LA VERDAD TÁ EN OCAÑA CARLOS TÍTULO/TITLE LA VERDAD TÁ EN OCAÑA ARROYO, 2009 Qué difícil es hoy en día distinguir lo verdadero de lo falso! En tiempos de Louis Kahn, un pilar no tenía más remedio que ser un pilar. Pero en estos tiempos que corren, si un pilar quiere ser una columna, pues se opera y listo. Lo transexual resulta ser ejemplo de lo auténtico, como nos decía Almodóvar a través del monólogo de La Agrado ( cuesta mucho ser auténtica! Pero no hay que ser tacaña con nuestra apariencia. Una es más auténtica cuando más se parece a lo que ha soñado de sí misma ) 1. Es un cambio de paradigma con connotaciones morales, pues si Louis Kahn podía especular con lo que un material quiere ser ( Concrete really wants to be granite, but it can t manage. 2 ), hoy podemos conseguir lo que queramos nosotros, tan simple como pegarle un vinilo o aplicarle un proyectado. Tenemos esa autoridad moral. Tampoco es fácil saber dónde está lo contemporáneo y donde lo retro, con tantas capas de percepción y tan distintas velocidades. En mi salón tengo unas sillas de Saarinen, y alguna gente dice qué moderno eres! - moderno? Pero si esas sillas tienen medio siglo! Las compré en El Rastro por 3000 pesetas! Resulta que lo moderno es el retro-modern. Pero lo contemporáneo es lo de ahora, no? Podemos hacer una lista. A ver. Contemporáneo es: efectos especiales, video-juego, estética i-phone (hiperdigital pero con imagen retro y analógica 3 ), virtual, entorno, tele-realidad, atmósfera, ficción, tematización, resort, Terra Mítica. En cambio la ventana horizontal rasgada es contemporánea de la Ville Savoye, o sea de principios de siglo pasado. Y la manipulación irónica de la ventana horizontal rasgada es contemporánea de la Villa dall Ava, también del siglo pasado. Le Corbusier salía a la calle para ver qué medios de producción se estaban desarrollando en ese momento, para aplicarlos a su arquitectura. El proyecto Dom-Ino es la intelectualización de un sistema de producción generado colectivamente por la industria del momento. Los cinco puntos son la verbalización de un cambio de paradigma en la industria de la construcción. La genialidad de Le Corbusier consiste en pensar una nueva arquitectura en coherencia con esa tecnología contemporánea suya. Si Le Corbusier saliera hoy a la calle qué tecnología le fascinaría? Qué cinco puntos enunciaría? No puedo saberlo, pero si los avances técnicos son decisivos en el desarrollo de nuestra cultura (la perspectiva, el tren, el ascensor, la fotografía, la instantánea, la lavadora), creo que la clave de este momento, la clave de lo contemporáneo, es ese desarrollo técnico que aún no entendemos muy bien, que construye situaciones virtuales pero reales. Lo podemos llamar Realidad Virtual, pero al utilizar esa expresión en debates públicos o privados, siempre tengo que luchar con la imagen 1 Ver también: Ballesteros, José [editor], Cuesta mucho ser auténtica! Fisuras núm 8, Madrid 2000. 1 2 McCarter, Robert, Louis Kahn Phaidon Press, Londres 2005. 3 Arroyo, Carlos, Función y Forma. Pasajes de arquitectura y crítica, Nº. 94, Madrid 2008, pags. 36-39
LA VERDAD TÁ EN OCAÑA reduccionista que conjura: no me refiero (sólo) a ese aparataje de gafas y guantes que consigue meternos dentro de un software; es algo mucho más cotidiano, es el lugar donde vivimos hoy. De modo que quizá deba empezar por algunos intentos de definición: 1. Realidad virtual es toda esfera de relaciones reales basadas en sistemas virtuales. 2. Realidad virtual es todo sistema capaz de unir en una sola expresión los viejos opuestos real-virtual, originando un nuevo sentido en perfecto oxímoron. 3. Realidad virtual es toda experiencia real intermediada por dispositivos, bien sean analógicos o digitales. Antes de elegir una, vamos a ver algunos ejemplos. Me gustaría evocar el viejo gráfico de libro de texto, que ilustra la diferencia entre real y virtual con una vela encendida que se refleja en un espejo, o se proyecta en una cámara obscura. Vemos dos velas dibujadas en un papel, pero una es la imagen real y la otra, la del espejo o del negativo, es una imagen virtual. El hecho curioso de que la vela esté encendida, siempre me ha producido gran confusión, porque resulta que la vela virtual también ilumina! La voz que escuchas en un teléfono móvil es virtual. Podríamos hacer también un gráfico de los de libro de texto, con la voz real en Sromboli (pongamos por caso) y la voz virtual en Madrid. Poco a poco vamos asumiendo esa condición virtual de la voz del móvil: antes siempre se empezaban las conversaciones aclarando dónde estabas, intentando reproducir el escenario de la telefonía fija. Ahora solo lo hacemos si estamos en un medio de transporte (anticipando pérdidas de cobertura) o cuando desvelar nuestra ubicación es relevante para la incipiente conversación. Ya tenemos asumido que el móvil es una comunicación directa entre personas, no entre lugares, y los chistes basados en ese cambio de paradigma (tipo mancuentro o y como supiste que estaba aquí? ) ya no hacen gracia a nadie. Pero esa voz virtual genera una relación real. Muy real. (Incluso si al cabo de un impasse de indefinición tienes que aclarar: Pues si te digo la verdad, estamos en Stromboli ). La red mundial de telefonía móvil es un sistema virtual que genera una esfera de relaciones reales. Eso es Realidad Virtual. La conducción de automóviles (un fetiche Corbusiano) es cada vez más virtual. Docenas de dispositivos digitales intermedian entre la realidad y nuestra percepción. El mismísimo volante, cuya forma responde todavía a la lógica de la columna de dirección, es últimamente un interfaz electrónico semejante a los de los videojuegos. Podría ser un joystick; o un ratón; solo da la orden de inyectar más o menos aceite en la servodirección. Es un volante virtual; y real. Funciona. En la cultura del ocio podemos encontrar ejemplos muy potentes de realidad virtual. Evitemos ejemplos obvios e hiperdigitales como videojuegos, películas e internetes, y fijémonos en otros campos bastante más analógicos, como los restaurantes. La restauración en las ciudades se ha convertido en un campo de realidad virtual. Podría referirme a la restauración de monumentos y edificios, pero no, hablo de los restaurantes. Desde los sistemas de 2
LA VERDAD TÁ EN OCAÑA franquicias que generaron las técnicas de tematización evidentemente virtuales, hasta los más auténticos, pasando por las gastronomías foráneas, exóticas y/o sofisticadas, el abanico de opciones siempre incluye un componente de evocación que podríamos asociar a la imagen invertida de la vela dentro de la cámara obscura. Esa imagen virtual se compone de la propia comida, las elaboraciones, los aparatos de cocina, y la creación de un ambiente coherente en la sala. En las grandes capitales se puede dar la vuelta al mundo gastronómica virtual. Mi bar favorito de Madrid es muy auténtico. Nada se ha tocado en sus paredes desde hace décadas. Siguen allí las barricas de vino fino que venían en carreta desde Jerez; la misma mojama; la misma hueva que sigue viniendo desde la costa gaditana. Las consumiciones se apuntan con tiza en el mostrador, tal y como los actuales dueños vieron hacer a los anteriores. El lugar es fascinante; te transporta al pasado. La experiencia es muy real, el lugar es de verdad, pero el mundo que evoca ha desaparecido. Eso también es realidad virtual, aunque no es fácil de distinguir. Es difícil distinguir lo verdadero de lo falso, lo contemporáneo de lo retro, lo real de lo virtual. Frecuentemente conviven ambos extremos en oxímoron. Más difícil aún es distinguir una parodia irónica de un manifiesto radical. Yo vi la luz después de un viaje en AVE. Entré en el vagón cafetería esperando disfrutar otro miércoles más (en ese tiempo llevaba una obra en Ciudad Real, cuya responsabilidad decenal vence este año) de ese maravilloso espacio de modernidad, las líneas inoxidables, la madera oscura en formas Aaltianas, la iluminación por fibra de vidrio en ese techo de estrellas, la estabilidad increíble al atravesar los campos de La Mancha, de pié, a trescientos kilómetros por hora. Pero me aguardaba una brutal sorpresa, un choque cultural. La nueva contrata era una cervecera Sevillana que había tematizado todo con vinilos, simulando una vieja cervecería. Un vinilo cubría las paredes, con imagen de yeso viejo, zócalo de madera, fotografías enmarcadas, desconchones. Tras la barra, el vinilo reproducía un bar antiguo, con postales recibidas, billetes de banco de distintos países, botellas centenarias. El techo, vinilo amarilleado de nicotina, cuidado-samente agujereado respetando la luz de las fibras de vidrio. 4 En principio quedé horrorizado. Decidí escribir una carta a RENFE, haciéndoles saber que de la noche a la mañana habían destruido lo que muchos considerábamos el símbolo de la entrada de España en la modernidad (según me dicen amigos de Sevilla, destino final de ese AVE, su interpretación fue que antes de la tematización un poco de Madrid iba a Sevilla, y después un poco de Sevilla iba a Madrid). Poco a poco me fui dando cuenta del potencial evocador de esa micra de tinta ploteada en el vinilo. La impresionante tecnología capaz de transformar tan radicalmente ese vagón, en el que ya nos estábamos moviendo a trescientos kilómetros por hora por los campos de La Mancha. En realidad, ese vinilo (feo, muy feo) era un salto hacia el futuro mucho más potente que el inoxidable que había quedado oculto debajo. 3 4 La tematización de la cafetería del AVE obtuvo el Premio Mercury a la Innovación, Calidad y Satisfacción al cliente en la Feria Internacional de Catering (IFCA), Oporto, Febrero de 2003 http://www.estudio3.es/ http://www.estudio3.es/media/fotoslocales/gambrinus/ave01.jpg
LA VERDAD TÁ EN OCAÑA La obra de Ocaña a que todo lo anterior termina refiriéndose es la pieza de arquitectura más rabiosamente contemporánea que conozco. Al tocar ese revestimiento tematizador, de altísima calidad; al admirar esos voladizos prodigiosos reforzados en su magia por las imposibles vigas loctite; al pasar de torre a torre por esas pasarelas ingrávidas; al quedar hipnotizado por esas puertas como de pueblo que me arrebatan a un momento perdido de la infancia; incluso al ver después alguna de esas fotografías que juraría haber visto cuando era estudiante en alguna revista imposible de citar al pié de página, solo puedo maravillarme por la increíble capacidad que ha desarrollado la cultura contemporánea para construir sus propios sueños. 4
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