LA DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA

Transcripción

1 LA DISTRIBUCIÓN DE LA POBLACIÓN ESPAÑOLA Los habitantes (a 1 de enero de 2013) no se reparten por igual en el territorio español. Para expresar esta distribución se utiliza la densidad de población, que señala el número de habitantes por unidad de superficie, generalmente el km 2. Este índice demográfico presenta la ventaja de la sencillez y facilidad de su utilización y las posibilidades de comparación (comparar diversas provincias, unas provincias en varias fechas -viendo su evolución- etc...) que tiene. La densidad de población media española en 2012 era de 93,42 h/ km 2. Pero en 1991, era de 80 h/ km 2 y, en 1900, de 37 h/ km 2. Estas variaciones a lo largo de la historia también se han manifestado en la existencia de zonas de gran concentración de la población junto a zonas de vacío demográfico, que igualmente han variado en su localización Los factores que explican estas desigualdades en el reparto de la población son tanto naturales como históricos. Los factores naturales, sobre todo el relieve y el clima; han tenido importancia especialmente en épocas pasadas. La población siempre ha preferido: los lugares de relieve llano y baja altitud los climas templados y húmedos los lugares con acceso al mar o a ríos Por eso, las máximas densidades se localizan en la costa, en los valles fluviales y en las llanuras 94,05 101,61 27,02 111,5 303,3 62,04 64,14 28,28 235,92 26,62 809,52 26,7 130,3 220,57 224,26 96,46 284, , Densidad de Población en 2012 Por encima de la media Por debajo de la media 1

2 Los factores históricos también influyen pues la distribución de la población española ha variado a lo largo de la historia en relación con los cambios producidos en: la estructura económica (industrialización, desarrollo del sector terciario) el proceso de urbanización (crecimiento de las ciudades) el desarrollo de las infraestructuras de transporte y comunicación la organización político-administrativa del territorio (división provincial y autonómica) En el siglo XVI las densidades más altas se encontraban en el centro-norte peninsular, la costa valenciana y los archipiélagos En los siglos XVII y XVIII la crisis económica y demográfica, de la que Castilla tardó más tiempo en recuperarse provocan desplazamientos hacia la periferia y las regiones costeras e insulares, con actividades económicas basadas en el comercio marítimo, son las que tienen las densidades más altas. En el Siglo XIX se consolidará ese desequilibrio El inicio y auge de la industrialización, el desarrollo urbano y del sistema de transportes y los cambios en la organización políticoadministrativa del territorio (la actual división provincial procede de 1833), contribuyeron a este afianzamiento de la periferia en perjuicio del interior peninsular 2

3 Durante el último siglo, la evolución regional muestra dos tipos de zonas: las más densas y las que más han aumentado (han multiplicado por 4) su densidad desde mediados del siglo XIX. Madrid por su papel como capital y centro financiero del Estado Asturias, País Vasco y Cataluña por la instalación de industrias que atrajeron población Canarias, Baleares, C. Valenciana por el desarrollo del turismo Galicia, Andalucía, Murcia por su elevado crecimiento natural las menos densas y que menos han evolucionado Aragón, Castilla-León, Castilla-La Mancha y Extremadura Además, aquellas ciudades en las que se instalaron industrias, se convirtieron en centros de atracción turística o fueron elegidas como capitales provinciales, experimentaron una importante concentración de población procedente del campo (éxodo rural), que inició así un continuo proceso de despoblamiento En la actualidad, se sigue poniendo de manifiesto que hay un fuerte contraste entre el interior y litoral. Las 19 provincias con fachada marítima tienen un tercio de la superficie española y un 60% de la población. Su densidad es el doble de la media nacional, variando sus cifras desde 100 a más de 500h/km 2. (hab/km 2 en 2012) 3

4 Sin embargo, como se ve no todo el litoral presenta una densidad uniforme, sino que hay zonas que constituyen grandes concentraciones de población: Las Rías gallegas, el litoral asturiano y cántabro, el País Vasco costero, Barcelona y sus alrededores, la zona de huertas levantinas y su litoral turístico, la Costa del Sol y el valle bajo del Guadalquivir. Zonas con densidad superior a 200 h/km 2 El interior, exceptuando Madrid, se encuentra por debajo de la media nacional, La mayoría de las provincias (exceptuando las del corredor del Ebro, Valladolid y Córdoba) ofrecen densidades por debajo de los 50h/km 2 Zonas con densidad inferior a 10 hbt/km 2 Las zonas de más baja densidad corresponden a las llamadas zonas de montaña, fundamentalmente el alto Pirineo y el Sistema Ibérico, en las que la ecología poco favorable y, sobre todo, una larga historia de emigración y envejecimiento, han producido auténticos desiertos demográficos. 4

5 No obstante, se viene observando desde la década de los ochenta una variación en los contrastes de la distribución de la población. Los motivos están muy relacionados las repercusiones de las crisis económicas de la segunda mitad de los setenta y los primeros noventa, así como los nuevos factores de desarrollo surgidos a partir de ellas. La desindustrialización y el paro provocados por la crisis hicieron perder capacidad de atracción a las áreas tradicionalmente industrializadas, especialmente las de la cornisa cantábrica (Asturias, País Vasco), que disminuyeron su crecimiento. Paralelamente, zonas tradicionalmente emigratorias del interior disminuyeron su emigración e incluso recibieron inmigrantes de retorno % de incremento de la población en el decenio Además, se está produciendo un cierto crecimiento de las provincias limítrofes a los tradicionales centros de desarrollo económico. Como consecuencia de la relocalización de las actividades económicas % de incremento medio anual de la población en el quinquenio

6 Igualmente, la concentración demográfica en las grandes ciudades se ha visto frenada en favor de las ciudades medias y pequeñas. Las causas son: - La saturación de las grandes ciudades - La tendencia a desconcentrar la residencia y la actividad económica hacia espacios más baratos y menos congestionados Así pues, se está produciendo un proceso de desconcentración de la población desde los grandes municipios hacia otros más pequeños, pero de índole urbana y bien comunicados con las grandes áreas urbanas que siguen siendo los centros neurálgicos de las actividades económicas, aunque estas, como la población, busquen localizaciones en zonas periféricas aunque bien comunicadas. 6