1. EL ESTADO DE LA CIENCIA



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Transcripción:

1. EL ESTADO DE LA CIENCIA

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EL ESTADO DE LA CIENCIA UN PERÍODO DE CRECIMIENTO CON ALTIBAJOS 11 Gráfico 1. Evolución del PBI 170 160 150 140 130 120 110 100 90 80 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Europa Asia América del Norte ALC En dólares corrientes. Base 1996 = 100 La evolución del producto bruto interno (PBI) en el período 1996-2005 muestra a lo largo de la década una tendencia general al crecimiento en todas las regiones, aunque con una diversidad de tasas que oscila entre algo más del 30% y el 60% (Gráfico 1). Excepto en el caso de América del Norte, cuyo crecimiento fue lineal y sostenido, en el resto de las regiones se evidenciaron altibajos. Los países de América Latina y el Caribe en su conjunto vieron aumentar su producto hasta un 35%, alcanzando la misma tasa final que el conjunto de países asiáticos. Sin embargo, la trayectoria latinoamericana muestra los efectos de las crisis experimentadas por algunos de los países de mayor tamaño, con repercusiones en el conjunto regional. En efecto, después de haberse recuperado de una caída que refleja la crisis de la economía brasileña de mediados de los noventa, para alcanzar un cierto pico en 2001, el producto de la región cayó en 2002, para luego volver a subir a partir de 2003. La crisis de la economía argentina sin lugar a dudas fue determinante de este desempeño. Europa, por su parte, subió casi un 50%, aunque repitiendo el patrón de caída hacia la mitad del período.

Si la medición se realiza en paridad de poder de compra, la tendencia general se mantiene, aunque alcanzando valores más altos (Gráfico 2). También el orden relativo de las diferentes regiones muestra modificaciones ya que, por ejemplo, la tasa de crecimiento más pronunciada es en este caso la de Asia, con algo más del 90%. Los países de América Latina y el Caribe muestran un crecimiento cercano al 50% y, en este caso, las caídas sufridas a consecuencia de las crisis de la mitad del período se muestran más atenuadas. Con todo, el punto alcanzado en 2005 por la región es el de menor crecimiento en el conjunto de regiones consideradas. 1. LA INVERSIÓN EN I+D 200 180 160 140 Gráfico 2. Evolución del PBI 12 Para caracterizar la situación de la ciencia y la tecnología en Iberoamérica no es posible soslayar el bajo nivel de inversión en I+D en comparación con los países de mayor desarrollo relativo. Este indicador recibe objeciones, ya que resulta difícil determinar si la baja inversión en I+D es la causa de los problemas o la consecuencia de la configuración estructural de la economía de los países de la región. No obstante, si bien no es la causa, un nivel adecuado de inversión en I+D es una condición necesaria para el despegue de los países iberoamericanos en ciencia, tecnología e innovación. La evolución de la inversión en I+D En el conjunto de las regiones consideradas, la inversión en I+D acompañó la tendencia de crecimiento del PBI, con un resultado final de incremento que oscila, según la región, entre el 35% y el 60% (Gráfico 3). Los países de América Latina y el Caribe registraron al final de la década un incremento superior al 40%. Europa, en cambio, mostró un fuerte crecimiento desde 2001, que sólo se ha desacelerado en 2005. En 1996 la inversión mundial en I+D se repartía en partes muy similares entre los países de América del Norte, Europa y Asia, con un predominio de la primera (36,5% del total), seguida por Europa (31,3%). En aquel año, los países de América Latina y el Caribe contribuyeron con un 1,7% de la inversión mundial medida en dólares corrientes, superando el porcentaje de Oceanía. En 2005 el panorama global sufrió modificaciones y registró un fuerte aumento relativo del conjunto de países de América del Norte (40,1%), a expensas de los otros dos grupos más fuertes. Europa se mantiene estable, 120 100 80 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Europa Asia América del Norte ALC En PPC. Base 1996 = 100 Gráfico 3. Evolución de la inversión en I+D 170 160 150 140 130 120 110 100 90 80 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Europa Asia América del Norte ALC En dólares corrientes. Base 1995 = 100

Oceanía 1,3% Gráfico 4. Inversión mundial en I+D (dólares corrientes) 1996 ALC Africa1,7% 0,2% América del Norte 36,5% Asia 29,0% América del Norte 39,1% Europa 31,3% Oceanía 1,5% 2005 Africa ALC 0,3% 1,6% Gráfico 5. Inversión mundial en I+D (PPC) 1996 ALC Africa 2,7% 0,7% América del Norte 38,7% 400 350 300 250 200 150 100 50 0 Oceanía 1,4% Europa 28,9% Asia 27,7% En dólares corrientes (Base 1996 = 100). América del Norte 35,1% Oceanía 1,3% Africa 0,9% 2005 ALC 2,5% Gráfico 6. Evolución de la inversión en I+D Asia 26,3% Europa 31,2% Europa 25,7% Asia 34,4% 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Argentina Brasil Chile México España Resto ALC Total ALC Total Iberoamérica cerca del 31%. En este último año, la participación de los países de América Latina y el Caribe se redujo levemente (1,6% del total mundial) y al mismo tiempo la de Oceanía ascendió a idéntico valor (Gráfico 4) Si la comparación se establece sobre la base de la paridad de poder de compra, en 1996 se registraban los mismos tres bloques preponderantes, aunque América del Norte (con el 38,7%) superaba con algo más de holgura a Europa (28,9%) y Asia (27,7%). Los países de América Latina y el Caribe, en tanto, aportaban un porcentaje significativamente mayor al que les corresponde cuando la medición se realiza en dólares corrientes: el 2,7%; esto es, una participación que duplica largamente aquel porcentaje. En 2005 se percibe el avance del conjunto de países asiáticos, cuya participación (34,4%) prácticamente iguala la de los países de América del Norte, reducida a un 35,1%. El mayor peso relativo de Asia se produce también a expensas del conjunto de Europa, que sufre un retroceso en su participación proporcional (25,7%). Los países de América Latina y el Caribe también retroceden hasta el 2,5% de la inversión mundial (Gráfico 5). En lo que hace a la evolución de la inversión en I+D en América Latina y el Caribe en el período 1996-2005, se evidencia una gran dispersión de trayectorias, sobre todo a partir de 2001 (Gráfico 6). La tendencia de la región está fuertemente condicionada por la curva de Brasil, en razón del fuerte peso relativo de este país. México es el único que muestra un crecimiento sostenido a lo largo de la década, más que triplicando su inversión en dólares corrientes al cabo del período. La curva de Argentina refleja los efectos de la devaluación de enero de 2002, aunque con posterioridad se inicia una recuperación importante que, de todas maneras, no permite alcanzar todavía los valores iniciales de la década. En efecto, Argentina es el único país que en 2005 muestra un valor nominalmente inferior al de 1996. También Brasil sufrió una caída, aunque no tan pronunciada, entre 2001 y 2003, pero su recuperación posterior lo lleva a terminar el período en un valor algo superior al de 1996. El efecto de los períodos críticos en la trayectoria de cada país es claramente perceptible en la fotografía de la distribución relativa del esfuerzo en I+D de la región. En 1996 Brasil representaba casi dos tercios de la inversión en I+D de los países de América Latina y el Caribe (63,3%). En segundo lugar, Argentina aportaba el 12,1%, seguida por 13

14 México con el 10,8% y Chile con el 4,2%. En 2005 el panorama ha sufrido modificaciones muy fuertes. Lo más significativo es el impresionante aumento de la participación mexicana, cuyo crecimiento, que se advierte en el gráfico 8, le lleva a contribuir con un 26,1%. Con ello la participación brasileña cae casi diez puntos y queda reducida a un 53,8% del total. En cuanto a Argentina (6,2%), el efecto de la crisis en este indicador es catastrófico, ya que su participación se reduce a la mitad de lo que era diez años antes: queda relegada al tercer lugar, cuadruplicada por México y casi alcanzada por Chile (5,9%) (Gráfico 7). El gráfico 8 refleja la evolución de la inversión iberoamericana entre 2001 y 2005, medida en dólares. En ella se advierte el significativo avance de España a expensas del resto de los países, excepto México, y el marcado retroceso de Argentina en 2003, debido a los avatares de su economía. También es perceptible, no obstante, la moderada recuperación en 2005. El gráfico 9 presenta una selección de países, de los cuales sólo Japón supera largamente el 3% del PBI como equivalente de su inversión en el año 2005. Un sólo país de los aquí discriminados, Estados Unidos, alcanza un valor intermedio en el rango de 2% a 3%. En la franja inferior, Canadá está muy próximo al 2%, y la media europea es de 1,74%, por lo que hay que advertir que países europeos individualmente considerados superan la barrera del 2%. En la franja anterior, China (1,34%) y España (1,13%) superan el listón casi mítico del 1%. Ningún país latinoamericano alcanza tal valor, siendo los que más se aproximan Brasil (0,82%) y Chile (0,68%). La media latinoamericana es del 0,54%. El análisis de la evolución de la inversión en I+D en relación con el PBI en las diferentes regiones, si se la mide en PPC, revela que Asia es la que más creció, con algo más del 10% (Gráfico 10). No obstante ello, el indicador muestra una caída a partir de 2004 y llamativamente todas las regiones, excepto América Latina y el Caribe, registraron algún grado de retroceso en el tramo final de la serie. Los países latinoamericanos y caribeños crecen algo más del 5% al cabo del período, con respecto al punto inicial en 1996, pero alcanzan un valor más alto en 1998 y una depresión posterior en 2001, replicada en 2004. Significativamente, América del Norte muestra un leve retroceso entre 1996 y 2005, luego de haber alcanzado un pico positivo hacia 2001. México 10,8% Chile 4,2% Japón EEUU Canadá Europa China España Brasil Chile ALC Cuba Argentina México Panamá Paraguay Guatemala Gráfico 7. Distribución de la inversión en I+D en ALC (dólares corrientes) Resto ALC 9,7% 1996 Argentina 12,0% Brasil 63,3% México 26,1% Chile 5,9% Resto ALC 7,9% Gráfico 9. Inversión en I+D con relación al PBI 2005 o último año disponible 1,98% 1,74% 2005 Gráfico 8. Inversión de Iberoamérica en I+D 2005, 5,4% 2003, 5,7% 2001, 5,5% 2005,12, 7% 2003,14, 3% 2001, 14, 4% 2005, 6,9% 2003, 7,0% 2001, 9,5% 2001, 32, 7% 2003, 46, 2% 2005, 45, 8% 2005, 3,0% Argentina 6,2% 2003, 2,6% 2001, 6,7% 2005, 26, 2% 2003, 24, 3% 2001, 31, 2% 2,60% Brasil 53,8% Argentina Brasil España México Portugal Resto de Iberoamérica 1,34% 1,13% 0,82% 0,68% 0,54% 0,51% 0,46% 0,46% 0,25% 0,09% 0,03% 0,00% 0,50% 1,00% 1,50% 2,00% 2,50% 3,00% 3,50% 3,33 %

Gráfico 10. Evolución de la inversión en I+D en relación al PBI en PPC 125 120 115 110 105 100 95 90 85 80 Base 1996 = 100 160 150 140 130 120 110 100 90 80 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Asia América del Norte ALC Europa Gráfico 11. Inversión en I+D con relación al PBI en Iberoamérica en dólares corrientes 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Base 1996 = 100 Argentina Brasil Chile España México Total ALC Resto ALC Gráfico 12. Inversión en I+D por habitante, en dólares 0 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Estados Unidos Iberoamérica ALC 1200 1100 1000 900 800 700 600 500 400 300 200 100 El análisis de la evolución de la inversión en I+D en relación al PBI en Iberoamérica (Gráfico 11) muestra trayectorias muy dispares. México posee el mejor desempeño, aumentando casi un 50% al final del período, aunque debió absorber una fuerte caída en el año 2000 y una moderada evolución en 2004. Brasil, por su parte, había crecido en forma sostenida hasta 2001, pero luego descendió también en forma constante hasta 2005. Su saldo final es moderadamente positivo, con un 15% de aumento sobre el comienzo del período, pero con un 20% de disminución con respecto al mejor año de la serie. Chile muestra, en general, un comportamiento estable, antes de 2001 y a partir de 2002. No obstante, entre esos dos años experimentó un salto cualitativo de treinta puntos. Argentina, pese a la crisis de 2002, también termina con un porcentaje levemente favorable, lo mismo que el conjunto de América Latina. España es el segundo país en aumento neto y sigue una trayectoria con un formato parecido al de México, aunque sin la abrupta caída de 2000. La inversión en I+D por habitante medida en dólares aumentó a lo largo de la década (Gráfico 12). La inversión de los países de América Latina y el Caribe evolucionó de casi 21 dólares por habitante en 1996 hasta un valor de 26 en 2005. Incluyendo España y Portugal, la inversión en I+D por habitante pasó de 30 dólares en 1996 a 48 dólares en 2005. En Estados Unidos evolucionó de casi 744 dólares por habitante a un valor de 1091 dólares. La participación del sector privado Si se desagrega la inversión en I+D en Iberoamérica por sectores de origen del financiamiento, se pone en evidencia que casi las dos terceras partes de ella son sostenidas económicamente por el presupuesto público y poco más de un tercio por otras fuentes, entre las que predominan las empresas. En cuanto a la ejecución de estos recursos, casi el cuarenta por ciento se invierte en investigación llevada a cabo en las universidades. Esta estructura de financiamiento contrasta con la de los países industrializados, ya que en ellos la relación es inversa y aproximadamente las dos terceras partes de los recursos para I+D provienen de las empresas. La participación de las empresas en el financiamiento de la I+D es probablemente el criterio diferencial más importante, en esta materia, entre los países industrializados y los países en desarrollo, ya que refleja una 15

componente estructural básica: el dinamismo del sector privado. El gráfico 13 muestra la diferencia de comportamiento en las distintas regiones del planeta, según su desarrollo y grado de industrialización relativa. Entre 1995 y 2005 los países de América del Norte registraron una participación del sector privado que osciló entre el 60% y el 70% de la inversión total en I+D, con un pico de casi el 75% en 2000. Europa, durante todos los años del período, obtuvo registros entre el 50% y el 60% para el sector privado, aunque en 2005 el promedio fue inferior al 50%. Ello puede ser atribuible a la ampliación de la comunidad a los países del Este, con un grado de desarrollo capitalista menor que el del conjunto comunitario previo. En la dimensión de los países de América Latina y el Caribe, en tanto, la participación del sector privado a lo largo del período se sitúa en la franja que oscila entre el 30% y el 40%. Con ello, la región se ubica a la saga en este rubro, si bien desde 2002 muestra una tendencia al incremento que alcanza su pico en 2005. Gráfico 13. Participación de las empresas en el financiamiento de la I+D 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 Europa Oceanía América del Norte ALC 0,0% 10,0% 20,0% 30,0% 40,0% 50,0% 60,0% 70,0% 80,0% Gráfico 14. Financiamiento de I+D por empresas en varios países y regiones Si se desglosa el análisis de esta variable por países (Gráfico 14), se aprecia que España está en el 48%, seguida por Chile (45,6%), Brasil (42,1%) y Argentina (31%). Argentina Brasil 31,02% 42,14% 16 I+D y desarrollo humano La correlación entre la inversión en I+D como porcentaje del PBI, con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) determina cuatro conjuntos posibles (Gráfico 15): a) Equilibrio positivo: corresponde al conjunto de países que realizan una mayor inversión en I+D como porcentaje del PBI y obtienen un mejor indicador de desarrollo humano. Este casillero está ocupado por países desarrollados pertenecientes a la OCDE, destacándose Japón, Estados Unidos, Corea y Alemania. Para Iberoamérica se trata de un casillero vacío. b) Bajo IDH con alto esfuerzo en I+D: ningún país ocupa este cuadrante, lo que seguramente está relacionado con el hecho de que en sí mismo este casillero implica una contradicción, ya que es difícilmente pensable que un país con bajo IDH pueda realizar un alto esfuerzo en I+D. Por otra parte, es posible pensar que lo más probable sería que una alta inversión en I+D habría de proyectar al país hacia un mejor desempeño en el IDH, con lo cual avanzaría hacia el primer cuadrante. Chile España México Estados Unidos 41,09% 45,66% 48,04% 64,94% América Latina 37,83% y el Caribe 0,00% 10,00% 20,00% 30,00% 40,00% 50,00% 60,00% 70,00% Gasto en I+D como % del PBI, año 2004 Gráfico 15. Relación entre IDH e inversión en I+D como % del PBI 3,50% 1,75% 0,00% Japón Corea EEUU Alemania OCDE Francia Canadá Australia Reino Unido Noruega China Rusia N. Zelanda Brasil Italia Irlanda España Chile Portugal ALC México Argentina Colombia Panamá C. Rica 0,65 0,83 1,00 Índice IDH - Año 2004

140 135 130 125 120 115 110 105 100 95 90 Gráfico 16. Investigadores y tecnólogos EJC en el mundo 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 c) Alto IDH con bajo esfuerzo en I+D: varios países europeos, entre ellos el Reino Unido, España, Italia, Noruega, Irlanda y Portugal ocupan este cuadrante. También Nueva Zelanda ocupa este espacio. Del grupo de América Latina y el Caribe, tanto Chile como Argentina y Costa Rica acceden a él. d) Equilibrio desfavorable: ambas variables tienen los más bajos valores relativos. China. Rusia, Brasil y México, así como el promedio de América Latina, ocupan este casillero. 2. RECURSOS HUMANOS Base 1996 = 100 Evolución de cantidad de investigadores a nivel mundial En el período analizado, la cantidad de recursos humanos dedicados a la I+D en el mundo, medidos en equivalencia a jornada completa (EJC), creció de manera notable y sostenida, alcanzando un incremento neto del 35% al final de la década (Gráfico 16). Gráfico 17. Investigadores y tecnólogos EJC por bloque geográfico 180 170 160 150 140 130 120 110 100 90 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Europa Asia América del Norte ALC Al discriminar por regiones este aumento en los recursos se observa que las variaciones han sido menos pronunciadas que en lo relativo a la inversión, lo cual resulta lógico, considerando que las tendencias en la formación de recursos humanos son necesariamente más estables (Gráfico 17). Con todo, lo que llama la atención es que la región del mundo que hizo un esfuerzo más potente hacia el aumento de estos recursos fue América Latina y el Caribe, cuyos países, en promedio, durante el período analizado aumentaron su dotación de investigadores y tecnólogos en algo más de un 70%, como resultado de la aplicación de políticas destinadas a fortalecer su base de recursos humanos. 17 Base 1996 = 100 América del Norte 27,6% Oceanía 1,6% Gráfico 18. Investigadores EJC por bloque geográfico Africa 0,3% 1996 ALC 2,9% Asia 43,9% América del Norte 26,3% Europa 23,7% Oceanía 1,6% 2005 ALC Africa 3,7% 0,5% Europa 23,1% Asia 44,8% Este buen desempeño se pone en evidencia en la participación del conjunto de América Latina y el Caribe en la base científica mundial. En 1996 (Gráfico 18) el escenario de los recursos humanos a nivel mundial estaba dominado por los países asiáticos, a los cuales correspondía el 43,9% de los recursos humanos. La segunda posición era para América del Norte con el 27,6%. El conjunto de Europa aportaba un 23,7%. Los países de América Latina contribuían con un 2,9%, cifra superior a la participación regional en el financiamiento. Diez años después, la hegemonía de las naciones asiáticas se había consolidado y -a la inversa- la participación de los países de América del Norte había decrecido, si bien de manera leve. Europa, por su parte, se mantenía en valores proporcionales semejantes. La participación de los países de América Latina y el Caribe aumentó significativamente hasta el 3,7% del total, lo cual significa una contribución muy saludable de la región, ya

18 que implica una participación en la escena mundial de la ciencia y la tecnología en un orden que se aproxima al de su participación en el comercio internacional. El gráfico 19 da cuenta de la cantidad de investigadores y tecnólogos en el sector privado. En América del Norte, durante la mayor parte de los años del período 1995-2005, osciló entre el 70% y el 80%, llegando en 2005 llegó a un pico que superó el 80%. Europa osciló entre el 45% y el 50%, también con tendencia creciente, alcanzando prácticamente este valor en 2005. América Latina no fue ajena a este proceso de creciente importancia de las empresas como sede de los investigadores y tecnólogos, sólo que su evolución transcurrió en niveles más bajos: entre 1995 y 1999 osciló entre el 10% y el 20%, con tendencia siempre creciente. Entre 2000 y 2004 osciló entre el 20% y el 30%. Ya para 2005 el porcentaje superó holgadamente el 30%, lo cual refleja tanto la normalización latinoamericana de acuerdo con los parámetros internacionales como el creciente empuje de sus sectores empresariales. La evolución de los investigadores y tecnólogos EJC en los países de Iberoamérica muestra un incremento general a lo largo del período (Gráfico 20). El aumento más significativo es el de México, seguido por España. Argentina, en tanto, tuvo el menor crecimiento, aunque debió superar una merma de su dotación de investigadores y tecnólogos en 2001 y 2002, producto de la crisis y de la marcada migración que se dio en aquellos días. Cuando se observa el reparto por países de la cantidad de investigadores y tecnólogos (Gráfico 21), se aprecia que en 1996 poco más de la mitad de los investigadores y tecnólogos eran brasileños (51,6%). El segundo país en este rubro era Argentina (19,7%), seguida por México (16,2%) y Chile (4,6%). En 2005 Brasil sigue siendo el país preponderante, si bien con una leve caída (48,2%) (Gráfico 21). Es notable el incremento de la participación de México (20,8%), que pasa al segundo lugar, relegando al tercer puesto a Argentina (15,1%), que ve descender su participación. Chile muestra también un aumento muy notable (8,1%), casi duplicando su porcentaje. La cantidad de investigadores y tecnólogos por cada mil integrantes de la población económicamente activa (PEA) creció a lo largo del período 1996-2005 en todo el mundo (Gráfico 22). En efecto, el total mundial pasó de 3,63 investigadores y 230 210 190 170 150 130 110 Gráfico 19. Participación de los investigadores y tecnólogos (EJC) en las empresas 2005 2004 2003 2002 2001 2000 1999 1998 1997 1996 1995 90 Gráfico 20. Evolución de los investigadores y tecnólogos EJC en los países de la región México 16,2% Chile 4,6% Europa América del Norte ALC 0,0% 10,0% 20,0% 30,0% 40,0% 50,0% 60,0% 70,0% 80,0% 90,0% 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Argentina Brasil México España Total ALC Total Iberoamérica Gráfico 21. Investigadores y tecnólogos EJC por bloque geográfico 1996 Resto ALC 8,3% Argentina 19,7% Brasil 51,2% México 20,8% Chile 8,1% 2005 Resto ALC 7,8% Argentina 15,1% Brasil 48,2%

Gráfico 22. Investigadores y tecnológos por cada 1000 integrantes de la PEA 0 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Total Iberoamérica ALC 4 2 tecnólogos por cada 1000 integrantes de la PEA en 1996 a 4,24 en 2005. América Latina evolucionó de 0,64 en1996 a 0,87 en 2005. Si se considera el conjunto de Iberoamérica, esto es, incluyendo España y Portugal, se pasó de 0,87 en 1996 a 1,28 en 2005. La educación superior es el sector que mayor cantidad de investigadores y tecnólogos convoca en América Latina y el Caribe (Gráfico 23). No obstante, el sector ha venido decayendo en su peso relativo, desde un 61% en 1997 hasta un 51% en 2005. El proceso inverso se dio con las empresas, que en 1997 apenas absorbían el 16% de los investigadores y tecnólogos y en 2005 duplicaban esa participación (32%). Gráfico 23. Investigadores y tecnólogos en Iberoamérica (EJC) 900000 800000 700000 600000 500000 400000 300000 200000 100000 0 2005, 51% 2003, 55% 2001, 59% 1999, 57% 1997, 61% 2005, 2% 2003, 3% 2001, 2% 1999, 2% 1997, 2% 2005, 15% 2003, 15% 2001, 17% 1999, 20% 1997, 21% 1997, 16% 1999, 21% 2001, 22% 2003, 27% 2005, 32% Gobierno Empresas Educación Superior Org. priv. sin fines de lucro Gráfico 24. Titulados de grado (ALC) Cs. Naturales y Exactas Ingeniería y Tecnología Ciencias Médicas Ciencias Agrícolas Ciencias Sociales Humanidades 2005 2003 2001 1999 1997 Formación de graduados El número de graduados universitarios aumentó sensiblemente en los países de América Latina y el Caribe durante la década considerada, pasando de un total de 736.966 graduados en todas las disciplinas en 1997, a un doble de ese valor en 2005 (1.434.536). Liderando esta tendencia general, el número de graduados en ciencias sociales aumentó espectacularmente, dando un salto de casi cuatrocientos mil en 1997 a casi novecientos mil en 2005. La evolución de los graduados en ingeniería y tecnología acompañó en buena medida la tendencia, con una graduación que evolucionó de poco más de ciento veinte mil en 1997 a doscientos quince mil en 2005 (Gráfico 24). El sector universitario en América Latina, como se ve, está fuertemente orientado hacia la formación de grado de profesionales en ciencias sociales. Esa tendencia, lejos de disminuir, ha ido en aumento y, en términos de su participación en el conjunto, pasó del 53,8% en 1997 al 61% en 2005 (Gráfico 25). En ingeniería y tecnología, en cambio, se ha disminuido de un 16,8% en 1997 a un 15% en 2005. También las ciencias exactas disminuyeron, aunque en menor medida, del 6,8% en 1997 al 6% en 2005. Lo que es probablemente más grave, en términos del perfil productivo de la región, es que la formación de graduados en ciencias agrícolas disminuyó su peso relativo de un 2,9% a un 2% en el período considerado. Las ciencias médicas no fueron ajenas a ese proceso, viendo caer su participación de un 13% a un 12%. El desplazamiento hacia las carreras de ciencias sociales es notorio y requiere explicaciones de fondo, dado que no se condice con las necesidades productivas de la región y hasta llega a constituir una amenaza para su futuro desarrollo, debido a su masividad, particularmente en términos de 19

perfiles ocupacionales, prestigio social y calidad de la formación. Gráfico 25. Graduados en carreras de grado de América Latina y el Caribe 20 Egresados de maestrías Un fenómeno de crecimiento aún más acentuado se produjo en el nivel de egresados de maestrías, cuyo número total fue algo superior a treinta y un mil en 1997, para duplicarse largamente en 2005, alcanzado casi los setenta y seis mil graduados (Gráfico 26). En este caso, nuevamente el contingente más numeroso y el de mayor crecimiento ha sido el de los egresados correspondientes al área de las ciencias sociales, con un contingente de casi doce mil en 1997, que prácticamente se triplicó en 2005. El segundo grupo en orden decreciente es el de los egresados de maestrías en humanidades, que evolucionaron de 6.646 en 1997 a 16.946 en 2005. Los egresados de ingeniería y tecnología ocuparon el tercer lugar, con un desempeño que los llevó de 4.502 en el primer año de la serie, para alcanzar el valor de 10.599 en el último. El conjunto de los egresados de maestrías en ciencias sociales, que representaban el 38,2% del total en 1997, había aumentado su participación al 41% del total en 2005. Al mismo tiempo, el peso relativo de los graduados en ciencias exactas y naturales descendía de un 10,8% en 1997 a tan sólo un 9% en 2005 (Gráfico 27). El número de egresados del nivel de maestría en ingeniería y tecnología se mantuvo aproximadamente constante en torno a un 14%, en tanto que los de ciencias agrícolas disminuyeron del 6,6% al 5% entre los años considerados. Doctores Un problema adicional en la mayor parte de los países iberoamericanos es la baja cantidad de doctores que se forman por año. En el total de la región, en 1996 se graduaron 5.143 doctores. En 2005 la cifra se aproximaba a los doce mil, lo que representa un importante crecimiento, pero un valor absoluto todavía muy bajo para todos los países a excepción de Brasil. En parte, esto se debe a una tradición universitaria que privilegiaba la excelencia de la formación de grado, con una extensión curricular muy superior a la de los países anglosajones. Brasil predomina por sobre otros países en mayor medida que en otras variables. Ello se debe a que a partir de los años sesenta puso en práctica una potente política, perdurable en el tiempo, de formación de doctores. A ello 35000 30000 25000 20000 15000 10000 5000 0 1997, 38,2% 1999, 36,4% 2001, 42% 2003, 43% 2005, 41% 2005, 4% 2003, 4% 2001, 3% 1999, 3,4% 1997, 6,3% 1997, 53,8% 1999, 59,8% 2001, 61% 2003, 61% 2005, 61% Gráfico 26. Titulados de maestría (ALC) Cs. Naturales y Exactas Ingeniería y Tecnología 2005, 22% 2003, 21% 2001, 22% 1999, 23,8% 1997, 21,3% Ciencias Médicas Ciencias Agrícolas 2005, 14% 2003, 13% 2001, 13% 1999, 14,4% 1997, 14,4% 1997, 6,6% 1999, 6% 2001, 6% 2003, 5% 2005, 5% 2005, 6% 2003, 5% 2001, 5% 1999, 5,1% 1997, 6,8% Ciencias Naturales y Exactas Ingeniería y Tecnología Ciencias Médicas Ciencias Agrícolas Ciencias Sociales Humanidades Ciencias Sociales Humanidades 2005, 41% 1999, 36,4% 2001, 42% 1999, 36,4% 1997, 38,2% 2005, 15% 2003, 15% 2001, 16% 1999, 16,5% 1997, 16,8% 2005, 12% 2003, 13% 2001, 13% 1999, 12,5% 1997, 13,4% 2005 2003 2001 1999 1997 Gráfico 27. Graduados en maestrías de América Latina y el Caribe 2005, 9% 2003, 9% 2001, 8% 1999, 9,4% 1997, 8,7% Ciencias Naturales y Exactas Ingeniería y Tecnología Ciencias Médicas Ciencias Agrícolas Ciencias Sociales Humanidades 2005, 2% 2003, 2% 2001, 2% 1999, 2,7% 1997, 2,9%

210 190 170 150 130 110 90 3000 2500 2000 1500 1000 Gráfico 28. Titulados de doctorado (ALC) ( ) 500 2005 2003 2001 0 1999 1997 Cs. Naturales y Exactas Ciencias Ciencias Médicas Ingeniería y Ciencias Sociales Tecnología Agrícolas Humanidades Gráfico 29. Graduados en doctorados de América Latina y el Caribe 1997, 9,9% 1999, 12,4% 2001, 12% 2003, 14% 2005, 14% 2005, 20% 2003, 19% 2001, 20% 1999, 18,7% 1997, 20% 1997, 8,9% 1999, 9,9% 2001, 11% 2003, 12% 2005, 12% 1997, 17,2% 1999, 17,5% 2001, 15% 2003, 16% 2005, 16% 2005, 24% 2003, 25% 2001, 27% 1999, 26,6% 1997, 30% 1997, 13,9% 1999, 14,8% 2001, 15% 2003, 14% 2005, 14% Ciencias Naturales y Exactas Ingeniería y Tecnología Ciencias Médicas Ciencias Agrícolas Ciencias Sociales Humanidades 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Base 1996 = 100 Gráfico 30. Publicaciones en SCI España Estados Unidos América Latina y el Caribe Iberoamérica Total se agrega el hecho de que su sistema universitario, desarrollado en forma tardía con respecto al resto de la región, tomó como referencia el modelo anglosajón, antes que el resto de los países iberoamericanos. Estos últimos han comenzado tardíamente a homologar sus sistemas universitarios con las tendencias prevalecientes a nivel internacional y, si bien los graduados universitarios de países como Argentina, Chile y México acreditan una formación de calidad, la formación de doctores, con su gran incidencia sobre la formación de investigadores y tecnólogos, es aún una asignatura pendiente. En cuanto a la orientación, el contingente más numeroso corresponde a los de ciencias exactas y naturales (2.875 en 2007), lo que refleja una tendencia propia de la cultura de estas disciplinas (Gráfico 28), más proclives al doctorado que otros campos disciplinarios. No obstante, tal predominio ha ido menguando con el tiempo, ya que en 2005 la participación de las ciencias exactas y naturales en el total de los doctorados de América Latina y el Caribe alcanzaba el 24%. También decreció, aunque en forma leve, el número de doctores en ciencias médicas. Las humanidades, por su parte, mantuvieron un porcentaje constante en torno al 20%. También el conjunto de doctores en ingeniería y tecnología se mantuvo constante en aproximadamente un 14%. La tendencia ascendente estuvo dada en las ciencias sociales, que crecieron de un 9,9% en 1997 a un 14% en 2005, y las ciencias agrícolas, que pasaron del 8,9% al 12% (Gráfico 29). 3. RESULTADOS DE LA I+D Los resultados de la I+D en términos comparativos se miden en publicaciones y patentes. Se trata de un método que ofrece muchas limitaciones, en particular para dar cuenta del impacto social de las investigaciones reflejadas en el conjunto de publicaciones, pero al mismo tiempo es uno de los pocos que permiten la comparabilidad internacional. En tal sentido, cabe señalar que el indicador de publicaciones en bases de datos internacionales conserva un nivel explicativo importante para dar cuenta de procesos tales como la contribución de la ciencia y la tecnología de los países a la corriente principal de la ciencia. En cambio, el indicador de patentes debe ser analizado con precauciones especiales, debido a que en su desempeño tienen gran incidencia aspectos regulatorios, pero especialmente aquellos ligados al perfil y desempeño de la actividad económica. 21

Publicaciones 22 La producción científica de América Latina y el Caribe medida a través del indicador de publicaciones en el Science Citation Index (SCI) se duplicó a lo largo de la década 1996-2005, habiendo alcanzado de este modo el mejor desempeño entre todas las regiones del mundo (Gráfico 30). Que se trata de un fenómeno estrictamente latinoamericano lo marca el hecho de que la inclusión de España y Portugal para determinar el conjunto de Iberoamérica se traduce en una disminución del 10% en la pendiente de crecimiento. Esto se corrobora por el hecho de que el crecimiento de España en términos proporcionales al comienzo de la serie fue inferior al del conjunto latinoamericano. Estados Unidos tuvo el menor crecimiento, lo cual no es de extrañar porque sus publicaciones constituyen el mayor volumen, y en esta materia la elasticidad para el aumento es inversamente proporcional al volumen neto de las publicaciones. Pese a esta advertencia en el sentido de moderar el significado de tan notable incremento, bajo la óptica de que el punto de partida era poco significativo, no quita mérito al desempeño latinoamericano en su conjunto, ni al de cada país en particular, entre los que destaca Brasil. Por su parte, la productividad en materia de publicaciones en el SCI aumentó solamente de manera moderada a lo largo del período; en efecto, el incremento del total de publicaciones no alcanzó a compensar el aumento, mayor aún, en la cantidad total de investigadores y tecnólogos en la región (Gráfico 31). Es por ello que en los últimos años el número de publicaciones por investigador ha venido decreciendo, si bien no en forma significativa. La presencia latinoamericana en las principales bases de datos internacionales se vio incrementada a lo largo del período, aunque mantuvo en términos generales su perfil (Gráfico 32). En las dos bases de datos genéricas América Latina mostró un fuerte incremento. En efecto, en el SCI la región pasó del 2% en 1996 a más del 3% en 2005, mientras que en la base PASCAL el incremento fue aún más notable (de menos del 2% a más del 3,5%). La presencia preponderante de la región se da en la base CAB, orientada a las ciencias agropecuarias, donde América Latina se acerca al 8%. 250,00 200,00 150,00 100,00 50,00 0,00 Gráfico 31. Inversión en I+D, investigadores EJC y publicaciones SCI (ALC - Base 1996=100) 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Gráfico 32. Participación de ALC en distintas bases de datos COMPENDEX INSPEC MEDLINE 8,0% SCI 7,0% 6,0% 5,0% 4,0% 3,0% 2,0% 1,0% 0,0% BIOSIS PASCAL CA CAB Inversión en I+D Investigadores EJC Publicaciones SCI 1996 2005

60,00 50,00 40,00 30,00 20,00 10,00 0,00 Gráfico 33. Solicitudes de patentes en ALC en miles 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 Comentario El desarrollo de capacidades en ciencia, tecnología e innovación resulta decisivo para que los países de Iberoamérica puedan competir e integrarse con éxito en el contexto económico mundial. Asimismo, las capacidades científicas, tecnológicas e innovadoras pueden y deben contribuir a mejorar la capacidad institucional del Estado y los mecanismos de reproducción de la sociedad civil, a fin de contribuir a mejorar las sociedades iberoamericanas. Los indicadores disponibles otorgan dimensión a la distancia que separa a la región del grupo de países de mayor desarrollo industrial. La brecha es de tal magnitud que por sí misma reafirma la necesidad de que el desarrollo científico y tecnológico iberoamericano se apoye sobre ideas originales e innovadoras y no se limite a la simple aplicación de recetas generadas para otros contextos sociales, económicos y políticos. Patentes Residentes No residentes Total Las solicitudes de patentes, por su parte, mostraron un incremento neto a lo largo del período, pasando de algo menos de 40.000 en 1996 a aproximadamente 55.000 en 2005 (Gráfico 33). No obstante, vale la pena hacer notar que la mayor parte de estas solicitudes provienen de no residentes en cada país y, en este sentido, no son expresión cabal del dinamismo innovador de las empresas de la región. Es más: las solicitudes presentadas por no residentes son las que explican el crecimiento del total de las patentes solicitadas, mientras que las presentadas por residentes se han mantenido prácticamente estables entre 1996 y 2005, más allá de las vicisitudes de la economía latinoamericana en tal período, lo que refuerza la percepción de su escasa vinculación con la actividad económica real. El examen de la trayectoria seguida por la economía de los países de Iberoamérica durante las décadas más recientes muestra rasgos comunes de debilidad con relación a la realidad tecnológica y productiva. En tal sentido, se destacan varios desajustes impuestos por la condición periférica; entre ellos, el desajuste entre el potencial de I+D y la producción de tecnología, como lo sugieren los indicadores de patentes. En definitiva, el acceso a las herramientas del conocimiento es una de las principales estrategias y capacidades a las que pueden apelar las sociedades para lograr un desarrollo social, equitativo y sustentable. Sin embargo, los datos presentados ponen en evidencia dificultades provenientes, por ejemplo, del perfil disciplinario que prevalece entre los egresados universitarios, tanto de grado, como de maestría y doctorado. Adicionalmente, el mapa de las capacidades científicas y tecnológicas en la región tiene una distribución directamente proporcional al mapa de la distribución de la riqueza. Las herramientas del conocimiento, por lo tanto, son una condición necesaria para alcanzar las metas de desarrollo y cohesión social a la que aspiran los países de América Latina. 23

2.1. ALTERNATIVAS METODOLÓGICAS Y SU IMPACTO EN LA COMPARABILIDAD INTERNACIONAL DE LOS INDICADORES RODOLFO BARRERE 1 Y ERNESTO FERNÁNDEZ POLCUCH 2 En el terreno de la toma de decisiones en políticas de Estado, una utilidad central de la información estadística en general, y científica y la tecnológica en particular, es la posibilidad de establecer comparaciones entre países. Los indicadores comparativos permiten matizar los datos locales ubicándose en el contexto internacional, evaluar el impacto de las decisiones de manera comparativa y fijar metas que contemplen los resultados obtenidos por otros países. La medida en que las estadísticas son comparables internacionalmente es, en tal sentido, uno de los componentes principales de la definición de calidad estadística, junto con criterios tales como la confiabilidad y la legitimidad, la relevancia para su utilización en la toma de decisiones, la actualidad y puntualidad, su potencial de desagregación (para producir datos subnacionales o sectoriales), la coherencia entre fuentes, la claridad y transparencia, la facilidad de acceso a un costo adecuado, la consistencia en el tiempo y espacio, y la utilización eficiente de los recursos para obtenerlas. 3 Los indicadores de ciencia y tecnología sólo pueden ser considerados comparables internacionalmente si en las distintas etapas de la producción de información, desde el relevamiento de datos, hasta su procesamiento y 1. Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT). 2. Instituto de Estadística de la UNESCO (UIS). 3. Ver Denise Lievesley (2001), Making a Difference: A Role for the Responsible International Statistician?, Journal of the Royal Statistical Society: Series D (The Statistician) 50 (4), 367-406. doi:10.1111/1467-9884.00285. presentación, se aplican lineamientos y metodologías comunes y estandarizadas. En el caso de los indicadores de investigación y desarrollo (I+D), el Manual de Frascati 4 de la OCDE presenta las propuestas metodológicas más ampliamente aceptadas a nivel mundial, adoptadas también por los países latinoamericanos en el marco de la RICYT y asimismo refrendadas por la UNESCO para su utilización en países en desarrollo. El Manual de Frascati contiene lineamientos generales para la construcción de indicadores, que fueron desarrollados teniendo en cuenta fundamentalmente las características de los procesos de investigación y desarrollo en los países miembros de la OCDE, así como sus sistemas estadísticos nacionales. Debido a esto, su aplicación a la realidad de los sistemas de ciencia y tecnología de los países latinoamericanos no es necesariamente directa ni está exenta de problemas. Para que los datos recabados reflejen adecuadamente el estado de la I+D en países con un menor nivel de desarrollo científico-tecnológico, las recomendaciones metodológicas del Manual de Frascati deben ser adaptadas al contexto de cada país. Por esta razón, si bien todos los países iberoamericanos generan sus indicadores de I+D tomando en cuenta estas normas internacionales, existen matices en las técnicas utilizadas que pueden influir en los resultados obtenidos. 4. OCDE (2002), Propuesta de norma práctica para encuestas de investigación y desarrollo experimental - Manual de Frascati, OCDE, Paris. 23

24 Esas diferencias de aplicación metodológica están muchas veces relacionadas con las capacidades instaladas para la tarea estadística y la construcción de indicadores en las instituciones responsables de la producción de estadísticas de ciencia y tecnología, ya sean los organismos nacionales de ciencia y tecnología (ONCYT), o las oficinas nacionales de estadísticas, o ambas instituciones a la vez. América Latina presenta una marcada heterogeneidad en este aspecto. Si bien casi ningún país ha alcanzado el nivel de complejidad, dinamismo e integración en los sistemas nacionales de información científica y tecnológica de los países desarrollados, los países más grandes de la región cuentan con unidades formales establecidas encargadas del relevamiento, procesamiento y difusión de la información científica y tecnológica. Frecuentemente, estas unidades se encuentran en los ONCYT, pero cuentan con fluidas relaciones con la oficina nacional de estadísticas y, en algunos casos, participan formal y realmente del sistema estadístico nacional. Paralelamente, otro grupo de países está realizando esfuerzos para consolidar sus sistemas de información, y existen aún muchos países que se encuentran en etapas anteriores, con distintos niveles de desarrollo. En la mayoría de éstos, sólo un funcionario del ONCYT tiene a su cargo la producción de información estadística y no siempre es ésta su ocupación principal. Más allá del contexto institucional, las principales divergencias en la aplicación de las metodologías propuestas en el Manual de Frascati están relacionadas con las fuentes de información utilizadas, las definiciones operativas y los métodos de estimación aplicados para complementar los datos obtenidos por relevamiento. Con el objetivo de contribuir a incrementar la medida en la que los indicadores de la región son comparables entre sí y en el plano internacional, la RICYT, junto con el Instituto de Estadística de la UNESCO, organizó un taller que reunió a los responsables de estadísticas de ciencia y tecnología de los países latinoamericanos. El encuentro tuvo lugar en San Pablo, Brasil, en el marco del VII Congreso Iberoamericano de Indicadores de Ciencia y Tecnología, y generó un enriquecedor intercambio de experiencias y buenas prácticas cuya aplicación contribuirá sin lugar a dudas a mejorar la calidad de la información estadística en ciencia y tecnología en la región. En lo que resta de este trabajo se detallan los principales resultados de la reunión, junto con algunos casos específicos recopilados en distintos países de la región. Fuentes de información La fuente de información privilegiada para la producción de estadísticas e indicadores de insumo en I+D es la realización de encuestas específicas a las unidades ejecutoras de este tipo de actividades. Sin embargo, esto no siempre es posible en América Latina y, como se discutirá a continuación, muchos países utilizan fuentes secundarias para obtener la información necesaria o como complemento de encuestas de carácter más limitado. Tanto la selección de fuentes como los criterios adoptados para su utilización tienen impacto en los resultados obtenidos y en la calidad de los indicadores, tanto desde el punto de vista de la confiabilidad de los resultados, como de la posibilidad de establecer sólidas comparaciones internacionales. Siguiendo las normas del Manual de Frascati, las encuestas a unidades ejecutoras, que buscan llegar a todas las instituciones que realizan I+D, tienen la ventaja de ofrecer datos muy precisos tanto por su amplia cobertura como por utilizar definiciones específicas y adecuadas a los fenómenos que se busca medir y que muchas veces no pueden rastrearse con tanta exactitud en fuentes secundarias disponibles. Por otra parte, al limitar su alcance a las actividades realizadas dentro de las unidades encuestadas -I+D intramuros- se consigue evitar las duplicaciones en la contabilización. Este es, además, el método principal para acceder a la información del sector de empresas, ya que las actividades de I+D no están normalmente reflejadas en documentos públicos, ni en el caso del gasto, ni del personal. Sin embargo, llevar a cabo con éxito una encuesta de estas características requiere de un esfuerzo económico y organizacional importante. Esto incluye entablar una amplia red de contactos en las instituciones del sistema científico y tecnológico. Este entramado no es fácil de establecer, ya que requiere tiempo y buena voluntad por parte de los actores del sistema, ni de mantener, en el marco de sociedades cuyas instituciones parecen estar en constante cambio y evolución. Un sistema basado en encuestas requiere asimismo acciones importantes por parte de los ejecutores de la encuestas para capacitar a los encargados de responder y para mantener tasas de respuesta lo suficientemente altas. El elemento de capacitación no es marginal en este esquema, ya que en el caso de las encuestas, la aplicación de las definiciones queda a cargo de las personas que responden el cuestionario, quienes deben decidir sobre asuntos tales como qué miembro de su institución debe ser considerado investigador, o qué elemento de gasto debe ser tenido en cuenta al calcular el gasto total en I+D, y qué elementos excluir en este cálculo. La calidad de la información obtenida depende en gran medida de la voluntad de los nodos de esta red para responder la encuesta y de su idoneidad en la identificación de los elementos que constituyen el personal y el gasto de I+D. La utilización de fuentes secundarias -como registros contables y administrativos, presupuestos institucionales o nacionales, encuestas de población o bases de datos temáticas- tienen como ventaja la rápida disponibilidad de los datos en relación con un relevamiento mediante encuestas y que los costos relacionados con la producción de los indicadores es, comparativamente, también mucho menor. Evidentemente, estas ventajas están condicionadas por las características de los sistemas de información y las estructuras institucionales de cada país, de modo que el acceso a datos, que muchas veces tienen un carácter altamente sensible (como es el caso de cierta información económica o de datos personales), puede verse en mayor o menor medida dificultado.

Por otra parte, existen factores que hacen a la información obtenida de fuentes secundarias menos adecuada para la construcción de indicadores de I+D. En primer lugar, dado que los registros disponibles suelen tener una cobertura adecuada del sector público pero no así del resto de los actores del sistema, siempre se obtiene sólo una medida parcial del esfuerzo realizado. En segundo lugar, las clasificaciones utilizadas a efectos administrativos (por ejemplo, categorías de personal y disciplinas vinculadas) suelen diferir de las utilizadas internacionalmente con fines estadísticos, por lo que se requiere un esfuerzo de traducción de categorías que indefectiblemente conlleva algún margen de error. Finalmente, al trabajar con datos obtenidos de diversas instituciones, no siempre es posible establecer un punto de corte exacto que delimite el período temporal que se busca relevar. El caso típico de esto es la información sobre el financiamiento de proyectos plurianuales, que no siempre cuentan con información de lo ejecutado año por año. En el caso de la utilización del presupuesto nacional para estimar el gasto en I+D, debe tenerse en cuenta que el presupuesto generalmente se refiere a Ciencia y Tecnología y no solamente a I+D, por lo que el valor resultante es una sobreestimación del gasto en I+D. Por otra parte, en muchos casos es difícil contar con los valores del presupuesto ejecutado, y no solamente con el valor del presupuesto inicial otorgado por la ley. En muchos países ambos valores pueden variar significativamente, nuevamente sobreestimando el dato real. Cada país de la región, de acuerdo a sus características y posibilidades, utiliza encuestas o fuentes secundarias de información para la construcción de sus indicadores de I+D. En muchos casos se utiliza una combinación de ambas, de acuerdo a las posibilidades de relevamiento de datos en los diferentes sectores. En otros casos, si bien se realizan encuestas, se utilizan fuentes secundarias para hacer controles de consistencia de la información obtenida o para obtener rápidamente datos preliminares. Esta última estrategia es altamente recomendable para incrementar la calidad de la información. La tabla 1 sintetiza la utilización de fuentes de información en algunos casos seleccionados. Tabla 1. Ejemplos de la utilización de fuentes en países seleccionados ENCUESTAS FUENTES SECUNDARIAS Argentina Todos los sectores Controles Brasil Sector privado Sector público y Ed. Superior Chile Sector privado Sector público y Ed. Superior Colombia Sector privado Sector público y Ed. Superior Cuba Todos los sectores El Salvador Todos los sectores España Todos los sectores Mèxico Todos los sectores Controles Panamá Todos los sectores Uruguay Todos los sectores Controles En el caso de Argentina, desde 1994 la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (SECYT) ejecuta un relevamiento anual de los sectores gobierno, educación superior y organizaciones privadas sin fines de lucro, a través de una encuesta con carácter censal. El relevamiento al sector de las empresas se realiza con periodicidad variable a través de una muestra. La información es complementada con otras fuentes secundarias, en su mayoría disponibles en la propia administración pública. De manera similar, en el caso de España, los sectores de la administración pública, la educación superior y las instituciones privadas sin fines de lucro son relevados por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) mediante un cuestionario sobre I+D. Por su parte, la información referida a la innovación tecnológica y las actividades de I+D en empresas es relevada de forma coordinada con carácter censal a las firmas potencialmente investigadoras. Este tipo de utilización de fuentes se repite en varios países, como México, Panamá y Uruguay, que realizan encuestas para todos los sectores. En Brasil, dado el tamaño de su sistema de I+D, el MCT apela al uso de muestras especialmente encargadas al Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística (IBGE); en algunos casos, las muestras son relevadas con frecuencia bianual. Otros países utilizan información secundaria. En el CONICYT de Chile, por ejemplo, la fuente para relevar el gasto del Estado en I+D reside en la información sobre la ejecución presupuestaria del sector público, que permite identificar los fondos, programas tecnológicos e instituciones de gobierno que realizan estas actividades. En lo que hace a las empresas, cada dos años el Ministerio de Economía realiza una encuesta de innovación tecnológica, que también cubre datos relativos a las actividades de I+D en las empresas públicas y privadas. Las organizaciones sin fines de lucro son relevadas mediante un encuesta breve que recoge datos referidos a sus gastos en I+D. Para el sector educación superior se consideran los registros secundarios tanto de las universidades privadas como de las pertenecientes al consejo de rectores. En el caso del Observatorio Colombiano, para la recolección de la información que se requiere para el cálculo de estas estadísticas, se emplean diferentes mecanismos, 25

26 dependiendo del indicador. En algunos casos se aplican encuestas (específicamente en el sector privado), en otros se han construido sistemas que permiten el registro de información, y en otros casos se recurre a la información que almacenan las mismas instituciones. El Salvador, por su parte, está realizando esfuerzos para la construcción de indicadores mediante la consulta de fuentes secundarias. La selección de fuentes de información y metodologías está condicionada de manera muy directa por las capacidades instaladas para ello en los ONCYT, incluyendo recursos humanos, financiamiento y capacitación. La falta de alguno de estos elementos genera obstáculos a la hora de encarar la construcción de indicadores internacionalmente comparativos. Esos obstáculos pueden ser agrupados en dos grandes tipos: por un lado, aquellos relacionados con problemas operativos en los sistemas de recolección de información; por otro lado, aquellos referidos a la falta de capacitación de los actores encargados de proporcionar esta información. Entre los problemas operativos se han identificado falencias de distinta índole. En algunos casos, como por ejemplo el de Colombia, se ha señalado cierta inadecuación de los instrumentos de recolección de información sobre actividades de I+D, lo cual dificulta contar con información detallada sobre los recursos en este ámbito. Tal insuficiencia con respecto a los instrumentos utilizados también ha sido mencionada en los casos de Argentina y Brasil en referencia a la recolección de la información del sector privado, el cual por su tamaño plantea problemas de cobertura para las herramientas disponibles. En cuanto a los obstáculos referidos a la falta de capacitación de los actores a cargo de brindar la información en ciencia y tecnología, se ha señalado que los encuestados que deben informar sobre los recursos destinados a las actividades de I+D no siempre poseen un conocimiento cabal de lo que ellas significan. Se trata, principalmente, del desconocimiento de las definiciones o categorías solicitadas en los relevamientos, por lo que es necesario un esfuerzo importante de parte del encuestador para capacitar y asistir a quienes deben responder el relevamiento. Dentro de esta clase de problemas también pueden ser considerados los relativos a la ausencia de una cultura que dé importancia a la disponibilidad de información estadística, tanto entre los informantes como -en ocasiones- incluso entre quienes deberían exigir contar con esta información para tomar decisiones. Este fenómeno, que varía fuertemente de acuerdo con cada país y su tradición en el uso de información estadística, junto con la disponibilidad de recursos económicos condiciona fuertemente las posibilidades a la hora de definir la metodología de recolección de información a seguir. Con el fin de salvar estos obstáculos, muchos países han puesto en marcha proyectos para perfeccionar sus sistemas nacionales de indicadores de ciencia y tecnología. En general, los esfuerzos apuntan a mejorar la normalización de la información contenida en diversas bases de datos, a fin de homologarlas y lograr así que éstas puedan ser utilizadas conjuntamente. Tal es el caso de Colombia. En un sentido similar, Argentina apunta a la implementación definitiva de su sistema de información de ciencia y tecnología con la intención de mejorar de manera sustancial la información, fundamentalmente del sector público. En otros casos, como por ejemplo el de México, se apunta a mejorar la calidad de los relevamientos, procurando lograr una estructuración más óptima de las preguntas con el fin de hacerlas de fácil comprensión y respuesta para el informante. Los países de menor desarrollo relativo en esta materia también realizan esfuerzos, muchas veces incipientes, para lograr una mejor información en ciencia y tecnología. Tal es el caso de El Salvador, por ejemplo, que apunta a definir en el corto plazo un plan para determinar la metodología a seguir para el relevamiento de información en ciencia y tecnología. DEFINICIONES OPERATIVAS Otras particularidades que impactan en la calidad de la información desde el punto de vista de su utilidad para las comparaciones internacionales tienen que ver con las definiciones operativas utilizadas. Dado que los manuales metodológicos sólo ofrecen guías conceptuales, los encargados de la construcción de indicadores en cada país deben encajar la información disponible - condicionada en buena medida por las características propias de sus sistemas científicos y tecnológicos- en las categorías utilizadas a nivel internacional. Un ejemplo de esto es la definición de investigador. Según el Manual de Frascati, los investigadores son profesionales que trabajan en la concepción o creación de nuevos conocimientos, productos, procesos, métodos y sistemas y en la gestión de los proyectos respectivos. Como se mencionó anteriormente, esta definición debe ser materializada en criterios que permitan distinguir a los investigadores del resto del personal. En El Salvador, por ejemplo, se utiliza el criterio de pertenencia a instituciones que realizan investigación. En ese país se considera investigador al personal de universidades, centros de investigación, institutos, laboratorios y otros que desarrollan proyectos en las diferentes áreas temáticas de Ciencia y Tecnología. En Colombia es requisito también la pertenencia a un grupo de investigación, aunque se incorpora la restricción de contar con producción científica. Se considera investigadores a las personas activas en un grupo de investigación con proyectos en curso y produciendo resultados de investigación. El investigador propiamente dicho es quien ha obtenido resultados de investigación convalidados en los dos años anteriores al relevamiento y estos resultados deben ser tangibles, verificados y estar en circulación.

En Cuba, en cambio, la definición operativa está relacionada con la obtención de una categoría en el marco de una evaluación de pares. Se considera investigador al personal categorizado como tal por las comisiones correspondientes, considerando las categorías de Investigador Titular, Investigador Auxiliar e Investigador Agregado. Estos ejemplos son claramente expresivos de las diferencias que pueden existir al comparar los indicadores de los diferentes países. Especialmente en los casos presentados de Colombia y Cuba, el criterio utilizado para obtener la definición difiere del utilizado en el Manual de Frascati. Según las normas internacionales, un investigador sería considerado como tal debido a la actividad que lleva a cabo (la I+D), y no debido a un rango escalafonario obtenido (como es el caso de Cuba) o debido a los resultados de esa actividad (como en el caso mencionado de Colombia). Sin embargo, se entiende que ciertos contextos lleven a la aplicación de diferentes criterios. En el caso de Cuba, como de otros países del mundo donde existe una categoría oficial de investigador y tal vez un estatuto del investigador, está claro que esa es la definición tomada por el país para caracterizarlo y las estadísticas difícilmente podrían contradecirlo. En el caso de Colombia, si bien la definición utilizada difiere claramente del Manual de Frascati, se aproxima en gran medida a la respuesta que frecuentemente los propios investigadores encuentran a la pregunta qué es un investigador. Debe mencionarse, por fin, que en cualquier caso estas definiciones proveerán una subestimación en el número total de investigadores, en términos de su comparación internacional. Dado que las definiciones internacionales deben servir como denominador común para la comparación entre países, necesariamente deben tener un carácter general y no pueden responder a las características específicas de la organización de la I+D en cada país. Resulta imposible eliminar entonces los matices introducidos por la manera en que cada uno interpreta esas definiciones de acuerdo a las limitaciones impuestas por la información disponible. Es importante, sin embargo, contar con metadatos de los indicadores que señalen esas interpretaciones particulares de las definiciones, así como mantener a lo largo del tiempo los criterios escogidos de manera que sea posible observar de manera confiable la evolución temporal de las variables medidas. MÉTODOS DE ESTIMACIÓN A menudo, ya sea tomando como fuente encuestas específicas de I+D o registros secundarios, aparecen faltantes de información cuyo valor es necesario estimar. Esto puede deberse a falta de respuesta total o parcial por parte de una unidad en el caso de las encuestas o a limitaciones propias de los datos disponibles en las fuentes secundarias. En todos estos casos es recomendable utilizar diferentes técnicas, adecuadas a cada caso, para completar la información ya que un valor estimado siempre será más cercano a la realidad que interpretar la falta de respuesta como valor cero. Por supuesto, en este caso también las técnicas utilizadas para la estimación influyen en la calidad de los indicadores resultantes. En un intento por normalizar los procesos de estimación, el Manual de Frascati recomienda la utilización de métodos de imputación, que estiman los valores utilizando información adicional disponible. El método más simple es el de utilizar la respuesta dada por la misma unidad en el periodo anterior. En caso de no disponer tampoco de estos datos, se recomienda tomar datos de instituciones de similares características para el periodo a estimar el dato buscado. La estimación no debe ser considerada una solución de compromiso ante la falta de respuesta, sino una parte muy importante de la actividad en la construcción de indicadores, sobre todo en algunos sectores específicos. En el sector de la enseñanza superior, por ejemplo, en la mayoría de los países de la OCDE las estadísticas se basan en una combinación de encuestas y de procedimientos de estimación. Es importante tener en cuenta que no es posible establecer un norma de estimación completamente estandarizada, dado que definir la técnica más adecuada en cada caso requiere un conocimiento importante del sistema científico y tecnológico en el que se está trabajando, así como la situación económica y social del país. Sin embargo, es también vital mantener a lo largo del tiempo las mismas metodologías para garantizar coherencia en la evolución temporal de las variables que se miden. En el caso de Argentina se siguen los lineamientos estipulados en el Manual de Frascati, empleándose la información de años anteriores o bien de otras del mismo año y similares características. Brasil y Chile apelan al mismo procedimiento, sobre todo para el terreno de la información sobre educación superior. En Colombia, en cambio, se opta por establecer rangos máximos y mínimos. La metodología consiste en determinar un rango de incertidumbre en el que la cifra más confiable es la cota inferior, que está dada por la cantidad que, se puede afirmar sin duda, se ha invertido efectivamente en actividades estrictamente de ciencia y tecnología. También se estima un límite superior para este rango, que es optimista y que se fija suponiendo que todo lo presumible haya sido invertido. El valor exacto está entre estos dos límites. Se considera, que este rango es más confiable que una cifra aislada, además la forma en que el rango evoluciona en el tiempo es una buena aproximación a la dinámica. Sin embargo muchos países, sobre todo los de menor desarrollo relativo en términos de indicadores, no realizan estimaciones de ningún tipo para producir resultados estadísticos más robustos, independientemente de que los datos iniciales estén basados en encuestas o en fuentes secundarias. El intercambio de experiencias entre los responsables de producir estadísticas de ciencia y tecnología se vuelve en este caso muy necesaria, ya que 27