Edison Lanza Medios de comunicación: patrimonio universal o propiedad privada Un reciente informe sobre la forma de explotación de los medios de comunicación en nuestro país, realizado por los periodistas Edison Lanza y Gustavo Buquet y patrocinado por la fundación Friedrich Ebert, echó luz sobre un tema de gran repercusión social y cultural. Los autores de la investigación califican de «oligopolio audiovisual» la concentración de poder mediático que ostentan los canales 4, 10 y 12; analizan la composición de esta red que controla la casi totalidad de la televisión privada de nuestro país; y abordan las consecuencias de una grilla dirigida a una audiencia media, con programas similares (duplicados) que atentan contra la diversidad y la democratización de la pantalla. Para profundizar en este asunto crucial, que involucra tanto las políticas de Estado como la responsabilidad social de los privados, fuimos al encuentro de uno de sus autores, Edison Lanza. Gerardo Mantero - Luis Vidal Giorgi -Las ondas son patrimonio de la humanidad administrado por los Estados correspondientes, por lo que se desprende que el Estado es determinante a la hora de otorgar los permisos. Cuál ha sido el papel del Estado a lo largo de la historia en relación a los medios de comunicación? -El Estado uruguayo y la sociedad en Uruguay, extrañamente, no sienten hasta ahora que las frecuencias radioeléctricas sean un bien público y un patrimonio común. Hasta muy avanzada la recuperación democrática nadie se preguntó por qué los dueños de los medios siempre son los mismos. Es una cuestión natural. Y de hecho, si uno mira la historia de las regulaciones, hay muchas que fueron impulsadas por debajo de la mesa, por ellos mismos. Cada cambio tecnológico no fue fruto de una política pública de los gobiernos de turno sino que dichos permisarios dijeron cuándo querían pasar a la TV color y cuándo tenía que entrar el cable, cómo se tenía que repartir... El papel estatal históricamente ha sido muy pobre. El Estado uruguayo ha actuado en una especie de connivencia, porque los medios le proveen de plataforma política, de espacio para campaña publicitaria y financian la misma. En el medio de todo ese sistema de funcionamiento entre el poder político y los medios, el papel regulatorio fue muy pobre, las frecuencias han sido mayoritariamente un bien privado. Los dueños, los licenciatarios de frecuencias, las han arrendado, vendido, sin prácticamente ningún tipo de control estatal. Y recién a instancias de la sociedad civil, el cambio de gobierno y demás se empezó a entender que el Estado debe tener un papel regulatorio claro. Regular no es sinónimo de violar la libertad de expresión o de intervenir la libertad de expresión, cualquier país desarrollado tiene una política de administración al respecto, en ella lo primero que está claro es que las frecuencias no son de quienes las tienen transitoriamente, sino que son un patrimonio de la humanidad. En Canadá la frecuencia tiene un plazo de 7 años, pasados esos años hay que rendir cuentas.
-Legalmente y formalmente los permisos tienen un plazo. Son irrevocables? Por qué se da el hecho de que los permisarios sean los mismos desde los inicios de nuestra televisión? - La figura en Uruguay establece un permiso «precario y revocable». El Estado mañana puede decir «se termina», y esto tiene una explicación. La Ley actual, vigente, que regula la radiodifusión en el país fue aprobada en el año 77 en plena dictadura militar. Está embebida de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Los militares entendían que era un recurso estratégico y que por seguridad nacional el Estado debía disponer de esos recursos cuando quisiera. Por lo tanto los daba con un carácter precario irrevocable. Hay un contrasentido en todo esto, porque si uno habla con cualquier empresario privado lo primero que pide es certeza jurídica. Si se licitara el puerto de Montevideo con un permiso precario y revocable, no se presentaría nadie. Los licitantes reclamarían derechos por 25 años para ejercer su plan de negocios, etcétera. Pero acá los empresarios defienden este sistema porque dicen que es el que les da más certeza jurídica. Entienden que de algún modo siempre tienen derechos adquiridos, no se les puede revocar. - Y los tienen realmente? -Haber estado 40 años en el uso de esa frecuencia les otorga ese derecho. - Eso se sostiene legalmente? -No. Pero para mi gusto también está mal que sean precarios y revocables. Creo que este permiso precario y revocable, y eso está demostrado, les ha dado un poder de negociación fenomenal. En realidad los gobiernos de turno le tienen miedo al enfrentamiento con ellos, entonces dicen: «Bueno, está bien, no te toco, vos sos la industria nacional, te protejo, y vos me das cobertura y no ejercés el papel de perro guardián que tenés que ejercer». De algún modo se negocian las pautas publicitarias para las elecciones, etcétera. Hay como un doble juego. Algunos académicos que han estudiado esto antes que nosotros nos dicen que en algunas conversaciones con los dueños de los canales llegaron a decir: «Mi negocio no es el audiovisual, mi negocio es el poder». Eso es lo que subyace. Esto no es un sistema democrático ni garantista para nadie, porque mañana gana una política radical de cualquier tendencia y dice: «Revoco todos los permisos». Eso podría pasar. No están a salvo de eso. Creo que lo saludable es lo que pasa en todo el mundo: se licita en forma transparente, pueden concursar varios actores, todos tienen que presentar un plan comunicacional y hay que cumplirlo en el plazo que establece la licencia. El país tiene que discutir de algún modo y tomar una definición sobre un tema: no pueden ingresar capitales extranjeros al sistema de frecuencias, lo prohíbe la Ley del 77. Es cierto que cuando se abrió algo el cable hubo grupos económicos privados que accedieron a una licencia para ese sistema. En su momento el grupo tuvo una licencia de cable y la vendió al grupo Clarín de Argentina. Respecto a la pregunta que me hacés, vamos a tener una primera respuesta con la apertura de la televisión digital, siempre que la apertura de esa televisión, que la tecnología así lo permite, sea realmente una apertura, o veremos si el gobierno elije mantener el actual sistema. - Parecería que la misma implantación de la televisión digital hace que cambien las reglas del juego. - La tendencia general es ésa, pero hay un detalle que no es menor, por eso el Diablo está en los detalles, y es que el proyecto de decreto que salió a consulta pública establece que van a haber tres sectores de la comunicación claramente definidos: un
público, un comunitario y otro privado comercial, y eso va a dotar de mayor diversidad al sistema porque va a haber más canales públicos y algún comunitario, etcétera. Pero está la competencia fuerte en el sector privado comercial. El proyecto habla de siete canales múltiples. Son siete por cuatro, hasta treinta señales, de las cuales los dueños actuales ya tienen asegurados el suyo. Se han quejado de que son demasiadas señales, entonces, si el gobierno ahora les hace caso y, por ejemplo, pasa de siete a cinco, el mensaje es más o menos lo mismo con un operador nuevo, que seguramente sea VTV por la potencia económica que tiene y porque ya tiene know how. Entonces le pongo un competidor, el otro va a ser testimonial, seguramente va a ser el reparto de un canal en varias señales. Pero si dice «son siete» va a haber una competencia real. -Del estudio se desprende que estas tres familias «operan como un cartel», controlando la totalidad de la televisión privada comercial del país. Los canales 4 -grupo Romay-, 10 -De Feo / Fontaina-, y 12 -Cardoso / Scheck-, mantienen un «oligopolio audiovisual» basado en una red de medios de comunicación integrados mediante propiedad directa, individual o colectiva, o en el control por medios estratégicos. Ejemplo de ello es el poder que tienen sobre las televisoras del interior a partir de estar asociados en la Red Uruguaya de Televisión Sociedad Anónima (RUTSA). -Sí. Lo más novedoso que tiene el trabajo es que explica cómo funciona. La verdad es que nosotros no sabíamos cómo funcionaba y empezamos con algunos operadores del interior, y nos asombramos mucho. Ellos parten de los canales de Montevideo y de la red metropolitana -el 4, el 10 y el 12- pero luego, a lo largo del tiempo, fueron adquiriendo los lugares clave de la televisión del interior, a la que manejan directamente ellos en forma individual, o sea: el Canal 4 tiene la televisión privada de Colonia, en Maldonado están el 10 y el 4 (estaba el 12 pero luego se retiró), en Rocha está el Canal 10. La crema del negocio en el interior también la tienen ellos, en los lugares donde hay más desarrollo turístico, más cantidad de gente. En el resto del país hay algunas cosas graciosas: Durazno, Paso de los Toros, no tenían televisión privada, y cuando llega el Mundialito los permisarios piden un permiso transitorio para transmitir y le dan dos canales que nunca devolvieron. Se los quedaron para siempre. Ése es el esquema en el que ellos dominan ampliamente. En el resto del país obviamente no pueden tener todas las frecuencias, sino sería un escándalo, por lo tanto hay otros permisarios. De todos modos armaron un esquema de control por contenido, o sea, armaron una sociedad anónima que vende contenidos de televisión y para eso hacen un combo de la producción de cada uno de los canales nacional y alguna de las que compran en el exterior. Todo ese paquete se lo proveen a los licenciatarios del interior. Ninguno escapa a ese esquema, salvo uno, creo. -Y, además, participan en las tandas. -El precio que cobran por ese combo el uso de asignación política. Todo esto es muy importante, pero la regulación de los medios audiovisuales, los mecanismos para dotarlos de mayor transparencia, su democratización y demás, quedan para un segundo período. En este período creo que el gobierno arranca bien. Es una señal importante que hayan designado a Gustavo Gómez, que estaba comprometido con una postura de democratizar y dar pluralismo y transparencia a este sistema. A partir de allí empieza a haber una serie de cortocircuitos que forman parte del enigma que Mujica es para todos los periodistas, o para todos aquellos a quienes nos gusta la política. Es obvio que todo el mundo sabía cuál era la planificación que traía Gustavo Gómez. De hecho hizo un plan y se lo presentó al ministro Kreimerman, al subsecretario Ortuño, y se lo aprobaron. Además se designa un comité técnico consultivo para la Ley de Medios y
ese comité avanza en forma civilizada y democrática y llega a una cantidad de acuerdos. Justo cuando estamos por presentar el informe el Presidente se descuelga con aquella frase famosa de la papelera, entonces los interrogantes son múltiples: quiso frenar el proceso?, no estaba del todo al tanto?, no entendía lo que estaba pasando? Sobre todo porque estaba viajando a Uruguay el relator de Naciones Unidas para la libertad de expresión, esto sucedía la semana siguiente a presentar el informe y a decir: éste es un modelo para construir regulaciones de medios. Nadie escapa a que este tema fue muy polarizante en Argentina, en Venezuela, en Ecuador, incluso en Chile. En América Latina ha sido un tema que genera división, agresividad, debate ideológico y polarización ideológica y política. En Uruguay el mecanismo que se eligió estaba avanzando sin producir todos estos efectos indeseados. Entonces ahí se nos escapa un poco la pista. Hay gente que dice que Mujica sabe bien cómo funciona el sistema de medios, que es de los políticos que más sabe cómo funciona. Me consta que sabe cómo funciona el aparato mediático, la relación con los periodistas, y también puede ser que tenga línea directa con los grandes operadores, los que realmente deciden las cosas. Los que estaban sentados discutiendo por Andebu y demás, si bien son representativos, no tenían la última palabra. Seguramente la respuesta que Andebu le da al decreto demuestra que ellos estaban muy nerviosos y lo están con estos cambios. Porque otro aspecto que tiene de bueno el trabajo es que echa luz sobre la dimensión del negocio, sobre la torta que hay en juego, sobre un esquema que es muy cómodo para los actores de medios porque nunca se propuso, como ha ocurrido en Venezuela o en Argentina, una desinversión. Lo que se propone es bueno: de acá en adelante reglas claras, más diversidad... - Conocías los contenidos de la Ley que se estaba instrumentando, en la que estaba trabajando Gustavo Gómez? -No conocía el detalle fino porque lo último que hizo fue entregar un proyecto al Ministerio de Industria, pero me consta -porque lo dijo públicamente- que toma la base del informe del comité técnico consultivo, un informe previo de él que es público; los toma como línea de trabajo para soluciones que va a aportar la ley. Ya no es un misterio qué plantea la ley: habrá tres sectores definidos, por primera vez la asignación será por concurso y tendrá transparencia, establecerá plazos, establecerá un canon. También hay que decir que por la enorme acumulación de capital a través de este uso de bien público nunca se pagó un peso de canon. -Es interesante recordar los datos económicos que decías: la dimensión de la torta. Además después se les pide la torta de la publicidad oficial. -Es tan grande la torta privada que si uno lo mide en términos relativos el Estado tiene un porcentaje del 7 u 8% de la pauta. Pero son recursos que si hubieran ido a Canal 5, por ejemplo, hubieran dado lugar a otro cantar. Pero, además, como dice Gustavo Buquet, con este esquema no tenemos una buena televisión y no tenemos televisión nacional. Es un esquema proteccionista de tres grupos, básicamente. La idea de esta ley es: cambiemos esta forma de administrar el espectro e incentivemos la producción nacional. Si con 50 años de acumulación de capital, de uso abierto y libre, y de concentración -porque tienen el negocio de la radio, de la televisión, del cable, de la televisión del interior y el negocio de la convergencia de los portales de Internet- no tenemos una buena televisión nacional y no tenemos producción nacional, a excepción de los últimos años que alguna cosa empezó a haber, el esquema tampoco es para defenderlo.
-Es más grave aun, en un escenario de fractura social como el que estamos viviendo, quién mide la influencia cultural de la televisión basura, la contradicción que se produce entre lo que se muestra en la tv y lo que se quiere fomentar desde el sistema educativo? -Exacto. Incluso ese tema es parte de un desarrollo de Gustavo Buquet que ha estudiado los fenómenos económicos de la concentración. Él dice que otros autores lo han estudiado en el sentido de que este tipo de sistema de medios hiperconcentrado lo que hace es desestimular la diversidad y la producción intelectual y creativa. Lo que estimula es: apostemos a lo mismo. Para qué voy a gastar un peso más en hacer o contratar gente más creativa si pasando ese tipo de televisión pasatista y basura tengo un tercio de la audiencia, lo que es mucho. -En el estudio hablás de dos actores como Tenfield y Cablevisión, que de alguna manera son los únicos que rompen el oligopolio. Y también está la televisión estatal, Canal 5 y TVCiudad. Qué influencia tienen estos actores y, de futuro, qué incidencia prevés? -Creo que TVCiudad va a pasar a ser un canal abierto, lo cual lo va a potenciar. Va a acceder a una de las frecuencias que quedará libre a partir de la televisión digital. El sistema político y la sociedad se deben una discusión acerca de qué televisión pública queremos tener. Lo que pasó es que han puesto gente idónea y valiosa a dirigir el canal, pero con el mismo esquema de financiamiento, de dirección, etcétera. En algún momento vamos a tener que decir cómo queremos financiar la televisión pública, porque es un sistema de parches. Por un lado tenés a los empresarios privados, que te hacen un programa con un mostrador y hablando a la cámara, pero se traen los avisos y hacen una co-producción. En algún caso puede funcionar, pero en general son siempre los mismos tipos de programa. Después tenemos lo referente al 20% de la publicidad estatal, que a veces los entes lo dan y a veces no lo dan, y alguna cosa de rentas generales. Creo que tenemos que tener un diseño institucional para la televisión pública, que no sea el Poder Ejecutivo que designe simplemente al director, sino que haya un consejo, que tenga control parlamentario. Todo eso hay que reestudiarlo, porque mientras tanto vamos a depender de que el director que nombraron sea bueno y consiga moverse en ese esquema. -Y también de los recursos. -Sí, dé cómo financiarlo. En Alemania la gente paga un impuesto muy pequeño pero que, sumado, da mucha plata para la televisión, y tiene hoy cerca del 50% de las audiencias. La BBC tiene un presupuesto que vota el Parlamento. Puede ser otro sistema: que los uruguayos sepamos que pagamos impuesto a la renta pero que determinado porcentaje es para sostener una televisión que es importante. Pero eso hay que definirlo. Y finalmente está el tema de los actores privados nuevos. VTV, creo yo, tiene que ver con esa mezquindad en invertir en el producto. Los goles los pasaban en los canales privados, pero como no quisieron pagar derechos a quienes hacen el espectáculo, que son los clubes, prefirieron perderlo. Hay que decir que Casal ha montado una empresa (más allá de la figura de Casal) que hace un buen producto audiovisual. Se puede ver el fútbol, el basquetbol o la murga en televisión, el tipo lo comercializa, cobra un precio, etcétera. Se ha convertido en un actor fuerte porque además ya tiene varias señales. Está VTV, está GoalTV, está Tenfield. Me parece que hoy es el más preparado para competir en el formato de la televisión digital, donde necesitas distintos contenidos para segmentar distintos públicos. -Y Cablevisión, que es del grupo Clarín, tiene una incidencia limitada.
-Así es. Al respecto hay una historia interesante que contar. La estrategia que utilizó fue: voy a crecer donde puedo crecer que es en el cable, y de hecho hicieron una red en el interior del país y tienen el área de Montevideo a través de Cablevisión. En determinado momento el gobierno de Tabaré Vázquez le pide a URSEC poder llegar al área metropolitana y no sólo a Montevideo. Técnicamente hay posibilidades de hacerlo, la URSEC le da el permiso y el gobierno revoca el permiso, sobre todo para proteger a los cableros chicos del área metropolitana; en ciudad de la costa hay un operador privado que es distinto a los canales, en toda la zona de Canelones y demás hay varios operadores chicos... El discurso fue: si dejan competir a Cablevisión con nosotros, nos come. En este hecho hay también una definición: vamos a permitir que haya extranjeros en los medios en el Uruguay? Pueden estar hasta determinado porcentaje, eso puede ser una solución y, si no, vamos a investigar si hay testaferros. Tenemos el caso del mexicano González, que tiene 11 radios. Por un esquema que ya está funcionando hace 4 años, las radios del interior se convierten en repetidoras de una cabecera de Montevideo: compraron Radio Real de San Carlos -que era una radio histórica con producción propia y nacional- y hoy en Colonia no hay informativo local, repiten Sarandí; en Rivera lo mismo sucede con Cenit (o Zenit); igual con la radio de La Pedrera; en Canelones sucede otro tanto. Se denuncia eso, se aportan pruebas y hace 3 años que estamos con ese expediente dando vueltas y no se resuelve. Hay mucha cosa que este gobierno y los que vendrán van a tener que definir. -Es histórico el reclamo desde los ámbitos de la cultura por la ausencia de producción nacional. Los canales siempre se defienden con el mismo argumento: nosotros hacemos la televisión que la gente quiere ver; incluso Canal 10 lo utiliza como eslogan. Desde la investigación que ustedes hicieron se echa luz sobre este manido tema? -Hay que romper ese círculo vicioso y probar otros instrumentos. Buquet decía que la industria del audiovisual de publicidad o de cine en Uruguay se desarrolló en un marco de mayor competencia y de apertura que las que tiene la televisión, y han tenido éxito. La clave está en que tengamos una producción local que pueda competir en el Mercosur, por lo menos. Creo que es perfectamente posible. Hay que darle algunos instrumentos, por ejemplo el proyecto que establecía que todos los que usen espectro paguen el 1% de lo que recaudan por publicidad para conformar un fondo que esté destinado a la producción de televisión audiovisual. Hay que crear una industria que no existe, formar guionistas para televisión, productores para televisión, etcétera. Las Universidades, para qué van a formar si no van a tener su repercusión en lo laboral. Uruguay es muy exitoso en materia de bienes culturales, y últimamente estos productos son exportables, puedo nombrar 20 que son exitosos. Y por qué en televisión no es así? Porque este esquema está asfixiando el desarrollo de una industria creativa. Es necesario que haya fondos para empezar a apoyar la producción audiovisual de televisión y una cuota de pantalla de ficción establecida -también ha sido muy criticado este punto como una intromisión en los contenidos-. Nadie está diciendo qué contenidos debe haber. Lo que decimos es: si vas a usar un bien público, cumplí con un porcentaje de producción tal. Eso lo ha hecho la Unión Europea. Creo que en la medida que todo empiece a funcionar después tendrá su propia dinámica y su propio desarrollo privado e independiente. De hecho, el cine nacional arranca con los primeros fondos como el FONA y el Fondo Capital, que le dan un impulso. Doy otro ejemplo: la prensa en el interior del Uruguay es saludable. Hoy venden más los diarios del interior que los de Montevideo en su conjunto. Hace 30 años que tienen un subsidio. La palabra subsidio cultural no es una mala palabra. Depende obviamente de cómo se administre y todo lo demás.
-La falta de protagonismo que le corresponde al Estado se puede explicar porque nadie está dispuesto a pagar el costo político que implica el enfrentamiento con los medios? -Más que eso, hay que comprender también al operador político. Sabe que si se enfrenta tiene un costo a pagar y puede desaparecer de la pantalla, y si desaparecés políticamente podés darte por muerto. Si en el 2012 no se aprueba una ley va a ser muy difícil que se apruebe después. Más cerca de las elecciones va a ser más difícil. Pero también creo que está bien que la sociedad civil juegue el papel de tábano, de pinchar. En lo que me parece que sí se equivoca el sistema político es en que cuando uno hace las cosas bien, transparente y democráticamente, tiene mucho más para ganar que para perder, sea quien sea el interesado que esté en contra. Hay una consulta pública de televisión digital y hay 15 aportes desde distintos ámbitos: desde las empresas, la sociedad civil, la academia, etcétera. Quiere decir que si uno hace las cosas con participación y democráticamente, al final del día, vas a recoger un resultado positivo. Pero a veces están otras cosas que uno sabe que juegan en la política; planteos personales, miedos, etcétera. -Con las nuevas formas de la comunicación y la creciente incidencia de las redes, no se va debilitando la hegemonía de los tradicionales medios (tv, radio, gráfica)? -Sí, comparto esa visión. Pero por otro lado el audiovisual hoy es el formato que más reina. Tanto en televisión como en Internet. Y la famosa convergencia es algo que va a llegar. Hoy en EUA podés juntar tu computadora con la televisión en tu monitor y podés elegir: hoy veo cable, hoy veo tv abierta, o navego por internet. Pero, en el fondo, de lo que se trata es de que, por cualquier vía, una política pública tiene que permitir desatar la creatividad y romper los oligopolios y los monopolios. Yo estoy un poco desencantado o soy precavido con ese tipo de lectura que enfatiza que Internet es la democratización total. Hace dos años que tengo Twitter y era un elemento fabuloso de la democratización de la opinión. Pero hoy en Twitter ya entraron The New York Times, la BBC, El País, ya entraron los grandes grupos de medios y coparon el Twitter. Vos agarrás tu cuenta y decís: no puedo estar afuera de lo que dice la BBC, y lo ponés: te tapa a mensajes; no te manda 3, te manda 28; The New York Times te manda 30; en Uruguay, el Montevideo.com... O sea, siempre van a estar presentes los conglomerados. Hay una autor norteamericano que dice: históricamente se dijo que la intervención del Estado en el tema de la libertad de expresión es nociva. Pero en este mundo de grupos tiene que haber una intervención del Estado a favor de la libertad de expresión y de la diversidad. Creo que eso siempre va a existir. Otro tema que se viene es el de la convergencia entre el mundo de la televisión y la telefonía. Antel ya tiene un acuerdo con Canal 10. Entonces, si bien es cierto que es más barata la tecnología y su acceso, hay que estar atentos a regular estos fenómenos, porque puede darse el efecto contrario.