Lección 10 Hoy día hay muy poca discusión con respecto a cuáles libros pertenecen a la Biblia. El canon de las Sagradas Escrituras está asentado. Pero la cuestión del canon de las Escrituras se ha decidido de manera diferente en las partes generales de la Cristiandad. El catolicismo y el protestantismo están unidos en su aceptación de los veintisiete (27) libros del Nuevo Testamento, pero con respecto a los libros del Antiguo Testamento no hay este acuerdo. Cuando uno toma una copia de una Biblia católica, ve que hay varios libros adicionales incluidos en su sección del Antiguo Testamento que no se encuentran en las Biblias protestantes. Estos libros extra son conocidos generalmente como los apócrifos. La palabra apócrifo ha llegado del griego al idioma español y significa básicamente oculto. Era usada muy al principio en el sentido de reservado u encubierto, pero también era usada con referencia a un libro cuyo origen era dudoso o desconocido. Con el tiempo la palabra tomó el significado de no-canónico, y de esta manera los libros no-canónicos han sido conocidos como libros apócrifos. Sin embargo, en los círculos protestantes los apócrifos es la designación normal para esos libros extra que son encontrados en el Antiguo Testamento Católico. Sin embargo, en un sentido estricto, estos libros bien podrían ser denominados los apócrifos del Antiguo Testamento, puesto que también hay escritos apócrifos del Nuevo Testamento. del Antiguo Testamento Los apócrifos del Antiguo Testamento incluyen catorce (14) o quince (15) libros, dependiendo del método de conteo, los cuales fueron escritos en su mayoría en el período del 200 B.C. al 200 D.C. Los títulos de los libros son como siguen: 1. El Primer Libro de Esdras (también conocido como Tercero de Esdras). 2. El Segundo Libro de Esdras (También conocido como Cuarto de Esdras). 3. Tobías. 4. Judit. 5. Las Adiciones al Libro de Ester. 6. El Libro de la Sabiduría. 7. Eclesiástico, o la Sabiduría de Jesús el Hijo de Sirac. 8. Baruc. 9. Paralipómenos de Jeremías (Esta carta algunas veces es incorporada como el último capítulo de Baruc. Cuando esto es hecho, el número de los libros es catorce en lugar de quince. 10. La Oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes. 11. Susana. 12. Bel y el Dragón. 13. La Oración de Manasés. 14. El Primer Libro de Macabeos. 15. El Segundo Libro de Macabeos. Tres de estos quince libros (I y II de Esdras y la Oración de Manasés) no son considerados canónicos por la Iglesia Católica Romana. En las Biblias católicas los doce restantes son intercalados entre y adjuntados a los indiscutibles treinta y nueve (39) libros del Antiguo Testamento: Tobías, Judit, Sabiduría de Salomón, Eclesiástico, Baruc con la carta de Jeremías, y I y II de Macabeos que son arreglados por separado; las Adiciones a Ester naturalmente están unidas a Ester; y anexo al libro de Daniel están la Oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes (añadido después de Dan. 3:23), y Susana, y Bel y el Dragón. (I y II de Esdras de la Biblia católica no son lo mismo que I y II de Esdras en la lista de arriba, sino que son designaciones diferentes para nuestros libros de Esdras y Nehemías). En vista de que varios de los escritos apócrifos están combinados con libros canóni- 1
2 cos, la Biblia católica cuenta en total con cuarenta y seis (46) libros en su Antiguo Testamento. Algunas de las ediciones no-católicas de la Biblia en español separan estos libros apócrifos del canon del Antiguo Testamento. El Contenido de Estos Libros Los apócrifos del Antiguo Testamento cubren una amplia gama de temas y representan diferentes clases de formas literarias. Por propósitos de conveniencia pueden ser clasificados bajo la siguiente división: 1. Históricos -- I Esdras, I y II Macabeos. 2. Legendarios -- Tobías, Judit, Adicciones a Ester, Adiciones a Daniel (la Oración de Azarías y el Cántico de los Tres Jóvenes, Susana, y Bel y el Dragón). 3. Proféticos -- Baruc, Carta de Jeremías, Oración de Manasés, II Esdras. 4. Eticos -- Eclesiástico, Sabiduría de Salomón. 1. Históricos. I Esdras es una colección mal organizada de mucho del material encontrado en el Esdras canónico e incluye también narraciones sin valor y leyendas que no son sostenidas por los libros de Esdras, Nehemías y 2 Crónicas. También es conocido como el Esdras Griego en contraste al Esdras Hebreo (el Esdras canónico). I Macabeos es una fuente importante de información sobre la historia judía durante el siglo segundo A.C. El libro deriva su nombre de Macabeo, el sobrenombre de Judas quien dirigió a los judíos en la revuelta contra la opresión Siria. Fue escrito probablemente durante la primera parte del primer siglo A.C. II Macabeos tiene que ver con el mismo período, pero no es tan históricamente confiable como I Macabeos. 2. Legendarios. El Libro de Tobías fue escrito alrededor del 200 A.C. Narra la historia de un israelita religioso llamado Tobit que fue llevado como cautivo a Nínive por los asirios. Su propósito es animar a la guarda de la Ley, sin embargo el carácter ficticio de sus cuentos resta valor a su utilidad. De igual manera el Libro de Judit debe ser clasificado como ficción. Judit es el nombre de una viuda judía que con éxito encanta y mata al líder de un ejército enemigo, liberando de esta manera su ciudad y gente de la destrucción inminente. Su historia de heroísmo muy probablemente fue compuesta durante el tiempo de la revuelta Macabea para incitar el valor y el patriotismo contra el enemigo Sirio. Las Adiciones a Ester son expansiones del Ester canónico que probablemente fueron transmitidos a través de los siglos por la tradición oral. Las Adiciones a Daniel contienen cuentos populares y leyendas que no pudieron haberse originado mucho antes del 100 A.C. y no forman parte del texto genuino de Daniel. 3. Proféticos. Baruc pretende venir de la mano del amigo de Jeremías de ese nombre. Los contenidos del libro no solo hacen esta afirmación imposible, sino que ayuda a fijar la fecha real de composición en algún momento después del 70 D.C. La carta de Jeremías, la cual por ninguna buena razón a menudo se adjunta a Baruc, es una notación breve de la vanidad de la idolatría. La Oración de Manasés, escrita quizás en el siglo segundo D.C., es una oración puesta en la boca del Rey Manasés después que fue llevado cautivo a Babilonia. II Esdras es una colección de materiales escritos en tiempos diferentes (desde c. 100 A.C hasta el c. 200 D.C.). Es de una calidad tan inferior que incuestionablemente no es canónico. 4. Eticos. Eclesiástico, o la Sabiduría de Jesús el Hijo de Sirac, es una de las obras principales de los Apócrifos. Fue escrito por un judío palestino alrededor del 200 A.C. en un estilo similar a los dichos sabios del Libro de Proverbios. La Sabiduría de Salomón es un libro antiguo de filosofía judía. Evidentemente se debe remontar hasta la ciudad de Alejandría y al primer siglo D.C.
Por Qué Son Rechazados Estos Libros? Una breve reseña de estos libros ha indicado algo de como son. Algunos de los libros Apócrifos, tal como I Macabeos y Eclesiástico, son verdaderamente valiosos. Sin embargo, la pregunta tiene que ver no con su utilidad sino con su lugar en relación a las Escrituras autorizadas. Deberían ser rechazados de la Biblia? Y en caso afirmativo, por qué motivos? Hay muchas razones validas de por qué los Apócrifos no pueden tener aceptación como Sagradas Escrituras. 1. Estos libros nunca fueron incluidos en el canon hebreo del Antiguo Testamento. Esto adquiere su pleno significado cuando es recordado que el Antiguo Testamento es una colección judía de la historia judía y de la ley -- y no hay evidencia de que estos libros en algún momento fueron aceptados por alguna comunidad judía, ya sea fuera o dentro de la tierra de Palestina. 2. Estos libros, hasta donde va la evidencia, nunca fueron aceptados como canónicos por Jesús y Sus apóstoles. En la lección previa se aprendió que el Antiguo Testamento que Jesús conoció es nuestro Antiguo Testamento de hoy día. El Antiguo Testamento de Jesús era el Antiguo Testamento hebreo, y el Antiguo Testamento hebreo nunca ha numerado estos escritos apócrifos. Los apóstoles en su predicación mencionaron muchos eventos del Antiguo Testamento, pero nunca se refirieron a alguno de los incidentes o personajes de los apócrifos. Los escritores del Nuevo Testamento citan de prácticamente todos los libros del Antiguo Testamento, pero en ninguna parte citan de los apócrifos como Escritura. El canon del Antiguo Testamento aceptado por Jesús y Sus apóstoles debería ser suficiente hoy día para el Cristiano. 3. Estos libros no fueron aceptados como Escritura por tales escritores judíos del primer siglo como Filo y Josefo; el concilio judío en Jamnia (c. 90 D.C.); y por escritores Cristianos tan eminentes como Orígenes y Jerónimo. Alrededor del 400 D.C. el gran erudito Cristiano Jerónimo, cuya traducción de la Vulgata Latina sigue siendo la base de la Biblia Católica Romana oficial, sostuvo fuertemente que estos libros eran apócrifos y no debían ser incluidos en el canon de las Escrituras. 4. Estos libros no evidencian cualidades intrínsecas de inspiración. Grandes porciones de estos libros son obviamente legendarios y ficticios. A menudo contienen errores históricos, cronológicos y geográficos. Por ejemplo, en Judit, Holofernes es descrito como siendo el general de... Nabucodonosor, que reinó sobre los asirios en la gran ciudad de Nínive (1:1). En realidad Holofernes era un general persa, y por supuesto, Nabucodonosor era rey de los babilonios en Babilonia. Algunos de estos libros se contradicen a sí mismos y contradicen las Escrituras canónicas. Por ejemplo, Baruc, se pretende que haya sido escrito por el compañero de Jeremías (Baruc) durante la cautividad en Babilonia, pero en realidad fue escrito mucho después (c. primer siglo D.C.). 5. Estos libros han estado envueltos en la incertidumbre continua. En vista de que no fueron considerados como autorizados por los judíos, tuvieron que ganar su reconocimiento en otra parte. Su reconocimiento provino de algunos segmentos de la iglesia griega-parlante, con el resultado de que eventualmente estos libros fueron incorporados en las Biblias Griegas y Latinas. Pero no hay evidencia de que la Septuaginta (la traducción griega del Antiguo Testamento) en algún momento haya fijado o cerrado el canon de los libros. Ninguno de los dos manuscritos griegos más antiguos están de acuerdo en cuanto a cuáles libros deben ser incluidos en la Septuaginta, y no todos aquellos incluidos en la Septuaginta son aceptados por la Iglesia Católica Romana. La Septuaginta misma es un testigo contra un libro de los apócrifos (II Esdras) en vista de que no se encuentra en ningún manuscrito de la Septuaginta. 6. Estos libros no pueden defendidos sobre una base de compromiso. La Iglesia 3
4 de Inglaterra da a los apócrifos un estatus de semi-canónicos: pueden ser leídos en la adoración pública por el ejemplo de vida e instrucción de modales pero no para establecer alguna doctrina. Esta posición asume que los apócrifos a veces pueden añadir o entrar en conflicto con las enseñanzas establecidas de las Escrituras canónicas. Si esto es verdad, entonces los apócrifos no deberían ser leídos en la adoración pública, porque el leerlos regularmente en la adoración pública tiene ser autoritativo para la congregación. Permitir que los apócrifos sean leídos en la adoración pública es una forma extraña de demostrar su rango inferior. 7. Las objeciones a estos libros no pueden ser revocadas por la autoridad dictatorial. El 8 de Abril de 1546, en la Cuarta Sesión del Concilio de Trento, la Iglesia Católica Romana declaró los apócrifos del Antiguo Testamento (excepto I y II de Esdras y la Oración de Manasés) como Escritura autoritativa y canónica. Esto fue hecho aun cuando en diferentes períodos de su propia historia funcionarios de la Iglesia Romana habían hablado abiertamente en contra de los apócrifos como Escritura. Pero esta acción no era antinatural para un grupo religioso cuya toda su estructura está enmarcada acorde a las tradiciones y cuya fe se deriva igualmente tanto de los padres y papas como de las Escrituras. Parece que los apócrifos nunca habrían puesto un verdadero problema si no fuera por el poder usurpado de Roma sobre las Escrituras. No obstante, Roma con toda su infalibilidad no puede convertir el apócrifo falible en infalible. del Nuevo Testamento Usualmente se piensa en los apócrifos del Antiguo Testamento cuando uno hace mención de los libros apócrifos. Sin embargo hay otros escritos apócrifos, muchos de los cuales son conocidos como los apócrifos del Nuevo Testamento. Los apócrifos del Nuevo Testamento incluyen una variedad de tipos literarios: Evangelios, Hechos, Cartas y Apocalipsis. Estos fueron escritos bajo los supuestos nombres de los apóstoles y otros durante el siglo segundo y después. Contienen historias fantásticas acerca de Jesús y los apóstoles. Los Evangelios Apócrifos a menudo tratan con los primeros años de Jesús y lo describen como un niño temperamental, produciendo en una parte la muerte de alguno de sus compañeros de juego y en otra dando vida a un pez seco. Los Hechos Apócrifos y otros se ocupan de tonterías por el estilo. Los escritos de los Padres Apostólicos (80-180 D.C.) no están clasificados como Apócrifos del Nuevo Testamento. Son simplemente cartas de edificación y de ánimo escritos por Cristianos comunes y corrientes; no declaran sabiduría y autoridad apostólica. Estos escritos, junto con los libros apócrifos, algunas veces son descritos erróneamente como los libros perdidos de la Biblia, un título sensacionalista y engañoso porque estos libros nunca fueron parte de la Biblia. Resumen La palabra apócrifo puede ser usada con igual aplicación a los libros no canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento. Sin embargo, generalmente hablando, es una designación común para un grupo especial de catorce o quince libros, la mayoría de los cuales están incluidos en el Antiguo Testamento de la Biblia Católica Romana. Los apócrifos pueden ser divididos en cuatro grupos: (1) históricos, (2) legendarios, (3) proféticos y (4) éticos. Estos libros son útiles pero no deben ser considerados como Escritura por las siguientes razones: 1. Nunca fueron incluidos en Antiguo Testamento hebreo. 2. Nunca fueron aceptados como canónicos por Jesús y Sus apóstoles. 3. Nunca fueron aceptados por los judíos y los escritores Cristianos primitivos. 4. No evidencian cualidades intrínsecas de inspiración. 5. Han estado envueltos con incertidumbres continuas. 6. No pueden ser defendidos sobre una base de compromiso. 7. Las objeciones a estos libros no pueden ser revocadas por la autoridad dictatorial.
Los libros apócrifos están legítimamente rechazados de nuestra Biblia. Neil R. Lightfoot, Cómo Conseguimos la Biblia, Edisión Revisada, pág. 68. 5