C. ESTUDIO DE LA SITUACIÓN SOCIAL Y DE DESARROLLO HUMANO

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1 C. ESTUDIO DE LA SITUACIÓN SOCIAL Y DE DESARROLLO HUMANO

2 6. Diagnóstico de población 6.1. Densidad de población Según estimaciones de la ONU, la población total de Burundi, en el año 2000, es de habitantes. La densidad de población media a nivel país, está en torno a los 250 hab/km 2, sin tener en cuenta la capital, Bujumbura, que registra densidades de hasta 3700 hab/km 2. Burundi es uno de los países más densamente poblados de África. El país se caracteriza por una desequilibrada repartición geográfica de su población, especialmente concentrada en el Norte y el Centro del país. Más concretamente y según datos del Instituto de Estadísticas y de Estudios Económicos de Burundi (ISTEEBU), la mayoría de los hogares se concentra básicamente en las regiones del Norte y del Centro, con un 34,3% y un 24,7% respectivamente. En el Oeste y el Sur se localizan respectivamente el 18 y 11,7% de los hogares, y la región Este, la más despoblada, agrupa en torno al 11,3%. Mapa 7: Densidad de población (hab/km2) Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la OCHA/Burundi, UN noviembre La mayoría de éstos hogares (el 78,6%) son de talla media, variando entre los 2 y los 7 miembros. La talla media nacional del hogar se estima en 5,2 miembros. 63

3 6.2. Esperanza de vida y distribución por edades La esperanza media de vida al nacer es de 40,4 años, siendo un poco más elevada en mujeres (41,0 años) que en hombres (39,9 años) 23. Burundi es un país de población joven. Más de un 47,5% de sus habitantes tienen menos de 15 años, y sólo un 2,9% es mayor de 65 años. Cerca del 20% de la población tiene menos de 5 años Crecimiento A pesar de la guerra, la situación económica y la elevada mortalidad por SIDA, la población no ha dejado de crecer; aunque sí se observó un periodo de menor crecimiento durante los años de la crisis, de 1994 a Actualmente, con una tasa anual de crecimiento del 3,1% y una población cada vez más joven, se estima que se alcanzarán los 9,8 millones de habitantes en 2015 y los 12,3 millones en El número medio de hijos por mujer es de 5,3. La tasa de mortalidad infantil es de 114 por cada 1000 nacidos vivos y la tasa de mortalidad de los menores de 5 años es de 190 por cada 1000 nacidos vivos. Gráfico 5: Evolución de la población en Burundi en la última década (millones de habitantes) 6,8 6,6 6,4 6,2 6 5,8 5,6 5, Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la FAO. 23 Índices de Desarrollo Humano para Burundi. UNDP State of Work Population Report, UNFPA;

4 6.4. Distribución por sexos El número de mujeres superaba al de hombres en un 2,59% antes del conflicto. Este porcentaje aumentó progresivamente hasta el final de la guerra, alcanzando casi el 3%. El proceso de paz ha permitido la recuperación de la población masculina y, en 2002, la diferencia se situaba en 2,56% más de mujeres que de hombres. Nacen más niños que niñas, sin embargo, la supervivencia de éstas últimas durante los primeros años de vida es mayor. Gráfico 6: Evolución de la población por sexos (millones de habitantes) 3,5 3,4 3,3 3,2 3,1 3 2,9 2,8 2,7 2,6 2, Hombres Mujeres Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la FAO 6.5. Población urbana, población rural La población es mayoritariamente rural. En 2001, sólo un 9,3% de la población vive en las ciudades. Sin embargo, el éxodo rural va en aumento y se prevé que en 2015, la población urbana será del 14,5%. Gráfico 7: Distribución de la población: rural y urbana (millones de habitantes) Rural Urbana Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la FAO 65

5 7. Características sociales 7.1. Etnias Según estadísticas de 1930, el 85% de la población es Hutu, el 14% Tutsi y un 1% Batwa. Los Hutus, pueblo agrícola de origen bantú, se consideran originarios de Chad y Níger, mientras que los Tutsi, pastores, se cree que vienen del Este de África, posiblemente de Etiopía. Los Twa o Batwa, pigmeos, son originarios de la Cuenca del Congo. Aparte de estos grupos principales, también están los Ganwa, de origen principesco, los inmigrantes provenientes de otras comunidades y las personas de origen mixto, ya que los matrimonios cruzados eran habituales en el pasado. La definición étnica de la población se complica si se tiene en cuenta, por un lado, que dentro de cada grupo existen históricamente diferentes estratos, y por otro lado, que es posible pasar de un grupo a otro; por ejemplo, un Hutu o un Batwa pueden volverse Tutsi Lengua Todos los burundianos hablan la misma lengua, el rundi o kirundi, que es oficial junto con el francés. Existe una pequeña minoría que habla la lengua hima y en los círculos comerciales también se habla swahili Religión Un 67% de los burundianos son cristianos; un 32% practica cultos africanos tradicionales y un 1% de la población son musulmanes Organización social A pesar de las diferencias étnicas, los burundianos viven entremezclados por todo el país sin tener en cuenta el grupo al que pertenecen. Aunque los poblados han sido siempre mixtos, la sociedad burundiana está organizada según un sistema de clases y castas. Existe una correlación bastante significativa entre clase y etnia, de forma que los Tutsi se asocian siempre a las clases más altas y los Hutus con las más bajas. Esto no quiere decir que todos los Tutsi sean clase alta y todos los Hutu baja, ya que la relación entre clase y etnia es bastante dinámica. De esta forma, un Hutu puede prosperar económica y socialmente y convertirse en Tutsi. La situación de la minoría Batwa merece una atención particular. Son el grupo más antiguo de la población burundiana y mantienen aún su forma de vida tradicional (alfarería las mujeres y caza los hombres). No tienen prácticamente acceso a los servicios públicos, sobre todo de salud y educación, y participan muy poco en la toma de decisiones políticas. Aunque sólo representan el 1% de la población, proporcionalmente, han sufrido el mismo número de víctimas durante el enfrentamiento étnico. A pesar de ello, siguen siendo los grandes marginados en los debates y políticas para el desarrollo económico, social y cultural del país Conflicto étnico No se puede hacer un estudio social en Burundi sin hacer referencia al conflicto étnico que padecen desde hace décadas. Estos enfrentamientos, además de causar miles de muertos y continuos desplazamientos de población, han creado un clima de inseguridad tal que condiciona gravemente los intentos por sacar al país de la pobreza. 66

6 Aunque ya desde antes del periodo colonial existían luchas entre las dinastías Ganwa para hacerse con el control político, el verdadero estallido de violencia surgió motivado por las rivalidades entre Hutus y Tutsis. Tras la independencia del país en 1962, los Tutsi acabaron con la monarquía Ganwa y se hicieron con el poder político. Expulsaron a los escasos representantes Hutu del poder e implantaron una dictadura militar. La posterior expulsión de los Hutus del ejército causó aún más violencia. Durante los siguientes 25 años los Tutsis se mantuvieron en el poder y aplacaron cualquier intento Hutu de conseguir representación política. Grupos extremistas de ambos grupos perpetraron algunas matanzas en 1965 y Sin embargo la más grave tuvo lugar en 1972, cuando militantes Hutu de la comunidad refugiada en Tanzania mataron a miles de Tutsi. Las represalias Tutsi fueron inmediatas ante el temor de que se repitiesen los sucesos de Rwanda, y las primeras víctimas fueron los Hutu con educación (estudiantes de secundaria y universitarios, profesores, enfermeras, doctores, curas, hombres de negocios, comerciantes, funcionarios, empleados de banca...). Los supervivientes Hutu fueron expulsados de sus casas y se refugiaron a las afueras de las ciudades, al mismo tiempo que los Tutsi huían del interior del país temiendo las represalias de sus vecinos Hutu. Muchos se refugiaron en Bujumbura, ocupando los puestos de trabajo ahora vacantes, o se apresuraron a controlar la productiva franja de aceite de palma al sur de Bujumbura en cuanto los Hutu fueron expulsados. Los actos de genocidio acabaron con cientos de miles de Hutu en todo el país. Tras estos hechos, la dictadura fue derrocada por un golpe militar. El nuevo gobierno, Tutsi también, puso fin a las matanzas y muchos refugiados volvieron a casa. Esta situación se mantuvo durante 11 años. Sin embargo las consecuencias de estos sucesos son todavía patentes en Burundi. Nunca se hizo nada respecto a las masacres: ni investigación oficial, ni recuento de víctimas, ni ningún esfuerzo por identificar y juzgar a los responsables de las matanzas. Después de esto, los Hutu fueron vetados en el ejército, y muchos de ellos se negaron a enviar a sus hijos a la escuela ante el temor de exponerlos de nuevo a futuras matanzas. Por otro lado, aquellos que van a la escuela carecen de modelos Hutu a seguir, ya que los conceptos de educado, competente y urbano se asocian siempre al Tutsi. La pérdida de una generación Hutu es también evidente en la vida política del país y la frustración se acrecienta entre los supervivientes. A principios de los años 80, activistas de la comunidad de refugiados Hutu de Burundi en Tanzania, crean el partido por la Liberación del Pueblo Hutu (Palipehutu). Algo después, en 1988 provocan la segunda gran matanza étnica, cuando cientos de Tutsi (la mayoría, refugiados Rwandeses en Burundi), son asesinados. El ejército respondió asesinando a miles de civiles Hutu, incluyendo mujeres y niños. Más de personas huyeron a Rwanda a través de los pantanos o se refugiaron en las zonas pantanosas del interior de Burundi. En 1993, el asesinato del primer presidente Hutu, elegido democráticamente, repite las matanzas: primero los Hutu contra los civiles Tutsi y después la represalia del ejército contra los Hutu. De nuevo miles de muertos en ambos grupos. En 1996 se han formado ya diferentes grupos rebeldes armados y se declara una guerra civil que durará dos años y medio, hasta que en 1998 empiezan las negociaciones de paz. Actualmente, el proceso de pacificación sigue en marcha Grupos vulnerables Los grupos más expuestos a riesgos dentro de la sociedad burundiana por encontrarse especialmente desfavorecidos, son los desplazados internos, las mujeres, los ancianos, los huérfanos y los niños de la calle, los discapacitados, los que padecen SIDA y los pertenecientes al grupo social Batwa. 67

7 Desplazados Según las últimas estimaciones de la UN OCHA (julio 2003) existen alrededor de desplazados internos en el país, aunque esta cifra puede ser mucho mayor ya que la situación de inseguridad crónica y la falta de acceso a los sitios dificulta mucho el recuento. De este número, se estima que unas personas se encuentran refugiadas en los 230 campos repartidos por todo el país, y que unas personas deben de estar dispersas o en movimiento debido al desmantelamiento de otros campos. Éstos últimos están en una situación crítica ya que se encuentran fuera del alcance de la ayuda humanitaria y la situación de continua inseguridad les impide volver a sus casas. Según un informe de UNICEF (1 marzo 2001), aproximadamente, la mitad de los desplazados internos son mujeres y niños. Además de a los desplazados dentro del país, hay que tener en cuenta el elevado número de refugiados fuera de sus fronteras, sobre todo en Tanzania. El número de desplazados en países vecinos se estima en Existe un flujo más o menos continuo de los refugiados en Tanzania y que intentan volver a Burundi. En 2002 se facilitó la repatriación de unas personas, y otras volvieron espontáneamente. En 2003 se contabilizan unas personas retornadas, ya sea de forma facilitada o espontánea. Foto 11: Desplazados en el campo de refugiados de Rushubi. Junio Fuente: ECHO. Foto: Yves Horent 68

8 Causas Aunque mucha gente ha salido de sus hogares huyendo de la violencia, los desplazamientos en Burundi no sólo han sido motivados por el conflicto. En gran medida han sido consecuencia de las políticas de reagrupamiento puestas en práctica por el Gobierno, la primera en y la segunda en Según la versión oficial, el propósito de los reagrupamientos era garantizar la seguridad de la población (mayoritariamente Hutu) en zonas de riesgo, al agruparla en campos protegidos por las fuerzas armadas. Según los observadores internacionales desplazados en la zona, el verdadero propósito era privar a los grupos rebeldes del apoyo local y recuperar así el control del territorio 25. Muchos de los desplazamientos ocurridos desde 1993 eran no sólo una causa, sino el verdadero objetivo de la violencia, y se concebían como una forma más de limpieza étnica. En 2000 y debido a las presiones internacionales 26, el Gobierno empezó el desmantelamiento de los campos. Sin embargo, se ha observado 27 que la población no vuelve a sus casas. En muchos casos, prefiere quedarse en los alrededores de los antiguos campos o vuelve espontáneamente a ellos debido a la persistente inseguridad en sus zonas de origen. En otros casos se van a vivir con parientes. Esta gente dispersa continúa siendo tan vulnerable como antes. Su situación humanitaria no cambia, y en muchos casos empeora al dejar de recibir la ayuda que se distribuía en los campos. Por otro lado, observadores de la ONU han denunciado que, a pesar del desmantelamiento de los campos, el Gobierno ha emplazado por la fuerza en el sureste del país a numerosos grupos de población 28. Distribución geográfica de los desplazados Según los datos disponibles, la distribución geográfica de los desplazados dentro de los campos podría ser la siguiente: Tabla 12: Evolución de la distribución de los refugiados internos en campos por provincias Provincia Desplazados en Desplazados en Desplazados en Desplazados Desplazados octubre 1999 septiembre 2000 junio 2001 julio 2002 agosto 2003 Bubanza Bujumbura capital Bujumbura Rural Bururi Cankuzo Cibitoke Gitega Karuzi Kayanza Kirundo Makamba Muramvya Muyinga Mwaro Ngozi Rutana Ruyigi TOTAL Fuente: Elaborado a partir de informes de la UN OCHA/ Burundi 2001, 2002, United Nations Resident Coordinator System in Burundi 1998 & HRW june Observadores internacionales denunciaron las sistemáticas violaciones de los derechos humanos durante el proceso de reagrupamiento y en los campos, tales como trabajos forzados, palizas y violaciones, cometidos tanto por el gobierno como por las fuerzas rebeldes. HRW june WFP 23 junio 2000 & AFP 26 septiembre UN Señor Inter.-Agency Network on Internal Displacement, 23 septiembre

9 El número de desplazados internos ha disminuido significativamente debido sobre todo a la presión internacional. La provincia donde se han desmantelado más campos ha sido Rutana, que ha pasado de tener refugiados en 2001, a en La mayoría de los desplazados se localizan en las provincias de Makamba y Bururi, en el sureste del país. Gitega, en el centro del país, y Ngozi y Kayanza, en el norte, mantienen también un elevado número de desplazados. Mapa 8: Distribución de los desplazados internos por provincias. Agosto 2003 Fuente: Elaboración propia a partir de datos de la OCHA Regional Support Office- CEA. Nairobi noviembre A estos desplazados hay que añadirles los desplazados dispersos, refugiados en zonas pantanosas o de difícil acceso y cuyo número se desconoce, y los desplazados temporales. Se estima que en torno a personas salen cada mes de sus hogares debido a problemas de seguridad, y vuelven una vez que el peligro pasa. Sólo en Bujumbura, un enfrentamiento entre ejército y rebeldes en febrero de 2001, provocó la huída de sus hogares a personas. Posteriormente la lucha se extendió hacia las provincias de Rutana, Ruyigi, Gitega, Mwaro y Muramvya, provocando nuevas huidas a su paso. 29 Aunque la tendencia actual es a desmantelar los campos, algunas informaciones señalan que algunos de estos campos están siendo transformados en ciudades. 29 IRIN 26 abril

10 Composición de los hogares en los campos Según datos de la UNFPA, la composición de los hogares dentro de los campos podría ser la siguiente (estimación para septiembre 2002): Tabla 13: Número de hogares y población en los campos de desplazados internos por provincia Provincia nº de hogares Población Hombres Mujeres Total Talla del hogar Bubanza ,42 Bujumbura capital ,23 Bujumbura Rural ,33 Bururi ,57 Cankuzo ,32 Cibitoke Gitega ,5 Karuzi ,52 Kayanza ,54 Kirundo ,38 Makamba ,64 Muramvya ,61 Muyinga ,12 Mwaro ,61 Ngozi ,25 Rutana ,93 Ruyigi ,23 TOTAL ,7 Principales necesidades en los campos Fuente: UNFPA, borrador 2003, anex 4. La mayoría de los desplazados internos carecen de posibilidades para acceder a la tierra y poder cultivar algo. Puede decirse que dependen absolutamente de la asistencia internacional. Este grupo de población se encuentra entre los más vulnerables a sufrir una crisis alimentaria. Los campos no son prisiones en el sentido estricto de la palabra y en muchos casos no tienen valla. Sin embargo, sus refugiados sólo pueden salir de ellos para ir a trabajar a la ciudad o al campo con autorización expresa (a veces con escolta) y durante un periodo limitado de tiempo. Éstas salidas a tiempo limitado permiten la recolecta de algunos vegetales, pero en ningún caso, la siembra de la siguiente cosecha o el resto de las labores agrícolas, por lo que estas personas serán susceptibles de padecer en unos meses una crisis alimentaria adicional. En otros campos la salida no está permitida ni siquiera para acceder a los centros de asistencia nutricional. Además de los problemas de acceso a los alimentos, estas personas padecen otras carencias que deterioran aún más su situación humanitaria, como son, la ausencia de puntos de agua potable y de infraestructuras higiene en los campos, los alojamientos precarios y la imposibilidad de acceso a los servicios, en particular, a la educación y los centros de salud. Hay que tener en cuenta que estas personas salieron precipitadamente de sus hogares, sin nada, y que la gran mayoría lleva años viviendo en estos campos. Según datos de la OCHA, la mayoría de los desplazados en Bubanza llegaron a los campos en 1993; en Bururi están desde 1995; en Bujumbura capital, Cankuzo y Gitega, desde 1998, y en Bujumbura Rural y Karuzi, la mayor parte llegó en 1995 y el resto en