Informática para el sector agrícola y ganadero en la Región Pampeana



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Informática para el sector agrícola y ganadero en la Región Pampeana Lic. Ignacio Albornoz* Diciembre de 2006 Introducción El artículo que aquí se presenta es el resultado de un relevamiento realizado durante 2006 con el objeto de elaborar un diagnóstico aproximativo de la situación actual en la relación entre el sector informático y el sector agropecuario en la región pampeana, tanto a nivel del uso como del desarrollo del software aplicado a las diferentes actividades incluidas en la cadena agroalimentaria, colocando el foco en el sector primario, y utilizando para ello la perspectiva teórica de las tramas productivas.1 El objetivo del presente artículo es establecer la existencia e intensidad y la intensidad de vinculaciones intersectoriales a nivel de la oferta tecnológica informática y la demanda o el uso por parte de la cadena agroalimentaria, haciendo énfasis en el sector primario, de tal forma que se pueda establecer un diagnóstico de la situación actual para la región pampeana, considerando las relaciones entre actores privados, marcos regulatorias y de promoción, e instituciones educativas y de I+D, para evaluar de esta manera el grado de inserción de dichas tecnologías en las actividades concretas del sector productivo, el que comúnmente se ha supuesto como el de mayor dinamismo en la economía argentina. En este contexto, la pregunta que guía este trabajo es si existe eventualmente una trama productiva derivada de esta vinculación intersectorial. Si bien en principio se trató de un trabajo de tipo exploratorio, la hipótesis que se hallaba por detrás era que la respuesta a este interrogante sería negativa, de acuerdo a una situación incipiente del desarrollo del sector informático local, el que había dado algunas evidencias de no haber avanzado en una oferta especializada sobre otros sectores productivos (Novick et al, 2006). La contrapartida podría haber sido el que el sector agropecuario se muestra en Argentina como uno de los segmentos productivos más dinámicos; no obstante lo cual muestra características de fuerte heterogeneidad en su composición, y potencialidades no explotadas (Gutman, 2003; Bisang, 2003; Díaz, 2003). En este marco, un segundo objetivo consiste en analizar el grado de potencialidad y factibilidad que posee la conformación o consolidación de una oferta de software especializado en aplicaciones para el sector agroalimentario con perfil exportador, que tenga o no su base en la demanda del mercado doméstico, y asimismo, en la explotación asociada que múltiples entidades públicas y privadas pueden hacer con la información que la actividad agropecuaria genera. Un tercer objetivo, derivado de ello, es el de poder realizar ciertas recomendaciones básicas a la hora de considerar una política de promoción de esta vinculación intersectorial, tanto pensando en la sofisticación de la actividad agropecuaria proveyéndola de herramientas que pudiesen dotarla de mayor dinamismo y valor agregado-, como en el desarrollo de una sub-rama informática especializada con orientación exportadora. * Lic. En Sociología. Instituto de Industria (IdeI). Universidad Nacional General Sarmiento 1 Quisiera agradecer la colaboración de diversos profesionales del IdeI, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, y expertos que contribuyeron con su conocimiento y sus opiniones. Entre ellos, al Dr. Roberto Perazzo, al Dr. Gabriel Baum, y al Prof. Roberto Bisang.

El artículo se organiza de la siguiente manera: en primer término se expone la metodología utilizada, junto con el marco teórico y los antecedentes en relación con el tema. En segundo lugar se desarrolla un análisis de la posible vinculación entre ambos sectores, y su relación con otras tecnologías agropecuarias que están tomando lugar en el desarrollo de la actividad. Por último, se muestran los resultados de ese relevamiento cualitativo, realizado en julio, agosto y septiembre de 2006 a partir de una serie de entrevistas a diferentes actores tanto del sector informático como del sector agropecuario, de los sectores público y privado, en diferentes localizaciones de la región pampeana, así como también a especialistas, investigadores e informantes clave. Por último se presentan las conclusiones, con una reflexión final y ciertas recomendaciones orientadas a considerar una política pública orientada a la promoción local de este segmento. 1. Metodología utilizada y perspectiva teórica El relevamiento llevado adelante para el presente trabajo tomó la forma de una investigación exploratoria de corte cualitativo, bajo la premisa de identificar la densidad de organizaciones, instituciones, relaciones y productos que pudieran existir en torno a esta vinculación intersectorial. Por tal razón, la indagación fue realizada a través de un conjunto de entrevistas en profundidad y semi-estructuradas a algunos actores ubicados en diferentes posiciones de la estructura socio-productiva o institucional y en diversas localidades dentro del marco de la región pampeana. Para ello se fueron indagando y seleccionando diferentes informantes clave, referentes institucionales y actores representativos con el objeto de recrear y verificar el mapa o cuadro de situación actual en este aspecto. Se considera aquí que, tratándose de un tipo de investigación exploratoria, cuyo objetivo es más bien el de reconocer la variedad de situaciones que se presentan en una realidad poco estudiada como es la de esta vinculación intersectorial-, la cual se nutre de una gran cantidad de información tácita que tiene que ser decodificada a posteriori, la metodología indagatoria debía ser asimismo y por entonces en forma de entrevistas personales, pudiendo extraerse de este tipo de intercambio mucha más riqueza informativa para un momento incipiente del conocimiento sobre la materia. Dichas entrevistas se complementaron con formularios de preguntas abiertas que relevaban algunos datos elementales y más objetivos. Por cuestiones prácticas de magnitud y alcance, y por su relevancia principal en el conjunto de la actividades originadas en la extracción y procesamiento de recursos naturales, en las cuales predominan ciertos tipos de producción agrícola y ganadera, el recorte espacial e intrasectorial realizado incluyó esencialmente a la agricultura extensiva, la ganadería cárnica y láctea, además de ciertos servicios a la producción, ciertos eslabonamientos hacia atrás (industria metalmecánica, proveedores de insumos, laboratorios biotecnológicos), y aguas abajo, algunas de las empresas agroindustriales asociadas al procesamiento o exportación de productos primarios, por lo que el recorte geográfico quedó determinado a la región pampeana, haciendo foco en algunas zonas centrales, principalmente tomando como referencia a las ciudades de Río Cuarto, Villa María, Córdoba, Rosario, Santa Fe, Rafaela, Sunchales, Tandil y Buenos Aires. Con ese criterio, se seleccionaron entidades y referentes públicos y privados vinculados a dichas actividades, mereciendo la pena destacar que existe cierta correlación entre el método de búsqueda de entrevistados (consultando por referencias, revisando registros públicos y sitios de Interne), las propias dificultades para encontrarlos, y la realidad de fondo que se buscaba analizar, la cual incide definitivamente sobre el método a trabajar y se cristaliza a través del propio proceso de gestión de entrevistas. En términos teóricos, y como se comentó anteriormente, el trasfondo desde el cual se trabajó esta investigación, es el enfoque de la trama productiva, definida como un espacio económico de creación de competencias e intercambio de bienes y/o servicios que incluye una o varias empresa(s) núcleo(s), sus proveedores y clientes, o bien un conjunto de empresas asocia- 2

das.2 Según este criterio, surgido en el ámbito de la teoría económica de la innovación, la trama se eleva como una perspectiva sistémica de análisis que puede contribuir a la comprensión de los factores determinantes de la demanda de trabajo, cuali y cuantitativamente, y de esta manera, a diseñar acciones de política que promuevan la interacción sinérgica entre innovación y empleo. Para el caso de este relevamiento, que no supone de antemano la existencia de una trama, sino en todo caso, a modo de hipótesis de trabajo, más bien lo contrario, la trama aparece como un tipo ideal desde el cual cotejar la realidad de manera que puedan colegirse las diferencias y matices que de allí surjan, con el adicional de que no se trataría eventualmente de una trama uni-sectorial sino inter-sectorial. Por otra parte, los factores del contexto condicionan fuertemente la configuración de las relaciones inter-sectoriales y de las propias tramas, en cuanto a que esta perspectiva toma como eje la difusión del conocimiento y la creación de capacidades como fuentes endógenas de competitividad, y en el caso de las tramas agropecuaria, la competitividad ha estado dada en gran parte, en términos de Fajnzylber, en forma espuria, gracias a la existencia de ventajas comparativas estáticas vinculadas con la matriz geográfica de la Argentina (el autor se refería a los países de toda América Latina), de tal manera que esto ha llevado a crear esquemas de competitividad basados en criterios de corto plazo (particularmente en agricultura extensiva) y estructuras institucionales y de mercado agropecuarios donde la creación de capacidades es fuertemente asimétrica y se da en forma aislada, por lo que no se convierte necesariamente en una fuente global de competitividad sectorial. No obstante, esta mirada debería ser matizada en especial a la luz de las transformaciones del sector agropecuario en la década del 90, donde se crearon fuertes ventajas competitivas dinámicas a partir de la inserción y la difusión aunque asimétrica- de tecnologías de avanzada en el sector, como los cambios en la definitiva mecanización agrícola y la utilización de biotecnología moderna, lo que se reflejó en el salto pegado por el sector posteriormente a la devaluación del año 2002. En otro plano, si nos referimos a la problemática de la potencialidad de la vinculación entre dos sectores, o mejor dicho, a la inserción de uno en el otro, como es en este caso, nos parece útil traer a colación la diferenciación preventiva realizada por Reinert en torno a la discusión sobre los efectos de las innovación en diversos sectores productivos e industriales (Reinert, 2006). En contra de la opinión de que inequívocamente la innovación en otros sectores trae per sé beneficios globales a la industria, el autor sostiene que esto depende de qué tipo de innovaciones se trate, y sobre qué tipo de negocios sean aplicadas. Por una parte, es importante diferenciar si se trata de innovaciones de productos (presentes usualmente en las industrias más avanzadas en términos del paradigma tecno-productivo) o de innovaciones de procesos. Por otra parte, es clave diferenciar cuál es el tipo de industria o de área donde se aplican las innovaciones, dependiendo de diversos rasgos como el tipo de competencia, el grado de valor agregado que genera, la intensidad de uso de mano de obra, etc. Siguiendo a Reinert, se puede sostener que aquellas innovaciones que son de procesos, cuando se aplican en industrias menos intensivas en tecnología y que se encuentran en el eslabón primario o que generan menor valor agregado (como es el caso de la agricultura o el turismo respecto a la robótica, por ejemplo), suelen producir un efecto inverso al esperado en materia de empleo y crecimiento global del sector, con precios que se trasladan a un ahorro de costos y muchas veces concentran más la estructura de la oferta, pudiendo provocar externalidades negativas. Por otra parte, aquellas innovaciones que son de producto generan mayores ingresos a la industria a la cual se aplican y externalidades positivas, vía la agregación de valor y el crecimiento global del sector. Por eso Reinert afirma que las innovaciones de proceso suelen aplicarse en industrias o regiones menos desarrolladas, y las innovaciones de producto en las más desarrolladas, convirtiéndose muchas veces en un potenciador de las divergencias entre industrias o espacios económicos (Reinert, 2006). 2 Según el enunciado del propio proyecto, y en este contexto el desarrollo de competencias técnicas al interior de las empresas y los canales generados por ellas para intercambiar diversos activos tangibles e intangibles adquieren una importancia especial, pues ellos afectan la capacidad innovativa, el desarrollo de competencias en la red y la demanda de trabajo. Véase introducción. 3

En el caso de la aplicación de las TICs al sector agrícola y ganadero, por tanto, es conveniente tener en cuenta que en este caso estaríamos hablando mayoritariamente de tecnologías de proceso, por lo que un estudio económico más detallado de los posibles efectos de la utilización masiva de las TICs debiera tener este factor muy en cuenta a la hora de medir las expectativas de resultados de la innovación, los cuales deben medirse a partir del impacto en cada sector en particular, y también a partir de la interacción conjunta. Una última aclaración es necesaria respecto del uso de ciertos términos y su relación con el alcance del estudio. En Argentina es común hablar del sector agropecuario, un neologismo vernáculo que, por las peculiaridades del contexto de la región pampeana, unifica retóricamente las actividades de agricultura y ganadería. Aquí lo correcto sería referirse a la producción biológica de bienes y servicios, aunque mencionaremos conjuntamente a la agricultura extensiva y ganadería mixta. Por otra parte, también se utiliza comúnmente el término agroalimentario haciendo referencia a toda la cadena de producción de ciertos alimentos con base en los sectores tanto agrícolas como ganaderos. Dado el criterio específico de selección de este estudio, que incluye no sólo a los eslabones primarios sino también a algunos eslabones secundarios (por la naturaleza unitaria de sus demandas tecnológicas), se utilizará cada término de forma diferente según cada referencia, por lo que no deben ser confundidos como idénticos. Esto parece inevitable ya que la característica misma de este conjunto de actividades económicas, y la mirada que se puede realizar sobre éstas, especialmente en su relación con otro sector como es en este caso el de las TICs, asume un carácter fuertemente heterogéneo, y no siempre puede ser englobado unívocamente. 2. Relevancia y antecedentes sobre el tema La difusión del uso y aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en las principales esferas de la vida humana y el impacto positivo que ha traído consigo son hechos ya ampliamente reconocidos a nivel mundial, aún evitando caer en análisis simplistas o apologéticos. En términos económicos, este conjunto de innovaciones tecnológicas que amalgaman a la informática y a las telecomunicaciones forma parte de un nuevo paradigma tecno-productivo basado en actividades intensivas en conocimiento, en el que comparten vanguardia con otros sectores de punta como biotecnología, nanotecnología, nuevos materiales, etc., y que está incidiendo en la actividad económica de forma tal que ya ha generado cambios en la concepción sobre las formas de organización del trabajo y en los mismos parámetros de la eficiencia productiva. Diversos académicos y especialistas han debatido y analizado el rol estratégico que cumple en la actualidad y la potencialidad que supone para los países de América Latina el desarrollo de un sector de software y servicios informáticos (SSI) que contribuya a sofisticar el funcionamiento de los sectores productivos, y de esta manera generar condiciones de competitividad internacional en dichos sectores vía la innovación y la incorporación de valor agregado a los procesos (Fajnzylber, 1984; Perazzo, 1999; Anlló et al, 2003; Moguillansky, 2005; López, 2003 y 2006; Kargierman, 2006). Esto sería el resultado de e xternalidades positivas, spillovers de conocimiento provocados por la utilización de herramientas intensivas en conocimiento e n la operatoria y el manejo económico de tales actividades, la gestión misma de la información que se genera en la producción, y la enorme cantidad de nueva información que permite disponer, creando mayores posibilidades de aprovechamiento y explotación para mejorar los resultados y procesos de la actividad que se desarrolla en los diversos sectores. Esto parece particularmente importante para un país como la Argentina, que muestra a un sector SSI que si bien de manera accidentada y fragmentaria devaluación mediante, ademáslogró forjar una estructura exportadora de potencial interesante y cierta masa de recursos humanos que se presenta como un buen camino a seguir. El Estado argentino, si bien ya lo ha reconocido como un sector estratégico y lo ha dotado de una legislación que le da un marco general de actuación, no avanzó sobre aplicaciones y servicios específicos para el sector productivo, de 4

manera de producir encadenamientos y sinergias tecnológicas en este aspecto, y no ha definido una clara política de financiamiento a través de otros medios como el capital de riesgo, o la propia compra de parte de la oferta tecnológica. En un estudio de CEPAL se ha afirmado que el sector SSI comparte con otros también intensivos en conocimiento algunas características adecuadas para apostar por su desarrollo: por una parte, se trata del sector con mayor ritmo de crecimiento de las exportaciones; por otra parte, tiende a pagar mayores salarios y a generar más empleo -de alto nivel de calificación- que el promedio de la economía; en tercer lugar, genera los derrames positivos relacionados con el aumento de la capacidad de innovación (que a veces en estos casos se traduce en la creación de nuevas empresas) y con la conformación de una masa crítica robusta de recursos humanos altamente capacitados; por último, al tratarse de un sector aún inmaduro en términos de la oferta internacional, existen posibilidades de realizar un catch up tardío hacia el desarrollo, como lo atestiguan las experiencias de países como Irlanda, la India e Israel (Anlló et al, 2003). Más discutido que el aporte indirecto ha sido en cambio el aporte directo que podría realizar el sector informático a través de sus exportaciones al crecimiento del PBI y su capacidad para generar de divisas, en particular para el caso de Argentina y otros países que poseen mercados internos muy pequeños y con demandas poco sofisticadas señala López-, al menos en el corto plazo. El autor muestra que los países de ingreso tardío que iniciaron sus estrategias de desarrollo de su sector SSI basados en una estrategia mercado-internista fueron aquellos que poseían altos niveles de población, y por tanto, de mercados (Brasil, la India, China, etc.). Por otra parte, a excepción de algunos casos modelo (como Irlanda, Israel y la India), donde los ingresos por exportaciones llegaron a representar un significativo porcentaje del PBI, pero que son fruto de diferentes políticas forjadas sostenidamente durante más de una década y en base a distintos factores de competitividad, en el resto de los países el peso sectorial de la industria del software y los servicios informáticos no supera el 5% del PBI (López, 2006). Por lo que, según el autor, la potencial utilidad del desarrollo del sector de software reside en el impacto horizontal sobre múltiples áreas de la economía, como decíamos, a través de las externalidades positivas relacionadas con la generación de capacidades innovativas, los derrames de conocimiento y la modernización funcional del sector productivo local, lo que no es en absoluto menor dada la importancia de las ventajas competitivas dinámicas allí presentes. Con el mismo criterio, autores como Perazzo opinan que la industria de software argentina tiene posibilidades de desarrollar un sector SSI de perfil exportador en lo que define como áreas promisorias de especialización, entre las cuales cuenta al sector agropecuario y agroindustrial (Perazzo, 1999 y 2006), en una perspectiva coincidente con la anterior en el sentido de modelo export-led growth. Vale la pena destacar el esfuerzo propositivo del autor al proponer e ilustrar una serie de campos de aplicación posibles, suponiendo una interacción conjunta entre el Estado y el sector privado, en la que el primero debería tomar el rol de formulador y articulador de las políticas intra-sectoriales; por otra parte, se además un cliente principal de la oferta tecnológica con el objeto de estimular la demanda, y por las propias implicancias funcionales de la incorporación de la informática al sistema de gestión regulatoria de las actividades económicas. Por su parte, respecto a la problemática de la definición de un perfil para el sector, Erbes et al consideran que la potencialidad de la industria del software en la Argentina reside en definir un patrón de especialización que vincule a esta industria con determinados nichos entre los que se encuentra el sector productivo, con preferencia hacia aquellos segmentos que ya demuestran tener una historia previa de resultados virtuosos, o que poseen ventajas comparativas dinámicas ya consolidadas, y que pueden estar dadas tanto por el desarrollo de una especialización derivada del campo de aplicación como también por la disponibilidad de una oferta consistente de recursos humanos calificados y adecuados a dichas necesidades. Esto obliga a pensar en cuales son las capacidades cognoscitivas necesarias para poder responder a una demanda eventual, y de dónde surge este proceso. En este punto, varios autores (Novick et al, 2002; Borello et al, 2006; Erbes, Robert y Yoguel, 2006), afirman que, más allá del desacople cuantitativo entre oferta y demanda de recursos humanos, en Argentina existe una brecha cualitativa entre el perfil de recursos humanos que provee el sistema educativo formal menos calificado y menos especí- 5

fico- y los requerimientos actuales y futuros de la demanda para un desarrollo sofisticado del sector (Anlló et al, 2003). Esto es en parte producto de la discontinuidad de las políticas de desarrollo del sector y de la estructura comercial instaurada en los 90, que afecta negativamente sobre la conformación de los perfiles específicos de la oferta laboral de informáticos (Nemirovsky y Yoguel, 2003). Por otra parte, la definición de ciertos campos de aplicación de las TICs también hace necesario plantearse cuál es la política industrial que va a complementar el crecimiento de los sectores que se buscan modernizar a través de la incorporación de la tecnología informática, y asimismo, cuál es la política de promoción del propio sector SSI: se sostiene comúnmente, según un criterio relacionado con la agregación de valor a nivel sectorial, y con la necesidad de especialización, que países como Argentina deben salir del modelo de las software factories, call centers y help desks, surgidos de las estrategias de outsourcing de empresas radicadas en países centrales y de multinacionales que trabajan en red, para avanzar sobre campos especializados, agregando más complejidad tecnológica a los productos y servicios (Kargierman, 2006). Esto se justifica por un lado debido al hecho de que no es factible en términos económicos competir internacionalmente por precio a través de ventajas comparativas estáticas (por ejemplo, contra la India que ha desarrollado su modelo de crecimiento sectorial con mayor antelación y con una estructura salarial mucho más competitiva, casi al nivel de dumping social). Por otro lado, apunta al mismo tiempo a que, como ya se dijo, la ventana de oportunidades que se vislumbra en el desarrollo del sector SSI en Argentina, al menos hasta que se consolide como tal, se vincula con ciertos nichos de software específico que generarían derrames positivos (Kosacoff, 2000) y una presión sobre la economía real que la obligue a alcanzar, como usuario, la frontera tecnológica en materia de procesos. En este sentido, también habría que dar una definición sobre qué tipo de especialización debiera llevarse adelante en cuanto al tipo de productos a desarrollar: si sobre productos y servicios globales y más estandarizados, o sobre productos más específicos y servicios a medida, relacionados con factores idiosincrásicos de cada espacio geográfico (López, 2003; Heinz, 2006). Hay quienes sostienen que existe una mayor rentabilidad y flexibilidad en la concepción del sector SSI como un generador de servicios más que de productos globales, y en este sentido, hay alguna evidencia de que los servicios permiten una relación más flexible y prolongada con los países clientes. No obstante, también hay evidencias sobre países que se colocan en un principio como grandes importadores de productos globales y que en términos relativos esto genera un flujo de ingresos mayor que el de servicios. Sin embargo, otros opinan que debiera mantenerse abierta la posibilidad de trabajar sobre ambos perfiles, el primero de los cuales permite generar mayor valor agregado a los productos finales, y el segundo aprovechar los rendimientos crecientes a escala de la producción estandarizada (López, 2003). El sector agrícola y ganadero es uno de esos campos en los cuales las TICs como tecnologías de impacto horizontal están abriéndose paso, aunque no a la velocidad y la intensidad con que han avanzado en otros espacios. El desafío de insertar tecnología en el agro y la ganadería parece ser un problema complejo, pero tanto más prometedor para un país como Argentina al contar con un sector SSI que, aunque de modo accidentado, ha generado cierto potencial en un marco donde la competencia internacional, si bien ya no es menor, no impediría aún realizar el catch up tecnológico en sus sectores productivos. Desde el punto de vista de la demanda, la relevancia estratégica que supone la incorporación de las TICs al sector agrícola-ganadero y agroindustrial ya ha sido advertida por varios países. En el último lustro se han creado entidades internacionales abocadas específicamente a la temática. En 2002 fue creada la Asian Federation of Information Technology for Agriculture (AFITA), conformada por más de diez países asiáticos en particular los del sudeste-, y su par europea, la European Federation of Information Technology for Agriculture (EFITA). Un año después, a partir de la iniciativa de Estados Unidos y Brasil surgida en la conferencia mundial organizada por ambos países sobre el tema (la World Conference of Computers in Agriculture and Natural Resources WCCA-), se fundó la Panamerican Federation of Technology for Agriculture (PANFITA), a la que, además de Estados Unidos y Brasil, se asociaron México, Chile y 6

Costa Rica. Estas tres organizaciones se nuclean a su vez en la Internacional Federation of Information Technology for Agriculture (INFITA), de carácter mundial, que posee un journal de publicaciones científico-técnicas en el tema, y realiza desde su inicio congresos mundiales, el próximo de los cuales se celebra en noviembre de 2006 en Bangalore, India. La AFITA posee diversos centros de investigación desde los cuales estudia la situación del mercado de las TICs para el agro en los diversos países europeos y en Estados Unidos. De igual modo, éste último estudia la situación de Brasil y la de su propio mercado. Por su parte, Brasil ingresó a la PANFITA a través de una entidad creada y abocada a este tema en particular, la Associação Brasileira de Agroinformática (SBI-Agro), que se dedica a difundir el uso de la tecnología informática en su sector agropecuario y agroindustrial, y a hacer investigación y desarrollo en innovación tecnológica para el sector. Del mismo modo, la Escuela Politécnica de la Universidad de San Pablo (USP) lleva adelante un programa de modernización de la maquinaria agrícola, y organiza anualmente el Congreso Brasileño de Agricultura de Precisión, así como diversos talleres y seminarios relacionados con el tema. Por último, la Empresa Brasileira de Agropecuária (EMBRAPA) posee también una unidad de investigación dedicada a estudiar la situación de la informática en el sector agropecuario, la EMBRAPA Informática Agropecuária. En otro plano, la FAO, junto con otras organizaciones nacionales de I+D de todo el mundo, han tomado la iniciativa de impulsar la creación de estándares internacionales de compatibilidad y coherencia entre los sistemas de información desarrollados para el trabajo con el sector agroalimentario (los agriculture information management standards AIMS) con el objetivo de crear lenguajes y metodologías convencionales para compartir y sistematizar este tipo de información a nivel mundial. Estas evidencias parecen más que elocuentes respecto al camino ya emprendido en este sentido por diversos países. En este sentido, la Argentina no posee una institución específica dedicada a este tema, y tampoco se registran otros indicios de una política pública. Las acciones emprendidas en este aspecto han sido llevadas adelante, o bien por el sector privado (entidades como AACREA y AAPRESID) o bien por unidades específicas de distintos organismos (INTA, INTI, SENASA, ONCCA) en forma fragmentaria, pero no parece existir una visión global de intervención, ni estudios específicos sobre esta temática en particular. En cuanto al presente estudio, el interés particular por el tema surgió en el marco de los debates precedentes por parte de algunos grupos de investigadores del Instituto de Industria de la UNGS, junto con investigadores de otros centros, en torno a las potencialidades de desarrollo del sector SSI en Argentina, y fue precipitado puntualmente a partir de la detección por parte de los profesionales responsables del Área de Computación de la Universidad Nacional de Río Cuarto, el Dr. Jorge Aguirre y el Lic. Marcelo Arroyo, junto con el Dr. Gabriel Baum, especialista en temas de software, de una importante cantidad de tesis de estudiantes de la Licenciatura en Computación de la misma institución -en las cuales los alumnos deben generar propuestas de soluciones informáticas a partir de problemáticas reales- que proponían aplicaciones vinculadas a problemas de la gestión agropecuaria, y que se encontraban en relación con su vinculación familiar a productores agropecuarios del área circundante. Esto llevó a generar un interrogante sobre en qué medida había crecido en la zona una demanda de aplicaciones de ese tipo, y a evaluar la posibilidad de crear un espacio de desarrollo en torno al área de Río Cuarto que respondiera a dicha demanda, verificando primero el estado de la oferta informática y los usos actuales de software por parte del sector agropecuario y agroindustrial. Por ello es que la presente investigación tomó en principio como referencia el relevamiento inicial llevado a cabo por los responsables del Área de Computación de la UNRC, y colocó en su momento el foco de interés en el área de Río Cuarto y alrededores. Luego, como el tema lo ameritaba, se decidió luego ampliar la mirada a toda la región pampeana, como ya se refirió en el apartado metodológico, realizando entrevistas también allí, y en lo referente al sector, a toda la cadena agroindustrial, para detectar cuál era la situación en los eslabones cercanos, ya que en el territorio, los límites de la demanda y la oferta no aparecían tan claros. 7

3. TICs / Software para el sector agrícola y ganadero Lo primero que es necesario definir para referirnos al objeto de estudio, es si lo más adecuado es hablar de software o de TICs, dejando en claro que el segundo término es más amplio ya que incluye también a las tecnologías de la telecomunicación. Como en muchas ocasiones estos dos términos aparecen de manera intercambiada en ciertos estudios e instancias diversas, o en forma de sinónimos, es necesario realizar esta distinción fundamental. En principio es posible afirmar que las Tecnologías de la Información y la Comunicación conforman un conjunto ya indisoluble, con independencia del ámbito de aplicación, pero además si nos referimos a la actividad agropecuaria, en donde el acortamiento de las distancias, la apertura y transmisibilidad de la información en un medio disperso, así como la velocidad de comunicación, juegan un rol esencial, por lo que es imposible considerar las tecnologías de la información sin las telecomunicaciones para pensar el desarrollo y el uso de software. No obstante, desde el punto de vista económico, el término software es útil para diferenciar a este tipo de tecnologías blandas respecto de todo el costado hard que está también incluido dentro del conjunto de las TICs. El relevamiento buscó detectar y discernir todos aquellos espacios donde aparecía incluido el software como tal, aunque lo cierto es que, en términos del desarrollo tecnológico, pero a veces también económicamente, está indisolublemente asociado a un soporte electrónico, ya sea de informática o telecomunicaciones. En este sentido, a nivel económico, igualmente, es muy útil considerar la denotación sectorial que se asume como Software y Servicios Informáticos (SSI), aunque para pensar la problemática sea necesario incorporar al debate al sector de Electrónica y Telecomunicaciones. Cuadro Nº1: Esquema de diferenciación en las TICs Tecnol. de información Tecnol. de comunicación Software Hardware Fuente: elaboración propia 3.1. La oferta tecnológica informática Como el estudio de la vinculación intersectorial implica una realidad de doble entrada, con anterioridad al relevamiento se estudió la organización de cada sector desde el punto de vista, por un lado, de la oferta tecnológica informática genérica disponible intentando para ello englobarla en determinados módulos a fin de poder efectuar una clasificación- y por el otro, la demanda (actual o potencial) desde la perspectiva del sector agropecuario como usuario, en relación con las funciones que pueden cumplir las aplicaciones informáticas a nivel de las necesidades de gestión de los distintos eslabones de la cadena agroindustrial. A partir de ello, se elaboraron dos esquemas teóricos de vinculación que tienen la referencia en el sector al cual pertenece cada uno. En referencia al sector informático, se agrupó la oferta tecnológica en torno a cinco módulos que intentaban sintetizar todos los sistemas disponibles en la actualidad, según el tipo de utilidad que ofrecen, y con independencia de su grado de complejidad y valor agregado. Aunque esta clasificación tiene cierto grado de arbitrariedad, resulta práctica, creemos, para conceptualizar la vinculación que se estaba buscando, tomando un criterio que se acerque, por un lado, a la lógica funcional que está detrás desde el punto de vista informático, y por otro, como decíamos, 8

a los diferentes tipos de utilidades que generan para el usuario, sin considerar que existen en la actualidad sistemas que incluyen más de una de estas funciones, en particular ciertos paquetes informáticos que se ofrecen en algunos mercados. En este contexto, se encontraron primero una serie de sistemas relacionados con la gestión operativa y el monitoreo de diferentes procesos, como ser el control de la producción, la logística y el almacenamiento, y en la misma línea, sistemas administrativos, contables y de planificación empresarial, relacionados con la gestión económica de unidades de negocios. Todos estos desarrollos comparten un cierto tipo de lógica funcional interna asociada a la manipulación de determinado tipo de información, ciertos tipos de lenguajes de programación, de no muy alto valor agregado en términos de tecnología, pero que reducen la complejidad de las múltiples variables y dimensiones que se derivan de la gestión de las empresas, y permiten ciertas utilidades de aplicabilidad directa que resultan esenciales para el manejo inteligente de dicha gestión a la hora de la planificación de recursos y el control de los procedimientos. Razón por la cual se los englobó dentro de los llamados sistemas de gestión de información, que en algunos casos son sistemas cerrados, con aplicaciones específicas y una interacción básica con el usuario, y en algunos casos son sistemas abiertos, que comparten información con distintas unidades e interactúan con Internet y con otras formas de telecomunicación. En segundo lugar se detectaron una serie de programas de software de diversa índole que comparten la utilidad de manejar grandes bases de datos para su funcionamiento, con requerimientos especiales a nivel del hardware de almacenamiento y procesamiento de datos. Por ello es que se los ha englobado por lo general bajo el rótulo de sistemas de gestión de bases de datos (SGBD). Entre estos encontramos a todos aquellos sistemas que manipulan imágenes de alta densidad (fotografías satelitales, imágenes microscópicas, animaciones computadas en tres dimensiones, etc.), a los conocidos Sistemas de Información Geográfica (SIG), que son aplicaciones que permiten recolectar, clasificar, mapear, graficar, cruzar y mostrar datos de diversa índole, formato y densidad bajo una referencia espacial -con coordenadas de latitud y longitud-, posibilitando de esa manera la organización de la información para que sea posible analizarla, evaluarla y tomar decisiones. Esto supone sistemas de teledetección satelital que se incluyen en el quinto punto. Cuadro Nº2: Esquema teórico de la oferta tecnológica informática Sistemas de gestión de la información Sistemas de gestión de grandes bases de datos Planificación y control de procesos Gestión administrativa/económica Procesamiento imágenes de alta calidad Sists. Información Geográfica/Teledetección Manejo de bases de datos genéticas Sistemas modelos de simulación de procesos Modelos de predicción y proyección de resultados e impactos futuros Software de adquisición y administración de datos (embebido incorporado) Control automático de maquinaria; adquisición, manipulación y almacenamiento de datos en dispositivos (Mecatrónica) Redes y sistemas de soporte a la telecomunicación Servicios de conexión a internet (fibra óptica o inalámbrica). Sistemas de procesamiento digital (DSP) y teledetección satelital. Fuente: elaboración propia. 9

También aquí ubicamos a los sistemas de manejo de información genética para el uso en investigación y desarrollo biotecnológico, que tiene aplicaciones tanto agronómicas como veterinarias y en medicina. En particular, el auge de esta rama de la tecnología biológica, que implica un uso intensivo del conocimiento informático, ha cobrado tanto crecimiento que ha generado incluso, en este caso, una disciplina particular, la bioinformática, que combina conocimientos biológicos y químicos con conocimientos de informática. Respecto a la arquitectura de programación, si bien los SGBD (también llamados DBMS, DataBase Management Systems) son estructuras complejas con diferentes niveles lógicos y posibilidades de relación con y entre los datos, en términos generales podemos decir que, según la utilidad específica (si se realizan grandes incorporaciones periódicas de información, o si se trabaja básicamente con sistemas de consulta, o si las bases de datos están abiertas a distintos canales de interacción) usualmente se utilizan aplicaciones específicas de consulta a bases de datos, de manejo de bancos de imágenes y sistemas de alta interacción, de forma tal que existen algunas plataformas que dominan ampliamente la oferta más avanzada, como las aplicaciones basadas en el Standard Query Language (SQL), o aquellas basadas en Visual Basic para el manejo de imágenes y animaciones. En tercer lugar se identificó a un conjunto de sistemas que poseen también una lógica propia de procesamiento y programación, y que son los llamados sistemas de simulación de procesos (SSP) o sistemas expertos (SE), derivados de una rama de la Inteligencia Artificial. Estas aplicaciones consisten en modelos matemáticos (basados en cálculos de números finitos) que imitan y representan en forma simplificada diferentes procesos humanos, físicos y naturales con una lógica sistémica, cerrada, de interacción entre diferentes variables con comportamientos prefijados, y que a través de esa capacidad de reproducción aparente, tienen el objeto de colaborar en la resolución de ciertos problemas de análisis. Existe una diversidad de programas de simulación en enormes áreas de aplicación, como en el diseño industrial y constructivo, en la economía y management, en la agrometeorología y climatología, en la física, ciencias naturales y geográficas, incluso considerando el área de entretenimientos (videojuegos). Consisten básicamente en modelos de predicción, proyecciones, cálculo de impactos futuros y efectos de todo tipo de fenómenos, entre los cuales existe un sector de aplicaciones que pueden utilizarse para la toma de decisiones en el sector productivo agropecuario. Ejemplos de estos son los simuladores de efectos de determinados tipos de siembra y fertilización en suelos, predictores de impacto agroclimático, modelos de proyección económica de inversiones agropecuarias, sistemas de simulación mecánica y de fluidos para diseñar determinados objetos o tomar decisiones operativas, etc. El insumo del que se alimentan estos sistemas, además de la potencia de cálculo y el tipo de operaciones matemáticas que realiza, es la información modelizada de los fenómenos que se quieren simular. En agricultura existe un uso convenido a nivel mundial de uno de los modelos de estos sistemas, que es conocido como DSSAT (Decision Support System for Agrotechnology Transfer), aunque existen muchas otras plataformas y modelos disponibles y factibles de crear, con mayor complejidad y capacidad de manejo de variables. En cuarto lugar se ubicó puntualmente a los sistemas de adquisición y administración de datos que se obtienen de dispositivos electrónicos de todo tipo, y que son conocidos comúnmente como software embebido o incorporado (embedded software). Este tipo de sistemas permite recibir, interpretar, manipular y retransmitir datos obtenidos por diversos instrumentos de precisión y almacenados en dispositivos electrónicos como sensores (de índice verde, de temperatura, de humedad, remotos, etc.), controladores y medidores de distintas muestras, PDAs, monitores de siembra y cosecha, receptores GPS y todos los dispositivos relacionados con la robótica. Este tipo de sistemas, en conjunto con la parte mecánica y la parte electrónica conforma un sistema que se conoce como mecatrónica. Desde el punto de vista tecnológico tienen una complejidad variable, aunque los de mayor utilización y presencia en el mercado poseen menor valor agregado en términos de complejidad que los sistemas de simulación y que los sistemas de bases de datos, no obstante permiten manejar procesos críticos de comunicación entre hard y soft, y manejar las interfases de vinculación entre distintos tipos de sistemas. En quinto lugar se agruparon a todos aquellos sistemas de soporte de telecomunicaciones, sin especificación de una lógica informática específica, pero que tienen la particularidad de 10

permitir la conectividad y la comunicación entre computadoras, servidores y todo tipo de procesadores digitales de información. Ejemplos de estos son todos los sistemas de conexión a internet (con particular énfasis en la conexión inalámbrica como ejemplo de la tecnología de frontera en conectividad), los sistemas DSP (Digital System Processing), todo un adelanto en materia tecnológica, que implican la digitalización de una gran cantidad de operaciones que comúnmente se realizan a través de tecnologías menos avanzadas que la informática, y como consecuencia, la transmisión de mucho mayores volúmenes de datos por unidad de tiempo, lo que se logra a través de la inclusión de microprocesadores en una gran cantidad de dispositivos intermedios de comunicación que analizan y digitalizan la información. Además se deben incluir a los sistemas de recepción de información satelital y aérea que se utilizan para la teledetección de características de la tierra mediante imágenes a distancia, que utilizan diferenes sensores y receptores que deben ser procesados con sistemas informáticos específicos. La clasificación desarrollada hasta aquí, y sintetizada en el Cuadro Nº 2, no es necesariamente exhaustiva: como se dijo al principio, existen aplicaciones que utilizan más de uno de estos paquetes informáticos combinados (como por ejemplo, algunos sistemas integrales de gestión agropecuaria que combinan GIS con consultas a bases de datos on-line). Pero tiene el sentido de categorizar en términos funcionales la oferta tecnológica informática disponible para elaborar una vinculación conceptual con el ámbito de aplicación. Ahora bien, en la actualidad el informático se presenta como un sector inmaduro pero en crecimiento, con interesantes potencialidades (ver López, 2006; ProArgentina, 2005; FSSI, 2005), cuya estructura socio-organizacional presenta previsibles disparidades: un conjunto de cámaras de alcance nacional radicadas en la Ciudad de Buenos Aires, con real influencia en la Región Metropolitana de Buenos Aires, donde a su vez existe la mayor cantidad de empresas informáticas en general. Estas son la Cámara de Empresas de Software y Servicios Informáticos (CESSI), que representa a las empresas de informática, la Cámara Argentina de Telecomunicaciones, Informática, Control y Contenidos (CATYA), la Cámara de Informática y Comunicaciones de la República Argentina (CICOMRA), que representa mayormente a las empresas de telecomunicaciones, y la CABASE (Cámara de Bases de Datos y Servicios en Línea), que representa principalmente a los proveedores de Internet. Por otra parte, en el resto de la región pampeana, una serie de cámaras de fuerte raigambre local o provincial, y que son las que representan con mayor fuerza y capacidad de convocatoria a las empresas situadas en las principales áreas metropolitanas regionales, con excepción de algunos casos puntuales que también buscan una referencia principalmente en la CESSI. Las principales instituciones mencionadas son el Polo IT Buenos Aires, en torno a la Ciudad de Buenos Aires; la Cámara de Industrias Informáticas, Electrónicas y de Comunicaciones del Centro de Argentina (CIIECCA), radicada en la ciudad de Córdoba, con alcance en toda la provincia, a la que se suma el Cluster Córdoba Technology; la Cámara de Empresas Informáticas del Litoral (CEIL), radicada en Rosario, y con un área de influencia que alcanza a toda la zona centro-sur de la Provincia de Santa Fe (incluyendo algunas empresas de la ciudad de Santa Fe) y la Cámara de Informática del Interior Regional Cuyo (CIDI-Cuyo), que representa y convoca a las empresas informáticas de la ciudad de Mendoza y su área de influencia. Además se puede agregar a la Cámara de Informática del Sur, con sede en Bahía Blanca, y al Polo Informático de Mar del Plata, radicado en dicha ciudad Por otra parte, se pueden mencionar algunas cámaras locales o instituciones de apoyo (como cámaras y centros de comercio o industria) en realidades locales más específicas como Rafaela, Tandil, Villa María, Junín, Pergamino y Río Cuarto, pero con escasa inserción y conocimiento sobre el entramado local de empresas informáticas, que en general posee una masa crítica menor, tanto a nivel de cantidad y escala de empresas, como de recursos humanos calificados. Aquí comienza a generar incidencia la presencia de otro tipo de instituciones como las facultades de Ingeniería o de Ciencias Exactas de diversas universidades (Universidad Nacional de Río Cuarto UNRC-, institutos terciarios de computación, la Universidad Nacional de Villa María UNVM-, las sedes regionales de la Universidad Tecnológica Nacional UTN-, la Universidad Nacional del Centro UNICEN, la Universidad Nacional del Sur UNS, Universidad 11

Nacional de La Plata UNLP), y otras instituciones de promoción tecnológica en forma individual, como principalmente los centros regionales del INTI. En otro plano de intervención, existen una serie de instituciones vinculadas a los ámbitos locales y regionales que consisten, o bien exclusivamente en la promoción de tecnología y aglomeración de empresas los polos tecnológicos y clusters informáticos-, o bien instituciones que forman parte del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología (universidades públicas y privadas, centros de investigación y desarrollo, institutos de desarrollo local), y que tienen alguna relación con el desarrollo de software y servicios informáticos. En muchos casos, se da la conjunción entre ambos tipos de instituciones, alrededor de un esquema mixto como son los Polos Tecnológicos y Parques Científico-Tecnológicos, que usualmente consisten en consorcios conformados por algunos de los actores locales (universidades regionales, municipios, gobiernos provinciales, empresas de la zona y empresas nacionales o internacionales de tecnología) e instituciones transversales que forman parte del Sistema Nacional de Innovación, como el CONICET, el INTA y el INTI. Ejemplos de estos son el Polo Tecnológico de Rosario (PTR), una iniciativa orientada a empresas informáticas y otras con alto contenido tecnológico; el Centro Regional de Investigación y Desarrollo Rosario (CERIDERCONICET), también radicado en Rosario, con fuerte orientación biotecnológica, donde además se alojan algunas unidades de trabajo del ámbito nacional, provincial y municipal; el Parque Tecnológico Litoral Centro, ubicado en la ciudad de Santa Fe, también fruto de un convenio entre la Universidad Nacional del Litoral, los gobiernos provincial y municipal y el CERIDECONICET; el Cluster Córdoba Technology, vinculado a la Agencia Córdoba Ciencia y al gobierno provincial; el Parque Científico y Tecnológico Tandil, y otros. Esta realidad territorial de empresas y organizaciones representativas concentradas en primer lugar en torno al Área Metropolitana de Buenos Aires, y en segundo lugar en torno a las principales ciudades (Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Mendoza), es correlativa a una realidad económica sectorial de baja especialización en productos para sectores específicos, y de concentración de la oferta de mano de obra calificada en los centros urbanos. Por su parte, los organismos representativos de alcance nacional no tienen registros de las empresas que están por fuera del ámbito de la RMBA, salvo en casos excepcionales al tratarse de empresas regionales importantes o por vinculaciones institucionales específicas. Del mismo modo, no se evidencia una diferenciación clara, dentro del conjunto de las empresas asociadas, de un sub-sector informático relacionado con aplicaciones en la cadena agroalimentaria, o más genéricamente, con alguno de los sectores productivos. Tampoco han sido detectadas y catalogadas dichas empresas, aunque sí existe una percepción de que deben existir, y que está pendiente un relevamiento exhaustivo al respecto.3 Por otra parte, y como se mencionó al principio de este artículo, no existen instituciones públicas, mixtas o privadas que se aboquen globalmente a esta temática intersectorial en particular, ya sea con mayor cercanía a la oferta o a la demanda. Esta falta de información se evidencia también, aunque en menor medida, a nivel regional, donde las cámaras informáticas y polos o parques tecnológicos no tienen información clara y exhaustiva sobre las empresas de informática que se encuentran en la zona y que pudieran estar desarrollando software o brindando servicios para el sector agroalimentario. En algunas 3 Según la suposición del Presidente de la CESSI una entidad que posee alrededor de 300 asociados y 150 adherentes-, probablemente existan cuatro perfiles de empresas (vinculadas con esta institución) que podrían estar produciendo o teniendo productos y servicios para la cadena agroalimentaria, y en el mejor de los casos, para el sector agropecuario específicamente: 1) grandes empresas no de nicho, con una línea secundaria de negocios, entre cuyos productos aparece alguno relacionado con el sector; 2) empresas de nicho (no menos de una veintena), de tamaño medio, con entre 30 y 100 personas ocupadas; 3) empresas regionales, a las que es difícil seguirles el paso. Nacen bajo el amparo de un gran cliente y permanecen cautivas. Cuentan, supone, en general con servicios con valor agregado. Son más inmedibles en términos numéricos, pero cree que son usualmente más pequeñas, con entre 20 y 30 personas ocupadas; y 4) empresas nacionales con productos especializados en otro eje, pero a los que se le pueden agregar módulos afines al sector, y con un promedio aproximado de 100 personas ocupadas. 12

ciudades medianas con perfil agropecuario incluso no existen cámaras locales, o se encuentran en reciente formación. 3.2. La demanda agrícola y ganadera En simultáneo con la clasificación inicial del punto anterior, se realizó en primer lugar una esquematización desde el lado del sector agrícola y ganadero pampeanos en relación con las necesidades existentes o potenciales de utilidades informáticas en tanto sectores usuarios, de acuerdo a los distintos aspectos que implican tanto la actividad productiva como la de investigación y desarrollo. Como se insinuó algunos renglones arriba, esto supuso poner el foco, no solamente en el sector primario, sino también en algunos eslabonamientos hacia atrás y hacia delante en la cadena productiva; es decir, por un lado, en ciertos servicios a la producción, provisión de insumos y actividades industriales relacionadas con la fabricación de maquinaria y herramientas; por el otro, respecto al procesamiento y comercialización (interna o externa) de bienes agroalimentarios, estos eslabones fueron considerados en algunos aspectos del estudio (y algunos de sus referentes fueron consultados a través de entrevistas), ya que no en todos los casos existe una división clara entre la gestión de la producción primaria y el procesamiento de sus productos, y del mismo modo que existen tecnologías transversales a la cadena agroalimentaria -que exigen coordinación y compartir información entre los eslabones-, existen espacios factibles de aplicación de la tecnología informática que no deberían quedar excluidos de esta consideración. En este marco, el esquema presentado en el Cuadro Nº 3 intentó resumir el conjunto de funciones y necesidades que se presentan en la actividad productiva agrícola y ganadera y en la I+D ligada al sector, teniendo en cuenta una serie de objetivos genéricos relacionados con la gestión propia de la actividad y con todos aquellas dimensiones que afectan al desarrollo cotidiano: por un lado, los aspectos ligados a la gestión general, tanto operativa como económica, de la empresa agropecuaria, con el día a día y el manejo de todas las variables que deben ser controladas en forma permanente para el desarrollo óptimo de la actividad cotidiana; por otro lado, aquellos aspectos derivados de la importancia de la planificación estratégica de los procesos productivos, y de la búsqueda de eficiencia en la gestión de dichos procesos, que abren un gran conjunto de problemas a considerar. También se remarcó, desde el aspecto más comercial, todo lo relacionado con la diferenciación de los productos y la agregación de valor a esos bienes, que implican eslabonamientos hacia atrás y hacia adelante en términos funcionales, y relacionan al sector primario agropecuario con la gestión de insumos y herramientas, a través de la I+D que se encuentra en la base de la producción de insumos mejorados (semillas genéticamente modificadas, agroquímicos, productos veterinarios, alimento animal) y a través del apoyo al perfeccionamiento en la fabricación de bienes de capital (principalmente maquinaria agrícola y herramientas). A partir de la mención de estos cuatro tipos de objetivos principales de gestión se deriva una serie de necesidades asociadas, tales como la administración económica de la empresa agropecuaria y la toma de ciertas decisiones estratégicas en el aspecto económico para el caso de la gestión general. La toma de decisiones estratégicas también se halla presente en el aspecto de la planificación productiva y la búsqueda de eficiencia, así como la necesidad de tener control operativo sobre toda la gestión de producción, y la búsqueda permanente de maximización de los rendimientos de inversión en ganadería tanto como en agricultura. Estas necesidades implican generar determinado tipo de utilidades que pueden encontrar respuesta a través de diferentes soluciones tecnológicas informáticas. De esta misma manera puede razonarse todo el cuadro, el cual intenta expresar que, al existir una interacción entre diversas áreas de actividad, objetivos, necesidades y utilidades, estas categorías aparecen intercaladas; lo cual supone que hay utilidades que responden a más de una necesidad y viceversa, así como también ocurre entre las diversas necesidades y los objetivos de gestión, y de la misma manera (esto está marcado con las flechas intercambiadas), las categorías incluidas en agricultura también valen para ganadería, ya que, por ejemplo, existe tanto la posibilidad de realizar trazabilidad agrícola como ganadera, así como también las regu- 13

laciones sanitarias, económicas y de calidad valen para ambas áreas de aplicación. En la columna derecha aparecen entonces las utilidades que vinculan en términos teóricos las necesidades del sector agropecuario con las aplicaciones informáticas y otros tipos de tecnologías que pueden darle respuesta. Cuadro Nº3: Necesidades y funciones del sector agropecuario Actividad Área de intervención Agricultura Objetivos Necesidades Gestión general operativa y económica de la empresa Administración económica Gestión de insumos, cash flow, pagos, reportes, tablero control Toma de decisiones productivas-económicas estratégicas. Análisis de inversiones, predicción agroclimática, evaluación de rendimientos, dosis variables, etc Control operativo de la producción Monitoreo logístico, control de procedimientos de rutina, registro de información productiva. Planificación productiva y eficiencia productiva. Producción Ganadería Diferenciación de productos Seguridad alimentaria y regulaciones económicas y de calidad I+D Agricultura, ganadería y gestión de insumos y herramientas Maximización de rendimientos Trazabilidad / Rastreabilidad Control sanitario y de calidad Mejoramiento de insumos y procesos Diferenciación de productos y agregación de valor Mejoramiento de maquinaria y herramientas Utilidades Mejoras en los procesos críticos Identificación animal y vegetal, registro y manejo de información Predicción y control de enfermedades, malezas, control calidad de insumos y de productos. Manejo de información genética para manipular organismos Almacenamiento y manejo de info agronómica, climática, etc. Incorporación de tecnología y diseño industrial avanzado Fuente: elaboración propia. Al retomar la pregunta acerca de cuál sería el recorte elegido para considerar esta vinculación intersectorial, y a modo de comprensión de sus posibles canales de comunicación, podemos también esquematizar los distintos eslabones de la cadena agroalimentaria según los tipos de gestión que implica en relación con la función que cumple el sector al que pertenece, a saber: la gestión de insumos, servicios y herramientas (eslabón multisectorial), la propia gestión productiva (sector primario-agropecuario), el procesamiento agroindustrial (sector secundario) y la distribución y comercialización (sector terciario). Esto permite comprender, en una mirada global, cual es el recorte que estamos realizando (y cuánto dejábamos afuera) en términos de los eslabones que componen la cadena agroalimentaria, y al mismo tiempo, cuáles son los encadenamientos que se generan a partir de dicho recorte. Nos referimos en este caso al sector metalmecánico que fabrica maquinarias e implementos agrícolas, a los proveedores de agroquímicos y semillas, a los proveedores de alimentos y productos veterinarios, y a los proveedores de todos aquellos servicios a la producción, operativos y profesionales, que son necesarios para desarrollar la actividad y que se ubican en torno al eslabón primario compuesto por los productores y empresas agropecuarias (Reca y Parellada, 2001; Bisang y Gutman, 2003; Díaz, 2003; Bisang, 2003). 14

Cuadro Nº 4 : El se cto r ag ro pe cuario e n la c ade na de ag ro alime ntos Func ione s de la ca den a a groalimen ta ria Ges tión de ins um os, s ervic ios y he rram ientas Ges tión produc tiva Ges tión de proc es am iento agroindus trial Ges tión de dis tr ibuc ión y c om erc ializ ac ión T ipo de se c tor a l que pe rtenece Prima rio / Se cun da rio / Te rcia rio Prima rio Se cu nda rio Te rcia rio Fuente: elaboración propia Ahora bien, desde el punto de vista organizacional y de su estructura socio-económica, el sector agroalimentario relacionado con la producción agrícola extensiva (cereales y oleaginosas principalmente) y con la actividad ganadera (carne y lácteos) se puede comprender como un conjunto de tramas productivas definidas principalmente por la cadena del producto esencial que generan (y sus subproductos), las cuales conviven en un espacio territorial que ofrece algunas centralidades geográficas (áreas agrícolas, cuencas lecheras, zonas ganaderas), pero también una significativa interacción entre ramas de producción, de manera que en términos generales hay una cierta homogeneidad que admite zonas de especialización y algunas diferenciaciones. Sobre la estructura y dinámica económica de estas tramas pueden consultarse diversos estudios (véase Bisang et al, 2003; Gutman y Lavarello, 2003; Bisang, 2003b, AACREA, 2003, Rojo y García, 2005). En la estructura socio-económica que conforma al sector agroalimentario podemos encontrar entonces una gran cantidad de actores principales en juego según su rol en la cadena: ü Productores individuales o empresas agropecuarias, agrícolas y ganaderos (criadores, invernadores y cabañeros). ü Empresas agroindustriales: aceiteras, empresas lácteas, frigoríficos, molinos harineros, etc.) ü Proveedores de insumos y agroquímicos (semilleros, laboratorios, comercializadores de biocidas y fertilizantes, etc.). ü Fabricantes de maquinaria agrícola y herramientas (cosechadoras, tractores, sembradoras, pulverizadoras y otros). ü Prestadores de servicios profesionales (agrónomos, veterinarios, agrimensores). ü Prestadores de servicios operativos y económicos (contratistas, consignatarios, remates-feria). ü Instituciones privadas de promoción y cooperación (cámaras y asociaciones de cadenas productivas, asociaciones de productores, asociaciones de criadores, asociaciones profesionales, institutos de promoción, etc.). 15

ü Instituciones públicas de promoción y regulación (INTA, SENASA, AFIP, ONCCA, Secretarías de Agricultura y Ganadería, CONABIA, municipios etc.). ü Instituciones de I+D (facultades de agronomía y veterinaria, laboratorios de biotecnología, fundaciones profesionales o de ejecución de servicios). Dentro de las tramas productivas agroalimentarias el núcleo está compuesto por las grandes empresas agroindustriales, con gran participación de empresas transnacionales, las que por una parte poseen la mayor porción de market share del sector de agroalimentos, y por otra, son quienes, respecto al eslabón primario, generan y se apropian de mayor valor agregado. Además, por su carácter de núcleo, disponen por lo general de capacidad para imponer condiciones sobre los precios de compra de materias primas al sector primario, en razón principalmente de la estructura oligopólica de estos mercados. Nos referimos en este caso a los grandes molinos harineros, las aceiteras, a los grandes acopiadores-comercializadores que exportan, a los frigoríficos y curtiembres, y a la industria láctea de gran porte, nacional o extranjera. Por su parte, en el sector primario, entendiendo que igualmente la importante presencia de empresas extranjeras operando desde dentro mismo del sistema productivo supone moderar la representatividad de las organizaciones locales, existe asimismo una heterogeneidad de situaciones que complejizan el mapa de las cámaras e instituciones que aglutinan a los productores, y que puede ser entendida atendiendo a algunos criterios reales diferentes, que muchas veces se superponen: ü ü ü ü ü pertenencia a una zona o región. pertenencia a un tipo de rama de actividad (ej.: ganadería bovina). rentabilidad y escala productiva de la empresa o productor. capacidad tecnológica y grado de modernización de la empresa o productor. alineamiento político (si lo hubiera explícitamente). En este contexto, podemos ubicar entre las principales instituciones privadas de productores agropecuarios a la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Exprimentación Agrícola (AACREA), a la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID), ambas con cobertura nacional o regional, y un importante perfil de innovación tecnológica, y por otro lado, a las instituciones tradicionales -que representan a distintos grupos de interés y estratos de productores- Sociedad Rural Argentina (SRA), la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (CONINAGRO), a las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), y a la Federación Agraria Argentina (FAA), con un alcance nacional o regional según el caso. Cada una de éstas reúne o bien grupos regionales, o sedes, o asociaciones de menor rango y más específicas que las componen (por ejemplo, CARBAP, CARSAFE y CARTEZ son parte de la CRA), y además representan a distintas cohortes de productores diferenciadas por alguno de los criterios marcados anteriormente y por alineamientos políticos específicos. Lo más interesante, en términos de la obtención de información sobre la gestión cotidiana de las empresas y sobre sus problemáticas tecnológicas, productivas y económicas, es conocer las instituciones de menor rango que componen a estos grandes grupos de interés, ya que éstos últimos tienen ante todo una vocación de representación política frente a los grandes debates, con excepción de AACREA y AAPRESID, que parecen tener un perfil de corte más técnico. Por otro lado encontramos a asociaciones que se definen principalmente por el producto final que se comercializa a lo largo de las distintas cadenas de valor, o en determinado eslabón estratégico, y que son los actores que hoy en día poseen el peso principal dentro de la trama agroalimentaria junto con las empresas agroindustriales: por un lado, en el sector ganadero, las Asociaciones de Cabañeros y Criadores las principales de las cuales son Angus, Hereford, ACHA (Holando Argentina), Brangus y Jersey, además de otras como Shorthorn, Limangus, Bradford y Brahman-, que en el caso de la carne poseen y distribuyen los derechos de exportación de Cuota Hilton; y por otro lado, en el sector agrícola, tanto las asociaciones representantes de las principales cadenas alimentarias (ASAGIR, ACSOJA, MAIZAR, ASAGA), como el 16

estratégico eslabón de acopiadores de cereales, cerca de mil empresas aglutinadas en gremios y centros de acopio, representados por la Federación Argentina de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales (FACyEGAC). En cuanto a las instituciones públicas de regulación y promoción, debe mencionarse en primer lugar el trabajo de las estaciones experimentales del INTA (y en lo que hace a la relación con la informática, en particular las estaciones de Manfredi y Marcos Juárez Córdoba-, Anguil -La Pampa-, y Balcarce, Castelar y Pergamino -Buenos Aires), cuya actividad se desarrolla con una relación directa con los productores regionales y otras instituciones (principalmente universidades), a través de convenios y otras formas asociativas, pero con una no demasiado intensa interacción con el resto de la red nacional del INTA, particularmente en términos del desarrollo y uso de software, salvo casos aislados. Por otra parte, el SENASA, la AFIP y la ONCCA aparecen como tres actores clave en el funcionamiento dinámico de la actividad agropecuaria y agroindustrial, en su carácter de organismos netamente reguladores, y capaces por tanto, tanto de estimular el uso de tecnología por la vía directa (mediante la exigencia de determinado tipo de requisitos de información o manejo tecnológico hacia los productores y empresas agroalimentarias), como indirectamente, mediante la innovación en el funcionamiento de dichas propias instituciones, de tal manera que obligue indirectamente a los actores privados a modernizarse para estar a tono con las pautas de funcionamiento regular (formas digitalizadas de comunicación y elaboración de informes, coordinación logística, unificación de la información, etc.). 3.3. Nuevas tecnologías asociadas Existen en la actualidad una serie de desarrollos y avances vinculados con la tecnología agrícola y ganadera que han marcado el camino de la introducción de los sistemas informáticos más avanzados, además del uso de sistemas de gestión perfeccionados e integrales. Estos desarrollos que son básicamente tres: la Agricultura de Precisión (AP), la agrobiotecnología moderna, y la trazabilidad, tanto animal como vegetal- se relacionan con distintos eslabones y actores de la cadena productiva, y suponen previamente el uso de otras tecnologías asociadas previas (la informática en general, el manejo de telefonía celular y la comunicación inalámbrica), pero se presentan como tecnologías de vanguardia en lo que se refiere al salto tecnológico que suponen desde el punto de vista del usuario. 3.3.1. Agricultura de precisión La Agricultura de Precisión (AP), además de una tecnología de producción agrícola, es todo un concepto nuevo e integral acerca de la gestión productiva, que implica la utilización de las nuevas tecnologías de información para la toma de decisiones de manejo, técnica, económica y ambientalmente adecuadas para la producción agrícola, combinadas con una serie de dispositivos electrónicos y con maquinarias y herramientas agrícolas de avanzada. La utilidad de la AP se afirma sobre tres pilares: por un lado, la intensificación del rendimiento de los campos; por otro lado, la búsqueda de sustentabilidad ambiental; en tercer lugar, el reconocimiento y manejo inteligente de la heterogeneidad ecológica de los suelos. Argentina comenzó con el desarrollo de esta técnica a mediados de 1996, a través de trabajos de exploración en algunas universidades de Estados Unidos, como Purdue, Iowa y Nebraska, lo que se sumó al desarrollo de las algunas empresas proveedoras de insumos tecnológicos, y de la mano de algunas unidades experimentales del INTA, que se asoció con determinadas instituciones como AACREA, AAPRESID, INFOPOS, etc. (Bragachini et al, 2005; Bongiovanni, 2005). Según la opinión de especialistas, junto con la biotecnología moderna, la AP es uno de los saltos tecnológicos más importantes que ha vivido la agricultura en las últimas décadas. Sus técnicas permiten satisfacer una de las exigencias clave, que es el el manejo óptimo de grandes extensiones, pudiendo así contribuir sustancialmente a aumentar la rentabilidad a través de un 17

incremento del valor del rendimiento de los suelos (cantidad y calidad), del ahorro en la cantidad de insumos, o de ambos simultáneamente, y permitiendo perfeccionar el trabajo a campo. En este sentido, cabe destacar que la Agricultura de Precisión, si es aprovechada en todas sus posibilidades, puede generar importantes ahorros de costos vía insumos, vía el mejor aprovechamiento de las posibilidades del suelo, y puede generar una mayor sustentabilidad de sus características ecológicas (Satorre, 2006). Desde el punto de vista de la informática, la AP involucra para su funcionamiento el uso de sistemas de posicionamiento global (GPS) y de otros dispositivos electrónicos como sensores de índice verde, de temperatura y humedad, sensores remotos de teledetección, monitores de rendimiento, medidores de muestreo y otros tantos que van apareciendo en el mercado, para obtener datos del cultivo y adecuar de esa manera el manejo de suelos e insumos a la variabilidad presente dentro de un lote. Estos dispositivos se utilizan usualmente montados sobre diferentes maquinarias y herramientas como cosechadoras, sembradoras, tolvas, fertilizadoras, pulverizadoras, etc., que funcionan con diversos softwares embebidos en cada aparato, los cuales toman y almacenan los datos que surgen de las diferentes operaciones realizadas (siembra, fertilización, cosecha, poscosecha) y se transmiten la información mediante tecnología portátil de informática y telecomunicaciones. Cuadro Nº 5. Ciclo de la información en Agricultura de Precisión Clima Agronómico (Suelos) Datos Información Diagnóstico Cultural Seguimiento Soluciones Toma de decisión Fuente: Best, Stanley, S. (2006). Toda esta información se aprovecha más tarde a partir de la utilización de ciertos sistemas de gestión y de aplicaciones GIS que la procesan y permiten elaborar mapas de rendimiento y muestreos intensivos de suelo, con los cuales evaluar sus características geofísicas y agronómicas y medir los diferentes rindes que se han obtenido en el lote, para entonces poder tomar decisiones de siembra y dosificar la utilización de semillas, fertilizantes y biocidas según la heterogeneidad que presente dicho lote, y según los resultados que se quieran obtener. Por otra parte, también se utilizan modelos de simulación para distintos tipos de cultivos, relacionados con la información sobre las características del suelo y del clima, que permiten realizar ensayos de dosis variable (DV) y hacer proyecciones hipotéticas sobre los resultados de diferentes pruebas, de tal manera que generen información clave para el trabajo operativo posterior (ver Cuadro Nº5). 3.3.2. Agrobiotecnología moderna La biotecnología es cualquier tipo de técnica que utilice organismos vivos o sustancias de esos organismos para crear o transformar un determinado producto, mejorar las plantas o animales o crear microorganismos para usos específicos. En particular, la biotecnología moderna consiste en un nuevo conjunto de técnicas que implican la intervención y el mejoramiento genético de especies animales y vegetales, con diferentes aplicaciones posibles, a través de la introducción de genes que confieren características potencialmente útiles a dichos organismos. Los principales elementos que componen la biotecnología moderna son: la genómica la clasificación 18

molecular de las especies-; la bioinformática, que supone la recopilación de datos de análisis genómicos en forma accesible; el mejoramiento genético molecular, que es la identificación y evaluación de características deseables para determinados organismos; y el diagnóstico de agentes patógenos, lo que implica mejorar las tecnologías de vacunación, a través del uso de métodos modernos de inmunización que se utilizan para preparar vacunas de ADN recombinante que ayudan a optimizar el control de enfermedades. Además, en términos generales, la biotecnología moderna hace posible introducir los genes que controlan las características deseables con mayor precisión y control que los métodos convencionales Según Bisang (2002), todo pareciera indicar que la aplicación de la biotecnología a la producción primaria, junto con otras innovaciones mecatrónicas, está llamada a constituir un nuevo modelo de organización de la producción. Es posible afirmar que en agricultura los avances van en dos direcciones: por un lado, unos pocos pero de amplia difusión apuntan a las tecnologías de proceso agrícola (modificaciones genéticas que afectan el proceso de producción, como por ejemplo, semillas con resistencia a determinados biocidas e insectos) que tienen un impacto directo sobre los costos de producción; otros, en cambio, implican mejoras en la tecnología de producto, agregando valor a las características de los bienes finales, con un impacto directo sobre los consumidores. Este es el caso, por ejemplo, de los alimentos de origen transgénico. En cuanto a la aplicación de la biotecnología a la actividad ganadera, encuentra su mayor fuente en las aplicaciones veterinarias para garantizar la sanidad animal y evitar patologías que pudiesen afectar los productos. Otra utilidad, más polémica en este caso, son las modificaciones genéticas para mejorar el rendimiento animal (Bisang, 2002). No obstante, las aplicaciones de la biotecnología en la actividad agropecuaria apenas han comenzado. La primera generación de variedades de plantas OGM se ha desarrollado sólo para modificar una sola característica, como por ejemplo, la tolerancia a determinados biocidas o a las plagas. Pero los avances conquistados en la genómica abren muchas puertas al mejoramiento genético de las plantas, los árboles y el ganado, conforme se incremente el conocimiento generado mediante la I+D. Según aseguran algunas voces autorizadas, el uso de la metodología de mejoramiento genético para lograr características complejas tendería a difundirse en los próximos años ( Pomareda y Hartwich, 1999). Otras aplicaciones que ya se están realizando en el sector, al menos en Argentina, se vinculan con la ganadería, tanto en el sector de reproducción como en sanidad animal. Si bien lo más difundido se da en el caso de sanidad animal (elaboración de diagnósticos y desarrollo de vacunas), en el área de reproducción se ha comenzado a trabajar, principalmente desde las asociaciones de criadores y cabañeros bovinos, en lo que hace a la definición de patrones genéticos de pureza en las razas bovinas, que contribuyan a generar indicadores objetivos de pureza racial (DEPs, o Diferencias Esperadas de Progenie ), así como a seleccionar y modificar caracteres genotípicos que favorezcan el rendimiento de las inversiones en la cría, invernada y tambo, tanto en el ciclo productivo como en la etapa comercial. Si bien el manejo de la información genética se realiza puertas adentro de grandes laboratorios (los cuales quedan excluidos del análisis de la trama en este caso), resulta crucial igualmente la etapa de recogida de la información en campo acerca de los rendimientos que produce la actividad en los distintos aspectos a cubrir que son muchos-, la cual involucra directamente a los productores y empresas agropecuarias, y por ello, su rol es igualmente central tanto para la información de contexto que sostiene la utilidad de estas tecnologías, como para su aprovechamiento en términos de productividad económica diferencial. No obstante, al hablar del uso específico de la informática importa igualmente dejar en claro lo que implica la investigación y el desarrollo basado en la agrobiotecnología moderna: es decir, el almacenamiento, la recuperación y el procesamiento masivo de información genética y bioquímica. Esto ha dado lugar incluso ya no es noticia- al desarrollo de la bioinformática, rama mixta dedicada a la gestión y uso de grandes bases de datos e información biológica (genética y bioquímica). La bioinformática ha incorporado además, y de manera generalizada, técnicas de robótica para automatizar análisis y clasificación de material biológico. Según algunos especialistas, las funciones primordiales de la informática en la biotecnología en su aplicación agroecológica y para la ganadería son el manejo de bases de datos (no solamente la manipulación conocida a nivel de organización y búsquedas, sino también el pro- 19

cesamiento de imágenes microscópicas), la inteligencia artificial -el conjunto de técnicas que implementan sistemas capaces de buscar patrones ocultos en las cadenas, encontrar relaciones entre medidas, hacer predicciones a partir de los datos conocidos, y clasificar patrones de manera automática- y la modelización: simulaciones sobre las condiciones de diversos microclimas y sobre el comportamiento de organismos en diversas condiciones (Mercau, 2006; Satorre, 2006; Martínez, 2006). 3.3.3. Trazabilidad La trazabilidad es un sistema de gestión productiva que permite realizar el seguimiento de un bien final desde su origen hasta el destinatario final. Consiste en la integración sistémica y longitudinal de la información surgida de la evolución los productos a lo largo de los distintos eslabones de la cadena de valor, para poder construir la evolución individual de cada uno de los bienes. Por ejemplo, la trazabilidad de la ganadería bovina supone el seguimiento de los animales vacunos desde el campo hasta el frigorífico (ciclo cero), luego, desde los cortes de la faena y el desposte (ciclo uno), hasta el supermercado y el consumidor final (ciclo dos), identificándose a los mismos por el establecimiento del cual provino. En la actualidad, sin embargo, la trazabilidad tiene dos significados paralelos: por un lado, se trata de una tecnología de proceso que introduce una concepción integral de la gestión de la cadena de valor agroalimentaria, y que puede aplicarse a muchos tipos de producción agroalimentaria, tanto de origen agrícola como ganadera. No obstante, al mismo tiempo aparece en cada vez más países como un requisito legal obligatorio para poder introducir productos en los mercados alimenticios. Además, en la medida en que su funcionamiento requiere una alta coordinación entre los diferentes agentes de la cadena, depende también de las propias regulaciones que la imponen como requisito para comercializar, y de la capacidad y voluntad del Estado de hacer cumplir esas regulaciones. Ahora bien, aún en los mercados y sectores en los que no es obligatoria, la trazabilidad incide sobre la diferenciación comercial del bien final en tanto genera sobre éste un valor agregado como producto trazado. Sin embargo, la trazabilidad como concepto y como práctica se ha difundido principalmente alrededor de la actividad ganadera bovina, precipitada por el brote del síndrome de la vaca loca en 1996, el que determinó, especialmente en Europa, una crisis de confianza en el sector de la industria de la carne. Aún cuando su consumo mostraba una tendencia a la baja, en algunos mercados europeos el mencionado brote provocó una súbita caída, lo que generó incentivos muy claros al desarrollo y el uso de sistemas que satisficieran la necesidad de imponer nuevos controles para garantizar la calidad y sanidad a lo largo de toda la cadena de producción y comercialización de cada producto (Meré et al, 2000; Zvedeñiuk, 2002). Cualquier sistema de trazabilidad incluye por tanto, como elementos vitales de su funcionamiento, la identificación individual de los animales o vegetales, la recolección y almacenamiento de la información acerca de ellos, y el acceso a la información por parte de los distintos agentes involucrados. En cuanto al consumidor final, sujeto y destinatario principal de la aplicación de la trazabilidad, la posibilidad de acceso a la información le permite estar informado acerca del establecimiento y las características de origen del producto, sobre el método practicado en los procesos de producción y procesamiento, y sobre la identificación de los actores que participaron de la cadena, entre otros tipos de información. Dentro de los beneficios que supone la identificación individual de los productos, se puede mencionar las ventajas de gestión derivadas del manejo comercial optimizado que exige el mercado; las facilidades sanitarias, y las jurídicas, ya que se simplifican las normas legales y estadísticas, entre otras. Las utilidades del sistema de trazabilidad se vinculan además con otras funciones adicionales: el control y la erradicación de enfermedades y plagas, información para el productor y la industria frigorífica, información para el fisco, y una mejor y más intensa posibilidad de aplicación de créditos bancarios (Zvedeñiuk, 2002). Con respecto a sus necesidades y posibilidades informáticas, podemos encontrar dos tipos de aplicaciones factibles de demanda: 20