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Pontificia Universidad Católica Argentina Observatorio de la Deuda Social Argentina El problema de la inseguridad en la Argentina: Factores que influyen en la delincuencia y disparan el sentimiento de inseguridad o miedo a ser víctima de un delito Coordinador: Agustín Salvia Autora: Carolina Moreno Índice temático Introducción.3 Haber sido víctima de un delito 3 Sensación de inseguridad........ 5 Presencia policial en el barrio..7 Relación entre haber sido víctima de un delito, miedo y presencia policial..8 El tráfico de drogas y el problema de la inseguridad. 12 1

Resumen Ejecutivo Los datos de la EDSA registran un crecimiento sistemático, durante todo el período de estudio (24-21), tanto de la delincuencia como de la sensación de inseguridad. Un análisis de lo sucedido durante el bienio 29-21 demuestra que el aumento, tanto del haber sufrido un delito como del miedo al mismo, fue impulsado, en mayor medida, por el crecimiento de dichos indicadores en el estrato muy bajo (pasando de 16,7% a 25,3% la victimización y de 66,6% a 76,2% la sensación de inseguridad). Un análisis según la edad de los entrevistados no arroja diferencias sustantivas en el caso del sentimiento de inseguridad, pero si en el caso de haber sufrido un hecho delictivo que afecta sobre todo a la población más joven. A pesar de que entre los años 25 y 21 se produjo un aumento constante en el acceso a la vigilancia policial, se observan diferencias importantes en la distribución de la misma según estrato socioeconómico. Un análisis de su comportamiento durante el bienio 29-21 indica que el aumento en los últimos dos años se produjo, sobre todo, por el crecimiento de la presencia policial en el barrio en el estrato medio alto (que pasó de 52,3% a 69,9%). Esto adquiere relevancia al constatar que, no solamente el haber sido víctima de un hecho de delincuencia actúa como disparador del miedo, sino que también existe una relación entre el haber sido víctima de un delito y el sentimiento de inseguridad y la presencia o ausencia policial. Los resultados indican que la ausencia de efectivos policiales en el vecindario tiende a aumentar el porcentaje de delitos registrados y la sensación de inseguridad, sobre todo si se analiza el miedo en el barrio o en la propia vivienda. La relación entre vigilancia policial e inseguridad se acentúa aún más entre los hogares y habitantes de villas o asentamientos precarios. El presente informe da cuenta de la influencia de la presencia de venta o tráfico de drogas sobre el problema de la inseguridad. En el año 21 un 28,4% de los hogares entrevistados se vieron afectados por el problema de tráfico de drogas, agravándose la situación entre los hogares y estratos más vulnerables (35% en los hogares pertenecientes al estrato muy bajo respondieron vivir en zonas con problemas de venta de droga, contra 21,5% del medio alto y 48,3% entre habitantes de villas o asentamientos precarios contra 23,5% entre quienes viven en zonas urbanas de NSE medio, respectivamente). Los resultados demuestran que en aquellos sectores que viven en barrios afectados por el tráfico de drogas, aumenta el problema de la inseguridad en su doble aspecto: el haber sufrido un delito y el sentimiento de inseguridad (pasando la inseguridad de 26,4% en ausencia de tráfico a 36% en presencia del mismo y el miedo a ser víctima de un delito en el barrio o vivienda de 44,8% a 58,8% respectivamente). Una vez más, la presencia policial en el vecindario tiene un efecto sobre la inseguridad ya que, en general, el tráfico de drogas aumenta en ausencia de vigilancia policial, pasando de 23,2% (cuando hay vigilancia) a 33,8% (cuando no hay vigilancia). Este comportamiento se observa en todos los estratos socioeconómicos analizados, pero sobre todo en el estrato medio alto donde la venta de drogas casi se duplica en ausencia de vigilancia policial. En cuanto a la condición residencial, lo ocurrido en las villas o asentamientos precarios surge como una excepción ya que aquí la presencia o ausencia de vigilancia no tiene influencia sobre el tráfico de drogas. 2

Introducción Desde el año 24 el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina realiza un relevamiento anual de hogares y de personas mayores de 18 años en el que se monitorea la evolución de una serie de indicadores de déficit de las dimensiones del desarrollo humano y social en los principales aglomerados urbanos de nuestro país (ver ficha técnica de la encuesta). En el presente informe se presentan los resultados que la Encuesta de la Deuda Social Argentina (EDSA) 24-21 arroja en torno a una serie de indicadores que dan cuenta del grado vulnerabilidad en el que se encuentra nuestra sociedad frente al problema de la inseguridad. Para ello, se encara la dimensión del problema desde su doble naturaleza: tanto desde la cantidad o número de delitos registrados como desde la percepción o sentimiento de inseguridad que experimentan las personas ya que ambas caras afectan un aspecto importante de las condiciones de integración social de las personas. De esta forma, el indicador de inseguridad efectiva permite cuantificar la proporción de población que ha sufrido un hecho delictivo personalmente o algún miembro de su hogar, en el período comprendido por los doce meses anteriores a la entrevista. Por su parte, el indicador de sensación de inseguridad identifica a aquellas personas que dicen experimentar temor a sufrir algún tipo de delito en el futuro cercano. Asimismo, el presente informe tiene como objetivo identificar los factores que influyen en el aumento de la delincuencia y en el crecimiento de la sensación de inseguridad. De esta forma, además de presentar los resultados sobre evolución del delito y temor al mismo y su caracterización, se analiza la influencia que tiene la presencia policial y la venta o tráfico de drogas sobre la problemática de la inseguridad. Los datos de la EDSA continúan registrando un crecimiento sistemático tanto en los índices de delincuencia como en el temor o miedo ser víctima de un delito durante el período 24-21. A continuación se analiza dicha evolución y su distribución según estrato socioeconómico y edad de la población encuestada para el período 29-21. Por último, se realiza un análisis de la relación existente entre ambas caras del problema del delito (inseguridad y sensación) y se observan las variaciones de acuerdo a la presencia policial y la existencia de tráfico de drogas en las zonas o barrios analizados durante el año 21. Haber sido víctima de un delito La figura 1 da cuenta de un crecimiento constante de la delincuencia entre los años 24 y 21 (pasando de 21,7% en el primer año de estudio a 3,9% en el 21). Si se compraran los datos del último bienio se observa un aumento de 4 puntos porcentuales ya que en el 29 26,8% de entrevistados dijeron haber sido víctimas, personalmente o algún miembro de su hogar, de un hecho delictivo, contra 3,9% registrado en el año 21. A pesar de que los sectores más carenciados son quienes se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad real o sustantiva frente a la delincuencia, ya que la mayoría de las veces la sufren en su ámbito residencial, son los de los de la escala socioeconómica más 3

alta y los más educados los que continúan registrando una mayor tasa de delito. Un 36,9% de la población del estrato medio alto y un 34,5% de la del medio bajo dijeron haber sufrido un hecho delictivo en el último año contra un 25,3% del muy bajo y 27,8% de los del bajo. Sin embargo, el aumento de la inseguridad registrado durante el último bienio, fue impulsado, sobre todo, por el crecimiento de la misma en el estrato muy bajo (pasando de 16,7% a 25,3%) manteniéndose estable en el estrato bajo y aumentando, pero en menor medida, en el estrato medio alto (de 3,3% a 36,9% entre 29 y 21). Por su parte, a pesar de que un análisis por edad demuestra que a medida en que se avanza en el nivel etario se reduce la probabilidad de sufrir un hecho delictivo, esta brecha se atenuó dado el aumento de la delincuencia entre la población adulta en el último año de estudio, pasando de 21,3% en 29 a 28,% en 21 (figura 2). Figura 1: Haber sido víctima de un delito Evolución 24-21 Hogares particulares. En porcentaje 4 3,9 3 2 21,7 2,9 2,2 23,5 25,8 26,8 1 24 25 26 27 28 29 21 4

Figura 2: Haber sido víctima de un delito según estrato socioeconómico y edad Años 29 y 21 Hogares particulares. En porcentaje 4 36,9 29 21 3 26,8 3,9 25,3 27,7 27,8 32,6 34,5 3,3 31,1 33, 26,4 32,1 28, 2 16,7 21,3 1 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto 18 a 34 años 35 a 59 años 6 y más Estrato socioeconómico Edad Sensación de inseguridad Al igual que la delincuencia, la sensación de inseguridad tuvo un comportamiento ascendente durante todo el período de análisis (pasando de 68,4% en el 24 a 83% en el 21). Durante el bienio de análisis 29-21 se observa un aumento de 6 puntos porcentuales en el miedo al delito (pasando de 77% a 83%), siendo este superior al aumento de la inseguridad (figura 3). De esta forma, las cifras continúan demostrando un nivel de percepción de inseguridad bastante superior al de delitos concretos producidos. A pesar de ser el menos afectado por el sentimiento de inseguridad, al igual que lo ocurrido con los hechos delictivos, fue en el estrato socioeconómico más bajo donde se produjo el mayor aumento en el último bienio (pasando del 65,5% al 76,2%) manteniéndose estable en torno al 8-85% en el resto de los estratos analizados. Un análisis por edad demuestra que no se hallan diferencias significativas y que la sensación de inseguridad aumentó más entre los jóvenes de 18 a 34 años pasando del 72,8% en el 29 a 82,9% en el 21. (figura 4). 5

Figura 3: Sensación de inseguridad Evolución 24-21 Población de 18 años y más (en porcentaje) 1 8 68,4 67,1 68,9 7,8 75,2 77, 83, 6 4 2 24 25 26 27 28 29 21* *Valores estimados Figura 4: Sensación de inseguridad según estrato socioeconómico y edad Años 29 y 21 Población de 18 años y más (en porcentaje) 1 29 21* 8 77, 83, 76,2 84,6 8,4 81,3 81, 8, 8,3 72,8 82,9 82,8 83,5 8,5 76,8 66,5 6 4 2 Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto 18 a 34 años 35 a 59 años 6 y más Total Estrato socioeconómico Edad *Valores estimados 6

Presencia policial en el barrio Existen condiciones estructurales complejas que pueden llegar a favorecer o inhibir la distribución espacial de los hechos delictivos. De esta forma, el lugar en donde se producen hechos delictivos, puede estar condicionado por la ubicación geográfica del sector más vulnerable. Sin embargo, el lugar más delicado, no depende sólo de la mayor oportunidad delictiva, sino también de las condiciones en las que el acto o hecho delictivo puede ser llevado a cabo. Por ello, es importante recordar que existen diferencias sustanciales en los niveles de acceso a los recursos de inclusión social logrados por los diferentes estratos socioeconómicos. Quienes pertenecen a estratos más altos, poseen mayores posibilidades de acceso a bienes públicos, dada la oportunidad de disfrutar en forma privada de aquellos bienes que no se brindan de manera pública, o que se brindan de forma ineficiente. Uno de estos recursos es el acceso a vigilancia policial que como se demuestra en la figura 5, a pesar de haber tenido una evolución favorable desde el año 25 hasta el año 21 (pasando de 36,2% a 5,4%), un análisis del último bienio demuestra que la misma aumenta a medida en que se mejoran las condiciones socioeconómicas y residenciales (pasando del 34,8% en el estrato muy bajo al 69,9% en el medio alto en el 21) siendo los estratos más acomodados los más favorecidos por el aumento de la presencia policial en el barrio (figura 6). Un análisis por edad demuestra que la población mayor percibe una mayor presencia policial que los jóvenes y la misma aumentó de manera significativa en dicho sector etario (de 42,5% a 57,% entre 29 y 21). Figura 5: Presencia policial en el barrio Evolución 24/27-21 Hogares particulares y población de 18 años y más. En porcentaje 75 6 45 38,2 36,2 39,7 42,3 43,7 46,7 5,4 3 15 24* 25* 26* 27 28 29 21* * Valores estimados 7

Figura 6: Presencia policial en el barrio según estrato socioeconómico y edad Años 29 y 21 Hogares particulares y población de 18 años y más. En porcentaje 75 69,9 29 21 6 45 46,7 5,4 41,1 45,5 47,8 53,5 52,3 43,4 45,3 47,9 41,8 42,5 57, 34,8 3 29, 15 Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto 18 a 34 años 35 a 59 años 6 y más Total Estrato socioeconómico Edad Relación entre haber sido víctima de un delito, sensación de inseguridad y presencia policial. Año 21 Los resultados de la EDSA demuestran que existe una estrecha relación entre el haber sido víctima de un delito, la presencia policial en el barrio y la sensación de inseguridad. A continuación se analiza como el haber sufrido un hecho delictivo aumenta el temor al mismo. Asimismo se estudia de que manera influye la presencia policial sobre la disminución del crimen y a su vez como desciende el sentimiento de inseguridad en los barrios que cuentan con vigilancia policial. En el año 21 esta la relación entre delincuencia y sensación se confirma ya que la segunda aumenta en la medida en que se registran mayores delitos concretos en todos los estratos socioeconómicos y condiciones residenciales analizadas (figura 7). Por esta razón, un frente para atacar este temor al delito es la disminución concreta de hechos de delincuencia. El problema radica en que, el sentimiento de inseguridad suele aumentar al incrementarse el delito pero una vez instalado como problema social ya no disminuye aunque la tasas de delito si lo hagan. 8

Figura 7: Sensación de inseguridad según haber sido víctima por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares y población de 18 años y más. En porcentaje 1 8 9,7 91,3 91,1 92,1 84, 79,6 77,5 8,4 88,5 75,6 96,5 91,2 89,5 81,8 8,2 78,3 6 4 2 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario Trazado urbano de NSE Bajo Trazado urbano de NSE Medio Haber sido víctima No haber sido víctima Asimismo, de acuerdo con las figura 8 y 9, la presencia de efectivos policiales en el barrio no solo tiende a disminuir el porcentaje de delitos sino que también el miedo a ser víctima de un hecho delictivo y la ausencia de los mismos tiende a elevar, tanto a los delitos como el sentimiento de inseguridad, en todos los estratos socioeconómicos analizados. Lo mismo ocurre si se analiza la condición residencial de la población entrevistada, observándose una mayor vulnerabilidad en las villas o asentamientos precarios donde la inseguridad se dispara al 28,5% en caso de ausencia de vigilancia policial (contra 14,5% en presencia de efectivos), disminuyendo la relación a medida en que se mejora la calidad residencial. Hay que destacar que en el caso de la sensación de inseguridad, la relación entre la misma y la presencia policial se mantiene estable en todos los estratos y condiciones residenciales analizadas. 9

Figura 8: Haber sido víctima de un delito según presencia policial por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares. En porcentaje 5 4 3 3,4 31,5 27,2 26,1 29,3 33,4 35,8 35,8 39,3 28,5 25,4 29,3 36,2 37,6 21,7 2 14,5 1 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario Con vigilancia Sin vigilancia de NSE Bajo de NSE Medio Figura 9: Sensación de inseguridad según presencia policial por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares y población de 18 años y más. En porcentaje 1 8 79, 87,1 88,5 8,9 75,2 86,4 8,9 88,5 79,1 83,2 83,2 86,2 87,4 86,7 77,8 8, 6 4 2 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario de NSE Bajo de NSE Medio Con vigilancia Sin vigilancia 1

Con el objetivo de profundizar dicho análisis, la figura 1 describe la situación de quienes no se sienten seguros en su barrio o vivienda. El temor en este caso afecta a 5 de cada 1 hogares analizados disminuyendo dicho porcentaje a medida en que se asciende en la escala socioeconómica y residencial de (pasando de 51,3% en el estrato muy bajo a 42% en el medio alto y de 51,7% en las villas o asentamientos precarios a 45,4% en las zonas urbanas de NSE medio). Teniendo en cuenta dichos resultados, el miedo al delito en el propio barrio o vivienda se eleva en los casos en los que no se cuenta con presencia policial (figura 11). Dicha relación es aún más evidente que la que existe entre el sentimiento de inseguridad en general (sin especificar el lugar) y la presencia de vigilancia policial. A pesar de afectar a todos los estratos socioeconómicos, se evidencia aún más en los estratos más bajos y menos en el estrato medio alto (pasando de 43,6% el temor en el barrio o vivienda en presencia de vigilancia a 55,5% en ausencia de la misma en el estrato muy bajo y de 39,7% a 47,5%, respectivamente en el estrato medio alto). Un comportamiento similar se observa al analizar la relación según condición residencial afectando, en mayor medida, la ausencia de vigilancia, a los sectores más vulnerables (villas o asentamientos precarios y zonas urbanas de NSE bajo) que a las zonas más enriquecidas (zonas urbanas de NSE medio). Figura 1: Sensación de inseguridad en el barrio o vivienda según estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares. En porcentaje 75 6 45 48, 51,3 5,3 48,3 42, 51,7 49,5 45,4 3 15 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario de NSE Bajo de NSE Medio 11

Figura 11: Sensación de inseguridad en el barrio o vivienda según vigilancia policial por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares. En porcentaje 75 6 45 42, 53,8 55,5 56,1 43,6 43,5 43,1 54,5 39,7 47,5 55,1 55,2 41,8 42,4 41,8 51,9 3 15 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario de NSE Bajo de NSE Medio Con vigilancia Sin vigilancia El tráfico de drogas y el problema de la inseguridad El tráfico de drogas constituye un delito en si mismo. Sin embargo, el presente informe busca analizar la relación que existe entre vivir en un barrio donde es usual la venta o el tráfico de drogas y el haber sufrido directamente (él o algún miembro de su familia) un hecho delictivo. Asimismo, se analiza como influye la presencia de venta de drogas en el barrio sobre el sentimiento de inseguridad o el temor a ser víctima de un delito, teniendo en cuenta que la misma podría tener un efecto negativo sobre esta cara del problema de la inseguridad. Por último, se estudia si la presencia policial en el barrio tiene algún efecto sobre la existencia de tráfico o venta de drogas. De acuerdo con la figura 12, 3 de cada 1 hogares entrevistados dijeron que en la zona donde viven tienen problemas de venta o tráfico de drogas. Un análisis según estrato socioeconómico y condición residencial demuestra que el problema aumenta a medida en que se desciende en la escala y en los barrios de viviendas más precarias o villas (llegando al 35% en el estrato muy bajo, contra 21,5% en el medio alto y elevándose aún más en las villas o asentamientos -48,3%- contra 23,5% entre los hogares pertenecientes a zona urbana de NSE medio). 12

Figura 12: Venta o tráfico de drogas en el barrio según estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares. En porcentaje 5 48,3 4 35, 3 28,4 28, 29, 29,6 2 21,5 23,5 1 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario de NSE Bajo de NSE Medio Al analizar la influencia que tiene el tráfico de drogas sobre la delincuencia, se observa que en aquellas zonas donde hay presencia de venta de drogas, aumentan los hechos delictivos. Esta relación se agudiza aún más entre los estratos más altos (3,8%% del estrato medio alto sufrieron algún delito en ausencia de tráfico de drogas, aumentando al 45,7% en presencia de dicho problema) y los habitantes de zona urbana de NSE medio (31,2% contra 46,2% respectivamente) (figura 13). Dichos resultados demuestran que, a pesar de ser los más carenciados quienes presentan mayores problemas de tráfico o venta de drogas en sus barrios, la relación entre la misma y el delito aumenta, a medida en que se asciende en la escala social afectando en mayor medida a los estratos más altos. En general, la delincuencia se complejiza en aquellos sectores más vulnerables de la sociedad. 13

Figura 13: Haber sido víctima de un delito según de venta o tráfico de drogas en el barrio por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares. En porcentaje 5 45,7 46,2 42,3 4 36, 3 2 26,4 2,5 28,9 23,7 31,1 29,7 3,8 23,9 25,3 22,8 32, 31,2 1 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario Sin tráfico de drogas Tráfico de drogas de NSE Bajo de NSE Medio Aunque no de manera tan vidente, el miedo a ser víctima de un hecho delictivo tiende a aumentar entre la población de 18 años y más que reside en hogares cercanos a la venta o tráfico de drogas. De acuerdo con la figura 14 el temor al delito pasa de 81,3% entre hogares sin tráfico de drogas en el barrio a 87,3% en los que sí existe tal problema. La misma relación se verifica en todos los estratos socioeconómicos analizados. Sin embargo, al igual que lo que ocurre con la inseguridad, en las villas o asentamientos precarios, la presencia o ausencia de tráfico no modifica el miedo a ser víctima de un delito. 14

Figura 14: Sensación de inseguridad según venta o tráfico de drogas por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares y población de 18 años y más En porcentaje 1 8 81,3 87,3 84, 89,2 79,7 85,5 83, 87,9 79, 87,7 85,5 83,8 88,2 86,7 81,1 81,1 6 4 2 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario de NSE Bajo de NSE Medio Sin tráfico de drogas Tráfico de drogas Sin embargo, al analizar el porcentaje de hogares que expresan no sentirse seguros en el barrio o en la propia vivienda se observa que la presencia de venta o tráfico de drogas en la zona afecta en mayor medida el crecimiento del sentimiento de inseguridad. La figura 15 muestra como dicha sensación pasa de 44,8% en los casos en los que no hay venta de drogas a 58,8% en presencia de la misma. Esta relación es común a todos los estratos socioeconómicos analizados pero se agudiza aún más en los sectores más altos (pasando de 38,5% a 55,2% en el estrato medio alto respectivamente). Un análisis según condición residencial vuelve a demostrar que quienes se ven menos afectados por el tráfico de drogas en su temor al delito son aquellos hogares que se encuentran en villas o asentamiento precarios 15

75 Figura 15: Sensación de inseguridad en el barrio o vivienda según venta o tráfico de drogas en el barrio por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. según Hogares particulares. En porcentaje 6 58,8 61, 58,7 58,5 55,2 55,8 59,5 58,3 45 44,8 48, 48,2 44,8 38,5 51,1 46,7 41,5 3 15 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario Sin tráfico de drogas Tráfico de drogas de NSE Bajo de NSE Medio Al analizar la influencia que tiene la presencia de efectivos policiales sobre el aumento o disminución del tráfico de drogas, la figura 16 muestra como tiende a disminuir dicho problema en presencia de vigilancia policial, en todos los estratos socioeconómicos analizados (pasando de 33,8% la presencia de tráfico sin vigilancia a 23,2% en los casos en los que se cuenta con efectivos policiales). Sin embargo, un análisis según condición residencial da cuenta de que en las villas o asentamientos precarios, la existencia o no de vigilancia policial no influye sobre el problema del tráfico de drogas. El mismo se mantiene estable en torno al 48% en ambas situaciones posibles. Esto se modifica al analizar tanto las zonas urbanas de NSE bajo como medio donde el tráfico disminuye en los casos donde se cuenta con presencia policial en el barrio. 16

Figura 16: Venta o tráfico de drogas en el barrio según presencia policial por estrato socioeconómico y condición residencial Año 21. Hogares particulares. En porcentaje 5 48,4 47,9 4 38,3 3 23,2 33,8 29, 24,2 31,3 25,9 32,6 3,4 25,2 33,2 3,4 2 17,7 19,8 1 Total Muy Bajo Bajo Medio Bajo Medio Alto Villa o asentamiento precario Con vigilancia Sin vigilancia de NSE Bajo de NSE Medio 17