Jaime Sabines Poeta de la catarsis

Transcripción

1 Jaime Sabines Poeta de la catarsis Por Rosa Elena Sánchez México, D.F., 29 de diciembre de 2014 A 15 años de su muerte, ocurrida el 19 de marzo de 1999, Jaime Sabines tiene el mérito de que lectores de diferentes generaciones lo sigan leyendo y declamando, porque prácticamente cualquiera puede identificarse con lo que escribió, al figurar de manera tan vívida las emociones humanas. Poeta de la catarsis, quien nos lleva a sentir el amor, la tristeza, el dolor, la desesperación, la pasión, el deseo y las más íntimas sensaciones del ser humano. Por la realidad sentimental contada en sus escritos, lo llamaron el francotirador de la literatura, el poeta de la vida y la muerte. Un hombre que vivió la cotidianidad, que gozó jugar a las canicas, al trompo, correr en su niñez por las calles húmedas de Tuxtla 1

2 Gutiérrez, Chiapas, lugar al que llegó su padre, Julio Sabines, en 1914, proveniente de Líbano. De él, Jaime heredó el gusto por la literatura, como alguna vez lo refirió. Sobre don Julio, el escritor describió todo el sentimiento que le provocaba en los versos titulados Algo sobre la muerte del mayor Sabines : Amo tus canas, tu mentón austero, tu boca firme y tu mirada abierta, tu pecho vasto y sólido y certero. 1 Sabines consideró este poema como su mejor trabajo, en el que desborda el coraje, la tristeza y la impotencia ante la enfermedad que llevó a su padre a la muerte. Fue el relato de su luto, del dolor que ese quebranto le provocó, por lo que en sus líneas renegó: Maldito el que crea que esto es un poema!. Aquí aborda apasionadamente el tema de la muerte, que fue una constante en su poesía. 1 Sabines, Jaime. Algo sobre la muerte del mayor Sabines, en Recuento de Poemas 1950/1993, Joaquín Mortiz;México, 1957, 286 pp. Esperar que murieras era morir despacio, estar goteando del tubo de la muerte, morir poco, a pedazos. 2 Jaime Sabines, nacido el 25 de marzo de 1926, tenía sangre política por genética de su madre, Luz Gutiérrez Moguel, mujer de alta sociedad, descendiente del general Joaquín Miguel Gutiérrez Canales, gobernador de Chiapas de 1830 a 1838, y a quien se honra con el nombre de la capital chiapaneca,tuxtla Gutiérrez. Con esa otra pasión, fue diputadodos veces por el PRI, de manera local en 1976 en Chiapas, y en 1988 fue representante en el Palacio de San Lázaro. La muerte de su madre en 1966, cinco años después de la del mayor Sabines, provocó Doña Luz XVII, fragmento de su poemario Maltiempo, en el quenuevamente reniega de la muerte y lo que siente después de esta nueva pérdida. 2 Sabines, Jaime. Algo sobre la muerte del mayor Sabines, en Recuento de Poemas 1950/1993, Joaquín Mortiz; México, 1957, 286 pp. Jaime Sabines, poeta de la catarsis 2

3 No somos nada, nadie, madre, es inútil vivir pero es más inútil morir. 3 En 1945, a los 19 años, el poeta viajó al Distrito Federal para ingresar a la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde comenzó sus estudios como médico, pero desertó porque se dio cuenta de que no era su vocación, y regresó a su tierra, cuna de los zoques y los mayas. Sin embargo, en 1949 decidió retornar a la capital mexicana para inscribirse de nueva cuenta en la UNAM, esta vez en la Facultad de Filosofía y Letras. En una entrevista con la periodista Pilar Jiménez Trejo, de la revista Este país, justo un año antes de su muerte, el autor relató que en aquella época, entre 1949 y 1951, llevaba una vida tranquila. Por las mañanas, lo primero que hacía era calentar agua para preparar su café y acompañarlo con un cigarrillo, costumbre que continuó por el resto de 3 Sabines, Jaime. Doña Luz XVII, en Recuento de Poemas 1950/1993, Joaquín Mortiz; México, 1957, 286 pp. su vida. Después se ponía a leer y escribir hasta las tres de la tarde, cuando hacía pausa para ir a comer y dirigirse a la Universidad, en donde permanecía toda la tarde, hasta las 8 de la noche. Más tarde, pasaba a algún lugar a tomar un café con leche, un pan o cualquier cosa. Ya en su cuarto, ubicado en el número 43 de República de Cuba, cercano a la Plaza de Santo Domingo en el que sólo había un ropero, una cama, una mesita y una silla leía hasta la una de la mañana, mientras escuchaba a bajo volumen música clásica de Claude Debussy, Wolfgang Amadeus Mozart, Johann Sebastian Bach y Ludwig van Beethoven, en la XLA, sintonizada en su pequeño radio. Según confesó a la periodista Jiménez, en esos días era frecuente para Sabines amanecer triste, preocupado, angustiado o sufrir de insomnio, causa acaso de su fecundidad literaria. Se tomaba los sábados para hacer vida social y emborracharse, jugar póker de a 20 centavos, declamar, leer capítulos de alguna novela u Jaime Sabines, poeta de la catarsis 3

4 Los amorosos se ponen a cantar entre labios una canción no aprendida, y se van llorando, llorando, la hermosa vida. 4 En 1952, el autor tuvo que regresar a Chiapas para apoyar en el negocio familiar, ya que la salud de su padre era delicada y su hermano se postuló para diputado. Acostumbrado a los pájaros carpinteros, el papamoscas y la cercana selva, continúo con su trabajo de escritura diaria. En 1959, recibió el Premio Chiapas, tras haber editado La Señal (1951), Adán y Eva (1952) y Tarumba (1956). Muchas de sus cartas y poemas las dedicó a Josefa Rodríguez Zebadúa, Chepita, odontóloga chiapaneca, con quien se casó en 1953, y a quien dedicó cartas y poemas durante toda su vida. obra de teatro. Entre sus amigos estaban Emilio Carballido, Sergio Galindo, Rosario Castellanos y Efrén Hernández; este último le presentó a Juan Rulfo, Juan José Arreola y Pita Amor. En 1950, publicó Horal, recuento de poemas que termina con Los Amorosos, su obra más reconocida. De ésta, Sabines expresó: Todo lo que se plantea ahí es lo que he hecho a lo largo de mi vida y en muchos sentidos el poema anticipa toda mi obra poética. Los grandes temas ya estaban ahí: la soledad, el amor, la muerte, el tiempo, el cuerpo. Sabines incluso afirmó que, sin quererlo, sin pensarlo y sin premeditarlo, todos los poemas que escribió los hizo desarrollando el tema de Los amorosos. Siempre estás a mi lado y yo te lo agradezco. cuando la cólera me muerde, o cuando estoy triste untado con el bálsamo para la tristeza como para morirme apareces distante, intocable, junto a mí. 5 Los reconocimientos literarios fueron múltiplespara este hombre romántico, que con su voz grave y pausada, hizo única la lectura de sus poemas. En 1959 recibió el Premio Chiapas, otorgado por El Ateneo de Ciencias y Artes de su estado. Obtuvo el galardón Xavier Villaurrutia, en 1972; el Elías Sourasky, en 1982; el Premio Nacional de Ciencias y Artes Lingüísticas y Literatura, en 1983; el Juchiman de Plata, en 1986; la presea Ciudad de México, en 1991; la medallabelisario Domínguez, en 1994, y el Premio Mazatlán de Literatura, en Sabines, Jaime. Los Amorosos, en Recuento de Poemas1950/1993, Joaquín Mortiz; México, 1957, 286 pp. 5 Sabines, Jaime. Otra carta, en Recuento de Poemas 1950/1993, Joaquín Mortiz; México, 1957, 286 pp. Jaime Sabines, poeta de la catarsis 4

5 En 1997, el Gobierno de la Ciudad de México le ofreció un homenaje, por su aportación a la literatura mexicana. Dos años después, fallece víctima del maldito cáncer como llamó a esta enfermedad que acabó con la vida de su padre, en la Ciudad de México. A la chingada la muerte!, dije, sombra de mis sueño, perversión de los ángeles, y me entregué a morir como una piedra al río, como un disparo al vuelo de los pájaros. 6 La traducción de su trabajo a más de 12 idiomas lo convirtió, sin duda alguna, en un escritor universal. Leer Diario semanario y poemas en prosa (1961), Yuria (1967),Maltiempo (1972) ynuevo recuento de poemas (1977) será siempre una delicia, que llenará de sensaciones cada segundo de lectura. El Nobel de Literatura, Octavio Paz, dijo en 1966 de Jaime Sabines: Su humor es una lluvia de bofetadas, su risa termina en un aullido, su cólera es asedosa y ternura colérica. Pasa del jardín de la infancia a la sala de cirugía. Para Sabines todos los días son el primer y último día del mundo. 6 Sabines, Jaime. Algo sobre la muerte del mayor Sabines, en Recuento de Poemas1950/1993, Joaquín Mortiz; México, 1957, 286 pp. Jaime Sabines, poeta de la catarsis 5