De la Jornada de debate sobre las tasas universitarias organizada por la Associació d Amics de la UAB en su ciclo Universitat Opina ofrecemos sus conclusiones y reflexiones con la finalidad de que puedan servir para orientar la política educativa al respecto. 1 El punto de partida de la Jornada, celebrada en el auditorio del Col legi de Periodistes de Barcelona el 14 de abril de 2011, fue que el análisis sobre el estado de las tasas universitarias no se puede desentender de la política general de universidades aplicada en las últimas décadas. 1 El sistema universitario no puede seguir funcionando con tan poco compromiso de sus instituciones con las nuevas realidades del mundo global. Esta línea de actuación ha creado profundas ineficiencias: A) En la última década, la oferta universitaria ha aumentado en torno al 15% cuando, en paralelo, la demanda disminuía en un porcentaje similar. Prácticamente la mitad de los títulos de primer y segundo ciclo tienen menos de una cincuentena de alumnos. El aumento de la oferta de plazas ha venido acompañado de un costoso incremento de profesorado y de personal de administración y servicios. B) En paralelo, las universidades no se han especializado, sino que han optado por el modelo de ofrecer cada una de ellas todas las enseñanzas posibles. Las diferentes administraciones, tanto autonómicas como locales, han favorecido el crecimiento de la oferta en función de sus estrictas conveniencias políticas sin pensar en la racionalidad y sostenibilidad del conjunto del sistema. 2 En el ámbito de las tasas, hay que tener en cuenta la complejidad del marco institucional en el que se establecen en nuestro país. Las tasas no las fijan las universidades ni se determinan en función del coste real de los estudios. El procedimiento, descrito sólo muy brevemente para los grados, diplomaturas y licenciaturas, es el siguiente: en primer lugar, la Conferencia General de Política Universitaria, donde están presentes el Ministerio de Educación y las Comunidades Autónomas (CCAA), fija el intervalo de aumento anual de las tasas (últimamente situado entre el valor del IPC en el mes de abril y este valor más cuatro puntos). En segundo lugar, las CCAA escogen un punto de intervalo y establecen el precio del crédito educativo en función del grado de experimentalidad de las enseñanzas (establecidas por las propias CCAA). Tal y como se recoge en la Estrategia Universidad 2015 (EU2015), 2 un primer elemento a cambiar del sistema es fijar un precio por matrícula en relación al coste real de los estudios. 1 Se mantiene el término de uso general tasas universitarias, aunque, como se explica en las ponencias, la matrícula de los estudios universitarios son precios públicos. 2 Consejo de Universidades y Conferencia General de Política Universitaria (2010). Documento de mejora y seguimiento de las políticas de financiación de las universidades para promover la excelencia académica e incrementar el impacto socioeconómico del sistema universitario español (SUE). Eje de la Estrategia Universidad 2015. Es un documento aprobado por todos los actores del sistema universitario
Así, se prevé que en el curso 2012 2013, de forma voluntaria, y en el curso 2013 2014, de manera obligatoria, todas las titulaciones informarán del coste real. El precio de matrícula se establecerá inicialmente en un 15% del coste real. Cualquier aumento del precio por parte de las CCAA tiene que ir ligado a poner un porcentaje superior al 50% de esta cantidad en el fondo de becas. Así, la subvención del Estado al estudio será el coste real de una titulación menos el coste del precio público. Respecto al coste de la repetición (regulado por las CCAA), el EU2015 prevé incrementos del 50% del coste para la segunda matrícula y hasta del 100% para terceras matrículas y posteriores, en un proceso de adaptación progresiva hasta el 2020. El sistema de fijación de precios públicos propuesto en el EU2015 resulta adecuado por diversos motivos. A) En primer lugar, se conocerá el coste de cada titulación. Ahora bien, sería conveniente que las propias universidades pudieran establecer sus tasas en el marco del sistema de fijación, donde participan la Administración Central y las Comunidades Autónomas como supervisoras del sistema, para que las universidades se puedan diferenciar (en calidad, servicios, etc.). Además, se tiene que plantear la existencia de precios diferentes entre ciudadanos de la Unión Europea y del resto del mundo porque la subvención sale de nuestros impuestos. B) En segundo lugar, los porcentajes fijados en cada matriculación parecen razonables, en especial para la primera y tercera y sucesivas matrículas. Así, que los alumnos paguen el 15% del coste es una cifra sólo ligeramente superior a lo que se paga en la actualidad. Además, que existan recargos importantes en el pago de las repeticiones de matrícula a partir de la tercera matrícula es justo, ya que la subvención en el precio público recae sobre el conjunto de la sociedad y ésta tiene derecho a exigir un determinado nivel de aprovechamiento de la misma por parte del primer beneficiario, que es el alumnado. Respecto al coste de la segunda matrícula sería adecuado que no se alejase mucho del que supone la primera, especialmente cuando en los estudios de grado desaparezcan las segundas convocatorias de exámenes. También es positivo, como se indica en el EU2015, que se tenga en cuenta la situación de quienes estudian a tiempo parcial, es decir, las personas que estudian y trabajan, para que la repetición no se les penalice en la misma medida que al resto de estudiantes. Este incremento de precios tiene que ir acompañado de prácticas docentes y de orientación que ayuden a reducir la repetición, el abandono de los estudios y el alargamiento de los mismos (políticas no analizadas en esta Jornada). español (excepto el alumnado, que no tenía aún un Consejo de Estudiantes estatal aprobado cuando se redactó el texto). Se prevé que sea revisado anualmente, tanto por las administraciones educativas (estatal y autonómicas) como por las universidades (rectores) y los representantes de los estudiantes.
C) Tasas y becas tienen que ir ligadas. En el EU2015 ya se prevé que el aumento de tasas tiene que ir en paralelo a un aumento de las becas. Valoramos positivamente el incremento de la dotación económica para becas de los últimos años, así como el hecho de que las políticas de ajuste económico que materializa el Estado no las haya afectado significativamente. En negativo, se han fijado unos umbrales de renta para acceder a las becas excesivamente bajos. En especial el primero, que otorga el mayor volumen de ayudas, y que es de 13.309 anuales para una familia de cuatro miembros. Tampoco resulta idóneo que estos umbrales de renta sean únicos para todo el Estado, ya que ello perjudica a las familias de menor renta residentes en CCAA más ricas. Asimismo, no es positiva la existencia de instrumentos demasiado complicados para acceder a determinadas becas (como en las de desplazamiento, por ejemplo). 3 El proceso actual de ordenación del sistema de becas era imprescindible. Destaca la creación de la beca salario en el 2009 (de 3.500 euros/curso actualmente) para los individuos en el menor umbral de renta previsto para obtener una beca (existen cuatro umbrales). A pesar de la posibilidad de ser complementada con otros tipos de ayudas, su incremento sustancial en el futuro (una vez se simplifique el sistema) tiene que convertir este instrumento en el necesario para que aquellos con menor nivel de renta puedan acceder a la universidad sin tener que trabajar mientras duran sus estudios. Cabe decir que todos los becarios (de cualquier umbral) están excluidos del pago de las tasas universitarias. De las otras modalidades de ayudas, se tiene que replantear la beca de movilidad, quizá a favor de políticas de residencias para estudiantes que permitan la libre elección de centros de los alumnos independientemente del sitio donde residan. En cualquier caso, el recientemente creado Observatorio de Becas, Ayudas y Rendimiento Académico tiene que permitir un mejor seguimiento y, en consecuencia, abrir la puerta a perfeccionar en el futuro el sistema de ayudas. Este sistema de ayudas se complementa con préstamos renta (ahora sólo para masters pero que se ampliará a grados, para aquellos que se encuentren en el umbral cuatro). A) Estos préstamos se pueden pedir sin aval y se devuelven al acabar los estudios. Resulta conveniente que el sistema de préstamo sea más potente, ayudando a quienes no pueden acceder a becas pese a tener dificultades para pagarse los estudios. Es una modalidad muy extendida en varios países (como Australia, Canadá, Corea, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Reino Unido o Suecia), e incluso es el sistema único de ayudas en Islandia o Japón. Este sistema puede ser más o menos progresivo en función de los criterios elegidos respecto al umbral de renta para tener que devolver el préstamo, el período de carencia, la amortización, los tipos de interés, etc.
B) A nuestro juicio, el sistema de préstamos debe tener claros los criterios de equidad, con tipos de interés reducidos y períodos de carencia y amortización consecuentes con el mercado laboral de nuestro país. C) Hay que tener en cuenta que con este instrumento se tiende a que no pague el alumno, sino el graduado, en línea con países donde hay una alta participación de alumnos en la universidad (y junto con aquellos países del norte de Europa donde el coste de matrícula es cero, pero donde la presión fiscal es significativamente más alta que en nuestro país). El préstamo, incluso, se podría convertir en beca para aquellos con un alto rendimiento académico en el grado. 4 Este incremento de precios de matrícula y becas tiene que permitir un sistema universitario más eficiente (mejorando el rendimiento del alumnado) y equitativo (no excluyendo de la universidad a quienes tienen menos recursos). No olvidemos que el sistema actual de financiación es regresivo: aunque se permite el acceso a determinados grupos de renta baja gracias al reducido precio de la matrícula, al mismo tiempo subvenciona a muchas familias con un poder de renta más que suficiente para afrontar los costes de la educación superior. En cambio, deja fuera a algunos de los alumnos de las familias con menos recursos económicos que no pueden hacer frente a los costes indirectos de la educación: residencia, movilidad, materiales, coste de oportunidad, etc. También se tiene que tener en cuenta que el precio de la matrícula no es el único factor que impide un acceso igual para grupos sociales a la universidad, y son necesarias medidas compensatorias, como la lucha contra el fracaso escolar en secundaria, por ejemplo. 5 Se debe efectuar un esfuerzo comunicativo para que el aumento razonable de tasas (y becas) sea entendido por la sociedad, ya que, pese a la existencia de externalidades, la educación superior beneficia principalmente a quien la recibe, en términos monetarios y no monetarios. Cabe subrayar que España se encuentra entre los países con un menor coste de la enseñanza superior (los alumnos cubren en torno al 11% del coste de los estudios, pagando poco más de mil euros de promedio). Es cierto que en el ámbito europeo existen países (especialmente los nórdicos) donde las tasas son cero, pero, como se ha indicado anteriormente, tienen una presión fiscal significativamente superior a la nuestra. 6 Una vez analizadas las tasas y becas, creemos que el menor nivel de gasto en educación pública (universitaria) respecto al PIB permite el incremento del gasto público educativo. Además, no nos podemos permitir reducir la inversión en capital humano, claro motor de crecimiento económico de alto valor añadido para lograr
mayores niveles de productividad y competitividad exterior de nuestra economía. Tenemos que plantear que estos mayores recursos no vayan a subvencionar tanto los precios de matrícula como las becas, de manera que se reduzcan las inequidades sociales de nuestro sistema universitario. La función pública no puede desistir de políticas que generen oportunidades para que la gente pueda acceder a la universidad y que ésta sirva de ascensor social. Sabemos que son necesarias otras políticas no vinculadas con los precios y becas para mejorar las desigualdades de nuestro sistema universitario, como la lucha contra el fracaso escolar, la atención personalizada a determinados grupos de alumnos, fomentar interrelaciones de las universidades con determinadas escuelas, etc. Asimismo, resultan imprescindibles medidas de mejora de eficiencia en el gasto universitario (que podrían aumentar el excedente del sistema universitario en torno al 30%). IX Jornada de debate Universitat Opina organizada por la Associació d Amics de la Universitat Autònoma de Barcelona. Tasas universitarias: es sostenible nuestro modelo? Ponentes: Màrius Rubiralta, secretario general de Universidades del Ministerio de Educación; Joan Turró, economista y presidente del Instituto de Innovación Digital de las Profesiones (Inesdi); Oriol Escardíbul, profesor del departamento de Economia Política i Hisenda Pública de la Universitat de Barcelona y Andreu Espínola, secretario general de la Associació de Joves Estudiants de Catalunya (AJEC).