Ciudad y Prensa: Retos del actual milenio City and Press: Challenges of the current milennium Por Jorge Luis Peñaloza Ortega* jorgeluispenaloza@yahoo.es Resumen En este artículo se propone un debate al tema de ciudad y ciudadanía, pero desde la mirada de los medios de comunicación social. Barranquilla es tomada como la ciudad desde donde se referencia esta discusión; por supuesto contando con la participación de importantes teóricos e investigadores sociales. Se analiza, inicialmente, el concepto ciudad-campo para adentrarnos finalmente con el papel que desempeñan los medios masivos tradicionales. Abstract In this article intends a debate to the city topic and citizenship, but from the look of the social media. Barranquilla is taken as the city from where this discussion is refered; of course having the participation of important theoretical and social investigators. It is analyzed, initially, the concept city-field to go into finally with the paper that they carry out the massive traditional means. Palabras Clave: Campo, Ciudad, Ciudadanía, Medios masivos, Urbanización. Key Words: Field, City, Citizenship, Massive Means, Urbanization. *Comunicador Social-Periodista, con especialización en Comunicación para el Desarrollo en la Universidad Autónoma del Caribe. Aspirante a Maestría en Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Zulia, Maracaibo, Venezuela. Es docente catedrático en las universidades Autónoma del Caribe, Libre y Sergio Arboleda de Santa Marta. 91
92 CIUDAD Y PRENSA: RETOS DEL ACTUAL MILENIO INTRODUCCIÓN La historia dirá que a principios del siglo XXI en la ciudad de Barranquilla se acentuaron las discusiones y los debates públicos por el futuro de la urbe, y que en medio de todo ese barullo el gran protagonista fue el ciudadano de la calle, que por fin entendió su papel decisorio y se lanzó a través de los medios masivos de comunicación, las asociaciones cívicas y los gremios organizados a hacer parte de la construcción de su propio entorno. Y así como lo señaló el primer sociólogo urbano, J. Botero, ese ciudadano creyó que la finalidad esencial era su absoluta felicidad, y que para conseguirla debía despojarse de su apatía, permisividad y falta de liderazgo y amor por su propia tierra (Botero, 1986). Se llama ciudad a una reunión de hombres (mujeres, niños, ancianos) que se juntan para vivir felices, y se llama grandeza de una ciudad no ya a la dimensión del lugar o a la circunferencia de sus murallas, sino a la multitud de sus habitantes y a su poder (Botero, 1986). Y QUÉ ES LA CIUDAD? Es un símbolo, una representación colectiva. Es nuestro gran mundo y nuestro universo, y a través de ella evocamos nuestras aspiraciones y nuestras ansiedades. La ciudad es considerada como la síntesis de la civilización y de la cultura del hombre, pero también para otros es el símbolo de la decadencia de los grupos humanos, cuando es analizada desde la óptica conceptual ciudad-campo. Dios hizo el campo, el hombre hizo la ciudad, expresa en uno de sus versos el poeta inglés William Cowber (1731-1800). Sin embargo, otro y bien reconocido sociólogo urbano, Robert Park, pregonaba por una explicación para él más realista sobre ciudad: No es buena ni mala, decía, sino un ambiente que da al individuo las mayores posibilidades de afirmarse tanto para el bien como para el mal. Un mejor análisis de lo que subrayó Park desde la Universidad de Chicago, lo hace el sacerdote jesuita Hervé Carrier, cuando admite que en la ciudad aumentan los riesgos de desintegración individual y social, pero de igual modo, se dan en ella las condiciones de un clima cultural más abierto y más estimulante para el desarrollo de los talentos de cada uno. LA URBANIZACIÓN El tema de las ciudades ha jugado un papel preponderante desde hace muchos milenios cuando abordamos el estudio de las culturas en las distintas naciones. Y sin distraernos podemos mencionar Atenas, Jerusalén, Roma, Alejandría, entre otras, a manera de ejemplo. El investigador Lewis Mumford en su libro La cultura en las ciudades analizó el tema de la siguiente manera: La ciudad, tal como se la descubre en la historia, representa
JORGE LUIS PEÑALOZA 93 el punto máximo de concentración de poder y de la cultura para una colectividad. La ciudad sigue siendo junto con el lenguaje la obra de arte más maravillosa del hombre (Mumford, 1938). De la lectura de Mumford también podemos intuir que si bien la ciudad es fuente de civilización, es también factor de cambio en las culturas. Aquí lo vemos y lo sentimos, en nuestro entorno, en nuestro vecindario. La urbanización nos cambia, nos transforma de manera decidida nuestra manera de vivir, de ser. Y en la medida en que los campos continúen urbanizándose vamos a sentir esa transformación. Los estudiosos de este tema como Mumford, G. Sjoberg y Y. Barel, plantean que ese tipo de cambios se sentirán y se acentuarán más en las ciudades del Tercer Mundo. Y, de hecho, ya lo sentimos y hasta lo padecemos. A manera de ilustración, citemos ahora una característica importante de lo que debe considerarse como ciudad. Por ejemplo, para que una ciudad sea considerada como tal debe tener entre 2.000 y 7.500 habitantes. Y las Naciones Unidas señalan como urbana a aquella localidad que por lo menos cuenta con 2.000 habitantes. El tema de la urbanización es uno de los preferidos por los sociólogos. Los investigadores de este tema coinciden en distinguir dos fases principales: Esta primera fase la sitúan en el período de la Revolución Industrial del siglo XIX, que como todos sabemos una de sus consecuencias fue la acelerada concentración de las poblaciones, de una manera desordenada: y se parece más a un amontonamiento humano que a una urbanización estructurada y desarrollada racionalmente, escribe el sacerdote Jesuita Hervé Carrier en el texto de su autoría Diccionario de la Cultura. Una segunda fase de urbanización se concibe recién finalizada la Segunda Guerra Mundial, pero que se hace mucho más evidente a partir de 1950. Las ciudades se llenan de vehículos motorizados y el transporte se hace cada día más rápido lo que hace que el espacio urbano se desborde hacia zonas cada vez más amplias, que se llaman suburbanas, precisa Carrier. Y puntualiza: Es el fenómeno de la penetración de los modos de vida de la ciudad en el conjunto del territorio nacional. CIUDAD Y PRENSA Ahora veamos la ciudad desde otra perspectiva. Desde los medios de comunicación social. Y la ciudad es el mejor escenario de diagnóstico, de análisis, de comparaciones. La ciudad es un laboratorio social y político y un escenario insuperable para la afinación de los criterios filosóficos y éticos y la metodología del periodismo, expresa el periodista antioqueño Juan José García Posada.
94 CIUDAD Y PRENSA: RETOS DEL ACTUAL MILENIO Y convertir a la ciudad en un laboratorio de estudios es sencillamente una tarea tenaz. Cómo es nuestra ciudad de hoy? Cómo es Barranquilla hoy? Es amigable, compañera, hostil Acaso es una ciudad llena de estereotipos Esta es nuestra residencia terrestre. Y en torno a la ciudad se construye nuestro paisaje urbano, a veces amable y muchas otras veces desordenado y caótico, y este es el punto de discusión y análisis. Jesús Martín Barbero anota al respecto lo siguiente: Desde el punto de vista comunicacional, la ciudad se construye como flujo y relacionamiento de datos y mensajes. A su vez, la ciudad se constituye en entorno vital de ese cruce de información, permitiendo la conformación de sociedades que ejecutan tipos de relaciones específicas con sus semejantes y con su propio entorno. La ciudad se hace y a la vez se convierte en sustento para los procesos de información y comunicación. La pregunta que nos hacemos es: Sí es posible implementar verdaderos canales de comunicación cuando procesos frecuentes de exclusión son evidentes? quién dirige la agenda ciudadana? quién la maneja? quién pone los temas de la misma? y a quién le interesa? Son muchos los interrogantes. La construcción de las ciudades se puede ver entonces desde la óptica de los procesos comunicacionales. En principio la información con la que ellas se hacen, y que de ellas se refleja, es el resultado de las relaciones que establece la sociedad entre sí y con su entorno. Por eso, en la ciudad se jerarquiza y proyecta información sobre esa jerarquización, al ser construida desde la división de clases y desde la exclusión (Martín Barbero, 1997). Así como están hoy soportados los procesos comunicacionales en la ciudad, no es difícil advertir que el alto flujo de mensajes está dirigido a llevar contenidos que permitan salvaguardar la riqueza ya concentrada en unos pocos y al mantenimiento de las desigualdades sociales y económicas. Ciudades como Barranquilla en donde lo que se proyecta por lo general no se alcanza a apreciar en su magnitud e impacto social; se han venido constituyendo y agrupando distintas fuerzas sociales integradas por ciudadanos del común que a comienzos de este siglo, especialmente, se pellizcaron y empezaron a exigir una nueva agenda de ciudad participativa, pluralista y pública. Así, en la ciudad se torna común hablar de comunicación, cuando de lo que se está haciendo referencia es a los medios masivos de información que ella posee, o que sus habitantes reciben. Mientras tanto, la comunicación como relacionamiento fundado en el diálogo, se pierde ante las características de una ciudad que se construye para alejar, para separar, para privatizar y no para generar procesos de comunidad, sostiene Martín Barbero.
JORGE LUIS PEÑALOZA 95 Por eso resulta facilista pensar que el análisis propio de una ciudad, puede darse desde la perspectiva de los medios de comunicación o medios de información, cuando lo que hay que buscar es en los mismos patrones y códigos de ciudad. Y desde este enfoque han desfilado estudiosos como Carrier y Martín Barbero. El primer prejuicio consiste en creer que se pueden comprender los procesos de comunicación estudiando solo los medios, cuando lo que los medios hacen, lo que producen en la gente, no puede ser entendido más que en referencia a las transformaciones en los modos urbanos de comunicar, de decir, a los cambios en el espacio público, en las relaciones entre lo público y lo privado que produce una nueva ciudad hecha cada día más de flujos, de circulación e informaciones pero cada vez menos de encuentro y comunicación, remata diciendo Martín Barbero. Y qué podemos hacer en nuestras ciudades? Apostarle al cambio, de transformar nuestras desesperanzas por acciones, de reconocer nuestras debilidades y convertirlas en oportunidades, de comprender mejor a nuestra ciudad, y de trabajar por un periodismo mucho más comprometido, reflexivo y participativo. De lo que se persigue, sin duda, en este andar del periodismo ciudadano, es trasladar la sala de redacción a la comunidad. Y esa es nuestra misión. Porque la ciudad nos sigue esperando. BIBLIOGRAFÍA Botero, J. (1986). De las causas de la grandeza y de la magnificencia de las ciudades. Diccionario de la Cultura. Mumford, Lewis (1938). La cultura en las ciudades. Editoriales Unidas. Martín Barbero, Jesús (1997). Comunicación y ciudad. Editorial Norma.