De la Dragendorff 29 a la Hayes 8: consideraciones sobre el comercio maritimo en los siglos I y II d.c.



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CYPSELA, X, 1993, Girona, pp. 77-85 De la Dragendorff 29 a la Hayes 8: consideraciones sobre el comercio maritimo en los siglos I y II d.c. Javier NIETO PRIETO (*) ABSTRACT Using a new type of African Sigilliate ceramic known as Ancient Al, found mainly in Ampurias, the mechanisms of naval transport that made the substituion of SouthGaulic Terra Sigillata for the African Terra Sigillata ceramic possible in the Mediterranean market are studied. Concepts such as "Main Cargo", "Secondary Cargo", "Direct route ships", "Redistribution route ships" and "Main Port" and "Secondary Port", are established. Using these new concepts and the information gathered from the Culip IV wreck, the commercial naval organization existing in two stages is confirmed. The enormous influence of the transporter in the imposition of a new ceramic kind in the market and the economical role that Narbone plays in the North of the Tarraconian. Key words: Maritimne Trading, Ceramic, Terra Sigillata, Culip IV, Redistribution trading. UN NUEVO TIPO CERAMICO: LA TERRA SIGILLATA AFRICANA Al ANTIGUA Tras el estudio de la Terra Sigillata Africana de Ampurias se ha podido individualizar un grupo formado por 29 fragmentos que, salvo las pequenas diferencias logicas en una producción no mecanizada, presentan, entre otras, las siguientes caracteristicas, que ahora nos interesa subrayar: Engobe.- Es más rojizo que el de la T.S. Africana, sin llegar al tono del de la T.S. Sudgallica. Si tuviéramos que buscar una semejanza con alguna producción africana, diriamos que al que más se asemeja es al del tipo A/D. Pasta.- Es dura, de grano muy fino, la fractura muestra lineas rectas. Decoración.- Cuando existe, es de gran calidad y efectuada con ruedecilla, de paso muy fino. Formas.- Puede destacarse que, con solo 29 fragmentos, se han detectado 13 formas distintas, lo cual hace pensar en un amplio repertorio. Establecemos dos grupos: (*) Centre d'arqueologia Subaquatica de Catalunya. Pedret, 95. 17007 GIRONA. l. Formas que siguen prototipos europeos. Se trata de imitaciones africanas de las formas Drag. 29, Drag. 37 y Drag. 35. A la imitación de la Drag. 29 en T.S. Africana del tipo Al Antiguo (en adelante AlA) la hemos denominado como forma 1A, ya que Lamboglia ya habia observado (Lamboglia, 1958, p. 262) que su forma 1 de T.S. Africana era una imitación de la forma Drag. 29, pero la forma 1A, que ahora presentamos, se diferencia sustancialmente del prototipo presentado por Lamboglia. Por los mismos motivos, hemos denominado 2A a la imitación de la forma Drag. 37 en el tipo AlA. Denominamos Hayes 3B - Lamboglia 4/36A a la produccion en AlA de las mismas formas de esos autores. 2. Formas de origen africano. Son formas que siguen una tradición local y para las que desconocemos prototipos europeos. Esto es especialmente evidente en una pieza que clasificamos como perteneciente a la forma 19 de Hayes y que es una copia de la Ostia II, 303 que es una forma de Cerámica Africana de Cocina que tiene su inicio de producción en época de Augusto. Otra forma detectada es la Atlante XXV, 10, que Carandini clasifica como perteneciente al tipo AID (Atlante, I, 1981, p. 57), seguramente por su engobe rojizo. El resto de las piezas pertenecen a formas cerradas, solo barnizadas en el exterior, y se han detectado las Lamboglia 12, las Hayes 136, 143, 162, 19 y 34 y dos formas nuevas que denominamos como

30D por su semejanza a la forma 30 individualizada por Pallarés a partir de la colección del Museo de Copenhague. CronologIa Si repasamos las cronologias propuestas para estas formas, comprobamos que salvo para la Atlante XXV, 10 para la que se disponen de escasos datos y de la que se dice que aparece en un contexto de finales del siglo II (Atlante, I, 1981, p. 57) y la Hayes 34, para la que se propone una datación de a partir de finales del siglo II (Hayes, 1972, p. 56), fechas ambas que proponemos revisar, el resto de las formas inician su producción a finales del siglo I. Es este otro dato que unifica esta producción cerámica: se trata de formas ternpranas dentro de la producción de T.S. Africana. Los ejemplares ampuritanos proceden, desgraciadamente, de excavaciones antiguas sin datos estratigraficos claros. Sin embargo, ya que por una parte las formas 8 y 9 de Hayes son de a partir de los aflos 80/90, y, por otra, que estas formas en la producción AlA marcan una etapa temprana de la evolución que desde las Drag. 29 y 37 conduce a las Hayes 8 y 9; nos inchnamos a proponer un inicio de producción del tipo AlA en la década de los 70 en el momento en que las primeras producciones de T.S. Africana se detectan en las ciudades vesubianas. El grupo de tradición europea: caracteristicas morfológicas Dado el objetivo ültimo de este trabajo, el tráfico maritimo entre ha Narbonense y el Africa Proconsularis, nos centraremos en el grupo de tradición europea ya que nos ofrece información sobre las dos areas de producción. En las figs. 1 y 2 presentarnos los dos prototipos europeos: las formas 29 y 37 de Dragendorff y las mismas formas de producción africana tipica (Lamboglia 1 / Hayes 8 y Lamboglia 2 / Hayes 9), añadiendo en ambos casos lo que consideramos el paso intermedio de la evolución, las mismas formas del tipo AlA. En la fig. 1 podernos observar la gran semejanza formal entre la Drag. 29 y la 1A, lo cual es especialmente evidente en la sinuosidad y la delgadez de la pared. Sin embargo en las piezas tipicas de la forma Lamboglia 1 / Hayes 8, la cara interna de la pared se ha hecho recta y en la cara externa, el labio es triangular y prominente, al tiempo que todo el vaso se ha hecho mas tosco y de paredes más gruesas. Poseernos 16 fragmentos pertenecientes a esta forma de ha producción AlA, por ho que no podemos hablar de unicum o capricho del alfarero, sino que se trata de una producción establecida. En Ia fig. 2, presentamos ha evolución de la Drag. 37. Aunque solo poseernos un ejemplar de esta forma de producción AlA, es suficiente para comprobar ha gran sernejanza de este labio de producción africana con el prototipo europeo y ha gran diferencia con ha que se considera la copia africana tipica, Ia forma Lamboglia 2 / Hayes 9. El ilnico fragmento de la forma Lamboglia 4/36 del tipo AlA no nos aporta demasiada inforrnación pero podemos comprobar que posee una acanahadura en la linea de union del labio con ha pared interna, al igual que ocurre en ha forma sudgahlica, pero que no es normal en la forma Lamboghia 4/36 / Hayes 3. Comprobamos por lo tanto que ha producción AlA intenta imitar, ho rnás fielmente posible, las formas enropeas y no solo en las caracteristicas rnorfologicas, sino que, como ya hemos dicho, también en el color, ya que el engobe de la producción AlA se aparta del anaranjado tipico de ha Terra Sigillata Africana del tip0 A, con el fin de aproximarse al rojizo de ha producción Sudgahlica. Consideraciones Ante esta evidencia, surgen varias preguntas de las que formuharernos Onicamente dos. Primera. El actual nivel de conocimiento sobre la T.S. Africana nos permite disponer de tablas tipologicas muy completas como las presentadas por Hayes o en el Athante y en ellas no aparecen los vasos de tradición europea de ha producción AlA; sin embargo, Carandini (Athante, I, 1981, p. 26) dice conocer un ejemphar de Ia forma 1 de Lamboghia hallado en Portus Magnus en 1897, que es ".,.un essemplare antico, molto fine, con orb estroflesso...", caracteristicas que podrian coincidir con las de la producción AlA. A qué se debe que estas forrnas de ha producción AlA no figuren en las tablas tipologicas de ha T.S. Africana? Creemos que se debe a las caracteristicas de la zona de difusión de esta producción. Hayes, aunque conocedor de los museos y colecciones del Mediterráneo Occidental, tiene un mejor y profundo dominio de Ia realidad arqueohogica del Mediterráneo Oriental; Chipre, Antioqula, Corinto, Pérgamo, etc. le son, sin duda, mas famihiares que ha Tafraconense o ha Narbonense. Más extraflo es que Carandini o Tortoreiha no hayan detectado en Etruria, en ha Campania o en el Lacio salvo el posible ejemplar de Portus Magnus esta producción cerámica. Dado que la forrna 1 A es abundante en Ampurias (16 ejernphares) y que hay numerosisimas forrnas cerámicas pertenecientes a otros tipos, detectadas en este yacimiento por un solo ejemphar, que si figuran en has tablas tipologicas habituales, pensamos que la ansencia de esta forma en has tipologias se debe a que se difundió principalrnente en una zona muy hirnitada que situarnos en has proximidades de Ampurias. Pero dado que esta producción cerámica se difundio por via maritima, cuando hablamos de proximidad no nos estamos refiriendo a ha acepcion geográfica del término sino a ha proximidad en el tiempo y en la relación que proporciona una ruta naval que se beneficia de condiciones favorables. Por otra parte, no podernos olvidar que tab como ha puesto de manifiesto el pecio Cuhip IV (Nieto et al., 1989), Ampurias se sitüa en este rnornento de finales del sigho I d.c. bajo ha órbita económica de Narbona, desde cuyo puerto se redistribuye a ha ciudad tarraconense. Seria muy improbable que este tipo cerámico

o 0 ) 0 9 9 I '' P I P I P P P I # f F / Vt PIP I 0 I F I 114' I 4'PO e#ti1 ###F o, I 11 ISI III" III III iii,6t I HI,SI #ssøp'ii9d Fig. 1. 1: Drag. 29, Terra Sigillata Sudgallica de la Graufesenque (Culip IV). 2A, 2B, 2C:forma IA, Terra Sigillata Africana Al Antigua (Ampurias). 3: forma Lamboglia 1/Hayes 8, Terra Sigillata Africana tipo A (Ampurias).

441444 44 4 44 44 4 4 4 4 4 4 44 41 1L 4 4 4 44 1 Fig. 2. ]:forma Drag. 37, Terra Sigillata Sudgallica de la Graufesenque (Culip IV). 2:forma 2A, Terra Sigillata Africana A] Antigua (Ampurias). 3: forma Lamboglia 2/Hayes 9, Terra Sigillata Africana tipo A (Ampurias). hubiera liegado a Ampurias en barcos de ruta directa desde el norte de Africa, pues esto indicaria una relación comercial prioritaria entre los puertos africanos y los ampuritanos y no con otros del resto del Mediterráneo. Esta situación es dificilmente creible en un momento en que Ampurias se encuentra en un proceso irreversible de decadencia (Aquilue, 1984, pp. 110-114). Creemos que es mucho más probable que

estas piezas del tipo AlA hayan ilegado a Ampurias a través de Narbona por el mismo proceso de redistribución que ejemplifica Culip IV. Pensamos, por lo tanto, que la presencia en Ampurias de la T.S. Africana del tipo AlA demuestra, por una parte, una relación comercial prioritaria entre el Africa Proconsularis y Narbona durante el tiltimo tercio del siglo I y, por otra parte, confirma la redistribución de Ampurias desde Narbona y la existencia de un area de influencia económica entorno a un puerto principal. Proponemos que la relación económico-naval se organiza en dos etapas, ruta directa y ruta de redistribución, tal como ya hablamos defendido con motivo del estudio del pecio Culip IV (Nieto et al., 1989, pp. 239-244). Segunda. Es indudable que la producción AlA y la T.S. Africana en general, en los primeros momentos, intenta imitar lo más fielmente posible la forma y las caracteristicas del tipo cerámico al que va a sustituir en el mercado mediterráneo, la Terra Sigillata Sudgallica. Ante una imitación tan detallada hay que preguntarse: j,por qué una estructura económica que dispone de infraestructura de producción, circuitos comerciales, alfareros con experiencia, clientela, se desmonta para comenzar de nuevo, a muchos kilómetros de distancia, a fabricar unos productos que intentan imitar a los que se producian anteriormente? Más sorprendente resulta el constatar, por ejemplo, que la Terra Sigillata de la Graufesenque es capaz de desplazar en mercados geograficamente lejanos a producciones locales similares. En el caso de España podria aducirse, aunque no siempre es cierto, que la Terra Sigillata Sudgallica tiene mejor aspecto estético que la Hispánica. Pero entonces cómo se puede explicar, para una época anterior, la sustitución de la T.S. Aretina por la Sudgallica o incluso el dominio en el mercado italiano de la T.S. Sudgallica sobre su contemporanea T.S. Itálica.,Qué mecanismos hicieron posible que una producción cerámica del norte de Africa desplazara en su propia zona de producción a la Terra Sigillata Sudgallica? jcuáles son las causas que hicieron posible que un producto cerámico fabricado en la Graufesenque o en Ia zona de Cartago, en un punto concreto del Mediterráneo, en ocasiones a más de cien kilómetros de la costa alcanzara tan enorme difusión, como demuestran las excavaciones terrestres en las que se localizan estos productos, en todo el Imperio Romano? Por qué alcanzaron este éxito la Graufesenque o la zona tunecina y no otro taller cualquier? En un trabajo anterior (Nieto, 1988), habiamos concluido que la respuesta a estos interrogantes habia que buscarla en el papel económico que las cerámicas de mesa jugaban en el cargamento de las naves y distinguiamos entre cargamento principal aquel que, por su rentabilidad económica, motivaba el viaje de la nave y cargamento secundario aquel que por si mismo no haria rentable el viaje, pero que, acompahando al principal y aprovechando los espacios libres existentes entre las ánforas, incrementaba el beneficio final. Este beneficio suplementario seria especialmente importante en los viajes por cuenta del Estado en los quela obligatoriedad del transporte de la anonna afectaba dnicamente al cargamento principal. Diversos productos originarios de la zona de producción de los cargamentos principales se beneficiaran de una mayor demanda y, especialmente, la cerámica de mesa por varias razones: una vez apilada, ocupa poco espacio en las naves. Se trata de un producto no perecedero. Siempre existe demanda de este producto en el puerto de destino de Ia nave. De este planteamiento se deduce: 1. QUe la mayor o menor difusión de una cerámica de mesa dependerá del mayor o menor nümero de barcos que adquieran cargamentos principales en su area de producción, de lo que se desprende que, si en una zona geografica desciende o se acaba la exportación de cargamentos principales, descendera o se acabara la difusión de las cerámicas de mesa de esa area. 2. Sera el transportista naval el principal interesado en difundir las cerámicas de mesa ya que con ello incrementa los beneficios del viaje. Por tanto, al menos en principio, la difusión no depende de la demanda del consumidor, sino de la del transportista y, en consecuencia, el consumidor se limita a adquirir aquelbs tipos ceramicos que el transportista lieva al mercado. 3. Dado que Ia ceramica de mesa, de los tipos universales, no es un producto de lujo y que en cualquier lugar habitado existe siempre, en mayor o menor grado, una demanda de cargamentos principales, especialmente de productos alimenticios; acompaflando a las ánforas blegaran, con mayor facilidad a las zonas costeras, las cerámicas de mesa, con independencia de la situación histónca del lugar de consumo. 4. La sustitución de un tipo ceramico por otro por ejemplo la T.S. Sudgallica por la T.S. Africanano es consecuencia de una lucha comercial o de conquista de un mercado, sino que se produce por el cambio de centro económico y en consecuencia, los barcos que hasta entonces cargaban en los puertos narbonenses van a cargar a los africanos y esto produce que el cargamento secundario sea diferente. Por este motivo y para evitar el rechazo del consumidor, habituado a un tipo cerámico concreto, que responde a unas necesidades, el nuevo centro productor intenta imitar lo más fielmente posible los productos ceramicos a los que sustituye. 5. Con estos planteamientos, tendremos que aceptar que la ceramica de mesa es un reflejo fiel del comercio maritimo y que su estudio, superada la fase de investigación cronológica y tipologica, puede proporcionar una importante información para el conocimiento del comercio naval antiguo, dada la gran precisión alcanzada en la datación de las diversos tipos y formas y a su variedad formal, muy superior al de las ánforas. Deberemos completar esta noción de cargamento principal y cargamento secundario con la de barcos de ruta directa y ruta de redistribucion que nos obliga, a su vez, a introducir los conceptos de puerto principal y puerto secundario. Seran de ruta directa aquellos barcos que transportan cargamentos homogéneos; es decir, fabricados en la misma zona geografica, aunque pueden estar formados por diferentes productos. Estos barcos de ruta

directa unirán entre si dos puertos pnncipales y, en la mayoria de los casos, realizarán viajes a larga distancia. A un puerto principal llegarán barcos de ruta directa procedentes de lugares muy diversos del Mediterráneo y por lo tanto transportarán diversos productos. El barco de ruta de redistribución será aquel que transporta un cargamento heterogéneo, es decir, el que está formado por productos de areas de producción diferentes y que el transportista ha adquirido en un puerto principal, encargándose de redistribuirlos en puertos secundarios que quedarán bajo la órbita económica del puerto principal. Culip IV, con un cargamento heterogéneo formado por ánforas Dressel 20 y vasos de Paredes Finas, originarios de la Bética, lucernas de Roma y T.S. Sudgallica de la Graufesenque, serfa un ejemplo de barco con cargamento heterogdneo que haria la redistribución desde un puerto principal, Narbona, hasta un puerto secundario, quizás Ampurias. LAS PRUEBAS APORTADAS POR LA TERRA SIGILLATA SUDGALLICA Y LA TERRA SIGI- LLATA AFRICANA Si la cerámica de mesa se difunde como cargamento secundario; si no existe una demanda del consumidor, sino del transportista; y si, sea cual sea la situación histórica del centro de consumo, siguen liegando las cerámicas de mesa con tal de que exista una demanda de cargamentos principales (que por ser generalmente de productos alimenticios siempre se dará, en mayor o menor medida, en los ndcleos urbanos de cierta entidad), concluiremos que la presencia o ausencia de un determinado tipo cerámico de mesa en un centro de consumo no depende de su situación histórica, sino de Ia situación del centro de producción. (Recudrdese la existencia en Cartago de cerámica Campaniense datada durante las Guerras Pdnicas). En la fig. 3 encontramos una confirmación de lo que venimos exponiendo. En ella, podemos ver como la situación del centro de producción, La Graufesenque, se refleja inmediatamente en seis centros de consumo con situaciones históricas muy diversas: Ampurias y Tarragona, cerca de la Graufesenque y lejos del centro de producción de la Terra Sigillata Africana; Rabat y Argelia, en el norte de Africa y lejos de la Narbonense; y, por tiltimo, Bonn y Londres lejos de las influencias mediterráneas. Este grafico, que representa en tantos por ciento los alfareros de la Graufesenque conocidos por sus sigilla durante el reinado de cada emperador, la hemos presentado ya en un trabajo anterior (Nieto, 1988, p. 394), por lo que ahora solo comentaremos algunos aspectos. En época de Claudio, cuando casi se quintuplica el nomero de alfareros conocidos en La Graufesenque, sus productos se detectan automáticamente en los seis centros de consumo. Es impensable que en la década de los años cuarenta, sin una sociedad de consumo, sin publicidad y sin la economia y los mecanismos actuales, los seis centros de consumo se pusieran de acuerdo para pedir el mismo producto. Esto nos Ileva a pensar que la presencia de los sigilla de la Graufesenque, en los centros de consumo, responde a un motivo comiin y exterior a la situación histórica de cada uno de ellos. Creemos que la Onica causa comin a todos ellos es La Graufesenque. Igual razonamiento podemos hacer para explicar el descenso espectacular del gráfico a partir de Vespasiano, ya que suponemos que también es impensable que todos se pusieran de acuerdo para dejar de consumir, al mismo tiempo, productos de La Graufesenque. Creemos que, entre CalIgula y Claudio, los alfareros de La Graufesenque son capaces de organizarse creando una mancomunidad (Nieto, 1986) que les permite dar una respuesta satisfactoria a la demanda creciente de cargamentos secundarios en los barcos que arribaban al puerto de Narbona. Estos barcos son los que hacen ilegar, de forma inmediata, la Terra Sigillata de la Graufesenque a los centros de consumo, imponiendo un nuevo producto. Las primeras muestras de Terra Sigillata Africana se detectan en las ciudades vesubianas, lo cual documenta su liegada a Europa con anterioridad a! año 79; pero con Vespasiano, entre los aflos 69 y 79, Ia grafica que comentamos ha iniciado ya su descenso en La Graufesenque, descenso que es espectacular poco después, en época de Domiciano. Sin embargo, como dice Carandini: "...ma la prima reale, anche se limitata diffusione (de la Terra Sigillata Africana) comincia nellétà domizianea..." (Atlante, I, 1981, p. 13). De aqui, podemos inferir que el descenso de producción en La Graufesenque es anterior al incremento significativo de las exportaciones africanas, de donde se deduce, a la vez, que la T.S. Africana no debió competir para conquistar el mercado, sino que se limitó a cubrir el espacio abandonado por la Terra Sigillata Sudgallica. La causa de esta situación creemos que es inseparable del transporte de cargamentos principales por via maritima, "... L'olio africano è esportato in Italia a partire dalla seconda metà del I secolo...", produciéndose entonces "... un spostamento degli epicentri produttivi dal blocco Italia-Narbonese-Baetica a! blocco Mauretania-Africa..." (Tortorella, 1987, p. 282). Los barcos que hasta entonces habian frecuentado la Narbonense dejan de hacerlo, con lo que desciende Ia demanda de cargamentos secundarios y Ia producción y difusión de las cerámicas de la Graufesenque. Observando la grafica que comentamos, podemos ver que el descenso de la Graufesenque se ye frenado por el comercio que mantiene la Narbonense con sus zonas próximas, Ampurias y Tarragona, y con los centros en los que por su posición alejada del Mediterráneo las influencias Ilegan con más retraso, Londres y Bonn. Hay un dato en la gráfica que consideramos enormemente significativo. Mientras que en Ampurias y Ta:rragona el descenso espectacular se produce después de NerOn; en Africa, tanto en Rabat como en Argelia, este descenso se produce más tarde, después de Vespasiano. Esto podria parecer anóma!o teniendo en cuenta que Rabat y Argelia se encuentran junto a los centros de producción de T.S. Africana, por lo que seria alli donde deberia haberse producido antes el cese de las importaciones europeas ya que podian aprovisionarse de sus cerámicas locales.

p GRAUFESENQUE AMPURIAS - o TARRAGONA - x RABAT - - +- ARGELIA LONDRES - -0 -- BONN TIBERIO CALIGULA CLAUDIO NERON VESPASIAN000MICIANO TRAJANO ADRIANO ANTONINO P. MARCO A. COMODO Fig. 3. Relación entre el námero de alfareros conocidos en Ia Graufèsenque y en seis centros de consumo con problemdticas geograjicas e histdricas diferentes. Creemos que cuando Africa Proconsularis comienza a exportar sus productos, la Narbonense dispone de una infraestructura portuaria, de una red de distribución y de unos circuitos comerciales capaces de responder a la demanda de una parte importante de la población del Imperio Romano; en esos momentos miciales Africa carece de una infraestructura que le proporcione consumidores potenciales; de ahi que parezca lógico pensar que los productos africanos se dingen, al principio, con mayor intensidad al gran cornercio que se abastece desde Narbona. Se produce entonces un incrernento del tráfico naval entre la Narbonense y Africa; ya que, al normal tráfico existente hasta ent9nces desde Narbona a Africa, se une el que parte de Africa y lleva los productos a Narbona. Como todo viaje de ida va acompañado de un viaje de vuelta, el resultado final es el incremento de intercambio de cargamentos secundarios entre la Narbonense y Africa en época de Vespasiano. Es en este contexto desde el que explicamos la evolución de la grafica de Rabat y sobre todo la presencia del tipo cerámico que describiamos al principio de este trabajo, la Terra Sigillata Africana del tipo AlA. Se trata de las primeras manifestaciones de T.S. Africana que Ilegan a Narbona y, por tanto, es normal que intenten imitar la forma y el color de los productos del lugar de destino. Por otra parte, como el principal destino de las naves africanas en ese momento es Narbona, es también normal que este producto cerámico lo encontremos en Ampurias que se encuentra bajo la influencia comercial de Narbona y que no la encontremos, al menos de forma tan abundante, en otros lugares del Mediterráneo alejados del punto de destino prioritario de las naves afnicanas. En este sentido no podemos estar de acuerdo con la opinion de Carandini (Atlante, I, 1981, p. 13) cuando dice que "...In Africa settentrionale le importazioni dalle regioni occidentali e settentrionali del Mediterraneo cessano invece già a partire dagli anni 70, salvo le lucerne italiche...". Nosotros matizariamos esta afirmación diciendo que, además de las lucernas itálicas, hay otros cargamentos secundarios europeos que siguen llegando, al menos, hasta época de Domiciano, como lo demuestra la presencia de la T.S. Sudgallica de La Graufesenque en el grafico. Lo que es muy probable es que la afirmacion de Carandini sea válida para los cargamentos principales, especialmente productos alimenticios envasados en ánforas; pero las naves africanas en el viaje de vuelta indudablemente ilevaban algün tipo de cargamento, entre otras razones porque las lucernas itálicas a las que se refiere Carandini no viajaban solas. Con Trajano y Adriano, el grafico liega al nivel en que se encontraba a principios del siglo I. Por lo tanto

es indudable que se produce un desabastecimiento del mercado que debe cubrir otro tipo cerámico. Esta función la realiza, principalmente Ia Terra Sigillata Africana, pero en esta cerámica no poseemos los sigiha que nos permitan completar la gráfica comentada. No nos parece correcto, para este fin, utilizar el flumero de fragmentos conocidos de Terra Sigillata Africana en cada yacimiento estudiado, ya que, por una parte, desconocemos el ndmero total de vasos fabricados en Africa y, por otra, el ntimero de fragmentos conocidos en los lugares de producción es un dato muy aieatorio. Para este fin hemos utilizado el ndmero total de formas diferentes fabricadas en Africa, dato que en este momento es fiable gracias al conocimiento que tenemos actualmente de este tipo cerámico. Hemos dividido el total de formas conocidas en periodos de cmcuenta años, segdn la fecha de inicio de su producción, y hemos reflej ado el resultado en Ia fig. 4 en forma de linea continua. Comparamos el resultado del centro de producción con un area de consumo que tiene una unidad histórica y geográfica; nos referimos a las comarcas gerundenses, en donde hemos estudiado (Nieto, 1991) la totalidad de Ia Terra Sigillata Africana conocida hasta el momento en los yacimientos de Ampurias, Rosas, Girona, Vilauba, Tossa, Torroella, Canapost, Peratailada y Porqueres en total 6.155 fragmentos Cerámicos, el nilimero más alto de objetos de T.S. Africana estudiados hasta ci momento en Ia Peninsula Ibérica. Téngase en cuenta que en los otros yacimien - tos peninsulares donde este tipo cerámico ha sido investigado, Badalona, Valencia, Mérida, Sagunto y Coimbra, el ndmero de ejemplares conocidos no ilega a los quinientos, excepto en Tarragona en donde se conocen 1.991 piezas (Aquilue, 1991). Esta cantidad de piezas de las comarcas gerundenses nos ofrece garantias de representatividad. El resultado lo presentamos en el mismo grafico de Ia fig. 4 en forma de barras. En primer lugar, comprobamos como a partir de mediados del siglo III las gráficas de formas producidas en Africa y de formas existentes en Girona son prácticamente idénticas, por lo que, como ocurria con la Terra Sigillata Sudgallica, deducimos que hasta finales del siglo VI sigue existiendo una difusión de la cerámica de mesa por los mismos mecanismos que los que hemos expuesto para el siglo I, como cargamento secundario, con lo que ello comporta. El gráfico nos indica también una diferencia importante entre producción y consumo en el periodo que va desde el inicio de la cerámica africana hasta mediados del siglo III; esto lo atribuimos a la presencia de otro centro de abastecimiento y efectivamente sabe- EXISTENCIA DE FORMAS DE T.S. AFRICANA 45-500-549 650-700 Fig, 4. Relación entre ci nilmero de formas de Terra Sigillata Africana conocidas en los centros de produccidn y el existente en ci area de consumo de las comarcas gerundenses. mos, y la fig. 3 lo presenta, que este centro es en parte la Graufesenque hasta mediados del siglo II, lo cual quiere decir que las comarcas gerundenses reciben cargamentos principales narbonenses y africanos; ello se documenta también arqueológicamente con la presencia de otros tipos ceránñcos de mesa de producción europea, para los que no tenemos excesivos datos pero que detectamos abundantemente, por ejemplo, en los estratos superficiales de Ampurias del siglo III, se trata de los tipos que Lamboglia denominó como Prelucente y Lucente. Resulta esclarecedor comprobar cuales son las formas que nos faltan en las comarcas gerundenses entre mediados del siglo III y mediados del VII para que las graficas del centro de producción y del centro de consumo sean idénticas. Al hacerlo comprobamos que las formas que nos faltan son aquellas que en la zona de producción son rarisimas conociéndose, por regla general, uno o dos ejemplares, lo cual quiere decir que prácticamente todas las formas de T.S. Africana producidas, ilegaron en mayor o menor cantidad a las comarcas gerundenses, lo cual viene a confirmarnos una vez más la gran influencia de Ia producción y sobre todo de los condicionantes que impone el transporte naval, sobre el consumo.

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