El tiempo y espacio en las culturas mesoamericanas

Transcripción

1 El tiempo y espacio en las culturas mesoamericanas Por Luis Silva Arriaga 1. Tiempo y espacio en la cultura náhuatl El mito cosmogónico de la cultura náhuatl relata el paso del caos al orden y del orden al caos en cada creación y destrucción de los soles. El caos se presenta con la irrupción violenta de los fenómenos naturales; éste es definido como la ausencia de luz y movimiento. El comienzo del tiempo está vinculado con la creación y organización del universo. La creación del universo es un momento único que gozó de plenitud. Según los relatos de los antiguos sabios náhuatl hubo una creación del universo y cuatro soles. El primero es el sol de tierra, el segundo, el sol de viento; el tercero, el sol de fuego y el cuarto, el sol de agua. El quinto sol representa al movimiento. Gracias a éste nacen los días, se origina la secuencia de las estaciones y el tiempo fluye constantemente. De igual modo, pone en movimiento a los demás astros y regula las fuerzas celestes. Este sol establece un vínculo necesario entre esas fuerzas y las terrenas. Llevar la cuenta del tiempo. En el mundo náhuatl existe tres términos que relacionan al espacio, tiempo y número. Palabra Significado en español náhuatl Número Tlapohualli Cuenta y número. Calendario Tiempo Cáhutl Lo que va dejando. El ir dejando (en el tiempo). Espacio Tlacuahtli Lo que ha quedado permanente. Lo que ha sido dejado (en el espacio). Espacio de tiempo Espacio de lugar Tabla 1. Términos que relacionan al espacio, al tiempo y al número. 1

2 En las culturas náhuatl y maya, cuando nació el sol y comenzó a moverse, se creó la sucesión del tiempo y un orden en la configuración del espacio. Coatl, el tiempo Se consideraba al tiempo como la sustancia mágica que desciende de los cielos a la tierra y desaparece en el inframundo. Los antiguos náhuatl hablan de un tiempo cósmico que hace referencia a la creación del hombre y del maíz. En esta cultura hay una plena conciencia del tiempo y del transcurrir de las cosas materiales, mientras que lo eterno no tiene tiempo y es reservado sólo para los dioses. Se distinguen tres divisiones en la concepción mítica del universo: 1. Primera creación del universo. 2. Creación cíclica de los cuatro soles. 3. Creación del quinto sol o sol de movimiento, el cual pone en movimiento al universo para que existan las estaciones del año. Para los náhuatl existe una constante creación y destrucción del universo. Siempre hay un eterno retorno a los primeros tiempos que se relaciona con el presente y el futuro, pues continuamente ocurre la destrucción de un sol y la creación de otro. La cultura náhuatl está en un constante retorno, un volver hacia atrás en la búsqueda del tiempo primordial. La idea de este tiempo establece una relación entre el pasado, el presente y el futuro porque el pasado siempre está ahí como acto ordenar. Debido a estas ideas, se concluye que el tiempo es cíclico y circular. El sol de movimiento. El caos está representado por la ausencia de luz y de movimiento. Del sol sale el orden y el movimiento. En las culturas mesoamericanas este astro ocupaba un papel importante en la mecánica celeste. El sol de movimiento permite la secuencia de las estaciones y el fluir del tiempo. De ahí que la noción de tiempo en el mundo náhuatl sea cíclica. Para que los días transcurran y existan las estaciones del año, el sol debe nacer y morir todos los días. Con este renacer y morir constantes se pone en movimiento a los demás cuerpos celestes. Este astro tiene un papel importante dentro de la cosmología náhuatl porque: Determina los ciclos básicos del universo. Tiene un carácter guerrero. Durante su trayecto se hace acompañar por el alma de los guerreros muertos desde el amanecer hasta el cenit. Está relacionado con la fertilidad. En su camino diario, al salir, el sol es acompañado por los guerreros muertos en combate hasta el mediodía. Después, y hasta el atardecer, por las mujeres muertas en el parto; durante la noche, es acompañado por los seres del inframundo, la Luna, Venus y las Pléyades. En otras representaciones, es el jaguar que lo conduce al oriente para que vuelva a nacer. 2

3 El calendario. Para el hombre náhuatl todo cambia constantemente hasta llegar a un término. Hay un destino de todo lo que existe determinado por las divisiones del tiempo. En el mundo náhuatl había tres cuentas de calendario: El calendario sagrado (tonalpohualli) de 260 días que se consultaba en todo momento importante de la vida. El calendario solar de 365 días, cuyo origen es agrícola. Está basado en observaciones astronómicas dedicadas a registrar cambios de las estaciones. La combinación de ambos calendarios comprendía un ciclo de 52 años. Los náhuatl creen que el calendario fue inventado por los dioses para regir la vida del hombre y para determinar las cargas que el destino depara a todo lo existente. Las montañas. Las montañas y cerros son importantes para el mundo mesoamericano. En las ciudades la pirámide se convierte en la montaña sagrada que guarda toda la riqueza, el agua-turquesa y el maíz. Dentro de la montaña sagrada el tiempo se detiene. Cuauhtli Tepetl, el espacio En el mundo náhuatl, el espacio terreno se convierte en una réplica del orden sagrado que rige el universo. En la cosmogonía náhuatl se relata que para mantener el movimiento del sol fue necesario alimentarlo con la sangre de los dioses y de los hombres. La guerra se originó para obtener víctimas que sacrificar al sol. Así, los dioses instauraron la guerra para que el sol tuviese muchos corazones. Los mexicas hicieron del espacio terrestre y del orden social una réplica del orden cósmico. Así, la pirámide se convierte en un espacio sagrado y el templo la cueva donde se revive el tiempo cósmico de la creación del hombre y del maíz. La idea de tiempo y espacio fueron integradas para el diseño y construcción de ciudades y de la vida social entre los mexicas. El imperio de la Gran Tenochtitlan se dividió en cuatro grandes regiones teniendo como centro, corazón y eje a la metrópoli. Figura 1. Tonalámatl de Aubin (folio 3)(Wikimedia Commons, 2010). 3

4 En el centro se ubica al Tempo Mayor, como obligo del mundo, dedicado a Huitzilopochtli. A partir de ahí se establecieron los cuatro barrios de la ciudad: Mayotlan, Teopan, Artzacualco y Cuepopan, distribuidos según los cuatro rumbos del universo. 2. El tiempo y el espacio en la cultura maya El universo maya surge de la concepción mítica del universo. Para este pueblo, hay una unidad entre tiempo y espacio en el momento de la creación del universo. Al observar los movimientos del sol, descubrieron que en el verano y en el invierno el sol salía y se ocultaba en diferentes lugares. Fijaron así, los cuatro puntos del universo. Para la cultura occidental, la cuenta se hace con las manecillas del reloj. Esta división servía para fijar un cuadrado con cuatro segmentos correspondientes a las estaciones del año y a las cuatro esquinas del cosmos. De esta forma, se integra el tiempo y el espacio en un mismo plano geométrico. En cada punto, se levanta una ceiba que sostiene al cielo y lo mantiene separado de la tierra. El punto de origen y orden de las dimensiones tiempo-espacio es el este, por donde sale el sol. El recorrido es en contra de las manecillas del reloj. A partir de la salida del sol, por el oriente, se cuentan los días, los años, las eras. Las conductas éticas y sociales también se identificaron con el sol. La bondad se identificó con la altura y ascenso del sol. Lo bajo era considerado como el espacio del mal. El calendario. La cuenta de los 260 días (tzolkin) se usaba para regir los tiempos agrícolas en las ceremonias religiosas y en las costumbres familiares. A partir de este calendario se regía la vida de los hombres. 4

5 El calendario de los 365 días (haab) se basa en el movimiento de traslación de la Tierra alrededor del Sol. Los mayas dividieron los 365 días en 18 meses de 20 días cada uno y 5 días sobrantes. 3. El maíz como elemento integrador del espacio y del tiempo El maíz tiene un papel importante en el desarrollo de las culturas mesoamericanas, pues en ellas aparece la constante de que hay un elemento unificador del universo: el maíz. Tanto los hombres como el maíz vienen del inframundo, es decir, del interior de las montañas sagradas de donde proviene el agua y la tierra fértil. Los Olmecas hicieron del maíz el dios creador de su pueblo, es decir, la deidad que multiplicó a las generaciones de hombres y mujeres. También se asignó a esta planta la representación de la fertilidad y de la abundancia agrícola, pues se creía que los proveía del alimento humano. Las raíces del maíz salen del interior del lagarto de la tierra, y su tallo sube hasta el cielo. En algunas representaciones, se presenta al maíz como una cruz que marca los cuatro rumbos del cosmos, la cual es llamada Cruz de Palenque. En el inframundo germina el maíz y se levanta hacia los cielos. De ahí, el atributo de eje cósmico que une el inframundo, la tierra y los cielos. Debido a esto, la planta del maíz es un elemento integrador del espacio vertical y del tiempo cíclico. Una buena cosecha dependía de la unidad entre los cambios de las estaciones en relación directa con el nombre de los meses que a su vez debían ser acordes a los ritos y al ciclo agrícola. Cambios de las estaciones Nombre de los meses Ritos Ciclo agrícola La siembra y la cosecha dependían de dividir el año solar en dos partes. La primera estaba relacionada con las deidades femeninas, asociadas con la tierra y la vegetación, y la región oscura de los muertos. La segunda parte de año, época en que inician las lluvias, está relacionada con el dios de la lluvia (Tláloc y Chaac). En los relatos cosmogónicos de la Leyenda de los Soles y el Popul Vuh, aparece el maíz como el eje del universo que vincula los tres planos y los cuatro rumbos del universo. Cultura náhuatl Leyenda de los Soles En este mito cosmogónico, Quetzalcóatl baja al inframundo para tomar los granos de maíz que tenían las hormigas. Quetzalcóatl, dios original del maíz. Cultura maya Popul Vuh En esta narración mítica se habla de los hombres-maíz-verdaderos que emergen del inframundo, después derrotan los habitantes del Xilbabá. Hun Nal Ye, dios del maíz. Tabla 2. Tabla comparativa de dos relatos cosmogónicos. 5

6 Los colores del maíz (blanco, amarillo, rojo y negro) están en relación con los cuatro colores del rumbo del universo. Así, el maíz se vincula con los dioses de la noche, de las montañas y de las cuevas. Esta cosmovisión mesoamericana se elaboró en torno a la planta de maíz que se siembra junto con el frijol. Los dioses y los hombres aparecen realizan sus acciones entorno al primero porque es el alimento primordial que da sustento a la vida humana. Esta es la razón por la cual el maíz aparece en los mitos cosmogónicos como centro que articula los tres planos del cosmos. Los mayas y los náhuatl identificaron el tiempo con lo sagrado. La influencia de éste en la vida del hombre determina su destino. En mundo mesoamericano todo está unido: la vida, el universo, el tiempo y el espacio. Cuando el sol se posa en el cenit confluyen las fuerzas cósmicas y terrestres que conforman la unidad cósmica. En la cosmología mesoamericana, el hombre está integrado con el espacio, el tiempo y los dioses, en un universo jerárquicamente estratificado. Para las culturas toltecas y mexicas el elemento que articula el universo es la planta de maíz que nace en el inframundo. Mientras que para los mayas el elemento que une los tres planos del universo es el árbol de la ceiba, cuyas raíces nacen en el inframundo y con sus ramas sostienen el cielo. La ceiba sagrada une a todos los contrarios y provee agua a la tierra. 6

7 Referencias Wikimedia Commons. (2010).Tonalámatl de Aubin (folio 3). Recuperada de 28folio_3%29.jpg (Imagen de dominio público, de acuerdo a: Bibliografía Cadena, A. (2002). Temas selectos de filosofía I. México: International Thomson Editores. Florescano, E. (1987). Ensayo sobre la reconstrucción del pasado época prehispánica. La concepción náhuatl del tiempo y el espacio. Recuperado de León-Portilla, M. (1980). Toltecáyotl. Aspectos de la cultura náhuatl. México: Fondo de Cultura Económica. López, A. (2009). Los mexicas ante el cosmos. Recuperado de Mortante, R. (2000). El universo mesoamericano. Conceptos integradores. Recuperado de 7