mismo en una red grande, en donde esta sencilla operación puede representar una elevada carga de trabajo de soporte y es por ello que la asignación de direcciones IP, es una tarea que normalmente se encuentra automatizada en las redes en las que se dan un gran número de equipos. Si es obvio que DHCP simplifica la configuración de los equipos y reduce el trabajo de los administradores, porque esos mismos beneficios que obtienen las redes con gran densidad de ordenadores, no pueden ser trasladables a las redes pequeñas. Disponer de un servidor DHCP es independiente de la estructura de red utilizada y su tamaño. Es útil en grupo de trabajo y en Dominio, por lo que, independientemente del modelo establecido, montar este servicio debe ser considerado por los administradores como una herramienta que simplifica el trabajo y hace que el sistema sea mucho más ágil y flexible para adaptarse a futuros cambios. Que hay que instalar un nuevo equipo en la red, la asignación de su IP está ya hecho con sólo pinchar el ordenador a la red. Que la salida a Internet cambia, pues con realizar el cambio en el servidor DHCP, todos los ordenadores al reinicializar, se darán por enterados de la modificación. Unas facilidades que se consiguen con una inversión mínima de tiempo y sin ningún coste económico adicional. El servicio DHCP, Dynamic Host Configuration Protocol, encargado de esta función, viene incorporado de serie en las ediciones Servidor de Windows y sólo es necesario realizar una sencilla instalación para disponer de él. Invertir 15 minutos en instalar y configurar este servicio, evita que cualquier operación relacionada con la configuración IP de los equipos clientes obligue a dedicar un técnico para realizarla, con información precisa sobre que datos tiene que consignar en cada ocasión. O tener que dar instrucciones al usuario para que lo realice él. Instalar un servidor DHCP es tan sencillo como acudir al panel de control, seleccionar Agregar o quitar programas, componentes de Windows, localizar los servicios de red y seleccionar los servicios de DHCP. Windows tardará poco menos de dos minutos en montar el servicio. Una vez montado, sólo falta configurarlo para que el servidor recién instalado, comience a repartir direcciones. Para ello, dentro de herramientas administrativas, aparecerá la consola de gestión de DHCP. Hay que seleccionar el servidor, y crear un ámbito, el conjunto de direcciones que el servidor controlará, o, si se prefiere, la lista de direcciones que irá asignando a los clientes según estos las demanden. Una operación que se realiza mediante un sencillo asistente que guía durante este proceso de definición, que además permite fijar otros parámetros de la configuración de TCP/IP, como puede ser la dirección del router por defecto, los servidores DNS que deben utilizar para salir a Internet y otros. Configuraciones que se conocen como opciones de ámbito. La mayoría de los router ADSL, incorporan un sencillo servidor DHCP que puede cubrir perfectamente las necesidades que se dan en redes pequeñas. Existen varias razones que aconsejan prescindir de este servidor y montarlo bajo Windows 2000, como puede ser la facilidad de uso de este último, mejor integración en la red Windows y un mayor control para el reparto de direcciones.

3 Por último, para que todo funcione correctamente, hay que configurar los equipos de usuario para que pidan su configuración IP al servidor, simplemente indicando en las propiedades de TCP/IP que la obtengan automáticamente. Traducir los nombres. Una vez que los ordenadores disponen de la dirección IP, ya pueden operar perfectamente en la red. Ahora bien, cuando el usuario accede a un recurso, no lo hace indicando una dirección. Lo hace referenciando el nombre de la máquina en donde se encuentra ese recurso: \\Servidor\recurso ó servidor.danysoft.com. Para que los nombres dados a los equipos puedan funcionar, es necesario algún mecanismo que traduzca esos nombres a direcciones IP, verdadera identificación de los ordenadores en TCP/IP. Esta labor de traducción es el cometido del servidor DNS, Domain Name Service. Disponer de un servidor DHCP es independiente de la estructura de red utilizada y su tamaño. Es útil en grupo de trabajo y en Dominio. Cuando se cre un dominio Windows, automáticamente se instala el servicio DNS. Una red que no tenga instalado un servidor DNS, funcionará sin mayores contratiempos, puesto que este servicio no es la única forma de conseguir la resolución de nombres a direcciones IP. Un ordenador puede conseguir esta traducción, bien consultando su propia tabla, el archiconocido archivo Host, o bien preguntando a todos los equipos de la red, mediante broadcast. Ambos mecanismos son perfectamente válidos para conseguir este propósito, pero no ofrecen los mejores resultados de rendimiento y gestión. El servidor DNS incrementa el rendimiento de la red, puesto que los equipos no necesitan buscar por sus medios al destinatario de un determinado recurso. Basta con preguntarle al DNS. Se obtienen mejores respuestas no sólo por el ahorro en tiempo invertido por los equipos en resolver los nombres de sus destinos. Este servicio permite reducir el tráfico innecesario de la red, el tráfico de broadcast, por lo que se aprovecha mejor el ancho de banda disponible, pues el cable estará menos solicitado. No se produce el mismo tráfico cuando todos tienen que preguntar a todos si son su destino, que cuando todos sólo preguntan a uno. Desde el punto de vista del administrador, además, se facilita y mucho la gestión. Si opta por utilizar el fichero Hosts, tiene que preocuparse mantenerlo en todos y cada uno de los ordenadores, de tal forma que cualquier modificación que se introduzca en la IP de una máquina obliga a editar todos los ficheros Hosts. Con el servidor DNS montado, el impacto de cualquier modificación se limita a ser realizada en un único punto, la base del DNS, para que sea conocida por el resto de los equipos. Además, en su propia filosofía, hace posible que modificaciones importantes resulten poco traumáticas para el conjunto de la red. Por ejemplo, el cambio de nombre o dirección IP del servidor de correo puede dejar el servicio inoperante durante algún tiempo, si se hace el cambio tal cual. Con un mínimo de planificación y jugando con el DNS, el cambio llega a ser imperceptible. Un servicio que no sólo puede ser útil para identificar fácilmente los recursos de la red interna. Para el acceso a Internet también puede contribuir para que resulte más

4 rápido al usuario. Si se configuran servidores DNS externos, cada vez que un usuario pregunta por un servidor, su petición tiene que viajar hasta el DNS exterior, recibir la contestación y a continuación, conectar con el destino. Como alternativa para reducir estos tiempos de respuesta, se puede configurar un servidor DNS interno de forma que él reciba las peticiones de los ordenadores de usuario y aquellas direcciones que no pueda resolver por si mismo, reenviarlas a otros servidores DNS externos. Esta configuración no significa que los administradores tengan que ir introduciendo los datos en el servidor DNS interno. Mediante la configuración del servidor como Caché, el servidor interno se preocupa de recordar las traducciones que ya ha localizado en otros servidores DNS, de forma que si se le vuelve a preguntar por esa dirección, ya no tendrá que salir al exterior a localizarla, se la proporciona directamente al usuario. Teniendo en cuenta que los usuarios suelen acceder a los mismos sitios en un porcentaje de casos elevados, esta es una manera sencilla de arañar tiempo y tráfico en el acceso a Internet. Para disponer de este servicio, si el modelo de red Windows está basado en el Directorio Activo, dominio, el DNS ya está presente en la red. Resulta imprescindible para el correcto funcionamiento del Directorio de Microsoft. En este caso, bastará con acudir a las herramientas administrativas y desde la consola de este servicio, DNS, comenzar a configurar los registros que identifican a los equipos del dominio. Una operación que puede simplificarse aún más puesto que el servidor de Windows soporta actualizaciones automáticas, por lo que los ordenadores según entran en la red, pueden registrarse por si mismos en el dominio de resolución de nombres. Si los clientes no pueden o se prefiere que no lo hagan, puede encomendarse esta tarea al servidor DHCP, por lo que mantener la tabla de relación de nombres-ip queda prácticamente automatizada. Si por el contrario, no se dispone del dominio de Windows, todo lo dicho anteriormente sigue siendo igual de válido, con la consideración obvia de que es necesario instalar el servicio previamente y crear la tabla de resolución. La instalación de un servidor DNS se realiza desde el panel de control, agregar o quitar programas, componentes de Windows, seleccionando Servicio de Nombres de Dominio, un proceso similar al seguido para instalar DHCP. Completado el proceso de instalación, la consola de gestión aparecerá en las herramientas administrativas y accediendo a ella, se creará una zona siguiendo los pasos que marca el correspondiente asistente que guía este proceso. Una vez creada la zona, la gestión de la tabla de resolución, la zona, puede realizarse de manera manual o automatizada, como si se tratara de un dominio. Si el modelo de red Windows está basado en el Directorio Activo, dominio, el DNS ya está presente en la red. Resulta imprescindible para el correcto funcionamiento del Directorio de Microsoft. Otras opciones como la configuración del servidor como caché DNS, también se puede realizar fácilmente accediendo a los distintos menús contextuales y dejándose llevar por los asistentes que facilitan estas implementaciones. Montar un router. En la mayoría de las pequeñas redes, la gestión y optimización del tráfico de red puede quedar bien resuelta con la instalación de switches. Un elemento de conectividad que claramente reemplaza al hub al proporcionar unos rendimientos significativamente superiores, a un precio similar o más bajo y con la misma facilidad de uso: pinchar y usar. Sin embargo, hay situaciones en la gestión del tráfico de red que, por diversas razones, el conmutador no puede resolver y se hace imprescindible la utilización de otros elementos de conectividad, como es el router. Ejemplos claros, exponentes de estas situaciones,

5 puede darse cuando se decide separar la red interna de Internet, marcando una frontera clara entre ambos mundos. O unir dos oficinas remotas, mediante línea telefónica. Para resolver aquellas situaciones en las que se necesita instalar un router, no es imprescindible adquirir un dispositivo especializado en este trabajo. El software que incorpora Windows ofrece una funcionalidad similar, con el desembolso que pueda suponer instalar tarjetas de red adicionales en el ordenador que se quiera dedicar al desempeño esta función de enrutamiento. Tantas tarjetas como redes se quieran unir. O modems, que en la práctica se comportan como una tarjeta de red. Lógicamente no se puede esperar los mismos rendimientos que un router especializado, pero a cambio es una alternativa barata, digna, rápida y fácil de implementar. Para unir dos redes, bastará con instalar sendas tarjetas de red en el ordenador, con los correspondientes drivers cargados para que sean reconocidas por el sistema operativo y configurar convenientemente las propiedades del protocolo TCP/IP en cada una de ellas. Verificada oportunamente la funcionalidad de ambas tarjetas, el siguiente paso es ejecutar la consola de administración de enrutamiento para habilitar el servicio y configurar su comportamiento. Desde el Menú de inicio, en herramientas administrativas, se accede a Enrutamiento. Su manejo es sencillo. A la izquierda el panel de selección, a la derecha el panel de los resultados de cada selección. El primer paso será habilitar el servicio. Por defecto, el servicio de enrutamiento se instala, pero queda deshabilitado. Seleccionando el equipo local, con botón derecho se accede a sus propiedades en donde se encuentra la opción que permite habilitar y configurar automáticamente por defecto el enrutamiento. A partir de ese momento, el ordenador sobre el que se trabaja ya es un router. Puede observarse que el beneficio inmediato que plantea la alternativa del enrutador de Windows es su facilidad de manejo, en un interfaz gráfico e intuitivo, frente a la línea de comandos y crípticas órdenes que hay que utilizar en el uso de los routers de otros reconocidos fabricantes. Una circunstancia que puede animar a implantar este tipo de conectores en la red por medios propios y sin tener que depender de terceros para su gestión. En resumen, los beneficios de DHCP, DNS y otros servicios similares no tienen por que ser patrimonio de grandes redes. Su instalación y configuración son muy asequibles y las ventajas que aportan en rendimiento y gestión, suficientes para justificar el poco esfuerzo que representa su disponibilidad. Una red con estos servicios, es más ágil y flexible para asumir el dinamismo de la informática actual. Edición especial. Si de acceso a Internet se trata, merece mención la posibilidad de instalar un Proxy y Firewall, como elementos que regulan y securizan la navegación de los usuarios. Window 2000 y 2003 no incluyen este tipo de programas. Si lo tienen incorporado la edicion SBS, Small Business. Una edición interesante para las pequeñas y medianas empresas, ya que en una caja se encuentran empaquetado todos los programas que hoy pueden considerarse imprescindibles para redes pequeñas/medianas. Al sistema operativo, se une un servidor de correo Exchange, un servidor de bases de datos, SQL Server, un Proxy-Firewall, ISA Server y servidor de Fax, por destacar los más utilizados. A un precio muy asequible. Para más información. Contacte con los servicios profesionales Danysoft en el , o en info@danysoft.com