Cultura Paranoica Roni Bandini

Transcripción

1 Cultura Paranoica Roni Bandini Ciudad de Buenos Aires Marzo/2014 Roni Bandini

2 Contenido Tus pasos y la zanahoria... 4 El tiempo es la primera estafa...7 Intermitencias de Xenón...10 El sudor narcótico de tu previsibilidad...12 Miedo a tener miedo...15 El cautiverio de tu cerebro La locura del fuego...21

3 As if you could kill time without injuring eternity Henry David Thoreau

4 Tus pasos y la zanahoria 4

5 Hubo una sola revista que valía la pena leer en los años ochenta y ahí salió un test que te calificaba de idiota con dos positivos del siguiente cuestionario: A- tenés novia B- vas al cine con tu novia. Treinta años después esto sigue vigente pero vos no leías esa revista y nadie te avisó y ahora todos los viernes hacés cola en el Hoyts y comprás un balde de pochoclo y después te vas a un restaurante y de ahí al hotel sin darte cuenta de que todo eso: novia, pochoclos, cine, restaurante y telo son la cajita del infeliz. Por más raro que te pueda parecer, algunas cosas empiezan a pasar cuando dejás de preocuparte por el granizo y piropeás a la mujer de un policía y lees el manifiesto del Unabomber cada mañana como si fueran las noticias. A vos te quieren obediente, con la mandíbula chorreando WD40 así se abre grande para la triple bucal. Y te quieren ubicable con el GPS del teléfono y por sobre todo, te necesitan pagando Ingresos Brutos, Contribución Inmobiliaria, ABL, Bienes Personales, Impuesto al cheque, IVA no computable, Ganancias sobre tus pérdidas y Empleada Doméstica Presunta. Pero claro, para garantizar el movimiento constante te hacen creer que la zanahoria vale mucho más que tus pasos. Ahora ponete a pensar en las últimas diez películas del Hoyts. Mendigaste la comodidad de ver a Tom Cruise disparando cinco mil tiros que son ninguno y la morbosidad voyerista del sexo prolijo con música de ascensor y después otros cinco mil tiros y ahí sí, el abrazo final del amor. Nunca te pusiste a pensar que el personaje de cartón de tu película, cien mañanas más tarde, mira a su mujer alcanzarle un plato de fideos pegoteados y se avergüenza de haber traído al mundo un hijo bobo que sos vos mismo con ganas de ir al cine? Te repito, tus pasos valen más que la zanahoria. Dejá que otro transpire a tu novia el viernes y adormezca el estómago con pochoclos. Vos podés hacer una cosa más importante: patear rinco- 5

6 nes, hablar con extraños, salir a la terraza y dejarte empapar por las experiencias incómodas, únicas, tangenciales y sin ningún propósito funcional que ofrece Buenos Aires. Estás avisado. Si todo va bien, dentro de poco seguimos. 6

7 7 El tiempo es la primera estafa

8 Tres cosas: Kubrick intentó decirte que el Apollo 11 nunca llegó a la luna, podés aspirar a toda la libertad que quieras en cosas que no importan y la tensión de la disonancia cognitiva sólo se resuelve en coma alcohólico. Pero no te pongas a llorar que sos más feo todavía. Se trata de ganar tiempo copiando la expresión de normalidad de tu portero. Si un auto te encierra, putealo. Si la pasante de recursos humanos te echa, pedile otra oportunidad. Si tu novia te deja por un pibe que usa crema de enjuague, gritá por los pasillos que te vas a suicidar. Pero de madrugada levantate en puntas de pie, caminá hasta el baño y mirate al espejo. Hay alguien ahí. Dicen que sos vos. Seguí mirando hasta incomodarlo con la polisemia del silencio. Ahora ocupate de tu laberinto: un inodoro, una ducha, un pasillo y el comedor, ese lugar que te obliga a comer sentado y a horario. Va una idea: cuando tengas hambre, cogé. Pero por coger me refiero a COGER. Estás en un lugar y mirás alrededor y decís: eso ahí. Quizás tu tía, la maestra de canto o la china del supermercado. Mirala fijo, acercate y lo vas a sentir, te vas a dar cuenta de que tus últimos veinte polvos estuvieron digitados por el azar falso de una computadora. Vos te estás rindiendo ante la tecnología de la desconexión y tu bisabuelo se rindió ante la revolución del encierro industrial porque ni vos ni tu bisabuelo recuerdan el futuro. Hay un feo en silla de ruedas que come puré de manzanas en pajita y hace un gran esfuerzo por explicar que el tiempo es la primera estafa; cinco minutos debajo del mar no tienen nada que ver con cinco minutos en el estudio lunar de Kubrick. Explicame entonces ese reloj en tu muñeca o peor, esos números en el celular que mirás con la compulsión de un pato para llegar puntual a la cita con tu decadencia. Ya sé leíste la nota del mes pasado y ahora venís con la mano en alto. Metete la mano en el culo. Vos y tus Me Gusta. Oíste hablar de los Diaguitas? 8

9 Resistieron cien años la prepotencia española en los valles calchaquíes porque en idioma chaká, Me Gusta y No Me Gusta eran las coordenadas del ignorante. Los Diaguitas no se conmovían con los espejos. Su mística entendía que los españoles habían encerrado el agua y la mirada del otro. Rompé los espejos, rompé los relojes y recién ahí vas a poder soñar los colores que les robaron a los perros. 9

10 10 Intermitencias de Xenón

11 Mujeres de piernas largas, cola parada y boca trompita. Eso te enseñó la tele. Pero buscás y buscás y lo más parecido es un travesti en intermitencias de Xenón, así que alquilas media hora de diversidad y todavía está fresco el latido en tu pantalón cuando te preguntás si eso te hizo puto. Todo es parte de un plan porque te quieren así, confundido y conflictuado en la oscuridad de un tren sin frenos. Y el que paga cuotas de sangre por el privilegio de circular orgullo pisado en un auto más ridículo que el baile de la garrafa, no está mucho mejor: suspira desanimo entre semáforos dessincronizados, los cortes sincronizados y el ciclo del bache con retorno. En silla de ruedas viajás más rápido y ni siquiera pagás patente. Olvidate del travesti, porque ser puto pasa por otro lado. Ser puto es creer que la crispadita y el amarillado son Sergeant Barnes y Elias peleando por tu alma. Tu alma es la última gota de una canilla mal cerrada. Escuchá bien: en 1891 quebraron el Banco Nacional con los ahorros adentro. Al poco tiempo lo reabrieron con nuevo nombre: Banco De La Nación. Ni en eso se esfuerzan sabés por qué? Porque no merecés ni respeto cuando tu comodidad es vivir en una pajarera alquilada sacando número para el juego piramidal de la jubilación. Cobrás el sueldo en un cajero automático, pero votás en cartón. CARTÓN. Se ríen de vos, patizambo torpe preso en un tren, preso en un auto brasilero de antihéroe, preso en el sueldo de tu sexualidad, preso en el circo caro de las elecciones. La nosografía de tu miedo está controlada por la doble administración de un payaso y el contorno de su maquillaje. Ahora la última gota está cayendo y yo me pregunto si vas a llegar al techo para surfear la belleza del viento. 11

12 12 El sudor narcótico de tu previsibilidad

13 Ya nadie se molesta en separarte del amor subversivo porque la ingeniería es tan compleja que podés tenerlo enfrente y que eso represente un pestañeo en el sudor narcótico de tu previsibilidad. Escuchá bien: mes de Mayo, Moscone Center, los mejores programadores de elite festejan el keynote de un multimillonario en remera diciendo que la gente pasa un 117% más de tiempo conectado a Internet. Lo sé de primera mano porque yo estuve ahí. Pensar que quince años atrás, estos programadores eran el orgullo de la Línea Maginot. Así como la contracultura gay fue cooptada a cambio de la cuponera civil del Italpark, la contracultura hacker fue domesticada a 0.50 el click. Todo, incluso lo que está al fondo de un local en una galería de una calle perpendicular del centro un lunes feriado va a ser succionado y normalizado. Fijate que hay vibradores con forma de patito en reuniones de tupperware. Odio recordarlo, pero a tú mamá siempre le gustaron los tupperware y las reuniones. Todo esto para decir que estás solo en la retaguardia. Absolutamente solo. La mujer que te gusta es el resultado probable de un algoritmo, tu mamá compra pilas Triple A para el patito, las maestras perpetuas de tu colegio primario envidian la alquimia del Poxirán y Evita no puede creer que seas tan, pero tan boludo como para tener un póster con su foto. Todo este fulgor de militancia en la transpiración icónica de la política tiene como fin aumentar la superficie de impacto. Antes de gastar un misil te piden que te juntes con muchos otros y agiten la bandera con sus gustos, sus preferencias y sus manías, porque en definitiva, tirar misiles será cuestionable, pero ante todo es caro. Por los parlantes del Newspeak se explica que la privacidad es una antigüedad maleducada, peor que empalar osos Panda. De hecho, los nuevos Albert Speers te quieren hacer creer que la ventana es la nueva pared y vos, pobre, comprando kilómetros de cortinas black 13

14 out para esconder la opción de vestir calzoncillos agujereados. Poco importa si tu cerebro es un accidente evolutivo, la cosa es que está ahí, vos sabés que está ahí y que te pide a gritos la épica de una gran aventura. Me escribiste en privado. Querés que siga pero yo no soy la segunda temporada de esa mierda escrita a diez manos por el ánimo reflectivo de un focus group. Este mes, si nadie te acusa, si nadie te persigue, si nadie te amenaza, si nadie te difama, si nadie te atropella, si nadie intenta violarte, si nadie te revienta a trompadas a VOS como INDIVIDUO, entonces estás viviendo la tristeza de una muerte binaria y tu existencia entera sonrisas, llantos, amistades, afectos, trofeos de Taekwondo, poemas rimados, videos amateurs, recolección de tapitas de gaseosa para el Garrahan, primos en multinacionales, coreografías de Park Jae-sang, cuidado de los Bonsái va a tener el mismo impacto que un meo en el mar. 14

15 Miedo a tener miedo 15

16 En países de habla inglesa el bullying se define como el uso de fuerza, amenaza o coerción para abusar, intimidar o imponer una dominación agresiva sobre terceros Claro que por acá la definición se limita al acoso escolar dejando afuera al primer bully: el Estado. A vos animalito de Dios, que te levantás al timbrazo de los presos y respirás aliento asfixiado en el subte el Estado te mete la mano en el bolsillo porque considera que no podés ahorrar y esa plata, en lugar de ser invertida o resguardada, es el confeti en un carnaval Ponzi con música de Raffaela Carrá. Cuando llegues a viejo, arrastrándote con tu bastoncito frente al mostrador de la ANSES te van a decir No podemos encontrar su plata. y le vas a meter juicio al Estado rezando cada noche para sobrevivir hasta el fallo. En efecto, el secretario suplente del secretario titular de un juez que desayuna Foie Gras va a firmar una sentencia que obliga al Estado a pagar pero el manual de procedimientos de la ANSES exige apelar hasta que cada viejo pase a occiso. En definitiva, tu grito en el lecho de muerte va a ser una vibración inmóvil porque cada paso de tu educación formal e informal, cada paso de tu entretenimiento fue un mecanismo preciso de desactivación del instinto. Te extirparon la agresividad y ni siquiera tocaron la novena sinfonía de Ludwig como bien explicó Burgess. Mientras tanto, la agresividad del Estado sigue intacta y es la pija de Ron Jeremy cogiendo abuelitos. No quiero que queden dudas al respecto, tu gobierno es el inquilino en la continuidad del Estado, un squatter de una casa de torturas y como tal, la peor mierda. Desde el asesor tercerizado hasta la crispadita, todos son el vómito de un perro con cáncer. Si querés votar, votá por vos como individuo, votá por la eternidad fuera del tiempo a lo Ginsberg. Y ni hablemos de la jubilación. Hablemos de la sal. Para ellos ni siquiera podés elegir si le querés poner sal al bife. Vas 16

17 a esperar con el pañal inflado frente a un semáforo titilando en rojo eterno sin haber sospechado que existió la comida condimentada, el gusto por las mañanas, la excitación del sexo en todas las cardinalidades, la vida sin miedo. Porque de eso se trata. Nunca hubo una bala por cabeza. Te controlan con tu miedo a balas que no existen, con la amenaza de granizo, con el aumento en las expensas, con los secuestros extorsivos express, con el regreso de la dictadura o el neoliberalismo, con el desalojo, con el espejo del facho, con la complejidad del nuevo smartphone y por sobre todo te controlan con el miedo a tener miedo, como dijo Renato Russo. El miedo te transforma en un boludo a cuerda, en la desgracia de la raza humana, en un culo de plástico de un sex shop. Fijate que la arquitectura Creole planteaba casas sin foyer ni pasillos de distribución. A orillas del Mississippi, grandes frentes con una puerta para acceder a cada dormitorio. Los esclavos, agachados entre cañas de azúcar, con la espalda ardiendo, miraban todas esas puertas de maldad por horas y horas. Dicen que la esclavitud terminó pero vos sabés que tu pulsión de libertad tiene menos energía que el pestañeo triste en los ojos de todos esos negros que miraron sin atreverse. 17

18 18 El cautiverio de tu cerebro

19 En 1927 un farmacólogo británico llamado J. W. Trevan necesitaba justificar su divertimento y rotuló DL50 a la dosis de veneno que mataba el 50% de un conjunto de animales con similitudes extrapolables al ser humano. Hoy el DL50 sigue determinando la edibilidad de casi todo lo que compra tu mujer en el apuro del supermercado. Por eso, cuando cortás el pollo y masticás una goma antibiótica que hace fondo en tu estómago, el corazón bombea la incertidumbre del cáncer. Claro que es todo mentira Es decir, J. W. Trevan existe, desarrolló el DL50 y la comida del supermercado está efectivamente envenenada pero el cuerpo es una máquina de adaptación fascinante. Podrías comer gatos de Chernobyl, tomar agua de esgoto, fumar un atado al día y vivir 120 años. El cáncer en realidad se forma en el cautiverio de tu cerebro y esa responsabilidad es tuya e intransferible. Si no me crees, pensá en tus sueños, porque ahí llegan ecos de lo que tuvo que ser tu existencia, recuerdos asordinados de campamentos al borde del agua, la excitación de cacerías nocturnas y orgías jóvenes. La tortura del despertador es un reflejo condicionado, es la chapa electrocutada del gallito que baila zamba en un circo de ruta. Por si no queda claro, el gallito electrocutado sos vos y el circo tu casa. Otra vez con ganas de llorar ya sé que la reina del microondas te anima, te dice que no hay nada de malo, llorá, demostrá tus emociones. Vos te resistís pero van dos meses de impotencia y deformás tu orgullo en una mueca barnizada por la crema de peras de bosque y el llanto se derrama en grietas que suben las paredes y los techos mientras tu culo agroquímico se sacude en espasmos y la reina recuerda el horror de tu miembro jibarizado regodeándose con el gusto de las arañas. Repito: si estás estaqueado en una vida de suma cero, el cáncer te chupa los pies aunque desayunes ensaladas. La batalla no empieza con los ruidos sobre el techo 19

20 de Eben Emael. La batalla empezó el día que elegiste un trabajo de encierro para mantener a una extraña que te enfundó en un pantalón achupinado y te llenó la cara de crema de pera y te dijo que estaba bien llorar sobre los pochoclos del Hoyts y vos, hecho una nena con correa, obviamente no vas a poder ponerte duro porque los disfraces y las nominaciones se pegan, atraviesan la piel. Diez veces al día te dicen gordi hasta que sos un vaquidermo anegado en la ambigüedad del género, así de fácil. Y ya sé que te cuesta pensar el cambio, pero tu vida no puede ser la acumulación de soplidos de nuca en el subte, tener miedo a robos y secuestros, hablar de la lluvia como la última plaga bíblica, calcular impuestos, pagar facturas y contestar mails para mantener a una señora fin de fiesta con la sutileza de una corneta cuyo única defensa ante la gravedad es manotear tu garganta. No necesitás despertador, no necesitás trabajo, no necesitás ir a votar, no necesitás la certeza de un mal polvo, el calor del microondas ni saber a dónde vas a dormir esta noche. Cerrá bien los ojos, dejate caer y vas a recordar el camino de regreso a los ecos de tus mejores sueños. 20

21 La locura del fuego 21

22 Hay un arquitecto en la tele que ostenta capuchón Mont Blanc y contiene una bocanada de suspenso fingido antes de revelar el secreto de su éxito profesional: nunca construye un departamento sin parrilla y curiosamente esa parrilla logra que el departamento se venda mucho más rápido. Vos pensarás que es lógico: A. a los argentinos les gusta el asado B. para el asado hace falta una parrilla. El único problema es que la distancia más corta entre dos ideas es el pulso mental de un chimpancé. La parrilla en realidad es la posibilidad del fuego, un rito de sanación. Algo en vos debería saber ya que el tipo ese que te gusta financiar disfrazado con la barba, defendido por los anteojos, deglutido por su calvicie nunca te va a poder ayudar. La sanación no se vende y por lo tanto no se puede comprar. Si pagás, lo que hay es sombra de un teatro paródico sobre en un contrafrente de ladrillos. La sanación tampoco viene en blisters con prospecto y posología. Esta vez, cuando llegue la miseria reptante de tu angustia, probá agarrar una caja de fósforos, un par de maderas y empezá el fuego. Puede ser en la pileta de la cocina o en el balcón, pero mejor todavía al aire libre y de noche. Prendé el fuego y alimentalo con hojas, ramas, otras maderas. Alimentalo con la nata del café con leche, con la gratificación enana de tu Facebook, con la cuota de cine Hoyts, con la última carta de esa mujer que desayunó tu corazón, con la bruma de tu inmediatez. Alimentá el fuego con el recibo de Monotributo, con el troquel de las Elecciones Primarias y con tu membresía en la simbiosis de este club de violadores. Por último y si tenés los huevos de Christopher Mc- Candless, alimentá el fuego con tu Documento Nacional de Identidad y cuando no quede nada gritá, gritá fuerte, gritá deformando la cara, gritá sin vergüenza, gritá hasta revelar el prisma de tu locura. A Nerón te lo vendieron como el loco de la lira, pero de él podés aprender que nada nuevo va a empezar 22

23 si no arden dos tercios de Roma. Ellos siempre te van a decir que no juegues con fuego, que el fuego es malo, te prohíben encender cigarrillos y te obligan a circular con matafuegos y te cambian la llama de los anafes por círculos grises que se calientan por resistencia. Hoy, cuando sos consciente de estar dando vueltas en la calesita siniestra de un parque abandonado, resulta que te quemaste que estás burn out. En tu vida no puede haber nada malo, de hecho es la vida que llevan todos los demás y nadie se queja. De la casa al trabajo y del trabajo a la casa, pero al viejo de gomina le sacaron las manos y ya no puede señalar cuál es tu casa y cuál el trabajo. Acordate: dos tercios de Roma tienen que arder. Antes de eso, ni sueñes con aspirar al valor de ruina en tu castillo de palabras. 23

24 Cultura Paranoica Roni Bandini Columnas publicadas en revista La única Junio 2013 a Diciembre Diseño PDF delarocha@comersus.com