UNIDAD DIDÁCTICA 2: LAS REDES SOCIALES DE LAS PERSONAS CON ENFERMEDAD MENTAL CRÓNICA En líneas generales, las redes sociales de la población general suelen ser amplias, diversas, densas, no muy dispersas, con diversidad de vínculos, con intercambio de todos los tipos de apoyo entre sus miembros, recíprocas, y estables. La red social de la población general se caracteriza por una interacción frecuente, un afecto positivo y un componente de apoyo instrumental importante. En cambio, las redes sociales de las personas con enfermedad mental crónica (EMC) se caracterizan por los siguientes aspectos: MENOR TAMAÑO. La población general tiende a tener como mínimo veinte o veinticinco personas en su red. Una red pequeña no es necesariamente índice de falta de apoyo, pero existe la evidencia de que para las personas con enfermedad mental crónica, un tamaño pequeño de red social (entre uno y cinco miembros) está asociado con la rehospitalización (tienden a perder miembros en la red después de múltiples hospitalizaciones). Una persona que depende de otra persona para más que una simple ayuda, puede vivir una crisis psiquiátrica o incluso requerir hospitalización si por alguna razón aquella persona llega a estar enferma o inaccesible. A mayor extensión en la red, más oportunidades existen para intercambios de apoyo. MAYOR PROPORCIÓN DE FAMILIARES. Las personas con EMC tienden a tener una mayor proporción de sus energías implicadas en sus relaciones familiares. En sus redes, aunque pequeñas, hay una proporción alta de familiares implicados. Las redes sociales de las personas con enfermedad mental se van reduciendo a medida que la enfermedad progresa, hasta el punto que algunos sólo se mantienen con el apoyo de sus padres/madres y hermanos/as.
MAYOR CONFIANZA/DEPENDENCIA DE LA FAMILIA. Las personas con EMC tienen con frecuencia relaciones ambivalentes y conflictivas con los miembros de sus redes, y tienden a tener más dependencia y confianza de la red exclusivamente familiar. MAYOR DENSIDAD. Las personas con EMC tienden a tener redes más densas, es decir, hay mayor proporción de miembros en las redes que tienen relaciones entre ellos. Esto puede dar lugar a un sistema de apoyo intenso pero puede no permitir espacio para el desarrollo y asunción de nuevos roles o conductas. Algunos estudios han encontrado que una densidad alta puede estar relacionada positivamente con altos índices de rehospitalización. MENOR RECIPROCIDAD. Las personas con EMC tienden a no tener relaciones recíprocas con los demás. Tienden a identificarse como personas que no hacen mucho por los otros. Los índices de rehospitalización son mayores para las personas con esquizofrenia cuando éstos tienen casi todas sus relaciones dependientes. También las relaciones que no son recíprocas tienden a bajar la autoestima y esto puede llevar a un incremento de estrés. MENOS MULTIPLICIDAD. Las personas con EMC tienen a tener menos multiplicidad en sus relaciones. Tener un número de relaciones múltiples es importante porque se tienen más alternativas en caso de que un miembro de la red no esté accesible. MENOS ESTABILIDAD. Repetidas hospitalizaciones tienen un coste en las redes sociales de los EMC. Las investigaciones muestran que conexiones sin apoyo, es decir, personas que conocen al EMC pero de forma aislada, tienden con mayor probabilidad a perderse en el tiempo. Obviamente la vuelta a la comunidad puede llegar a ser más difícil si la persona con EMC encuentra su red social reducida después de cada hospitalización.
METODOLOGÍA DEL TRABAJO DE REDES SOCIALES CON PERSONAS CON ENFERMEDAD MENTAL. El trabajo de redes con personas con EMC (enfermedad mental crónica) es un proceso de mediación a través del cual se ayuda a ésta a conocer, mantener y mejorar las relaciones con las personas de su red social o a crear vínculos nuevos con personas de la comunidad o de los servicios formales. Para que el trabajo de redes sea efectivo tenemos que saber qué queremos conseguir, cómo lo vamos a desarrollar, si es el momento adecuado o no en el proceso de intervención individual o familiar con la persona con EMC y si éste lo desea y está dispuesto a vincularse con otras personas en su proceso de rehabilitación. El trabajo con redes sociales desde la rehabilitación incluye tanto la intervención individual y familiar como la grupal y comunitaria. Para incorporar el trabajo de redes sociales a los proyectos individuales de rehabilitación de los pacientes se requiere la distinción de tres fases: 1. IDENTIFICACIÓN DE LA RED. Es un proceso subjetivo de reconocimiento de las relaciones importantes que existen en la vida de una persona. Se ayuda a la persona con EMC a identificar su red y conocer las características estructurales e interaccionales de la misma a través de entrevistas. 2. ANÁLISIS DE LAS REDES SOCIALES. El análisis de la red social es un proceso de valoración de la cantidad, tipo y funciones de las relaciones de apoyo, y de las tensiones y conflictos con y entre esas relaciones referidas a una persona con EMC. Gran parte del proceso de rehabilitación psicosocial de las personas con EMC se fundamenta conociendo y sabiendo analizar las descompensaciones, sobrecargas, rigideces, inestabilidades, y conflictos de la red social a partir de las características anteriormente descritas. 3. INTERVENCIÓN EN LAS REDES. Una red amplia, estable y flexible ofrece muchas pociones y alternativas para las personas con EMC: más miembros de la red, más grupos pequeños y más relaciones múltiples que añaden oportunidades para obtener diferentes tipos de apoyo. Una red amplia, estable y flexible permite predecir que existirá una disminución menor de los apoyos a la persona con EMC, incluso en los períodos de hospitalización, y que habrá
menor cansancio en su cuidado. La flexibilidad es promovida por relaciones múltiples y la estabilidad por conexiones entre los miembros de la red y por conexiones entre las propias personas con EMC y entre las propias familias. Los factores que influyen en la elección de los objetivos del trabajo de redes sociales con personas con enfermedad mental crónica son los siguientes: La disposición, el deseo y las preferencias de las personas con EMC. Las personas con EMC, sus familiares y amigos deberían participar en la programación de los objetivos de su intervención para que ésta sea válida. Habría que buscar pistas dadas por la propia persona con EMC en la valoración de su red social tales como expresiones de que se siente solo, o lejos de los demás, o quejas de que alguna persona en la red está demandando demasiado o tiene una relación negativa. Valoración de la situación global de la persona con EMC. Se debe valorar la red social de la persona con EMC y el apoyo que ésta ofrece incorporando los objetivos que se quiere conseguir con la misma. Habría que considerar si aumentando o flexibilizando o estabilizando la red social de la persona con EMC, ésta conseguiría otros objetivos importantes como vivienda, empleo u ocupación del tiempo libre. Nivel de funcionamiento o diagnóstico de la persona con EMC. Algunas veces el sistema de salud mental y los equipos de rehabilitación esperan que la persona con EMC participe con éxito en varios programas a la vez y se sienten frustrados cuando los pacientes tienen crisis, rehospitalizaciones, pérdidas de apoyo, y falta de constancia. Es importante considerar cuánto estímulo puede manejar la persona con EMC, con qué facilidad o dificultad se adapta a personas nuevas, qué nivel de habilidades sociales tiene y qué evolución puede tener un trabajo de redes sociales en base a su diagnóstico.
La etapa de recuperación de la persona con EMC. La persona con EMC que está integrándose en la comunidad puede necesitar diferentes tipos y cantidades de apoyos comparados con algunos que están en un nivel superior de integración. Habría que considerar, por tanto, la fase del proceso de rehabilitación en la que se encuentra la persona y los apoyos adicionales que necesita. Probabilidad de éxito de las intervenciones con redes. No se debe ser muy ambiciosos para empezar. Es más fácil acelerar las intervenciones que plantearlas lentamente, aunque son más efectivas de esta última manera. Es importante establecer objetivos con probabilidades de éxito como potenciar relaciones positivas existentes en vez de crear vínculos nuevos, etc. Como cualquier otro objetivo de intervención, habría que pensar dónde y a través de qué podrían cometerse errores y hacer un plan para ello. El uso y la experiencia previa de apoyos sociales de la persona conl EMC. Los objetivos que se establezcan deben tener en cuenta las experiencias positivas del pasado de las personas con EMC. ESTRATEGÍAS ESPECÍFICAS DE INTERVENCIÓN CON FAMILIAS DE ENFERMOS MENTALES CRÓNICOS BASADAS EN SISTEMAS DE APOYO SOCIAL. Las estrategias específicas dirigidas a familias con personas afectadas por una enfermedad mental crónica serán los siguientes: 1. Seguimiento emocional, físico y económico de los miembros de la familia más implicados en el cuidado del enfermo mental crónico. 2. Construcción de relaciones de apoyo entre la familia y la persona con EMC, ofreciendo oportunidades para tener descansos y estableciendo reuniones familiares con los profesionales sanitarios responsables del paciente y con la persona con EMC. 3. Conexión de los miembros de la familia con otras fuentes de apoyo de fuera: Este aspecto puede ayudar a modificar patrones negativos de interacción y también puede decrecer el estrés y los conflictos de convivencia familiar. Un ejemplo son los grupos de ayuda mutua o la escuela de familias que ofrecen muchas asociaciones de personas con enfermedad mental y familiares, como la de nuestra entidad Asaenec. 4. Reconexión de miembros de la familia con la persona con EMC: Algunos miembros de la familia cortan emocionalmente la relación con las personas con EMC. Algunas veces la distancia provoca falta de información. Ocurre con frecuencia que a mayor distancia de la relación más calidez emocional, con lo que no se debe asumir que porque un miembro de la familia está más lejos tenga menos implicación emocional o sea menos significativa.
5. Construcción de relaciones adultas entre los miembros de la familia y las personas con EMC: Algunas personas con EMC y sus familiares se relacionan conforme al nivel de desarrollo de la relación que tenían cuando ocurrió la primera crisis del enfermo/a. Por esta razón, las familias pueden necesitar ayuda para equilibrar sus propias necesidades con las necesidades de las personas con EMC. Tanto para éstas como para aquellos es fundamental el aprendizaje de nuevas fronteras y nuevos roles.