DICTAMEN Nº. 151/2006, de 28 de septiembre. *

Transcripción

1 DICTAMEN 151 DICTAMEN Nº. 151/2006, de 28 de septiembre. * Expediente relativo a reclamación de responsabilidad patrimonial de la Administración Pública a instancia de D. X, en nombre y representación de su hijo Z, como consecuencia del accidente sufrido por éste, durante el recreo, en el Instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria (I.E.S.O.) de B. ANTECEDENTES El 22 de noviembre de 2005 D. X, en nombre y representación de su hijo Z, presentó solicitud de reclamación de daños y perjuicios como consecuencia de la herida en la mano izquierda que sufrió éste el 18 de octubre de 2004 en el I.E.S.O. de B. A la citada solicitud se acompañó libro de familia e informes médicos y de atención sanitaria, así como valoración pericial de las lesiones, en la que consta que el menor permaneció de baja médica por la lesión en su mano izquierda desde el 18 de octubre de 2004 hasta el 25 de abril de El interesado no cuantificó su petición de indemnización. Se incorporó al expediente informe comunicación suscrito el 25 de octubre de 2004 por el Director del I.E.S.O. mencionado, en el que hizo constar que el 18 de octubre de 2004, a las horas y en el patio del centro, el alumno perjudicado, de 14 años de edad, sufrió un corte profundo en su mano izquierda con rotura de tendón, cuando salió del centro saltando la valla del mismo para ir a recoger un balón que había salido despedido del patio. Instruido el correspondiente procedimiento de responsabilidad patrimonial se propuso la desestimación de la reclamación interpuesta por inexistencia de relación de causalidad. EXTRACTO DE LA DOCTRINA En línea con lo manifestado por el Consejo de Estado y otros órganos consultivos autonómicos, este Consejo ha venido manifestando (entre otros muchos en sus dictámenes 26/2001, de 15 de febrero; 41/2001, de 15 de marzo; 79/2001, de 24 de julio y 31/2003, de 25 de marzo) que el servicio público desempeñado en los centros públicos docentes no puede concebirse como el centro de imputación automática y omnicomprensiva de cualesquiera hechos que acaecen en el área material de aquél, rechazando que la debida diligencia de los servidores públicos incluya un cuidado total sobre las personas que se encuentren en el servicio y las conductas de todo tipo que se desarrollen dentro de él. Amplia es ya la labor desplegada por este Consejo en el estudio de supuestos como el que ahora se examina, que presentan como denominador común el padecimiento de daños por alumnos de centros escolares como consecuencia de percances súbitos, inopinados y casuales acaecidos durante la realización voluntaria de actividades de ocio, juego o entretenimiento desarrolladas durante el tiempo de recreo, y que han sido analizados, entre otros muchos, en los dictámenes 63/2002, de 30 de abril, 98/2002, de 16 de julio, 56/2003, de * Ponente: José Sanroma Aldea

2 Dictámenes Consejo Consultivo Castilla-La Mancha de mayo, o 151/2005, de 11 de octubre, ponderando sucesivamente la posible concurrencia de relación causal desde las diferentes perspectivas del funcionamiento normal y anormal del servicio educativo. En el Dictamen 6/2002, de 16 de enero, de este Consejo Consultivo, emitido en un caso similar, se apreció la existencia de concurrencia de culpas entre el alumno lesionado, de 15 años de edad, que actuó imprudentemente al saltar la valla, y la Administración educativa, al no poner medidas para disminuir su peligrosidad. En este supuesto la dirección del centro educativo era consciente del riesgo que implicaba la valla, por su dimensión que era de 2 10 metros y por los salientes que tenía, y sin embargo no hizo nada por alterar esa situación de riesgo, ni siquiera la advertencia que implicaba saltarla. En el supuesto que nos ocupa no existe elemento alguno en el expediente que haga pensar que la valla metálica que saltó el alumno contara con elementos especialmente peligrosos, destacando el hecho de que estaba diseñada para que fuera especialmente difícil de franquear, teniendo en cuenta que su altura era de 3 50 metros, característica que favorecía el efecto disuasorio en los alumnos para que no la saltaran. En el presente supuesto, el daño se produjo en el transcurso de un partido de fútbol que practicaba voluntariamente el menor accidentado durante el horario destinado al recreo de los alumnos, cuando se propuso recuperar el balón, que había salido disparado fuera del recinto del centro, trepando por la valla metálica del mismo, que tenía una altura total de tres metros y medio de altura. El accidente acaeció como consecuencia de una actuación propia del lesionado, quien voluntariamente decidió trepar por la valla indicada, y lo hizo a su propio impulso y conciencia del riesgo que implicaba hacerlo. El accidentado tenía 14 años de edad. Examinanda la exigencia de la responsabilidad desde el punto de vista de la culpa in vigilando, procede decir que las medidas exigibles para la evitación de daños durante el recreo conducen a la conclusión de que no resulta posible imputar la responsabilidad a la Administración educativa por omisión de las medidas de seguridad o vigilancia que serían exigibles conforme a la conciencia social imperante. Éstas no pueden alcanzar a evitar cualquier accidente de los educandos que implique un riesgo para sí o para otros. En este caso, la vigilancia debida sobre la actividad de juego en un espacio que no ofrece especial riesgo, no alcanza al extremo de impedir la súbita decisión de saltar una valla cuya altura, por sí sola, revela que no debe ser saltada. En sus alegaciones el padre del alumno imputa, asimismo, el daño a la Administración educativa por razón de la inadecuación de las instalaciones del centro, concretamente porque la valla metálica que saltó el menor no tenía determinadas características, como puntas redondeadas en las varillas, que hubieran evitado el resultado gravemente dañoso que finalmente se produjo; hay que señalar que la finalidad de dichas vallas metálicas es la de evitar precisamente el acceso y la salida del centro por otro lugar que no sea aquél que se encuentre habilitado para ello, esto es, las puerta o puertas del mismo, por lo que la repetida valla metálica no tiene porqué tener protección especial frente a eventuales intentos imprudentes de utilizarlas como medios de entrada o salida del Instituto. A la misma conclusión ha llegado recientemente en un caso similar el Tribunal Superior de Justicia de Madrid en su Sentencia de 25 de enero de 2006 (AR JUR 2006/185890). En ella

3 DICTAMEN 151 se desestima el recurso interpuesto por entender que las lesiones sufridas por una alumna que saltó la valla del centro escolar fueron culpa exclusiva de la misma, recogiendo en su fundamentación jurídica que: Es claro y exacto lo que consta en el dictamen del Consejo de Estado al exponer:"y en cuanto al estado de la valla, cierto es que tenía unas aristas cortantes en la parte alta de cada barrote, pero no porque fueran defectuosos o estuvieran mal conservados, sino por haber sido construidos y diseñados con el fin -propio de cualquier recinto vallado- de impedir que accediesen al centro personas extrañas a la comunidad educativa. Con ello quiere decirse que esas aristas cortantes no resultaban en circunstancias normales peligrosas para los alumnos ni interferían en el desarrollo normal de la actividad educativa, salvo que, como en el caso de la alumna, se pretendiese saltar la valla, conducta imprudente que sólo a ella misma resulta imputable, máxime cuando tenía 14 años, edad suficiente para comprender y asumir los riesgos inherentes a sus propios actos. Ciertamente, éste era el tercer accidente escolar que se producía en el centro cuando un alumno intentaba saltar la valla, pero en los dos anteriores (que este Consejo dictaminó de conformidad la propuesta de resolución desestimatoria -dictamen 2.263/99, de 29 de julio de 1999; dictamen 673/2003, de 27 de marzo de 2003-) al igual que en el que ahora se examina, la causa primera, principal y determinante de los accidentes fue la conducta de los alumnos -en este caso, de la alumna-. En este sentido, es obvio que el accidente no se hubiera producido si la alumna -que se caracterizaba por su absentismo escolar (100 faltas en apenas medio curso)- se hubiera quedado en clase, como era su obligación, en lugar de intentar eludir la vigilancia de los responsables del centro saltando la valla del recinto. Las consecuencias de sus propios actos deben, por tanto, ser asumidas por la alumna y, en ningún caso, por la Administración educativa." Ante lo expuesto ha de concluirse que no existe la concurrencia de culpas que se dice en la sentencia y que defiende la parte apelada, sino culpa exclusiva de la víctima del accidente, sin que hubiera siquiera negligencia alguna de la Administración y ello conduce a estimar el recurso de apelación presentado y revocar la sentencia recurrida. DICTAMEN Que no existiendo relación de causalidad entre el servicio público dispensado en el Instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria de B y los daños sufridos por el alumno Z, procede dictar resolución desestimatoria de la reclamación de responsabilidad patrimonial examinada.

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