presentación LA MAESTRÍA PERSONAL Componente clave de las cinco disciplinas propias de las organizaciones inteligentes, la maestría personal lleva aparejado un alto nivel de eficiencia, y quienes son eficientes pueden lograr los resultados deseados en forma consistente. En la búsqueda de la maestría personal esclarecemos y profundizamos nuestra visión, centralizamos la energía, desarrollamos la paciencia y, en general, encaramos la vida como un artista encara la creación de una obra de arte. Si bien es cierto que el desarrollo de los adultos en el Movimiento Scout es una tarea nada nueva, al menos en lo que a la formación de refiere, también es real que las exigencias de una juventud cambiante y una sociedad más compleja imponen la necesidad de ir más allá de la capacitación técnica del dirigente scout. La maestría personal, como disciplina, abre estos horizontes. Este fascículo forma parte de la serie de contenidos dedicados al concepto: Organizaciones Scouts abiertas al aprendizaje. Para su mejor comprensión, recomendamos leer los fascículos No 1 al 7 editados por la Red de Desarrollo Institucional. 1
Las organizaciones pueden aprender sólo si las personas en ellas están aprendiendo. Maestría Personal es el título usado para describir la disciplina del crecimiento individual, cuyo objetivo es la ampliación de la capacidad personal para producir los resultados deseados. Los conocimientos personales comprenden dos conceptos. Primero, los que practican la disciplina esclarecen de continuo lo que es importante para ellos. Segundo, intentan continuamente ver con mayor claridad la realidad actual. Quienes tienen un alto nivel de maestría personal sienten el propósito detrás de los objetivos; para ellos, una visión es un llamado, una vocación, no sólo una buena idea. Los que aprenden siempre son inquisitivos y se sienten conectados con los demás y con la vida misma. Se sienten parte de un proceso más amplio en el que pueden tener influencia aunque no todo el control. La disciplina de la maestría personal Es mejor enfocar la maestría personal como una disciplina, como una serie de prácticas y de principios que deben emplearse para ser útiles. Aquí señalaremos algunos elementos. 1. La visión personal La mayoría de las personas tiene metas y objetivos pero ningún sentido de la visión real. Quizás a uno le gustaría tener una casa más hermosa o un trabajo mejor, o un sector más grande del mercado para uno de sus productos. Esos son ejemplos de enfoques en los medios y no en el resultado. Por ejemplo, tal vez el deseo por una mayor porción del mercado se enfoca a que la empresa de uno gane más y pueda mantenerse independiente para que se cumpla el propósito definido cuando fue creada. El último objetivo es el de mayor valor, mientras que los otros son apenas medios para llegar a un fin, lo que significa que pueden cambiar en el curso del tiempo. La capacidad de centrarse en los deseos más importantes es la piedra fundamental de la maestría personal. La visión es diferente del propósito. La visión es un cuadro bien definido de un futuro deseado, mientras que el propósito es algo más abstracto. Visión: poner a un hombre en la Luna a fines de la década del 60. Propósito: aumentar la capacidad del hombre para explorar el espacio exterior. Nada sucede mientras no hay visión, pero la visión sin propósito es igualmente inútil. La maestría personal constituye entonces la disciplina que consiste en enfocar y reenfocar continuamente lo que uno realmente desea: la visión. De igual modo, como scouts sabemos que el propósito de nuestro Movimiento es contribuir a la educación integral y permanente de adolescentes y jóvenes. Sin embargo esta es una intención que está siempre presente, pero que difícilmente pueda servir de estímulo a nuestra acción cotidiana. Si una asociación scout expresa, en el marco de ese propósito, que en el año 2002 espera haber alcanzado una densidad tal entre los jóvenes de modo que haya un promedio de al menos 1 scout en cada sala de clases de cada escuela, entonces dispone de un escenario preciso, una imagen que le permite apreciar cuánto se va acercando a medida que transcurre el tiempo. Ha establecido una visión. Es obvio que si no hubiese partido del propósito difícilmente hubiese llegado a contar con una visión. Pero es igualmente fácil comprender que el propósito por sí solo no le facilitaría definir con claridad metas u objetivos. 2. Cómo mantener la tensión creativa Hay brechas inevitables entre la visión que uno tiene y la realidad. Las brechas nos desalientan pero cada una de ellas es fuente de 2
energía creadora. Cada una proporciona una tensión creativa. Hay sólo dos formas de resolver la tensión entre la realidad y la visión. O la visión acerca la realidad hacia ella, o la realidad echa abajo a la visión (es decir, uno termina por rebajar la visión y darse por satisfecho con menos). Las personas y las organizaciones eligen con frecuencia esta última manera porque es más fácil cantar victoria y alejarse del problema. Eso afloja la tensión. Pero esa es la dinámica de la mediocridad. La gente realmente creativa usa la brecha entre lo que desea y lo que es, para generar energía para el cambio. Esa gente permanece fiel a su visión. En el ejemplo considerado anteriormente, una asociación scout puede escoger cambiar la base de cálculo como una manera de reducir veladamente su visión. Pudiera decir que aspira a contar con el 1,5% de los jóvenes en edad de participar en el Movimiento Scout. O que en cada barrio o sector residencial de cada una de las grandes ciudades haya un Grupo Scout. Al modificar la expresión de la visión, y particularmente al hacer más difusa la imagen, se dificultan las acciones de comparación y se crea la ilusión de mantenerse en el rumbo correcto. Puede haberse mantenido la dirección general pero sin duda que se aspira a llegar no tan lejos. Al no haber mantenido el foco en la visión tal como se la había establecido, se perdió fidelidad a ella y se aflojó la tensión creativa. 3. El compromiso con la verdad Una incansable ansiedad por descubrir las maneras en que nos limitamos y engañamos, y una ansiedad por desafiar la forma en que están las cosas, caracterizan a los que poseen un alto grado de maestría personal. Su búsqueda de la verdad los lleva a profundizar la conciencia de las estructuras subyacentes a los acontecimientos y generadoras de los mismos, y esa conciencia conduce a la capacidad de cambiar la estructura para producir los resultados que se buscan. Veamos una manera simple por la que una asociación scout puede autoengañarse modificando su manera de apreciar la forma en que se acerca (o se aleja) de la visión que ha establecido. Continuando con el ejemplo sobre el que hemos trabajado, pudiera decir que lo importante es mantener o hacer crecer el número general de miembros de la asociación, y conformarse con una cifra general más alta. En ese caso, si no hay personas que practiquen la disciplina de la maestría personal, pocos serán los partidarios de analizar esa cifra en sus elementos componentes. Puede haber sucedido, por ejemplo, que la asociación haya escogido registrar como miembros a padres y madres de los jóvenes scouts, aumentando así dramáticamente las cifras globales pero alejándose de su propósito, contribuir a la educación de adolescentes y jóvenes. O, a la inversa, apostando a una facilidad de captación, haya optado por ofrecer programas a niños cada vez más pequeños, logrando un aumento o mantenimiento de las cifras globales pero alejándose progresivamente del aprecio de su principal público objetivo, los adolescentes y jóvenes. En uno y otro caso se ha faltado al compromiso con la verdad generalmente sin culpa o intención de hacerlo- pero el resultado final es apartarse de la visión y en última instancia del propósito de la organización. Si quienes integran esa organización tuviesen el hábito del autocuestionamiento permanente sobre cada decisión crítica que adoptan, no se llegaría a esquivar el compromiso con la verdad. Concluyendo Es evidente que las organizaciones sólo pueden caracterizarse por su vocación al aprendizaje y su apertura al cambio si están formadas por una mayoría de personas que practican la disciplina de la maestría personal. 3
Para cumplir su papel de administradores de la visión de una organización, sus directivos nunca deben abandonar la historia de propósito de la institución, esto es, la explicación general de por qué se hace lo que se hace, cómo la organización necesita evolucionar y cómo esa evolución es parte de algo más grande, de una historia más amplia. Eso otorga profundidad a la visión y crea un horizonte donde sueños y metas personales destacan como hitos en una travesía más larga. Puede suceder que una asociación scout esté mayoritariamente dirigida por personas que estiman que saben hacer su tarea, que han completado su formación o capacitación. Y, curiosamente, esa asociación se estanca, detiene su crecimiento, o directamente decae. Precisamente ese es el riesgo más grande para mantener una historia de propósito, el estimar que el desarrollo termina en algún momento y que cada momento de la vida de la organización es una imagen instantánea sin raíces ni proyecciones. La práctica de la disciplina de la maestría personal exige ver cada momento de la vida institucional como un cuadro al óleo, que ha tenido un largo proceso de elaboración para llegar a la imagen actual y que requiere de un mantenimiento que nunca termina si se desea conservar y sacar cada vez más partido a su belleza. Quien estima que ya ha llegado no aprecia que ni siquiera se ha puesto en marcha. Las personas que se caracterizan por su maestría personal están siempre en camino, siempre están alertas para mantenerse fieles a su visión, sostienen su tensión creativa y centran su atención en las trampas sutiles del autoengaño de manera que no falten a su compromiso con la verdad. 4
Esta publicación forma parte de la colección de fascículos editados por la Red de Desarrollo Institucional Resumen y adaptación: Edición: Diagramación: Publicación y distribución: Basado en: Alberto O. Del Brutto, Oficina Scout Interamericana Central de Coordinación RDI Caterina Calderón Oficina Scout Interamericana Peter Senge, La Quinta Disciplina. Edición Gránica, 1999. Oficina Scout Mundial Región Interamericana 5