ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 Nº 15 FEBRERO DE 2009 LA IMPORTANCIA DE LA AUTOESTIMA EN LA PERSONALIDAD DEL NIÑO/A DE EDUCACIÓN INFANTIL AUTORIA ROSA MARÍA MONCADA LACERAS TEMÁTICA PSICOLOGÍA ETAPA EI Resumen En el siguiente artículo se pretende dar una visión general de la importancia que tiene el poseer una buena autoestima incluso en las edades más tempranas, como es la de la etapa de infantil. La autoestima repercute en la personalidad del pequeño, así como en las de los adultos que lo rodean. A continuación se presentan algunas claves para reconocer a tiempo una baja autoestima en el niño/a y algunas estrategias para conseguir que el pequeño consiga una buena autoestima y esté satisfecho consigo mismo. Palabras clave - Autoestima. - Emocional. - Personalidad. - Imagen. - Confianza. - Temperamento. - Habilidades. - Debilidades. - Deseos. - Limitaciones.
ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 1. LA AUTOESTIMA. Nº 15 FEBRERO DE 2009 La autoestima es un tema que despierta cada día un gran interés, no solo de psicólogos si no también de madres y padres. Es una preocupación presente en muchas casas y conversaciones y también en muchos colegios. Y eso se puede entender por la relación que está teniendo la autoestima con problemas como la depresión, anorexia, timidez, abuso de drogas, y otros. Algunos expertos afirman que una baja autoestima puede llevar a una persona a tener estos problemas, mientras que una buena autoestima puede hacer con que una persona tenga confianza en sus capacidades, no se deje manipular por los demás, sea más sensible a las necesidades del otro, y entre otras cosas, que esté dispuesto a defender sus principios y valores. Lo ideal sería que tanto los padres como los maestros no se preocupasen solamente en mantener en buena salud física a sus pequeños, sino que también los mantengan en buena salud emocional. La autoestima es una pieza fundamental en la construcción de una efectiva infancia y adolescencia. 1.1. Definición de autoestima. Se puede definir la autoestima de diversas formas, pero su contexto continuará siendo el mismo. La autoestima es la conciencia de una persona de su propio valor, el punto más alto de lo que somos y de nuestras responsabilidades, con determinados aspectos buenos y otros mejorables, y la sensación gratificante de querernos y aceptarnos como somos por nosotros mismos y hacia nuestras relaciones. Es nuestro espejo real, el cual nos enseña cómo somos, qué habilidades tenemos, a través de nuestras experiencias y expectativas. Es el resultado de la relación entre el temperamento del niño y el ambiente en el que éste se desarrolla. La autoestima es un elemento básico en la formación personal de los niños. De eso dependerá su desarrollo en el aprendizaje, en las buenas relaciones, en las actividades, y por qué no decirlo, en la construcción de la felicidad. Cuando un niño adquiere una buena autoestima se sentirá competente, seguro, y valioso. Entenderá que es importante aprender, y no se sentirá disminuido cuando necesite de ayuda. Será responsable, se comunicará con fluidez, y se relacionará con los demás de una forma adecuada. Al contrario, el niño con una baja autoestima no confiará en sus propias posibilidades ni de
las de los demás. Se sentirá inferior frente a otras personas, y por lo tanto se comportará de una forma más tímida, más crítica, con poca creatividad, lo que en muchos casos le podrá llevar a desarrollar conductas agresivas, y a alejarse de sus compañeros y familiares. La autoestima no es una asignatura de un currículum escolar. Pero sí debe ser un espacio jamás ignorado por los padres y profesores. Hay que estar atentos al lado emocional de los niños. Durante la etapa desde el nacimiento a la adolescencia, por su vulnerabilidad y flexibilidad, busca mejorar la autoestima de tu hijo. Todo lo que se consigue en este periodo puede sellar su conducta y su postura hacia la vida, en la edad adulta. 1.2. Cómo estimular la autoestima de nuestros pequeños. La autoestima se construye a través de un proceso de asimilación e interiorización desde el nacimiento pero que puede modificarse a lo largo de toda la vida. Se genera por la imagen que los otros nos dan de nosotros mismos y por el valor que demos a esta imagen. Es durante la infancia y adolescencia donde la autoestima crea una marca profunda, porque es en estas etapas cuando nos encontramos más vulnerables y flexibles. Considerando que una buena autoestima hará con que el niño experimente efectos positivos como la confianza, el ánimo, el interés y el placer de aprender y de realizar sueños, es necesario que sea edificada desde que el niño sea apenas un bebé. El afecto y el cariño entre el recién nacido y sus padres, pueden ser considerados una guía de la autoestima. El bebé debe sentirse querido y abrazado por lo que es. Por eso, en el caso de que tu bebé haya nacido con alguna anomalía o deformación física, cuide para que él no sienta tu preocupación. Acércate aún más a él. El niño que no siente que es valorado por sus padres, puede desarrollar el miedo de ser abandonado. Lo mismo se debe hacer, por ejemplo, cuando el niño, en la escuela, es "rotulado" como el malo, el trasto, el impertinente, y lo único que hacen, compañeros y alumnos, es dejarle de lado, discriminarle,
haciéndole sentir marginado y rechazado por todos. Esta postura no le ayudará en absoluto. Lo que sí creará es una baja estima en el pequeño que, de seguir así, en poco tiempo podrá llevarle al fracaso escolar. Cada niño es único, y en el caso de que quieras construir una buena autoestima en tu hijo, debes considerar factores como su temperamento, sus habilidades, debilidades, mecanismos de defensa, deseos, y su nivel cognitivo. Para fomentar la autoestima del niño, se pueden seguir algunos pasos que destacamos a continuación: 1- Incentiva el desarrollo de las responsabilidades del niño. De una manera positiva, crea algunos compromisos y exija, en un clima de participación e interacción, su cumplimiento por parte del niño. 2- Da la oportunidad al niño a que tome decisiones y resuelva algún problema. 3- Refuerza con positivismo las conductas del niño. Por ejemplo, cuando él haga los deberes, o recoja sus juguetes, o se cambie de ropa solo, dígale con cariño y de forma efusiva qué mayor eres!, Gracias por ayudarme!, o lo has hecho muy bien!. En algunas casas y colegios, este refuerzo se hace a través de pequeños premios. 4- Ponga límites claros a tu hijo, enseñándole a prever las consecuencias de su conducta. Ejemplo: "Si no recoges tus juguetes, no irás al cine". Y que no haya vuelta atrás. 5- Enseña a tu hijo a resolver sus propios problemas y a aprender de sus errores y faltas, de una forma positiva. Por ejemplo, si el niño no alcanza una buena nota en una asignatura escolar, anímale a estudiar más y a prepararse para superarse en el próximo examen. De nada adelantará culpabilizarlo. El niño debe sentir que un error
puede ser convertido en un aprendizaje y, consecuentemente, que podrá arreglarlo si emplea más esfuerzo. 6- Deja de lado las críticas que nada construye. Los insultos no favorecerán a la autoestima del niño. En lugar, por ejemplo, de decir "eres un desordenado, tienes tu cuarto como una basura", mejor decir "No me gusta ver tu cuarto tan desordenado, me pone muy triste". Así, estarás demostrando que lo que a ti te disgusta es el desorden del cuarto, no el niño. La aceptación y la valoración son ladrillos básicos dentro de la construcción de una buena autoestima. El niño que se siente aceptado como es, es un niño que aprende a asumir sus errores y, posteriormente, a convertirlos en mejorías. Los padres deben tener una idea realista y clara de cómo es su hijo y quererle por todo, lo bueno y lo malo, que es. Y no dejar de asumir delante de todos, y principalmente dentro de ellos mismos, esta postura. El respeto es uno de los pilares en el trabajo de construcción de la autoestima. Es necesario valorar las calidades de los niños y darles fuerzas para que superen sus problemas, e intenten mejorar sus debilidades, respetando sobre todo su manera de ser, de pensar, de sentir. No se debe intentar cambiar a nadie. Y sí moldear lo que necesite más atención. Debemos respetar el tiempo de nuestros hijos. Cada niño evoluciona según su propio ritmo. Muchas veces los padres imaginan al niño ideal y llegan a aplastar al niño real, que nada tiene que ver con el que ellos idealizaron. Cuando eso ocurre el desarrollo personal del niño se verá trincado. Si los padres no pueden ver cómo su hijo es realmente, no le estará ayudando a conocerse a si mismo. Lo mejor, cuando existen diferencias, es ayudarle a corregir sus defectos de una forma cariñosa, positiva, fundamentada en la necesidad. Los límites y la disciplina son también una buena base en esta obra. Los niños necesitan límites firmes, consistentes, claros, y adecuados. Necesitan de una buena disciplina, y no de que les rotulen de culpables, miedosos, agresivos,... que son factores que deforman la educación.
ISSN 1988-6047 DEP. LEGAL: GR 2922/2007 Nº 15 FEBRERO DE 2009 Para que el niño/a se sienta con una buena autoestima no existen recetas preconcebidas. Lo que sí existen son algunas consideraciones que se deben tener en cuenta ya que en cualquier momento nos podrá servir de ayuda: 1- Para que un niño se sienta seguro es necesario que sea aceptado, valorado, y querido por ser como es. La seguridad hará con que el niño actúe con más libertad. 2- Para que un niño se sienta capacitado para hacer frente a las diferentes situaciones que ocurren durante su desarrollo, es necesario que sus padres les den la oportunidad de elegir, así como de equivocarse. Y proporcionarle el estímulo necesario para aceptar responsabilidades y asumir consecuencias. 3- Para que un niño se sienta integrado a su entorno es necesario que se respete su raza, religión, clase, cultura, etc. 4- Para que un niño sienta que puede superarse es necesario que algo le motive. Cabe a sus padres motivarle hacia actividades que beneficien su desarrollo personal, sin olvidarse de sus capacidades. Antes de adoptar estas consideraciones es necesario que los padres conozcan las carencias de sus hijos, así como sus calidades. Solamente así podrán evaluar en que etapa se encuentra el niño para poder echarle una mano. 1.3. Problemas de autoestima en los pequeños. A menudo nos preguntamos cómo se manifiestan los problemas de autoestima en un niño y cómo podríamos saber si tiene problemas de autoestima. Para obtener las respuestas, lo mejor es que los
padres estén atentos para detectar comportamientos que sean muestras de baja autoestima. Para eso, es necesario estar con los hijos, charlar con ellos, e interesarse por sus actividades, dudas, cuestionamientos, etc. Relacionamos aquí algunas señales de que o todo va bien o de que algo va mal. Una baja autoestima desencadena un tipo de comportamiento. Normalmente, durante su desarrollo los niños suelen presentar muchas alteraciones de conducta. Y eso es totalmente normal ya que el niño necesitará contrastar distintas situaciones. Pero existen actuaciones que persisten y se convierten en comportamientos casi crónicos. Por ejemplo, cuando el niño empieza a evitar actividades intelectuales, deportivas o sociales por miedo al fracaso; cuando engaña, miente, y echa la culpa a los demás; cuando, por no confiar en sí mismo y en su capacidad, se hace el pequeño delante de los demás; cuando se vuelve agresivo o violento, y extremadamente tímido; cuando se niega a todo y se muestra frustrado delante de cualquier situación, o cuando la opinión ajena domina sus decisiones. Cuando eso ocurra, lo primero es acércate más al niño, tener conciencia del problema que tiene, e intentar ayudarlo como sea. El apoyo de la familia es fundamental en el proceso de recuperación. Pero si ves que la situación es más seria y crees que requiere la ayuda de un especialista, no pienses dos veces antes de acoger a este servicio. Mejor sanar que lamentarse después. El papel de la escuela también es importante ya que es la que debe tener habilidad y medios para identificar el problema y a ayudar al niño en dar una salida a estos sentimientos tan distorsionados que le causan tantos problemas. Una buena autoestima desencadena el siguiente tipo de comportamiento. Por lo general un niño con buena autoestima suele demostrar el deseo de intentar cosas nuevas, de aprender, de probar nuevas actividades; de ser responsable de sus propios actos; de tener
comportamientos pro-sociales; de tener confianza en sí mismo y en sus capacidades; de colaborar con los demás; de reconocer sus errores y aprender con ellos. En estos casos, no hay nada con que preocuparse. El niño estará construyendo una buena autoestima. Pero no conviene olvidarse de que ni él/ella ni nosotros somos perfectos, y por lo tanto habrá que esperar comportamientos de enfado o disgusto cuando algunas tareas no les salgan como es esperado, ya que ellos también irán formando su personalidad en base a sus logros y limitaciones (y en esta etapa los están experimentando y descubriendo). BIBLIOGRAFÍA: - Gessell (1989). El niño de 1 a 5 años. Barcelona: Paidós. - Musen, Conger y Kagan (1988). Aspectos esenciales del desarrollo de la personalidad en el niño. México: Trillas. Autoría Nombre y Apellidos: Rosa María Moncada Laceras. Centro, localidad, provincia: La Línea de la Concepción, Cádiz. E-MAIL: meiga3@hotmail.com