UNIDAD 4 EL PENSAMIENTO EN EL PERÍODO HELENÍSTICO

UNIDAD 4 EL PENSAMIENTO EN EL PERÍODO HELENÍSTICO

ÍNDICE CARACTERÍSTICAS DEL PERÍODO HELENÍSTICO (SIGLOS IV I a. de C.) LAS ESCUELAS FILOSÓFICAS DE LA POLIS ESCEPTICISMO EPICUREÍSMO ESTOICISMO LA CIENCIA ALEJANDRINA LAS CONQUISTAS DE ROMA FILOSOFÍA Y RELIGIÓN JUDAÍSMO Y FILOSOFÍA LA FUNDACIÓN DEL CRISTIANISMO EL ÚLTIMO VESTIGIO DE LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA: NEOPLATONISMO PRESENCIA DE LA MUJER EN LA FILOSOFÍA ANTIGUA ENLACES

CARACTERÍSTICAS DEL PERÍODO HELENÍSTICO (SIGLOS IV I a. de C.) Arranca con las conquistas de Alejandro Magno sobre Persia, Siria, Egipto, Mesopotamia... y la consiguiente expansión de la lengua y la cultura griegas por dicho territorio. Surge así la cultura helenística, de marcado carácter cosmopolita, en contraposición a la cultura localista, provinciana, de la polis. Frente a la aspiración filosófica de construir una síntesis explicativa del mundo, que era propia de los filósofos de la polis, los pensadores helenísticos cultivaron la especialización del saber. En esta época, nacen las ciencias particulares, y la figura del sabio o la del científico sustituye con ventaja a la del antiguo filósofo. La filosofía se refugia en el terreno de la moral, elaborando proyectos de vida y dando consejos sobre cómo acomodarse a las situaciones adversas.

LAS ESCUELAS FILOSÓFICAS DE LA POLIS Aparecen nuevas escuelas de pensamiento que completan el trabajo de la Academia platónica y del Liceo de Aristóteles. Se abandonan los grandes sistemas metafísicos en beneficio de una filosofía más personal y ligada a la vida moral. Los filósofos escépticos, epicúreos y estoicos defenderán modelos de comportamiento de un marcado carácter individualista. Hay que buscar la propia felicidad en el placer duradero (epicúreos), aceptando lo inevitable (estoicos) o practicando el silencio y la negativa a juzgar (escépticos).

ESCEPTICISMO Fundado por Pirrón de Elis (360 270 a. de C.), en la línea de los sofistas y de los cínicos Antístenes y Diógenes. Según los escépticos, la verdad no existe y si existiera no podría conocerse. Así pues, ante la dificultad de conocer la verdad, más vale olvidarse de opinar, ya que la duda y la ausencia de conocimiento producen inquietud. Lo que cuenta, pues, es vivir tranquilo, y eso se consigue suspendiendo el juicio (epojé). El sabio escéptico se mantiene en silencio porque sabe que la verdad es inalcanzable. Así logra la ataraxia o tranquilidad de ánimo, que es lo más próximo a la felicidad.

EPICUREÍSMO Escuela filosófica fundada por Epicuro de Samos (341 270 a. de C.), en la tradición materialista de Demócrito. Epicuro pensó que el placer era realmente lo único bueno y que debía ocupar el primer lugar en nuestras vidas. Por esta razón, a Epicuro y a sus seguidores se los considera hedonistas, de la palabra griega hedoné, que significa placer. No obstante, Epicuro no defiende la búsqueda y el ejercicio de cualquier placer, sino solo de aquellos que nos ayudan a evitar el dolor y pueden darnos bienestar a largo plazo. Averiguar qué comportamientos resultan más convenientes en ese sentido significa aplicar la prudencia a la hora de tomar decisiones. Para el epicureísmo, el ideal de sabio consiste en elegir bien y saber vivir con equilibrio y serenidad.

ESTOICISMO Escuela de filosofía fundada por Zenón de Citio (334 262 a. de C.), en muchos aspectos influida por el pensamiento de Heráclito. Según los estoicos, la tranquilidad de ánimo se consigue con una vida virtuosa, esto es, conforme a la naturaleza y su ley (logos). La ley que rige la naturaleza es racional y determina todos los sucesos del Universo. Esta ley puede ser conocida por la razón y debe ser aceptada como necesaria. Conocer, aceptar y vivir de acuerdo con la ley de la naturaleza nos hace sabios y virtuosos, y nos permite vivir tranquilos. Los moralistas estoicos más conocidos vivieron durante el Imperio romano: Séneca (2 a. de C. 65), Epicteto (50 ~130 d. de C.) y el emperador Marco Aurelio (121 180 d. de C.).

LA CIENCIA ALEJANDRINA En la ciudad de Alejandría, fundada por Alejandro Magno a finales del siglo IV a. de C., floreció una de las instituciones científicas más importantes de la Antigüedad: el Museo o «templo de las musas». En el Museo de Alejandría, las ciencias comenzaron a separarse de la filosofía y a adquirir formas de investigación propias. Algunos científicos célebres fueron: Euclides (330 275 a. de C.), que construyó el primer sistema geométrico del cual deriva el método axiomático-deductivo de las matemáticas. Aristarco de Samos (310 230 a. de C.), que describió los dos movimientos de la Tierra y, por primera vez, expuso la teoría heliocéntrica. Arquímedes de Siracusa (287 212 a. de C.), que aplicó los cálculos matemáticos a la física y a la técnica. En el campo de las ciencias empíricas se utilizó el método inductivo de recolección de datos, a partir de la observación del mundo natural.

LAS CONQUISTAS DE ROMA La Antigüedad griega concluye con la conquista del imperio de Alejandro Magno por los romanos (siglo II a. de C.) y el consiguiente proceso de unificación político-cultural que Roma llevará a cabo en el Mediterráneo. La cultura griega se convirtió en objeto de admiración para los romanos, deseosos de adquirir todo su bagaje cultural. En astronomía, destaca Ptolomeo (90 168 d. de C.) que, influido por la teoría aristotélica del mundo sublunar, diseña un cosmos geocéntrico, con la Tierra inmóvil en el centro y los astros moviéndose a su alrededor, una imagen que perduró hasta Copérnico, en el Renacimiento. Las escuelas de filosofía helenísticas tuvieron también sucesión en el período romano. Destacan: Escepticismo Epicureísmo Estoicismo Sexto Empírico (hacia 200 d. de C.) Lucrecio (97 55 a. de C.) Séneca (2 a. de C. 65 d. de C.) Epicteto (50 ~130 d. de C.) Marco Aurelio (121 180 d. de C.)

FILOSOFÍA Y RELIGIÓN Con la desarticulación sociopolítica del Imperio romano, la ciencia se debilitó y volvió a surgir el escepticismo respecto a las posibilidades de la razón. se vio impregnado de misticismo religioso, al contacto con tierras orientales. Fruto de esa influencia, se mezclaron las principales ideas de la filosofía griega platonismo y aristotelismo con religiones mistéricas procedentes de Oriente, especialmente con el judaísmo y el cristianismo. El resultado fue una mezcla entre filosofía y religión. Filón de Alejandría (siglo I) fusiona judaísmo y filosofía platónica. Clemente de Alejandría y Orígenes (siglos II y III) tratan de dar un fundamento filosófico al cristianismo.

JUDAÍSMO Y FILOSOFÍA La religión con más peso y subsistencia que convivió con el pensamiento filosófico helenista fue el judaísmo, pues en la ciudad de Alejandría vivían muchos judíos procedentes de la diáspora. Constatando que los judíos alejandrinos perdían las creencias tradicionales en beneficio de las filosofías helenísticas, Filón de Alejandría (15 a. de C. 41 d. de C.) se esforzó por mostrar que ambas opciones eran compatibles, fundamentalmente con la filosofía de Platón. Filón interpretó los dos mundos de Platón el sensible y el de las Ideas como la versión filosófica de las dos realidades expresadas por la Biblia: el mundo terrenal y su creador. Filón constituye el primer intento de fusionar filosofía y teología, que será la clave del pensamiento cristiano a través de la escuela de Alejandría (Clemente y Orígenes) y de los Padres de la Iglesia.

LA FUNDACIÓN DEL CRISTIANISMO El cristianismo surgió a partir de la predicación de Jesús de Nazaret y la actividad de san Pablo (7 67), que no fue discípulo directo de Jesús, pero tomó su palabra y la interpretó, con lo cual sentó las bases del primer cristianismo. Jesucristo era, según san Pablo, el Mesías que esperaban los judíos; Dios hecho hombre, el logos materializado que leemos en la Biblia: «El verbo se hizo carne». Este hecho incomprensible, que pretende probarse con milagros, lleva consigo la promesa de salvación con el advenimiento de Dios para todos los humanos. Las condiciones para salvarse son convertirse por el bautismo y cumplir los mandamientos. Con la difusión del cristianismo, la historia de la cultura da un giro sorprendente: se pierde el interés por el conocimiento científico de la naturaleza y se prima la reflexión sobre Dios y el mensaje revelado. Más que preocuparse por conocer el mundo, el cristiano se interesa por cómo salvar su alma.

EL ÚLTIMO VESTIGIO DE LA FILOSOFÍA HELENÍSTICA: NEOPLATONISMO El neoplatonismo es un conjunto de doctrinas y escuelas de renovación del pensamiento de Platón, interpretado desde una perspectiva religiosa. El fundador del neoplatonismo es Plotino (208 270 d. de C.), nacido en Egipto, pero de lengua y cultura griegas. Antiguo cristiano «convertido» a la filosofía, llevó a cabo el último intento por reanimar el pensamiento griego. Su filosofía parte de la relectura de Platón, pero también incluye elementos aristotélicos, pitagóricos y estoicos. Constituye una síntesis de la filosofía griega orientada a la búsqueda de la verdad y de la auténtica religión. Según Plotino, el mundo sensible (lo múltiple) es una emanación del Uno Absoluto (el Bien de Platón), a través del nous y del alma, al que luego retorna tras un proceso de purificación. El neoplatonismo influyó en los autores cristianos, especialmente en san Agustín, y marcó de forma muy importante la filosofía medieval, tanto la cristiana como la musulmana y la judía.

PRESENCIA DE LA MUJER EN LA FILOSOFÍA ANTIGUA El papel de la mujer en la Grecia antigua estaba relegado a las funciones domésticas de esposa y madre, pero hubo mujeres filósofas en las distintas escuelas que hemos estudiado: entre los pitagóricos, en la Academia de Platón, en la escuela cínica y en el Jardín de Epicuro. Muchas eran cónyuges, cortesanas o hijas de los filósofos, y participaron con intensidad en la vida intelectual de Grecia, especialmente a partir del siglo V a. de C. En el período helenístico tardío, el papel social de la mujer fue mayor, dado que la educación de las mujeres estaba prevista en el Museo de Alejandría. La filósofa más relevante de este período fue Hipatia de Alejandría (380 415 d. de C.), reconocida y admirada por sus conocimientos matemáticos y astronómicos. Seguidora de la corriente neoplatónica, Hipatia aplicó el razonamiento matemático al concepto del Uno de Plotino.

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