Contextualización de datos provenientes de rescates arqueológicos en la ciudad de colima. El caso del predio la primavera y sus alrededores.

Transcripción

1 Memoria IV Foro Colima y su Región Arqueología, antropología e historia Juan Carlos Reyes G. (ed.) Colima, México; Gobierno del Estado de Colima, Secretaría de Cultura, Contextualización de datos provenientes de rescates arqueológicos en la ciudad de colima. El caso del predio la primavera y sus alrededores. Aqlgo. Fernando Godos González Centro INAH-Colima fgodos@gmail.com El escenario. Resultaría una falacia negar el desarrollo urbano que en la actualidad la ciudad de Colima vive a diario. De hecho, es una de las pocas capitales del país en la que es notoria la acelerada urbanización. La ciudad está pasando por una época importante en donde el aumento en la actividad constructiva se ha convertido en uno de los principales medios de generación de empleos y, por lo tanto, de ganancias económicas a nivel macro. La industria de la construcción ha visto en el suelo de Colima una oportunidad única histórica, ya que la planeación de la ciudad se ha venido dando hacia el norte de la misma, en donde quedan infinidad de terrenos susceptibles para el emplazamiento de importantes desarrollos habitacionales y comerciales, entre ellos terrenos en los que se han identificado importantes asentamientos de carácter prehispánico en estrecha relación con material arqueológico de uso doméstico. Este tipo de desarrollo en una ciudad como Colima (tomando en cuenta también los municipios de Villa de Álvarez y Comala) provoca que sea necesaria la participación de diferentes instancias de desarrollo urbano y obras públicas, tanto estatales como 1

2 municipales, en colaboración con el INAH, para que en conjunto se logre cuidar y, sobre todo salvar, rescatar y conservar el patrimonio arqueológico. Todo ello a través de una correcta coordinación entre estas instancias al igual que con la comunidad que, como dueños de muchos terrenos, son directa e indirectamente afectados por las obras antes mencionadas. A través de ese tipo de labores, el INAH tiene la autoridad de evaluar la factibilidad de presencia o ausencia de vestigios arqueológicos en cada uno de los predios, para lo cual cuenta con todas las facultades para solicitar permiso de obra (rescate o salvamento, según sea el caso) y, en algunas ocasiones, para promover el cambio de uso de suelo. Vale la pena señalar dos problemáticas importantes en el contexto de estas labores de control, la primera tiene que ver con la siempre y constante presencia del delito de saqueo que se da en todos los niveles y que, como resultado, únicamente deja oportunidad a los arqueólogos de registrar los restos de los restos localizados. Esta actividad se vio fortalecida en Colima con los trabajos de Isabel Kelly en las décadas de los 30, 40 y 70 del siglo pasado, en donde se dieron fabulosos hallazgos dentro y en los alrededores de la ciudad. Posteriormente, esta actividad se ha convertido en una alternativa económica para la población de bajos recursos, actividad que muchas veces sobrepasa los salarios establecidos en la entidad y que, más aún, en el mercado negro rebasa cifras que para el imaginario común significa la mejor salida de la pobreza y la mejor entrada a una estabilidad económica siempre deseada. La segunda problemática tiene que ver precisamente con el desarrollo urbano y, por lo tanto constructivo (destructivo, desde el punto de vista arqueológico) de la ciudad. Este auge económico ha provocado que, lejos de que las autoridades (en pocas palabras el INAH) tengan un control directo sobre la empresas dedicadas a la construcción y sobre los dueños de los diferentes predios en los que existen vestigios arqueológicos, sea necesario realizar actividades muy cercanas al espionaje y a la persecución para poder así suspender las obras y, así, comenzar con los trabajos de rescate o salvamento arqueológicos necesarios. Esto sucede mucho con empresas poderosas, constructoras de unidades habitacionales gigantes y de comercios macro, cuyos dueños prefieren saltarse las normas del INAH y guardar silencio para no tener que sufrir los contratiempos de una suspensión de obra, misma que implicaría tiempo y dinero perdidos: desembolsar fondos enfocados a los trabajos arqueológicos, para muchos significa tirar el dinero a la basura. Un ejemplo de lo anterior es el caso de una serie de rescates y trabajos de excavación que se dieron como motivo de los trabajos de construcción y obras civiles realizados para la habilitación y emplazamiento de la Plaza Comercial Zentralia, localizada al norte de la ciudad de Colima (predio La Primavera), muy cerca del tercer anillo periférico. 2

3 Figura 1. Plano general del predio La Primavera y su localización con respecto a las vialidades (Godos, 2008: Anexo 1). La primera fase de esos trabajos se llevó a cabo en el 2003 y estuvo a cargo del Arqlgo. Julio Berdeja en el terreno que comprende ahora el propio centro comercial así como el área de estacionamiento. Desafortunadamente la información de esta primera fase no es muy clara, ya que no existe un informe técnico de la misma y los pocos datos que se pueden recuperar provienen de expedientes y oficios que no presentan una secuencia confiable ni ordenada. Sólo se sabe que dentro del predio se realizaron alrededor de 20 pozos de sondeo, de los cuales no se tiene información relevante, ya que no existe una localización ni un registro preciso de los mismos. La segunda fase, realizada en 2005, estuvo a cargo del arqueólogo Andrés Saúl Alcántara Salinas 1 y comprende un rescate realizado sobre pequeñas lomas localizadas igualmente en y alrededor del espacio por construirse de la plaza comercial; de ahí se localizaron una serie de entierros y de alineamientos arquitectónicos habitacionales. Los trabajos mayores se realizaron en una pequeña loma (Unidad 5) con restos de arquitectura habitacional en la parte centro norte del terreno del la plaza comercial, justo en la 3

4 colindancia del estacionamiento con el terreno adyacente norte. Figura 2. Planta del predio La Primavera donde se observa la planta de la Plaza Zentralia y las unidades de excavación de la segunda fase de trabajos arqueológicos (Alcántara, 2003: 23). Para el caso de la tercera fase (año 2006), llevada a cabo por quien esto escribe, 2 los trabajos se enfocaron y desarrollaron en las áreas perimetrales y aledañas al terreno del centro comercial Plaza Zentralia, precisamente en las partes donde se construirán obras viales, localizadas al norte (calle norte), al sur (tercer anillo periférico y gasa de acceso), al este (calle este) y al oeste (prolongación de la Av. Ignacio Sandoval), que permitirán el ingreso al centro comercial (Ver Figura 1). La razón en la localización de estos trabajos se debió a que en las dos fases de rescates anteriores, mencionadas líneas arriba, se trabajó únicamente el área perteneciente al terreno total de la plaza comercial, incluido el estacionamiento, y no las áreas periféricas del mismo en donde se proyectarían los accesos viales. Los detalles y los resultados obtenidos al menos en las dos últimas fases se encuentran formalmente descritos en informes técnicos localizados en el Centro INAH Colima. Sin embargo, la intención principal que se tiene con esta trabajo no es solamente mostrar y describir esos datos, sino contextualizar la información de las tres fases de trabajo 4

5 antes mencionadas, considerando al mismo tiempo otros trabajos de rescate, salvamento y factibilidad llevados a cabo muy cerca y alrededor del predio La Primavera, trabajos que finalmente han logrado mostrar que los materiales y elementos arqueológicos descubiertos en ellos forman parte de un mismo desarrollo cultural, presente desde las fases Colima ( d.c.) y Armería ( d.c.), con una presencia mayor y más importante durante la fase Chanal ( d.c.), que se desarrolló en lo que ahora es el norte de la ciudad de Colima. Para llegar a ello será necesario crear un modelo que ayude a contextualizar e instrumentar dicha información. Con ello, los trabajos de rescate llevados a cabo durante la tercera fase, tendrán mayor sentido y trascendencia si se conjuntan y contextualizan con la información obtenida de las dos fases anteriores y con los trabajos realizados cerca y alrededor del predio. Los resultados ayudarán a conjuntar las partes fragmentadas de un todo, construidas por los diversos arqueólogos que han trabajado en el área, para finalmente disminuir los sesgos y resignificar la información. El modelo contextualizador que representa en este trabajo no sólo pretende solucionar una problemática local en la ciudad de Colima, sino también, una vez instrumentado y adaptado a circunstancias similares, podrá servir para contextualizar y unificar información fragmentada, producto de la delimitación arbitraria común en los trabajos de rescate, salvamento y factibilidad llevados a cabo en el país. En pocas palabras, el modelo será un instrumento de auxilio que sirva y funcione en la medida en que los investigadores lo apliquen a sus necesidades. Los resultados de su aplicación serán sólo el inicio de la realización de más y mejores trabajos en pro de la contextualización e interpretación de la información que tanto necesita la arqueología de Colima particularmente, y la arqueología nacional al aplicarse los fundamentos de ese modelo en otras regiones. El predio. Localización y características. El predio conocido como La Primavera se localiza en la parte norte de la ciudad de Colima, al límite norte del tercer anillo periférico, justo al este de la intersección de lo que ahora es la prolongación de la Avenida Ignacio Sandoval con el Tercer Anillo Periférico. Las dimensiones del terreno son de aproximadamente 13 hectáreas de superficie (130,000 m 2 ), de las cuales cerca de la mitad están destinadas al espacio ocupado por la plaza comercial Zentralia comprendiendo el estacionamiento. La otra mitad comprende parte de las vialidades de acceso a la misma (Ver Figura 1). Debido a que cuando comenzó la tercera fase trabajos de rescate las obras de la plaza comercial ya habían iniciado, resultaba difícil identificar las características del entorno físico original, ya que el mismo había sido modificado y alterado a través de cortes 5

6 y nivelaciones profundas. Únicamente era posible identificar algunos rasgos en algunas de las áreas periféricas fuera del propio predio. De hecho, justo en lo que serían los accesos viales (al poniente, al noroeste y al noreste) existían plantaciones de caña y marcas claras en superficie del paso de maquinaria pesada como resultado del retiro de vegetación superficial. Esto tuvo como consecuencia que el terreno se encontrara alterado y removido de su contexto original, a tal grado que la mayor parte de los alineamientos de piedra superficiales que se lograron localizar estaban alterados, al igual que las capas de suelo superficial. Problemática. Como ya se ha mencionado, muchos son los trabajos arqueológicos llevados a cabo en la ciudad de Colima y su área conurbana, que comprende los municipios de Villa de Álvarez y Comala. La gran mayoría de estos trabajos se resumen en rescates y salvamentos arqueológicos, producto del acelerado crecimiento urbano que ha vivido la ciudad durante los últimos años. Los resultados también han sido muchos, éstos se han plasmado en los informes técnicos que son el medio por el cual la información queda por escrito y está a disposición de quien quiera acceder a ella. No obstante, alguna información también está presente en reportes y expedientes archivados en el Centro INAH Colima. Los grandes esfuerzos por lograr esa gran cantidad de información no ha sido tarea fácil y es un trabajo digno de reconocimiento. Sin embargo, el hecho de existir un informe por cada intervención arqueológica y una prospección por cada solicitud de intervención por parte de los terceros, 3 ha provocado que la información esté seccionada en unidades de análisis particulares, que no necesariamente coinciden con los límites de los sitios arqueológicos. De hecho, la delimitación de esas unidades de análisis no se da por la presencia-ausencia de materiales arqueológicos contextualizados en un tiempo y en un espacio determinado (como en el caso de los sitios arqueológicos), sino por la delimitación arbitraria de las dimensiones y características actuales donde se realiza dicha intervención. Es así como se van creando, arbitrariamente y sin fundamento arqueológico, unidades o células que finalmente están descontextualizadas de un universo mayor y más complejo, producto de un desarrollo cultural delimitado por un tiempo, un espacio y una cultura con profundidad histórica. 6

7 Figura 3. Esquema de la problemática cíclica. Solución. Lo que quedaría por hacer con esa acumulación de información sería instrumentarla e insertarla dentro de un modelo contextualizador que logre 1) identificarla, 2) conjuntarla, 3) clasificarla-unificarla, 4) sintetizarla, 5) compararla, 6) deducirla y 7) interpretarla. De esta forma, en la manera en que se integre uno o varios trabajos con otros, se podrá entender mejor ese universo mencionado líneas arriba. Valdría la pena, entonces, poner en práctica ese modelo con un caso particular, ese caso particular, para efectos de este trabajo, tiene que ver con la contextualización de información proveniente de los trabajos arqueológicos realizados en y alrededor del predio La Primavera, localizado al norte de la ciudad de Colima, trabajos que han arrojado datos similares y que hablan de un desarrollo cultural con características en común, mismas que pueden relacionarse con otros asentamientos cercanos. Es necesario hacer mención que dicho modelo es una propuesta personal de instrumentación de la información que forma parte de un trabajo de investigación de tesis que está siendo elaborado por quien esto escribe, y del cual aún no se tienen conclusiones ni resultados absolutos. Sin embargo, esta propuesta no cuenta con antecedentes directos en el estado de Colima ni en otros estados donde se realizan común y cotidianamente trabajos de rescate y de salvamento arqueológicos. Para que el lector entienda la intención y el alcance de este modelo es necesario desglosar una serie de hipótesis y hacer explícito el 7

8 esquema de investigación que se pretende seguir. Hipótesis general. Aplicando un modelo contextualizador, claro y conciso, donde se identifique, conjunte, clasifique, unifique, sintetice, compare, deduzca e interprete la información proveniente de rescates, salvamentos y factibilidades, se podrá subsanar el problema de la fragmentación, segmentación y aislamiento de esa información. Ese modelo sería un modelo aplicable, mejorable y adaptable a situaciones similares, donde las grandes cantidades de información proveniente de trabajos arqueológicos pueden ser conjuntadas y contextualizadas. Hipótesis alterna. En la medida en que se tome en cuenta y contextualice la información proveniente de otros trabajos arqueológicos, y en la medida en que esa información sea pertinente respecto con las intenciones de investigación, el problema de la fragmentación, segmentación y aislamiento de la información dejará de existir. Hipótesis instrumental. En la medida en que no se tomen en cuenta los trabajos realizados en y alrededor del predio La Primavera, la información continuará en estado de fragmentación, segmentación y aislamiento. Esquema de investigación. Para poner a prueba las hipótesis antes mencionadas será necesario considerar las unidades de estudio pertinentes para esta investigación, que son las siguientes: 1) El área que ocupa el predio La Primavera y las tres fases de trabajos arqueológicos llevados a cabo en él. 2) Los trabajos arqueológicos realizados cerca y alrededor del predio, de los cuales se ha obtenido información con características formales, culturales y temporales similares a aquellas observadas dentro del predio La Primavera. Esos trabajos son conocidos con base en el nombre del predio o del lugar donde se realizaron trabajos de rescate o salvamento. Ellos son: La Herradura, 4 Vista Hermosa III, 5 Hospital 8

9 Universitario y Tercer Anillo Periférico, 6 Unidades Habitacionales de El Chanal, 7 La Esmeralda, 8 Tabachines 9 y Rancho Chatanoga. 10 La información de esos trabajos, presente en informes técnicos, será revisada y utilizada para realizar una contextualización más amplia y más completa. Dicha acción conducirá a ir más allá de los límites de propiedad actual del predio, para que de esa manera se puedan considerar otras áreas en estrecha relación con los datos obtenidos durante la tres fases de trabajos arqueológicos llevados a cabo en el predio La Primavera. 3) Por último, y no por eso menos importante, se considerará como unidad de análisis el sitio arqueológico de El Chanal, el cual, aunque se encuentre a 3 km al noroeste del predio La Primavera, es un sitio que marca claramente una presencia cultural dentro y alrededor del mismo, presencia que se observa a través de los restos arquitectónicos liberados pertenecientes a unidades habitacionales, y a través de la cerámica recuperada como parte de esos mismos contextos. 11 Con lo anterior es fácil entender que las variables arqueológicas utilizadas como evidencia para la contextualización de información, se limitan a dos entidades netamente objetivas que en su mayoría forman parte del contexto arqueológico recuperado en el predio La Primavera: 1) los restos de arquitectura liberada y expuesta pertenecientes a la fase Chanal, y 2) los materiales cerámicos diagnósticos pertenecientes igualmente a la fase Chanal. No obstante, en algunos casos se considerarán algunos entierros con presencia de ofrendas compuestas con material cerámico y otros materiales, así como la presencia de material lítico característico de unidades habitacionales, también pertenecientes a la fase Chanal. Es importante señalar que este modelo se aplicará de manera sincrónica a los datos y a las variables antes mencionadas, sin embargo también puede ser aplicado de manera diacrónica; esto se puede lograr tomando en cuenta más variables de carácter arqueológico pertenecientes a diferentes fases cronológicas de un área determinada, para poder así obtener resultados con una profundidad histórico-arqueológica mayor y más completa de uno o diferentes desarrollos culturales acontecidos en un mismo espacio durante épocas diferentes. Modelo. El modelo contextualizador está compuesto de tres partes importantes: la problemática por enfrentar, la aplicación de soluciones a esa problemática y la solución misma. No obstante, vale la pena hacer un desglose de cada uno de sus elementos. 9

10 Figura 4. Esquema del modelo contextualizador. La problemática radica en la existencia de la información proveniente de unidades de análisis arbitrarias (predios) que, en conjunto, conforman la información fragmentada. Este tipo de información se encuentra en informes técnicos, reportes, expedientes y oficios, los cuales se ubican en distintos tipos de archivos pertenecientes al Centro INAH Colima. Dependiendo de la información que se desee contextualizar, será necesario, entonces, realizar una revisión bibliográfica pertinente. Conforme se realice la revisión bibliográfica, la información recabada irá pasando a una etapa de instrumentación donde se seleccione, identifique, conjunte, clasifique y unifique. Una vez pasada por ese tamiz, la información podrá ser finalmente sintetizada para, así, pasar a una siguiente etapa, la de disminución de sesgos. En esa etapa la información entrará a un proceso de limpieza, 10

11 fortalecimiento y enriquecimiento por medio de tres acciones importantes: la resignificación, la jerarquización y la valoración de la misma información. La resignificación se dará tras poner la información en balance y comparación con otra información similar. Esto, a manera de un análisis comparativo, hará que cualquier aspecto o elemento, técnico o formal, teórico o práctico, de carácter arqueológico o actual, utilizado como parte de la información, sea identificado realmente por lo que es y no como algo distinto. En pocas palabras, la resignificación de la información servirá para estandarizar los datos y, así, llamar a las cosas como son. Por su parte, la jerarquización de la información consiste en potenciar aquellos datos que alguna vez, como parte de la información fragmentada, eran aislados, es decir, que eran islas de información descontextualizada. Por último, la valoración de la información consiste en la aplicación de juicios de valor fundamentados arqueológicamente, con la intención de otorgarle al dato no sólo su importancia objetiva (por su simple existencia), sino también su importancia arqueológica real, en pocas palabras su importancia contextual. Con ello se pretende erradicar la acción sin fundamente de valorar al dato por el dato. Con el proceso anteriormente descrito será posible disminuir las probabilidades de que la información sea asimilada y aceptada de manera errónea y desvirtuada. En pocas palabras, lo que se trata de hacer con ello es darle mayor objetividad a los datos, para que la información que se obtiene de ellos tenga igualmente mayor significado, veracidad, validez y objetividad. Finalmente, una vez que la información ha sido revisada, instrumentada y potenciada a través del proceso de resignificación, jerarquización y valoración, es muy seguro que existan grandes y mejores posibilidades para identificar, entender, describir e interpretar un universo arqueológico-cultural mayor y más complejo, delimitado por un tiempo, un espacio y una cultura. Consideraciones finales. El modelo que se acaba de presentar es un instrumento de investigación que por el momento se está poniendo a prueba a través de un trabajo de tesis. Actualmente no se cuenta con los resultados debido a que dicho trabajo de investigación no ha sido concluido. Es por ello que no se puede plasmar aquí ningún tipo de conclusiones, ya que se tienen comprobar o rechazar las hipótesis junto con las variables utilizadas. Los resultados esperados son positivos, los cuales muy seguramente serán presentados en el siguiente Foro de Arqueología, Antropología e Historia de Colima. Sin 11

12 embargo, conforme éstos se presenten, será necesario modificar o reestructurar el modelo para obtener mayores y mejores resultados. Figuras 5 y 6. Esquemas de aplicación y resultados del modelo contextualizador. 12

13 Notas y citas 1.- Alcántara Salinas, Andrés (2006). Saúl. Informe técnico del rescate arqueológico La Primavera Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 2.- Godos González, Fernando (2008). Informe técnico del rescate arqueológico Prolongación de la Av. Ignacio Sandoval. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 3.- Instituciones públicas, dependencias federales, estatales y municipales; instituciones privadas: fraccionadores, empresas comerciales, promotores de plazas comerciales, desarrolladores, constructores o cualquier persona física. 4.- Olay Barrientos, Ma. Ángeles, Rafael Platas y Marco Antonio Cabrera. (2007). Informe técnico del salvamento arqueológico La Herradura. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 5.- Olay Barrientos, Ma. Ángeles (2003). Informe técnico del salvamento arqueológico Vista Hermosa III. Tomos I, II y III. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 6.- Berdeja Martínez, Julio (1999). Informe técnico del rescate arqueológico Hospital Universitario y Tercer Anillo Periférico. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 7.- Olay Barrientos, Ma. Ángeles (2003). Informe técnico Las unidades habitacionales de El Chanal, Colima. Tomos I y II. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 8.- Olay Barrientos, Ma. Ángeles (2003). Informe técnico final del rescate arqueológico realizado en la Cuarta sección del fraccionamiento residencial Esmeralda, Colima, Col.. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México. 9.- Cuevas Sagardi, Maritza y Jaime Aguilar Hernández (2007). Informe técnico del rescate arqueológico Los Tabachines. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México Sanchez Morton, Lijia (2008). Informe técnico del estudio de factibilidad arqueológica realizado en el predio conocido como Rancho Chatanoga, ubicado al norte del municipio de Colima. Archivo del Centro INAH Colima, Col., México Olay Barrientos, Ma. Ángeles (2004). El Chanal, Colima. Lugar que habitan los custodios del agua. Universidad de Colima/INAH, México. 13