La economía del fútbol

Transcripción

1 La economía del fútbol Con la Liga terminada y la vista puesta en el Mundial de Sudáfrica, el fútbol español trata de esquivar la amenaza de crisis que acecha a muchos clubes, que acumulan una deuda superior a los 000 millones de euros. La situación financiera actual y la caída de la construcción han puesto en jaque a la industria del balón en España, donde el 70% de los gastos se destinan a sueldos y amortizaciones de fichajes millonarios. Temas ha querido evaluar las causas de esta crisis y analizar las propuestas de financiación del deporte rey. 1 Qué consecuencias está teniendo la actual crisis en la situación económica de los equipos de fútbol españoles? Por qué? Cómo va a afectar a su futuro inmediato? 2 Qué ha significado la conversión en Sociedades Anónimas de los clubes de fútbol? Qué es lo que prima: ganar dinero o ganar trofeos? 3 El hecho de que algunos directivos de los clubes de fútbol estén involucrados en casos de corrupción cómo influye en que planee sobre este deporte la sombra de la corrupción y el dinero negro? Hasta qué punto es esto cierto? Qué habría que hacer para superar este problema? 4 Cómo deberían financiarse los equipos de fútbol? Están justificados los altísimos salarios de los futbolistas estrella? Tiene capacidad de control la Hacienda Pública sobre estos salarios? 5 Cómo y quién debería regular la economía de los clubes de fútbol? Rafael Simancas Diputado socialista Las sociedades y clubes de fútbol han vivido muy por encima de sus posibilidades durante la época de bonanza económica. Por esta razón, las estrecheces propias de una etapa de vacas flacas obligan y obligarán a un ajuste dramático en sus estrategias de gasto. El fútbol español ha vilipendiado mucho dinero proveniente de la burbuja audiovisual, de la especulación urbanística consentida, de las subvenciones públicas con difícil justificación, y de una manga ancha en el crédito que debería sonrojar a más de un directivo bancario. Pero ahora el grifo se ha cerrado, y el fútbol está obligado a afrontar un proceso de transparencia económica, de equilibrio financiero y de racionalización de costes. O eso o la quiebra. La creación de las sociedades anónimas tenía como objeto la garantía de que alguien, el accionista, se hiciera cargo de las cuentas del fútbol. La medida buscaba acabar con la figura del directivo de club que despilfarra impunemente los recursos ajenos. En gene- 60

2 ral, esta regulación ha resultado positiva, si bien su aplicación es tan diversa como lo es el entramado empresarial de nuestro país. La ley convierte los clubes en empresas y a la postre, hay empresarios buenos y menos buenos. En todo caso, se ha demostrado que es compatible generar sueños y emociones a una hinchada futbolística, administrando con rigor y eficacia la faceta empresarial del juego. El fútbol español ha derrochado mucho dinero proveniente de la burbuja audiovisual, de la especulación urbanística consentida, de las subvenciones públicas con difícil justificación y de una manga ancha en el crédito que debería sonrojar a más de un directivo bancario. Ha habido y hay dirigentes corruptos en el fútbol, como los hay en otras facetas de la actividad económica y política. Los casos más flagrantes se van identificando y corrigiendo, no obstante. Cómo afrontar la corrupción? Primero con una mayor exigencia de claridad y decencia en sus directivas por parte de la masa social que respalda al equipo. Los buenos resultados no pueden legitimar conductas inmorales y delictivas, como ha ocurrido alguna vez. Y segundo, las instituciones deben prevenir y atajar con normas y disposiciones claras cualquier irregularidad. Sin miedo a la reacción social. Los ciudadanos saben distinguir entre el afecto a unos colores y la responsabilidad ante la ley y el interés general. El fútbol debe autofinanciarse. La subvención pública al dispendio futbolístico en fichajes de escándalo o en sueldos multimillonarios no está justificada de ninguna manera. El fútbol genera recursos en la televisión, en las apuestas, en la publicidad, en las taquillas, en el merchandising Este dinero debe ser suficiente para financiar a los equipos. De hecho, los más importantes son empresas rentables. Pero, por ejemplo, debe acabarse con la permisividad ante los pelotazos urbanísticos con justificación futbolística. Y si deben ajustarse las fichas o los salarios de los futbolistas o de los directivos, hágase, como se está haciendo en toda la sociedad española. La ley regula el funcionamiento de las sociedades y clubes de fútbol. Y las autoridades nacionales y regionales deben hacer cumplir la ley. En lo no regulable por ley, ha de ser el propio mundo del fútbol el que establezca normas y límites, a fin de asegurar que esta gran máquina de generar ilusiones colectivas que es el fútbol no acabe por convertirse en un problema de difícil digestión para una sociedad castigada ya por una grave crisis económica. Ángel Barajas Profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Vigo y miembro del Observatorio Económico del Deporte La principal repercusión de la crisis económica está ligada a las restricciones de financiación por parte de las entidades financieras a los clubes de fútbol. En líneas generales, se ha observado que la deuda del fútbol profesional ha crecido, pero no ocurre lo mismo con la deuda con entidades de crédito. La dificultad de hacer frente a los pagos se ha traducido en un incremento notable de clubes acogidos a la Ley Concursal. Por el momento, cuando los clubes han descendido a la Liga Adelante. Por otro lado, la restricción del crédito se ha plasmado en retrasos en los pagos a jugadores. La amenaza de huelga ha implicado un compromiso de las instituciones públicas de ayudar a la resolución del problema. Ya en la actualidad, las entidades públicas (Hacienda y Seguridad Social) están financiando a los clubes. La conversión en SAD de los clubes simplemente ha supuesto una transformación jurídica de los clubes y un cambio en la propiedad. Lejos de alcanzar el fin que perseguían de introducir racionalidad financiera, Nº 187. JUNIO

3 La economía del fútbol las SAD siguen persiguiendo el mejor resultado deportivo posible. Sólo en algunos casos lo intentan sabiendo que están sujetos a unas restricciones financieras. La lógica que rige este negocio es simple: dada la elevada correlación entre resultados deportivos e ingresos, los clubes procuran maximizar su resultado deportivo. La trampa es patente: para alcanzar buenos resultados deportivos necesito los mejores jugadores (también es elevada la correlación en gasto en jugadores y resultados deportivos) pero en la mayoría de los casos este gasto no es acorde con los ingresos que el club alcanza. Conclusión: la mayoría de los clubes pierden dinero. Desconozco este tema en concreto. Sin embargo, me parece que, más allá de la corrupción, no se puede tolerar que los clubes gasten sistemáticamente en jugadores, principalmente, más de lo que pueden generar a través de sus actividades ordinarias. Los clubes de fútbol deberían financiarse como cualquier otro negocio. Es decir, teniendo en cuenta la capacidad de generar flujos de caja que tiene. Así, con esos fondos debe ser capaz de devolver la parte del principal con que financia sus activos y los intereses generados. Esos flujos deben tener su origen en sus operaciones ordinarias: venta de abonos, entradas, contratos de publicidad, patrocinio, derechos de televisión, merchandising y otros negocios paralelos que puedan explotar utilizando sus instalaciones y su imagen de marca. A esas entradas de caja hay que detraerle los pagos de su actividad: principalmente los salarios a los jugadores. Los salarios de los jugadores (y la amortización de sus traspasos), en consecuencia, debería ser inferior a lo que el club puede generar por operaciones. Sin embargo, en los últimos años se ha producido una inflación brutal en los salarios que está desequilibrando las cuentas de los clubes pero también la competición deportiva. Hacienda tiene capacidad y mecanismos para cobrar sus deudas, pero existe un temor a ejecutar las cuentas de los clubes por lo que tendría de impopular semejante medida. Hacienda tiene capacidad y mecanismos pero quizás existe un temor a ejecutar las cuentas de los clubes por lo que tendría de impopular semejante medida. Desde mi punto de vista, sería necesario un control efectivo por parte de un organismo indepen- diente de personas que conozcan el negocio del fútbol. Se ha visto que es insuficiente un autocontrol (a través de la LFP) o el que existe a través de la Federación al otorgar las licencias UEFA. Para que el control sirva de algo debe estar acompañado de un sistema de penalizaciones y de intervenciones sobre los clubes en dificultades financieras. Manuel Mella Catedrático de Ciencia Política de la Universidad Complutense Está teniendo un impacto importante en el fútbol español y de otros países. Tiene un carácter selectivo y de forma especial castiga a los clubes pequeños que pasan por fuertes penurias, incrementando notablemente las diferencias entre equipos. La crisis ha afectado principalmente a los ingresos por publicidad, derechos televisivos, marketing, patrocinadores y contratos. En conjunto, los clubes españoles han incrementado sus deudas en los últimos años hoy llega a varios miles de millones de euros y de forma importante con la Hacienda Pública y la Seguridad Social. Los problemas de financiación, de mantenimiento de los equipos y de sus instalaciones, previsiblemente continuarán e incluso se pueden agravar. Han supuesto un paso adelante más en la mercantilización del fútbol, pero no lo han saneado económicamente ni han contribuido de forma importante a una mayor transparencia y control social e institucional de este deporte. Además, han marginado a los aficionados, no han impedido el despilfarro ni comportamientos irresponsables y negligentes de los directivos en la gestión de los clubes ni los riesgos de quiebra o extinción; en ocasiones, incluso, han dado lugar a que se acuda al concurso de acreedores para no pagar a los jugadores. Estas sociedades suelen estar en manos de empresarios conocidos que a pesar de que puedan padecer pérdidas elevadas se ven compensadas por otro tipo de negocios que 62

4 les proporciona el cargo. Dinero y trofeos están muy relacionados. Ganar trofeos supone una mayor atracción social y más impacto mediático que se traducen en más dinero, sobre todo de origen publicitario. El fútbol no está al margen del contexto social que lo rodea. Las prácticas corruptas, como el amaño de partidos, la compra y venta de jugadores para beneficio de los intermediarios, irregularidades en el arbitraje, apuestas ilegales, etc., de igual forma que otras lacras que padece el fútbol, como la violencia y el racismo, son un problema real. Así lo han reconocido recientemente, entre otros, los máximos directivos de la UEFA, que han elaborado informes que ponen de manifiesto, con pruebas bastante sólidas, que se producen irregularidades en partidos de todas las categorías y en toda clase de transacciones, que afectan sobre todo a clubes del Este, pero también algunos de Europa occidental. Hay que buscar formas de control más rigurosas y transparentes en todas las transacciones económicas de los clubes y federaciones, así como en el propio hecho deportivo. Los directivos debieran tener una responsabilidad económica más amplia y debe acabarse con la sensación de impunidad que tienen muchos dirigentes. Debe impedirse la tendencia de muchos clubes a convertir sus problemas de financiación en problemas políticos y no debiera permitirse la acumulación de deudas tan elevadas como las actuales. Las fuentes básicas de ingresos del fútbol difícilmente se pueden cambiar, pero es posible articular procedimientos de financiación más equitativos como una distribución más justa de los derechos audiovisuales e implementar nuevos planes de saneamiento financiero. Los altísimos salarios desde un punto de vista Nº 187. JUNIO

5 La economía del fútbol social no están justificados, pero el fútbol en la actualidad es deporte y es negocio y en cuanto tal está sometido a las leyes de mercado; la adquisición de un futbolista es una inversión y su traspaso puede generar beneficios muy elevados. Hay una excesiva permisividad por parte de las autoridades en los diferentes niveles con los clubes profesionales. Hacienda y Seguridad Social debieran ser más exigentes con estos clubes. Debe impedirse la tendencia de muchos clubes a convertir sus problemas de financiación en problemas políticos y no debiera permitirse la acumulación de deudas tan elevadas como las actuales. El autocontrol por medio de la Liga de Fútbol Profesional y del Consejo Superior de Deportes se ha mostrado bastante inoperante. Hay que crear otros procedimientos de control más eficaces como los que podría realizar un organismo público específico para el fútbol. Francisco de la Torre Portavoz de la Asociación de Inspectores de Hacienda Las posibilidades de gasto de los clubes se han reducido porque han disminuido sus ingresos. La venta de camisetas, el pago por visión en televisión y la venta de entradas son artículos de ocio, cuyo consumo se reduce en época de crisis, aunque la afición al fútbol no disminuya. Los clubes de fútbol deben reducir, algunos lo están haciendo, sus fichajes y sueldos de jugadores, que son los principales capítulos de gastos. Ha supuesto obligarlas a tener un mínimo de capital social efectivo, lo que en su momento puso coto a algunas prácticas empresariales discutibles. Respecto a la segunda cuestión, la organización en sociedad anónima no debe significar que se obtenga el máximo beneficio económico a cualquier precio, como en ninguna actividad. Simplemente, ninguna institución puede perder dinero indefinidamente y debe haber un equilibrio patrimonial y financiero. El mundo del fútbol ha estado relacionado, en algunos casos concretos, con estas prácticas, lo que en algunos ambientes ha perjudicado su imagen. La solución está en la ética y, si no funciona, en las instituciones de control, inspección de Hacienda, tribunales de justicia Hay que reconocer que en el mundo del fútbol, la variabilidad de sueldos, primas y fichajes facilita la corrupción. Los equipos de fútbol deberían financiarse con ingresos regulares: derechos televisivos, ventas de camisetas, entradas No sé si moralmente están justificados los ingresos de los futbolistas estrella, pero los clubes deben tener capacidad para pagarlos y no pretender tratos fiscales privilegiados, subvenciones, que acaben derivando en que los contribuyentes, aunque no les guste el fútbol, financien a millonarios. La Hacienda Pública tiene cierta capacidad de control fiscal, aunque podría mejorarse, como todo. Hay que reconocer que en el fútbol, al haber una base territorial en España, el control es más sencillo que en otros deportes. La Hacienda Pública tiene una capacidad de control fiscal que podría mejorarse, ya que en el fútbol el control es más sencillo que en otros deportes. Los clubes deben tener un control específico deportivo y el general, que corresponde como cualquier empresa: inspección de Hacienda, registro mercantil, juzgados 64