LA UNIVERSIDAD Y EL FUTURO DEL PAIS Armando Córdova (Palabras pronunciadas en el acto de recibir el título de Profesor Honorario por las autoridades académicas de la Universidad Central de Venezuela 16 de Noviembre de 2010) Como es de rigor, comienzo estas palabras, expresando mi testimonio de agradecimiento a la Asamblea de Profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de Nuestra Universidad y, en particular, a su distinguida decana Sary Levy, por haber introducido al ilustre Consejo Universitario, y a éste por haberla aprobado, la solicitud para que me fuere concedida la honrosa distinción que se me hace con mi designación como Profesor Honorario de la UCV. Finalmente, debo agradecer también la participación en este acto de nuestra valiente rectora, profesora Cecilia García Arocha, y de las demás autoridades universitarias que han compartido con ella la firme defensa frente a los ataques, que contra la UCV, y contra todo el sistema educativo nacional, ha venido desarrollando arteramente el actual gobierno del país por considerarlo un incomodo obstáculo para la difusión e instrumentación de su imprecisa y confusa fundamentación ideológica de un llamado Socialismo del siglo XXI, cuyos únicos resultados concretos, hasta ahora, han sido la antidemocrática imposición de la autocracia presidencial y de la caótica política económica, social y de destrucción infraestructural que nos está conduciendo, desde el orden capitalista subdesarrollado al que habíamos estado sometidos, hacia otro, aun más destructivo y antidemocrático modelo de Subdesarrollo Socialista, del cual son ejemplo los vigentes regímenes de Cuba y Corea del Norte. Un socialismo, enraizado en el marco ideológico del siglo XIX, que deja olímpicamente de lado las tristes experiencias del siglo XX. Un sedicente socialismo que nos 1
está conduciendo, a la negativa hiperpolarización social; un socialismo cuyo involutivo funcionamiento de su forma de organización societaria y del estado de derecho, ha exigido, como todos los demás intentos del género, a la concentración autocrática del poder en una sola persona que dirige todos los poderes públicos y a la conformación de una burocracia incompetente y corrupta que ha promovido, como está mostrando la experiencia histórica, el creciente deterioro del aparato productivo, del orden público y de la funcionalidad operativa del Estado. Un importante número de Venezolanos opuestos a ese orden, de cosas, logró alcanzar en los recientes comicios de septiembre la mayoría del electorado, lo cual, lejos de motivar un reajuste de la autoritaria e irracional estrategia integral del régimen, ha motivado una creciente acentuación del cesarismo gubernamental, con la consiguiente intensificación de la polarización, de la población resultado que nos aleja cada vez mas de le solución de los grandes problemas nacionales y profundiza la peligrosa situación de incertidumbre que vivimos. Entre las instituciones más afectadas por esa radicalización del despotismo cuartelario del gobierno, esta, como ya he dicho, el sistema educativo nacional y, en particular la enseñanza e investigación de nuestras Universidades autónomas y democráticas, presionadas, por las más diversas vías a constituirse en difusoras de la decadente fundamentación ideológica de ese socialismo retórico, manualista y cleptómano que se nos intenta imponer. En otras palabras se quiere obligar a las universidades a renunciar al ejercicio de su condición superior de conciencia crítica de la evolución económica, social, política y cultural de la sociedad Venezolana. 2
La tajante oposición de nuestro sistema educativo, con el apoyo masivo de la población nacional, a tan regresivos designios anunciadores de un régimen definitivamente dictatorial, ha motivado una brutal acentuación del asedio oficialista contra las instituciones educativas en especial contra las universidades autónomas, con el fin de alcanzar dos objetivos articulados. El primero, su estrangulación mediante la agresiva reducción presupuestaria, combinada con el uso de acciones terroristas contra sus estructuras materiales e institucionales, y contra sus actividades de docencia e investigación. El segundo, la creación improvisada de un sistema sustitutivo de Universidades Oficialistas concebidas para la imposición integral de sus desarticulados criterios ideológicos, objetivo continuamente rechazado por las instituciones educativas democráticas, por la opinión pública y, sobre todo, por el propio proceso histórico que ya lo hizo en forma tajante durante el siglo XX. En efecto, en la constitución del país nuevo, capaz de madurar sobre sus propias bases culturales, enriquecidas por los grandes avances científicos y humanísticos del mundo contemporáneo compatible con el desarrollo armónico y consensual de nuestro pueblo, no pueden tener cabida instituciones basadas en esquemas ideológicos rechazados por la historia. La universidad democrática venezolana, que incluye además de sus autoridades y egresados, a la apabullante mayoría de sus profesores, estudiantes, empleados y obreros, ha venido oponiéndose firmemente a la ventajista política oficial, mediante el firme rechazo de la misma, dentro del marco de la Constitución y las leyes de la Republica, irrespetadas sostenidamente por el representante de los poderes públicos, el todopoderoso presidente de la república -todo poderoso por ahora- porque 3
todo nos está anunciando su inminente derrota electoral el año 2012. Por supuesto, no soy tan sordo como para dejar de escuchar sus recientes amenazas de desconocimiento, por vía de la fuerza, de los resultados electorales. La de él y la de sus acólitos representantes de la barbarie, uno de los cuales premiado, con una cuarta estrella de general, por su incondicional apoyo al proyecto de indefinida dictadura para el país, que aniquile plenamente las libertades públicas. Soy, sin embargo, esencialmente optimista en este aspecto. Estimo, que la manifiesta tendencia a la pérdida de poder de este gobierno, coincidiendo con una creciente toma de conciencia de la sociedad venezolana acerca de ese notorio decrescendo real de la disposición ciudadana a seguir aceptando el autoritarismo, será capaz, más temprano que tarde, de impedir la consolidación de ese gobierno ilegal, cada vez más al margen de las leyes y mas apoyado en la amenaza de las armas. Considero, sin embargo, que existe un problema de mayor envergadura para una sociedad venezolana poschavista. El de la indefinición, al menos hasta ahora, de las características que tomaría el futuro nuevo gobierno, todavía muy vagamente definida por la actual coalición opositora, dentro de la cual existen muy diferentes posiciones encontradas a tal respecto. Es decir, que no se conoce todavía cuál sería el concreto programa del nuevo gobierno, aspecto que puede dar la idea de que se trata de volver a repetir las políticas públicas de la llamada cuarta republica, lo cual sería un factor de carácter profundamente negativo, tanto para los resultados electorales de la oposición en los comicios presidenciales del 2012 como para el propio futuro del país. No debemos olvidar que el ascenso al poder del actual presidente fue, sin lugar a dudas, una clara manifestación de rechazo del electorado a la incapacidad de los gobiernos socialdemócratas, tanto en su versión laica 4
como cristiana, para afrontar exitosamente la superación de la crisis económica que trajo consigo el fracaso de la política de industrialización sustitutiva de importaciones, desarrollada, por ellos mismos por recomendación de la Comisión Económica para la América Latina de las Naciones Unidas. A la postre, pues, el más difícil problema que deberá afrontarse en el periodo posterior al actual, es el de la instrumentación de una estrategia dirigida a reestructurar el nuevo país, con criterio realista, sobre las nuevas bases de una democracia verdaderamente efectiva y consensual. Y que, al mismo tiempo, rechace los dislates del actual gobierno, sea capaz de construir una feliz articulación del ámbito económico con el social, político y cultural, y supere también los otros dislates, los del llamado periodo democrático. Todo lo anterior es muy fácil, decirlo. Lo verdaderamente concreto, y nada fácil, es la forma específica de alcanzar eficazmente esos objetivos clave, cuya construcción deberá ser, necesariamente, colectiva. Me permito expresar, sin embargo algunos elementos generales de la nueva estrategia que podrían servir de punto de partida a la más amplia discusión. Helos aquí: 1º El paso desde la situación económica actual, al nuevo modelo que promueva la recuperación de la unidad nacional y comience a mejorar las condiciones de vida del pueblo venezolano, no puede partir de la súbita eliminación de lo que existe y la inmediata construcción pacífica de un nuevo orden. 2º Debe ser, en cambio, el resultado de un proceso de transición programada sobre la base de algunos acuerdos generales que incorporen lo mas aceptado del modelo actual y eliminen lo que se considere 5
mayoritariamente inconveniente, mientras se ponen en marcha, con el grado de urgencia que se requiera en cada aspecto concreto, políticas, económicas, sociales, culturales, ecológicas, etc. que sustituyan o mejoren a las que han fracasado. 3º Una estrategia de este tipo debe ser construida lo más colectivamente posible, a un ritmo que permita un proceso pacífico y coherente, como elementos necesarios para facilitar la gobernabilidad del país tanto durante el proceso de transición como en el de reconstrucción de la nueva Venezuela. 4º No se trata, en síntesis, de decidir entre capitalismo y un indefinido socialismo del siglo XXI, sino de construir un orden económico y social cada vez más favorable al desarrollo integral del país; y a la justa distribución de sus resultados a escala nacional. 5º Una de las condiciones básicas para la construcción de ese nuevo orden nacional, y su cabal sistema de relaciones de autonomía y colaboración con el resto del mundo, es el respeto a todas aquellas posiciones, individuales y de grupos que estén de acuerdo con esta visión pluralista de la dinámica de la sociedad Venezolana. 6º El objetivo esencial de dicha visión es la discusión colectiva de nuestra realidad nacional, con el fin de elaborar una propuesta concreta de las transformaciones necesarias para construir el país consensualmente capaz, de satisfacer las necesidades sociales que garanticen un desarrollo armónico y auto sostenido. Será, pues, el propio proceso histórico - como, por demás ha sido siempre,- ya que ningún modo de producción de los históricamente conocidos fue previsto con anticipación por ningún hombre o grupo de hombres. 6
7º La Universidad está obligada a cumplir una crucial labor en el proceso de activa construcción de esa nueva Venezuela. No podemos limitarnos a la posición esencialmente defensiva y critica que hemos adoptado hasta ahora, sino que debemos tomar la ofensiva como aspecto fundamental de nuestra responsabilidad frente al país como centro fundamental de acumulación del conocimiento necesario para la elaboración de ese programa de cambio y de la permanente vigilancia autocrítica de su desarrollo, dentro de la acentuada fase de transformación que atraviesa el mundo contemporáneo, en la cual estamos, presenciando el progresivo derrumbe de las bases esenciales del orden capitalista reinante y el surgimiento de un nuevo sistema civilizatorio, capaz de detener además, el peligroso deterioro del medio físico planetario y su creciente incapacidad para aportar los recursos naturales necesarios para satisfacer las necesidades de una creciente población mundial. En tal contexto Venezuela aparece como uno de los países más favorecidos del mundo por la relación entre tamaño de su población y la cuantía de sus variados recursos naturales. Lo que nos ha faltado es una adecuada programación del uso de esos recursos tarea que nadie puede cumplir mejor que nuestros institutos de educación superior si nos preparamos para ello.manos a la obra. 7