Alberto Zalamea: el periodista habla desde la academia Alberto Zalamea: el periodista habla desde la academia Santiago Peña Aranza * Alberto Zalamea es un reconocido periodista bogotano que recientemente fue galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar a la vida y obra. Desde muy joven se inició en el diario La Razón; posteriormente pasó a la agencia de noticias France Press y el semanario Crítica, que dirigía su padre Jorge Zalamea; luego se vinculó a El Tiempo, dirigió desde 1959 la revista Semana y después creó y dirigió La Nueva Prensa. Pero Alberto Zalamea no se conformó con el periodismo; también participó en la vida política y diplomática. Se desempeñó como concejal de Bogotá y representante a la Cámara, fue jefe de la delegación colombiana en asambleas internacionales, embajador en Costa de Marfil, Italia y Venezuela, fue constituyente en 1991 y ha desempeñado otros cargos de importancia. Aparte de ser un hombre exitoso, Alberto Zalamea es una persona cordial y educada; por su experiencia habla con propiedad y serenidad sobre el país, la comunicación y el mundo. Ve a la academia como el sitio donde el comunicador perfecciona su arte, se hace crítico y fortalece su pensamiento y capacidad de análisis, y el lugar donde se enseñan las técnicas para facilitar el gran esfuerzo de interpretar. * Representante de los Estudiantes ante el Comité Académico, 5º semestre. 129
Santiago Peña Aranza En la Constituyente usted votó en contra de la Constitución; esto es algo que sorprende un poco y sería muy interesante profundizar qué motivos tuvo para tomar tal postura. Bueno, realmente yo estuve en una posición muy crítica desde el comienzo de la Constituyente; consideré que había sido un experimento fracasado, improvisado, en el cual fuera de los artículos primeros, que corresponden a los derechos humanos y que son una parte importante, creo que lo demás se hizo a la carrera. Yo fui dejando una serie de constancias sobre el particular, no fue que simplemente el día de la clausura me levantara y dijera: «no». Eso era el resultado de toda una política que se había realizado durante los cuatro meses, en toda la Constituyente. Usted también ha dicho que en la Constitución hay muchos derechos pero muy pocos deberes por parte de los ciudadanos. Eso es cierto también. Se le otorgaban demasiadas prerrogativas a un poder del Estado como lo es el Ejecutivo. Como usted recuerda, tal vez gran parte de los artículos relacionados con los derechos del hombre sí fueron adoptados prácticamente por mayoría absoluta; yo voté a favor también de este tipo de información sobre los derechos del hombre, que están en el corpus de la Constitución en los primeros treinta artículos. Y la Constitución del 91, no trajo muchos avances comparada con la de 1886? Sí en relación con ese contexto: con los derechos del hombre. Y es cierto que en cambio se hacía poco énfasis en los deberes del hombre, pero también hay una serie de artículos sobre el particular. Y lo que yo sostenía era que se trataba de una Constitución improvisada, hecha a la carrera, que había podido tener mucho más estudio, mucho más desarrollo. Y todo se había hecho a la carrera porque querían prácticamente salir de ahí para conformar sus partidos políticos aquellos que pudieron ingresar a la llamada pequeña Constituyente. Es decir, había una mala organización. Y también había ideologías muy diversas, porque había una serie de grupos: el M-19, el liberalismo, el conservatismo, Salvación Nacional, etc. Cada uno de estos grupos tenía su ideología y quería que su ideología se reflejara en la Constitución; para eso hicieron una Constitución larguísima, de trescientos y algo artícu- 130
Alberto Zalamea: el periodista habla desde la academia los, muy larga en comparación con otras Constituciones: la Constitución de los Estados Unidos, la Constitución italiana, de apenas ciento y algo de artículos. Los norteamericanos todavía están en pequeñísimas enmiendas a su Constitución. Y en general la Constitución debe ser el corpus del acuerdo de las sociedades, de todos los estamentos de un cuerpo político; en cambio, aquí lo que se hizo fue lanzar una serie de artículos sobre el corpus de la Constitución, y la prueba de eso es que desde el 91 hasta hoy se ha reformado la Constitución más de cuarenta o cincuenta veces. En general, una Constitución no tiene por qué reformarse, sólo en casos de grandes crisis políticas; pero no era aquí tampoco el caso, sino que cada uno quería meter su «articulito», generalmente para vanagloriarse de ello ante la opinión pública, la opinión política, en fin. A mi juicio, se había improvisado notablemente. Cuál debe ser el papel de las Facultades de Comunicación en la formación de un profesional íntegro? Todo en la naturaleza y en la sociedad se comunica, todo debe comunicarse. Hay una forma de estructurar el pensamiento que es la comunicación. La comunicación puede ser desde una pequeña hormiga comunicándose hasta un parlamentario fogoso en el Senado o en cualquiera de los medios de comunicación. La comunicación no es solamente el periodismo. Éste es una parte importantísima, pero no es todo. Los medios de comunicación tienen hoy una enorme importancia en el mundo, y es a través de ellos que se comunica el hombre con sus congéneres y conforma la sociedad, y en la sociedad son la mejor manera de establecer entre todos los hombres los acuerdos que se llaman luego constitucionales. Cómo facilitan esa formación de la sociedad las Facultades de Comunicación social? Bueno, tal vez con la intervención y el análisis de todos los temas que conforman una Facultad. Por ejemplo, en el caso del periodismo, el periodismo es el método de comunicación por excelencia de los hombres de nuestro tiempo; eso lo hemos visto todos los días en la televisión, en la radio, en los periódicos; naturalmente, se requiere un enorme esfuerzo crítico, un enorme esfuerzo interpretativo, y eso es lo que tienen que enseñarles sus profesores en las cáte- 131
Santiago Peña Aranza dras y cómo la constante corrección del pensamiento a partir de los hechos es lo que se llama pensar, y ese pensamiento es el que hay que tratar de conocer y corregir cuando se da el caso. Cuáles son los lineamientos de formación de comunicadores en la UJTL? Estos lineamientos tienen como objetivo esencial divulgar, defender los principios y los valores que constituyen la esencia de nuestra nacionalidad. La universidad debe ser un gran centro cultural y autónomo que reivindique el derecho a la cultura en todas sus manifestaciones. Qué relación directa considera usted que hay entre la comunicación social y el periodismo? El periodismo es una de las facetas fundamentales de la comunicación social y la publicidad, el periodismo en todas sus proyecciones: tanto la prensa escrita, como la radio o como la televisión. A todas horas estamos comunicándonos. Salimos a la calle y vemos las vallas publicitarias. Desde un pequeño mensaje publicitario hasta mensajes de grandes torneos deportivos. El periodismo forma parte de ese mundo que es la vida moderna. Qué extraña o qué resaltaría usted de los comunicadores de la década de los 80 o de alguna época en especial, comparándolos con los del siglo XXI? Los comunicadores de los años 80 no tenían todavía ese concepto macro que tiene hoy la comunicación social; el periodista estaba más limitado a ciertos temas de su profesión; en cambio, hoy ya se ha entendido y comprendido la importancia de la comunicación social en todos sus aspectos, que no es solamente escribir un artículo en la prensa sino el comunicar a grandes masas, por ejemplo, la verdad sobre los acontecimientos. Hoy es muy importante saber entender, por ejemplo, el resultado de las encuestas publicitarias. Las encuestas son una forma también de la comunicación social, pero una forma muy peligrosa si no se sabe interpretar y si no se sabe comprender. Cómo analiza el manejo por parte de los medios de comunicación de la información; es decir, la información se maneja de forma correcta? Personalmente, creo que no. Creo que se abusa precisamente de las encuestas. Se abusa de todo lo que significa acciones de los gobiernos; en general, 132
Alberto Zalamea: el periodista habla desde la academia el periodista hoy está muy entregado a lo que dicen y hacen las agencias de publicidad, y sobre todo las encuestadoras, que pretenden reemplazar totalmente al periodista y al comunicador social. Con su vasta experiencia, qué sugerencia le haría a los medios para que mejoren el manejo de la información? Pues es muy difícil sugerir, porque la información está en manos de unos grupos muy pequeños, prácticamente monopolios de prensa, y por tanto es muy difícil enfrentarse a ese poder, pero hay que hacerlo; una de las formas de hacerlo sería lograr que los comunicadores sociales pudieran sindicalizarse o lograr que los medios de comunicación fueran propiedad de los comunicadores y de los periodistas. Eso me parece que es lo más importante en las actuales circunstancias para lograr que haya mayor sindéresis en el tratamiento de esas informaciones. Esas informaciones pueden tratarse de varias maneras; la prueba es que las encuestas dan uno u otro resultado según quién las esté financiando o las esté solicitando. Contra eso también hay la posibilidad de que los columnistas retomen estos temas y los hagan entender de la opinión pública, pero eso es difícil, porque estos columnistas escriben en periódicos o en medios de comunicación que están al servicio de los monopolios de los que hablábamos antes; entonces, hay un círculo vicioso prácticamente. Sin embargo, no hay que desesperar, hay que tratar de entender que los derechos establecidos en la Constitución del 91 pueden, o mejor aun, deben ser adaptados a las actuales circunstancias. Y por parte de lo que sería el gobierno, considera usted que hay censura? Censuras puede haber de varias maneras: hay la censura directa, como en los años 40, cuando en los periódicos había un censor enviado por el gobierno, por el Ministerio de Comunicaciones; claro que esa censura no existe hoy, pero existe otra censura y es la censura de quien hace depender los noticieros de televisión, por ejemplo, de los monopolios informativos otra vez, sobre todo de los monopolios en este caso económicos; creo que esa es la situación. Prácticamente lo que hay es una auto-censura. Hay algún objetivo, ya sea en la política como en el periodismo, que le haya quedado pendiente? Realmente no, porque tuve la fortuna de ocupar una serie de posiciones que eran las máximas en sus rubros: fui embajador varias veces, que es lo máxi- 133
Santiago Peña Aranza mo en la carrera diplomática; después fui director de periódicos, de revistas, realmente en ese aspecto no he tenido sino satisfacciones personales; ahora entiendo que la situación en aquellos años era tal vez más fácil que hoy, aunque no estoy muy seguro, pero de todas maneras no me quejo. Pero sí me hubiera gustado que publicaciones mías como La Nueva Prensa hubieran podido subsistir. Creo que revistas como ésa hacen mucha falta, no para que las dirigiera yo, sino para que las gentes nuevas lograran realizar ese tipo de publicaciones que hoy no pueden tener porque los costos serían prácticamente inimaginables. En aquella época, digamos hace 30 años, era más fácil, no se requerían capitales tan grandes para levantar una revista o hacer un noticiero o hacer un comentario diario en Caracol o RCN; era más fácil en ese sentido la vida periodística y de la comunicación. Entre otras cosas las encuestas prácticamente en aquel instante no existían, entonces no podían influir tanto en la opinión pública; las encuestas son una invención prácticamente moderna, de los últimos 10 años, pero a su vez lógicamente estas empresas son empresas de comunicación social. Lo que pasa es que están tal vez, en algunos casos, mal dirigidas. Dirigidas hacia un objetivo que no debe ser el más recomendable; por ejemplo, las encuestadoras hoy hacen, fabrican, antes de las elecciones, senadores, representantes, hacen presidentes de la República. 134