Introducción Qué es la inteligencia emocional? Competencias de la inteligencia emocional Cómo potenciar la inteligencia emocional Bibliografía: Introducción A lo largo de la vida resultan esenciales una mayor autoconciencia, una mejor capacidad para dominar las emociones perturbadoras, una mayor sensibilidad frente a las emociones de los demás y una mejor habilidad interpersonal, pero los cimientos de estas aptitudes se construyen en la infancia. Daniel Goleman (introducción al libro Inteligencia Emocional infantil y juvenil de Linda Lantieri). Por todos es sabido que nuestros hijos son seres integrales, desde nuestro deseo de padres y educadores, queremos que sean felices y que se desarrollen óptimamente. Todos los seres humanos estamos constituidos por tres aspectos fundamentales, un aspecto conativo, es decir activo, comportamental, otro segundo aspecto emocional, y un tercero, cognitivo o intelectual. Para que el ser humano pueda crecer y desarrollarse, hay que atender a los tres aspectos;
teniendo en cuenta además que este crecimiento se da en un marco de relación con el entorno (desarrollo social). A lo largo del tiempo, y cuando hablamos de educación, parece que no hemos tenido duda en que la parte intelectual quedaba atendida en los centros educativos, y en esa medida los padres nos quedábamos tranquilos. De hecho, los curriculums educativos estaban llenos de contenidos y atendían plenamente el aspecto académico. Esto es sólo una parte de lo que es el desarrollo de un niño. La neurociencia, es una disciplina muy reciente, que nos enseña que el cerebro del niño es muy plástico durante los primeros diez años de vida, durante los cuales se da un crecimiento muy grande. En esa etapa se da el modelado de los diferentes circuitos neuronales, el cual depende de las experiencias diarias de cada niño. Todos sabemos que los niños han de ser alimentados, tienen que hacer ejercicio, tienen que dormir bien y tienen que descansar (nivel activo y comportamental), y como padres atendemos estas necesidades. También sabemos que tienen que aprender a leer, a sumar, nociones de historia, informática, y estar preparados para la demanda de la sociedad en la que viven (nivel cognitivo-intelectual). Y a veces nos olvidamos de que además de todo esto también están tristes, tienen miedo, se enfadan, se ilusionan, y conviven con otros seres, lo cual les implica gestionar sus
emociones y desenvolverse con el medio, con otras personas. Si hay algo que estamos aprendiendo a través de la experiencia educativa y la nueva ciencia del cerebro es que tenemos que atender a las emociones y a las relaciones sociales. La experiencia educativa, tanto escolar como familiar, diariamente nos pone ante el hecho de que en el niño se da un desarrollo emocional, básico y fundamental, que ha de tener cabida tanto en el ámbito escolar como familiar. De ahí que a nivel educativo, también, se empiece a hablar de Inteligencia Emocional. Qué es la inteligencia emocional? Veamos la definición de los psicólogos John Mayer y Peter Salovey (1993): es la capacidad para controlar las propias emociones y las de otros, para saber discriminar entre ellas, y para saber usar la información y orientar el pensamiento. La gestión emocional influye en los canales de información y en la solución de problemas. La inteligencia emocional está formada por un conjunto de habilidades que pueden contribuir a la expresión y evaluación precisa de la emoción, a la regulación efectiva de la emoción, y al uso de sentimientos para motivar, planificar, y obtener los logros previstos. Por lo
que se distinguen en este sentido, cualidades adaptativas e inadaptativas. La Inteligencia Emocional tiene que ver con la Inteligencia Intrapersonal e Inteligencia Interpersonal I descritas por Howard Gardner, descubridor de las Inteligencias múltiples (1983), quien acuñó el término de Inteligencia Emocional para referirse a estas dos inteligencias. Las Inteligencias múltiples descritas por Howard Gardner son: 1. Corporal-cinética 2. Espacial 3. Musical 4. Interpersonal (social) 5. Intrapersonal (emocional) 6. Lingüística 7. Lógico-matemática 8. Naturalista 9. Existencial Más tarde, un colega suyo, Daniel Goleman, popularizó este término, siendo su principal mérito el haber resaltado el papel de las emociones en la eficiencia. D. Goleman remarcó desde el punto de vista fisiológico y social la importancia de utilizar positivamente nuestras emociones, orientándolas
hacia la eficacia del trabajo personal y hacia las relaciones con los demás. Competencias de la inteligencia emocional En la Inteligencia Emocional destacan cinco competencias: 1. AUTOCONCIENCIA (Intrapersonal) 2. AUTOGESTION (Intrapersonal) 3. EMPATIA (Interpersonal) 4. HABILIDADES SOCIALES (Interpersonal) 5. RESPONSABILIDAD (Intrapersonal e Interpersonal) 1. Autoconciencia: Conciencia de nuestros propios estados internos, pensamientos, emociones, sentimientos. 2. Autogestión: Regulación de nuestros estados internos, impulsos y recursos internos y capacidad de manejar adecuadamente los impulsos conflictivos. 3. Empatía: Conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas. 4. Habilidades sociales: Conjunto de herramientas que nos permiten relacionarnos y convivir con los demás de manera sana y equilibrada. 5. Responsabilidad idad: Capacidad de responder de los propios actos, manifestándose a través de la
consciencia de las propias palabras, decisiones y acciones. El trabajo y desarrollo de estas competencias nos ayudarán a establecer mejores relaciones con nosotros mismos y con el entorno, físico y personal, en el que nos encontramos. La competencia emocional requiere de: La capacidad de sentir nuestras emociones, de manera que seamos conscientes de lo que ocurre en nuestro interior. La capacidad de expresar nuestras emociones de un modo efectivo y, por tanto de afirmar nuestras necesidades y mantener la integridad de nuestras limitaciones emocionales. La facilidad de distinguir entre reacciones psicológicas relacionadas con la situación presente y aquellas que son un residuo del pasado. Aquello que queremos y que le pedimos al mundo debe satisfacer nuestras necesidades actuales, y no necesidades inconscientes, insatisfechas de la infancia. La conciencia de aquellas necesidades genuinas que necesitan ser satisfechas, en lugar de reprimirlas para conseguir la aceptación o aprobación de los demás.
La competencia emocional es lo que necesitamos para desarrollarnos si queremos protegernos de estreses ocultos que generan un riesgo para la salud. Fomentar la competencia emocional en nuestros hijos es la mejor medicina preventiva. Cómo potenciar la inteligencia emocional Cómo podemos acompañar a nuestros hijos en el desarrollo de estas capacidades?. Nuestros hijos, niños y jóvenes, con necesidades diferentes al adulto, cuentan con estas capacidades, se encuentran en ellos de manera incipiente. A medida que la tensiones del mundo de hoy se acumulan en los niños y adolescentes cómo podemos cultivar hábitos en la mente, el cuerpo y el corazón que alivien la presión de manera constante?. Investigadores y médicos están estudiando el concepto de adaptabilidad, la capacidad innata que todos tenemos para auto corregirnos y prosperar ante los desafíos vitales. Estudios y experiencias realizadas nos dicen que se puede cultivar la fortaleza interior en los niños y en los jóvenes, a través de la práctica habitual de tranquilizar la mente y relajar el cuerpo.
Necesitamos encontrar experiencias y modelos positivos que nos enseñen a vivir de un modo más integrado. Existen dos técnicas para construir la adaptabilidad interior y potenciar la inteligencia emocional: 1. RELAJACIÓN MUSCULAR (relajación muscular progresiva). 2. ATENCIÓN PLENA (meditación). Estas técnicas ayudan a que tanto los niños como los adultos obtengamos mecanismos internos que reduzcan la reacción del cuerpo al estrés. Algunas ventajas de practicarlas con regularidad incluyen: Más autoconciencia y autocomprensión. Mayor capacidad para relajar el cuerpo y liberar la tensión física. Aumento de la concentración y capacidad de atención, fundamental para el aprendizaje. Capacidad de hacer frente a situaciones estresantes con más eficacia, creando una respuesta más relajada a los factores de estrés. Mayor control de los pensamientos, menor sometimiento a pensamientos no deseados.
Más oportunidades para una comunicación y comprensión más profunda entre padres e hijos, porque se comparten los pensamientos y los sentimientos con regularidad. Aumento del bienestar, tanto físico como psicológico. Mayor posibilidad de estar presente en cada momento. Para poder acompañar a nuestros hijos en este camino es necesario que los adultos experimentemos en nosotros mismos estas técnicas y poder así estar presentes con ellos y ser anclajes estables que nunca les abandonen. Cuando los padres y los hijos practican y emplean estas habilidades en casa, los efectos son doblemente beneficiosos. No sólo se facilita a los jóvenes la adquisición de estas habilidades, sino que las relaciones interfamiliares tienden a mejorar. Los niños también comprenden que el aprendizaje es un proceso que se desarrolla durante toda la vida, no finaliza cuando termina la escuela. El aprendizaje social y emocional es un buen camino para una vida sana, positiva y satisfactoria. Bibliografía: Inteligencia emocional infantil y juvenil Linda Lantieri. Ed. Aguilar
Los moldes de la mente Pedro Hernández Guanir. Ed. Tafor La inteligencia reformulada Howard Garnerd. Ed. Paidós El precio del estrés Gabor Maté. Ed. Integral