Peculiaridades de la recepción, acogida y clasificación en urgencias pediátricas. Autor: Antonio Ángel Salvador Gómez. María Victoria Sánchez Moreno Palabas claves: triaje pediátrico, triángulo evaluación pediátrico. Urgencias en niños Resumen: Objetivo: Diferenciar el proceso del triaje pediátrico con el adulto. métodos y materiales: búsqueda bibliográfica en las bases de datos Pubmed, medline, Cochrane plus y Google scholar con su posterior revisión de los artículos más actuales. Resultados y discusión: El triaje pediátrico es complejo ya que los síntomas y signos suelen ser diferentes a los de la población adulta. A estas características fisiológicas se añade situaciones especiales. Para empezar, el interlocutor sobre todo a edades tempranas no es el enfermo, sino que suelen ser los acompañantes quienes indican que han notado y cuál es la razón de haber ido al SUP, además los niños suelen ser tímidos y esquivos, por lo que su exploración resulta aún más dificultosa. Para realizar un triaje correcto a un niño deberemos: 1. Interferir lo menos posible en el estado basal del niño 2. Ganar su confianza 3. Adaptarse a la edad del niño 4. Evitar sustos Tras lo revisado se puede establecer la siguiente secuencia de valoración pediátrica en el triaje: 1. Triángulo de Evaluación Pediátrica (TEP) SIN MANOS. 2. Valoración del ABCDE. 3. Asignar un nivel de prioridad, basado en el sistema de triaje que use cada respectivo servicio. Conclusiones: Resulta de vital importancia a la hora de realizar el triaje, que el personal que lo realice posea la mayor experiencia posible, la clasificación se base en sistemas de triaje estructurado y utilice herramientas validadas y de amplio uso. Introducción y antecedentes: Durante los últimos años se viene produciendo un aumento progresivo en la demanda de asistencia en los servicios de urgencia hospitalarios (SUH), tanto generales como pediátricos. Este incremento se debe preferentemente a patologías banales que, debido a unos conocimientos insuficientes, y muchas veces equivocados, hacen que la familia sea incapaz de soportar la patología del niño, que le resulta angustiosa y difícil de valorar. Por todo ello, la urgencia pediátrica ha llegado a constituir hoy día una forma esencial de la asistencia pediátrica. La consecuencia directa de todo lo anterior es la saturación del servicio de urgencias pediátrico hospitalario (SUP) con patología banal, que resta tiempo para la adecuada valoración del enfermo verdaderamente urgente. La creación de áreas de clasificación o triaje son en tal sentido una respuesta para organizar la asistencia urgente en función de la gravedad objetiva. El proceso de clasificación permite, mediante una valoración rápida, determinar las prioridades asistenciales acordes con el nivel de gravedad y ubicar al paciente en el área apropiada.
El concepto de triaje se ha definido como el proceso de valoración clínica preliminar que ordena los pacientes en función de su urgencia/gravedad antes de la valoración diagnóstica y terapéutica completa. Puede ser también definido como recepción, acogida y clasificación (RAC), que es el término acuñado por la Sociedad Española de Enfermería de Urgencias y Emergencias. Este garantiza la categorización de los pacientes con el objetivo de que los pacientes más urgentes sean visitados prioritariamente. La clasificación se realiza en función de protocolos, algoritmos o guías de actuación específicos de cada unidad, clasificándose los pacientes en distintos niveles de prioridad según el hospital. En el momento actual, existen varios modelos de clasificación normalizados, universalizados, estructurados y estandarizados, de 5 niveles adaptados al área de urgencias que son aceptados y validados de forma universal por las asociaciones de urgencias y emergencias de varios países. Se han desarrollado diferentes modelos de triaje estructurado diseñados para adultos que han tenido que ser adaptados para su utilización en la población pediátrica ya que esta población presenta unas características propias. La población pediátrica viene definida por ser pacientes menores de 14 años. Dentro de esta población existen diferentes grupos según su edad: RN: 0 30 días Lactantes: 1 mes 1año 1 3 años 3 10 años 10 14 años El triaje pediátrico es complejo ya que los síntomas, signos y diagnósticos finales suelen ser diferentes a los de la población adulta. A estas características fisiológicas que hacen que el triaje en la población pediátrica sea diferente al de los adultos, se le suma situaciones especiales asociadas como puede ser la dificultad de obtener de los niños las respuestas necesarias sobre síntomas, signos y evolución de los mismos. Además de tener en consideración la implicación de los padres durante la estancia en los servicios de urgencias. Durante el triaje pediátrico en urgencias la relación o el trato con los padres por parte del profesional a cargo es un proceso de gran importancia Por todo lo anterior, la evaluación del paciente pediátrico en el servicio de urgencias es un reto para el personal sanitario, debido a la ansiedad del paciente, el cuidador y del profesional frente al paciente en estado crítico, cuyo pronóstico depende de la gravedad de su patología, su identificación precoz y su manejo rápido y acertado, requiriendo toma de decisiones clínicas difíciles en corto tiempo. Por ello se han desarrollado herramientas cómo el triángulo de evaluación pediátrico y se han adaptado los principales sistemas de clasificación internacionales a las características pediátricas. Objetivos Mencionar las peculiaridades de la clasificación a pacientes pediátricos. Fomentar el desarrollo de sistemas de clasificación específicos para niños.
Diferenciar el proceso del triaje pediátrico con el adulto. Metodología Se realizó una búsqueda bibliográfica en las bases de datos Pubmed, medline, Cochrane plus y Google scholar con las palabras clave o indicadores siguientes: Triaje, triaje pediátrico, urgencias, urgencias en el niño y triángulo evaluación pediátrica. De los artículos obtenidos se seleccionaron los artículos más actuales y acordes al objetivo de la publicación. Tras esto, se ejecutó una lectura crítica de todos los artículos, seleccionando los aspectos que a mi entender resultaban más interesantes y relevantes, dando lugar a los siguientes resultados y conclusiones basados en los artículos revisados. Resultados Un sistema sanitario que tiene como base la Calidad, establece su eficiencia en que cada persona debe ser atendida en el nivel asistencial y por el profesional que requiere su problema de salud. La enfermera es uno de los principales proveedores de servicios, por tanto, es razonable pensar en estrategias organizativas orientadas a mejorar su eficiencia y buscar su máxima potencialidad. Las recomendaciones de diferentes asociaciones científicas como la SEMES, el Grupo Español de Triaje Manchester, y la SEEUE aconsejan que esta función sea realizada por enfermería. También los artículos 52, 53 y 54 del Real Decreto 1231/2001, de 8 de noviembre, por el que se aprueban los Estatutos Generales de la Organización Colegial de Enfermería en España y el artículo 59, puntos 4 y 9, del estatuto del personal sanitario no facultativo van en esta dirección. Como se ha dicho, el triaje pediátrico es complejo ya que los síntomas y signos suelen ser diferentes a los de la población adulta. A estas características fisiológicas se añade situaciones especiales. Para empezar, el interlocutor sobre todo a edades tempranas no es el enfermo, sino que suelen ser los acompañantes quienes indican que han notado y cuál es la razón de haber ido al SUP, además los niños suelen ser tímidos y esquivos cuando se trata de entablar relación con el personal sanitario y en especial cuando se encuentran mal, por lo que su exploración resulta aún más dificultosa. A todo esto, hay que añadir que existe una gran variabilidad en constantes, signos clínicos y patologías según la edad del paciente que visite el servicio de urgencias. Por todo lo dicho, se deduce una mayor necesidad de observar y explorar al paciente pediátrico con más atención. En diferentes publicaciones se ha demostrado que un triaje sensible a las constantes mejora la supervivencia de los pacientes atendidos en un servicio de urgencias. Por otro lado, las constantes vitales deben estar parametrizadas para cada motivo de consulta y adaptadas en nuestro caso a la edad de nuestro paciente. Tabla 1.
Tabla 1 Para realizar un triaje correcto a un niño deberemos seguir las siguientes pautas: 1. Interferir lo menos posible en el estado basal del niño (evitar efecto bata blanca ) 2. Ganar su confianza 3. Adaptarse a la edad del niño 4. Evitar sustos Tras lo revisado se puede establecer la siguiente secuencia de valoración pediátrica en el triaje: 4. Triángulo de Evaluación Pediátrica (TEP) SIN MANOS. Este debe realizarse sin tocar al niño solo mediante la observación basándonos en su apariencia, su respiración y su circulación. 5. Tras la valoración mediante el TEP pasaremos a la valoración del ABCDE este ya si se realiza con las manos. Valoraremos: Vía aérea (A), respiración (B), circulación (C), neurológico y por último una valoración externa (E). 6. Con todo lo anterior el profesional que realiza el triaje puede hacerse una impresión general que finalizará asignando un nivel de prioridad, basado en el sistema de triaje que use cada respectivo servicio. Tras todo lo expuesto, resulta evidente que el profesional sanitario encargado de hacer el triaje debe ser personal enfermero con experiencia profesional, observador y entrenado en el uso de las herramientas y sistemas de triaje adaptados al paciente pediátrico. Discusión y aplicaciones a la práctica El aumento de la frecuentación de los Servicios de Urgencias es un fenómeno asistencial y sociológico imparable e incuestionable. La creación de áreas de clasificación son en tal sentido una respuesta para organizar la asistencia urgente en función de la gravedad objetiva. La clasificación debe realizarse en función de protocolos, algoritmos o guías de actuación específicos de cada unidad, clasificándose los pacientes en distintos niveles de prioridad según el hospital. Tenemos que tener en cuenta que la clasificación de un
paciente puede cambiar en cualquier momento. Por lo que el triaje debe ser un proceso dinámico con evaluaciones posteriores al pasar el tiempo estipulado. En caso de duda o dificultad para asignar la prioridad se elegirá siempre el nivel de mayor gravedad. Resulta de vital importancia a la hora de realizar el triaje, que el personal que lo realice posea la mayor experiencia posible, la clasificación se base en sistemas de triaje estructurado y utilice herramientas validadas y de amplio uso. Por eso resulta primordial que el personal sanitario además de su experiencia profesional se forme en recepción, acogida y clasificación tanto de adultos como de niños ya que cuanto más formado y más experiencia tenga quien realice estas funciones. Más eficiente será y se ajustará más a la gravedad real del paciente de una forma cada vez más rápida y precisa Bibliografía actualizada. 1. Sánchez Bermejo R, Cortés Fadrique C, Rincón Fraile B, Fernández Centeno E, Peña Cueva S, De las Heras Castro EM. El triaje en urgencias en los hospitales españoles. Emergencias 2013; 25: 66-70. 2. Salvador Gómez AA, Sánchez Moreno MV, Clasificación avanzada en urgencias por enfermería. Gestión compartida de la demanda mediante flujo de pacientes no urgentes, Ciberrevista enfermeriadeurgencias.com, 47, (2016). 3. Carballo Cardona C. Triaje avanzado: es la hora de dar un paso adelante. Emergencias 2015; 27: 332-335. 4. Lugo S, Pavlicich V. Aplicación del Triángulo de Evaluación Pediátrica al sistema de clasificación de triaje en un Servicio de Urgencias. Pediatr. (Asunción), Vol. 39; Nº 1; Abril 2012, pág. 27 32.